El sábado 14 de abril de 2007, en la Casa Diocesana Ntra. Sra. de Loreto, en Pinar del Río, se efectuó con gran alegría y satisfacción por parte de padres, profesores y alumnos, la primera graduación de la Comunidad Educativa Taller Juan Pablo II, inaugurada el 14 de octubre de 2006 para cooperar, con la familia y la escuela, en la educación de niños de 4to. 5to. y 6to. grados y, al mismo tiempo, ir aplicando el Proyecto Educativo para Cuba que fue el resultado de año y medio de un Itinerario de Reflexión animado por el Grupo de Educadores del Centro Cívico.
Veinte familias matricularon a sus hijos y se comprometieron a vivir este proyecto como parte principal de la comunidad educativa que se fue formando entre padres, alumnos y maestros. Los lazos de amistad, corresponsabilidad y visión de futuro, fueron ciñendo en cada familia y en el equipo del Centro cívico una razón para la esperanza.
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Los niños de la Comunidad Educativa
en una sesión del Taller. |
Luego de entonar el Himno Nacional, las palabras iniciales estuvieron a cargo del Ing. Virgilio Toledo López, uno de los promotores de esta comunidad educativa y la Lic. María Caridad Gálvez Chiú, asesora pedagógica del proyecto, quien rindió un breve informe sobre los resultados obtenidos desde el punto de vista de la aplicación práctica del Itinerario de Reflexión educativa para Cuba.
A continuación, hicieron uso de la palabra un alumno, un profesor y un padre de familia para expresar su propia experiencia y opinión sobre esta obra destinada a complementar la labor de la familia y la escuela.
La parte cultural estuvo a cargo de los mismos alumnos que presentaron algunas obras teatrales y musicales preparadas en comunidad, con muchas horas de esfuerzo y ensayos. Esta primera graduación y todas las demás actividades de la Comunidad Educativa Taller Juan Pablo II, serán recopilados y entregados a las familias como testimonio de una etapa, pequeña pero hermosa y distinta en la educación de sus hijos y nietos.
Al final el Ing. Dagoberto Valdés, director del CFCR, entregó a los alumnos los Certificados, un álbum con las fotos de padres, alumnos y profesores que formamos la comunidad educativa y unos sencillos presentes que servirán de recuerdo de este bello inicio de una pequeña e incipiente comunidad educativa cuya semilla, estamos seguros, germinará un día, cuando amanezca la esperanza.
Se cierra un ciclo, pero se abrió un surco y todos, padres, maestros y alumnos, pudimos pasar de la teoría reflexionada a la experiencia práctica realizada en corresponsabilidad, poniendo el corazón y el alma en estas “señales en la noche” lanzadas desde una pequeña comunidad educativa en Pinar del Río, y que anuncian a la familia cubana que es posible y además muy necesario y generador de felicidad para todos, aquel deseo expresado por el recordado Papa Juan Pablo II en Santa Clara, en 1998: “La familia, la escuela y la Iglesia deben formar una comunidad educativa para que los cubanos puedan crecer en humanidad”.
Ahora, al cerrar esta primera experiencia en Pinar, podemos decirle al Papa-Mensajero de la Verdad y de la Esperanza en Cuba: ¡Santo Padre, por Usted no ha quedado!/ Dagoberto Valdés