Revista Vitral No. 76 * año XIII * noviembre - diciembre de 2006


SUELTO

 

LO QUE EXTRAÑA MICAELA

JOSEFINA DE DIEGO

 

 

 

 

El  nuevo  hit  musical  en  la  Isla es una conga. Hace ya un tiempo  se  oye y se disfruta. ¿Qué hay de raro en esto, en un país  donde  la  conga  es la reina de los carnavales y de las fiestas  populares? ¿Por qué ha desplazado a otros ritmos, más de moda, y a otras orquestas, más famosas?
En primer lugar, porque es una excelente pieza musical, con todos los componentes clásicos de la conga tradicional (corneta china,  tambores, coro, ritmo, voz del solista), más un arreglo que la distingue, con violines, y que le aportan una sonoridad extraña y ajena. Pero también porque es una conga melancólica, que narra una historia de desarraigo y tristeza. Aunque usted no lo crea, el tema principal de esta conga es la tragedia que persigue a este país –y a tantísimos otros, sin dudas— desde hace ya unos cuantos siglos: el exilio.   La  conga  comienza  así: “Micaela se fue pa’ otra tierra buscando caminos / que por buenos o malos / quién sabe / dispuso el destino / sólo vive llorando, sufriendo y pensando en su vino...”. Desde el comienzo queda clara toda la historia: Micaela se ha ido de Cuba a buscar una nueva vida, otra distinta a la que tiene y le ofrecen aquí, por las razones que sean, el cantante-narrador no entra en detalles.
Nadie cuestiona el hecho de que Micaela haya renunciado a vivir en su tierra, se acepta, como algo natural, más bien como algo cotidiano. Es cierto que los cubanos, a lo largo de toda su historia (los ejemplos sobran entre los políticos, filósofos y escritores del siglo XIX, entre ellos Félix Varela, José María Heredia, Gertrudis Gómez de Avellaneda, José  Martí), han tenido que exiliarse debido a la situación política en la Isla. Igual ha sucedido en todo el mundo, fenómeno que se ha agudizado en estos últimos años, como consecuencia de la extensión de la pobreza y la miseria en muchas partes de este infeliz globo terráqueo. Pero nunca antes la cantidad de cubanos exiliados fue tan grande como ahora: se calcula que, al menos, el diez por ciento de la población cubana —suma nada despreciable— vive “en otras tierras, buscando caminos”.
García  Márquez, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de  Literatura, en  1982, afirmaba, alarmado, al comentar una cifra similar: “de Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el diez por ciento de su población (...). El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una población más numerosa que Noruega”.

Las Micaelas y Micaelos

El  exilio  grande  comenzó en la década de los años sesenta y los primeros en irse fueron las personas que pertenecían a las clases  sociales más  acomodadas. Pero  el  exilio  no se ha detenido, por el contrario, se ha expandido y crecido, y ya en 1980, en el famoso “Éxodo del Mariel”, se fueron, en unas semanas, más de 125.000 personas, en su inmensa mayoría de extracción muy humilde; y en 1994, en sólo unos pocos días, más de 30.000: comenzaban a irse también las «Micaelas» y «Micaelos».
Las  fugas,  a través de balsas improvisadas, ha sido un goteo incesante, diario. Los más pobres se van en balsas; los que pueden tomar un avión, se quedan en algún aeropuerto; los que pueden pagar a traficantes humanos, se van en lanchas; muchos se prostituyen y se casan con extranjeros. El número de desaparecidos algún día se sabrá, pero los cálculos aproximados indican que los muertos tratando de cruzar el Estrecho de la Florida suman ya miles.
Entonces,  Micaela se fue a otro país, quizás casada con algún extranjero, y extraña su vino, afirma el cantante. Pero el coro enseguida nos aclara:”que no es vino, señor / e’ aguardiente señor / es la conga, señor / santiaguera...”. El cantante continúa: ”Nada  la contenta / solamente piensa / y sólo la  atormenta  el dolor. /Dicen que se muere / dicen que ella quiere / lo que ya no tiene... / que es arrollar”.
¿Dónde  está  la  pobre Micaela? Quizás en algún país europeo, con  nieve y frío. Posiblemente Micaela vive en ese país mucho mejor  que  en Cuba, seguro no le falta ningún bien material y es  muy  probable  que  mantenga a toda su familia y a algunos amigos  de  su islita lejana. Así le pasa a muchos emigrantes, en  todas  partes  del  mundo,  es verdad, pero también sucede aquí.
El  cantante  sigue con su historia, pero hay cierta inquietud en  su  narración, como si no estuvieran claras las razones de la  infelicidad de la santiaguera: “Micaela se fue y sólo vive llorando”,  a  lo que el coro le responde, “dicen que la conga es lo que está extrañando...” .”Dicen...”, no hay seguridad, para después afirmar: “Pero Micaela sigue recordando...”. La letra de la conga continúa y se aparta, un poco, de la historia inicial, aunque mantiene, todo el tiempo, ese tono triste y melancólico.

La partida de Max Beckmann. (1932-1933, Museo de Arte Moderno, Nueva York), refleja su consternación por el ascenso del nacionalsocialismo.
Fue pintado inmediatamente después de que los nazis lo destituyeran
del cargo de profesor de arte en la Escuela de Arte Städel de Frankfurt
por considerarlo degenerado.

El tema del exilio

Los grandes poetas de nuestro país, los grandes intelectuales, escribieron poemas y tratados valiosísimos sobre la tragedia del emigrante, la tristeza insoportable de vivir lejos del país en el que uno nació y jugó de niño, en el lugar donde están los recuerdos más queridos. Y le cantaron a las palmas, al arroyo de la sierra..., porque la patria está formada por algo más que sus símbolos, sus héroes y su historia. Cuando la gente vive fuera de su país, no extraña las cosas abstractas: añora su casa, el olor de su barrio, sus costumbres, el ruido de sus calles, sus amigos, su familia, su idioma. Creo que nunca antes el tema del exilio se había reflejado en una forma tan popular como lo es la conga. Y pienso que lo que esto refleja es la extensión de esa tragedia a los sectores más pobres y marginales de la población.
Micaela recuerda y extraña lo que recuerdan y extrañan todos: su país. Nada la contentará, como dice la canción. Micaela tendrá que seguir arrollando en sus sueños.

 

 

Revista Vitral No. 76 * año XIII * noviembre - diciembre de 2006
Josefina de Diego
(La Habana)
Economista y escritora. Ha publicado El reino del abuelo, 1993, es miembro del Consejo de Redacción de Encuentro.