La sustitución de los nombres antiguos, tradicionales y populares, de las calles siempre ha sido un grave error, salvo algunas excepciones. Los nombres primitivos de las calles recogen, respetan y conservan la tradición y la leyenda popular que son parte principalísima de la vida de los pueblos, y en esencia de su carácter y de su espíritu. Al quitarle a las calles los nuevos nombres que en su mayoría nadie conoce y nadie usa, se acaba con el contraproducente resultado que se ha obtenido al ponerlos.
Muchos de esos nombre antiguos de nuestras calles no fueron puestos por gobernante alguno sino por el propio pueblo, debido a circunstancias o acontecimientos de la localidad.
Asimismo, la mayoría de esos nombres antiguos no se recogen en las Actas Capitulares del Ayuntamiento Municipal. No hemos encontrado dato alguno que nos indique la imposición de esos nombres a las calles primitivas de la población, sino que estos iban quedando denominados a través de los años.
Como se ha visto, esos nombres antiguos de nuestras calles datan de muchos años, de varias generaciones; de abuelos a padres y de padres a hijos. Y al cambiarlos por otros nombres, el público no ha hecho caso del cambio, y forzado por el hábito, la costumbre y la tradición, ha prescindido de él, se ha rebelado contra el mismo y sigue denominando a esas calles por sus nombres primitivos. Las personalidades nacionales y extranjeras que se ha querido honrar, las fechas o acontecimientos patrióticos que se quiso rememorar, en realidad recibirán esa pública consagración, cuando sus nombres los lleven calles nuevas, innominadas.
Es bueno aclarar que muchas de nuestras vías públicas que llevaban nombres de personalidades que jugaron un papel importante en el progreso de nuestra ciudad se cambiaron por otros, también de hombres muy valiosos, pero considero que no era lo más correcto. En ese caso los nombres primitivos han ido prevaleciendo.
Es honesto y necesario aclarar que fui uno de los primeros en caer en este lamentable error por la poca visión que tenía en aquel entonces (1968), sin valorar los resultados que esto implicaría en el transcurso del tiempo.
A continuación señalamos el origen de los nombres de la mayoría de las calles de la ciudad de Pinar del Río:
VELEZ CAVIEDES: El asiento de Pinar del Río, colocado en las márgenes del río Guamá a finales del siglo XVII, vino a convertirse en el primitivo vecindario. Allí fueron construidas unas 25 casuchas, entre ellas el curato de la incipiente población del partido de San Rosendo, situado en las inmediaciones de los caminos de abajo y del sur, precisamente donde convergen las calles de Isabel Rubio y Vélez Caviedes. Esta calle se le conocía desde sus inicios como camino de Los Marañones, llamados así por la profusión de marañones en ambos lugares del camino.
En el tramo comprendido desde la calle Real o Mayor hacia el sur se le conocía en aquel entonces como camino de San Mateo por conducir hasta la laguna de su nombre. Después de cruzar el río Guamá se denominaba camino real de La Habana o camino de Vuelta-abajo.
Con el fallecimiento de José Vélez Caviedes y Vélez Mora, natural de Herrera de Ibis, Provincia de Santander, España, ocurrido el 27 de enero de 1886, el Ayuntamiento, en reconocimiento a sus méritos por la contribución a los progresos que se sucedieron en aquel entonces en Pinar del Río, adoptó el acuerdo de ponerle su nombre a la calle de Los Marañones Vélez Caviedes, fue presidente de la Junta de Patronato de la Diputación Provincial.
ISABEL RUBIO: Esta calle se conoció al principio como camino del Sur que convergía, al llegar a la aldea de Pinar del Río, con el que después sería la calle Recreo. Esta calle también se le llamó General Cayetano Merguiso, en honor al Jefe de Operaciones del ejército español en Vuelta-abajo, y posteriormente Capitana Isabel Rubio, aunque parte del público ha seguido llamándole Recreo.
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Vista parcial de la calle Isabel Rubio, pavimentada
durante el período de gobierno de Agapito Guerra. |
JOSÉ MARTÍ: Esta calle, la principal arteria de la ciudad, fue la tercera que surgió como tal, mejor dicho, como camino, conocido como Real o Mayor del pueblo. El 11 de agosto de 1897 el Ayuntamiento pinareño tomó el acuerdo de cambiar el nombre de dicha calle por Antonio Cánovas del Castillo quien, siendo Presidente del Consejo de Ministros de España, había sido muerto a tiros por el anarquista español Miguel Anglodillo Carbay . El 22 de noviembre de 1899 Alfredo Porta Rojas propuso al Ayuntamiento sustituir el nombre de Cánovas del Castillo por el de José Martí, alma de la Guerra de Independencia de 1895, siendo aprobado por unanimidad. Indistintamente esta calle se le llama Real y Martí, pero debe prevalecer el nombre del mártir de Dos Ríos.
Es de interés que se conozca que en el plano de la ciudad levantado por el topógrafo Carlé Casadeval en 1844, la calle Real o Mayor se extendía por el este hasta la calle Colón, existiendo más allá de ese lugar una finca llamada “La Chiquita” que la unía por el noroeste con el potrero de Los Marañones, actualmente Reparto Carlos Manuel, y hacia el suroeste con el conuco de los Cavada que se extendía más allá del ferrocarril. Extendiendo la calle Real o Mayor del pueblo se construiría un paseo rectangular conocido como La Alameda, lugar de esparcimiento de los antiguos pobladores. Este paseo desapareció y su espacio fue utilizado para la instalación de circos, caballitos y otras atracciones del poblado.
No fue hasta el año 1916 en que fue construido el paseo Don Tomás Estrada Palma por el alcalde Juan María Cavada. Este bello paseo, que se extendía más allá de la calle Cavada, siempre fue la atracción del pueblo pinareño, tanto es así que aunque desapareció en 1949 por negligencias del gobierno, todavía es lugar añorado por nuestro pueblo.
AVENIDA DE LA ALAMEDA: Esta avenida hacia el oeste de la calle Real o Mayor (hoy Martí) se extendía hasta unirse al Camino Real de las vegas del Cangre. A partir de 1863, al construirse el Hospital “San Isidro” (posteriormente Escuela Normal), se le llamó calle del Hospital, después Alameda por los grandes árboles que bordeaban el lugar. Posteriormente se le llamó Leandro González Alcorta, quien fuera el primer Secretario del Instituto de Segunda Enseñanza y posteriormente su Director. Alcorta, además, fue un luchador de ideas separatistas del colonialismo español en Cuba. Alcorta residió en esa avenida próxima a la calle Méndez Capote. Fue también impulsor de la educación en Pinar del Río.
CALLE MÁXIMO GÓMEZ: Fue conocida como calle Nueva y posteriormente llevó el nombre del Santo Patrón de Pinar del Río, San Rosendo. Por acuerdo del Ayuntamiento pinareño el 8 de marzo de 1899, se dio cuenta de una moción del concejal Manuel Valdés Suárez que proponía el cambio del nombre de San Rosendo por el de General Máximo Gómez, en atención al apoyo brindado en conquistar la libertad de Cuba del colonialismo español, la que fue aprobada.
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Calle José Martí, esquina Recreo. |
YAGRUMA: Nombrada así por los frondosos árboles de este nombre que la circundaban. Fue conocida además como calle de la Fuente por el surtidor de agua que se construyó en 1861 en la esquina de esta calle con la de Cuartel, el cual abastecía de agua a toda la población. También se le llamó camino del volcán por considerarse como tal, en aquellos tiempos memorables, el Cerro de Cabra. Posteriormente el Ayuntamiento acordó ponerle el nombre del destacado médico Antonio Rubio y Díaz Pimienta quien tuvo un papel importante en el campo de la medicina además de Catedrático del Instituto de Segunda Enseñanza y Jefe Local de Sanidad en esta ciudad.
CALLE ANTONIO MACEO: Era conocida como calle de la Cárcel, en el tramo comprendido desde la Plaza de Armas hasta el camino del Guayabo (Galiano). También como camino a La Coloma, pero desde el camino de Río Feo, posteriormente San Juan, y desde esta calle a Rosario fue nombrada esta cuadra como Chirigota. Años después se le llamó Simón Ros de quien solo conocemos que tenía instalada una bodega en el kilómetro 10 de la carretera a Viñales, la cual aparece en el Registro Mercantil del Ayuntamiento. En la segunda mitad del siglo antepasado se comenzó a llamar Cástor Méndez Núñez quien había enviado una flota para bombardear el puerto del Callao y la ciudad de Valparaíso en 1846. Este nombre perduró hasta el 4 de enero de 1899, cuando, reunido el Ayuntamiento pinareño, el concejal Atilio Fernández propuso cambiarle el nombre a esta calle por el del Lugarteniente General Antonio de la Caridad Maceo y Grajales como homenaje a sus reconocidos méritos por la libertad de Cuba.
CALLE VIRTUDES: Esta calle se extiende desde el antiguo cementerio, construido en el año 1839 por el presbítero Antonio Llópiz, hasta la calle Colón, última calle del poblado en aquella época y “camino del cementerio” hasta la calle Galiano; posteriormente, desde la calle Rosario hasta Vélez Caviedes se le denominaba calle “de las Virtudes” por ser una zona de tolerancia. De la calle Galiano al camino del Río Feo se le conocía como camino de Sigaray; desde Rosario a San Juan camino de California. Por acuerdo del Ayuntamiento de Pinar del Río se le designó calle del Presidente Wilson y por último se le llamó Tiburcio Pérez Castañeda por ser Marqués de Las Taironas.
CALLE SOL: Esta calle, que se extendía desde la calle Luz Zaldívar, recibía el nombre de Rastro Viejo por el construido en la intersección de esta calle y Recreo en 1858, que desapareció en 1892 al ser trasladado para el Reparto Vélez. En la sesión del Ayuntamiento del 17 de septiembre de 1913 se le cambió el nombre por el de calle Sol a propuesta del concejal Francisco B. Sarmiento.