El leproso
Toda mi piel manchada.
Como salpicada
de lo que el mundo
no necesita.
Físicamente vulnerable,
envuelto de dolor.
Lejos de todo,
de todos.
Llevado a la afueras,
allá,
de donde no pudieron
regresar nunca,
traspasado por una realidad
sin salida…
y me atrevo a acercarme a ti
y decirte:
“Si quieres puedes curarme”.
Hoy todos los ruidos
han hecho silencio
Hoy todos los ruidos
han hecho silencio
y unidas las luces
a una sola luz,
despiertan a prisa
a todos los hombres
pues Cristo ha vencido
el dolor pasó.
María volvió
y en cada palabra
nos trae la esperanza
nos dice ¡que es cierto,
que ha visto al señor!
No hay nadie,
está solo;
el sepulcro abierto
y con él, el sol,
la vida, la tierra, la palabra,
el cielo…
tú y yo.
Cristo, nuestro hermano,
quien ayer moría
¡Hoy Resucitó!
Sitio
Has llegado sin sitio
cruzando el inconveniente
de sentirte rechazado.
Aceptando llegar como tantos
sin un lugar amable donde estrenar
la vida que comienza.
Has llegado sin sitio
y sobre lo humilde
te instalas para siempre,
haciéndote uno más
de los primeros
que llegan a adorarte.
Has llegado sin sitio
al lugar
que por ti y para ti
fue creado,
y entre pajas y hojas
decides amar eternamente.
Has llegado sin sitio
tan pequeño y tan frágil,
tú que eres el refugio
legítimo del hombre.
Jesús que naces
Acógenos a todos, a todas,
en tu abrazo
para que el mundo no quede
sin lugar y sin sitio.
Leví – Mateo
Has dejado tu puesto a la sombra,
tus ropas caras,
tu rostro imponente
y esas amistades que representan
largos años de comodidad.
Has dejado inconcluso
el último dictamen
para Juan el alfarero,
cuando poniendo ante Yahvé
todo su mundo pobre
vino a pagar
mas allá de su bolsillo
lo que quisieras.
Hoy has dejado
de dolerle a tu pueblo,
y te has sentado a la mesa con la vida
y allí, junto a ella,
haciéndote hermano,
has entregado el corazón.
Amaneciendo
¿Qué te hace regresar, María?
¿Por qué no esperas
que amanezca?
Aún es de noche
y Él
está muerto.
¡Mira! estás sola,
todos se han ido
y bien seguros
se que estarán.
¿Por qué no dejas
que pase el tiempo?
Todo se borra
y ya mañana
no llorarás.
¿Por qué regresas
como esperando?
¿Por qué, María?
¿Tan de mañana?
¿Por qué será?
En cada cosa
Hay que buscar más hondo
en cada cosa,
en estas
demasiado sencillas
a nuestros ojos.
Hay que buscar allí,
porque allí pasa
Dios con calma,
abrazado a lo pequeño,
amando
lo no amable humanamente.
Hay que tirar las formas,
los ropajes, los ritos…
porque todo sobra a su estancia.
Hay que mirar sin prisa
para que no se escape
ni el más pequeño roce
de su huella.
|
Jesús lava los pies a sus discípulos |
Ven, Señor
Ven, Señor, a mi lugar
de entradas y salidas.
A este espacio mío
donde habitan
tantas cosas y tanta gente.
Donde hay tanto bien y tanto mal.
Ven
a donde estoy,
donde me encuentro.
Aquí,
donde te necesito tanto.
Sin armas
Para llegar a ti, hermano mío,
tengo que abandonar todas mis armas.
Para encontrarme contigo
es un deber para mí
despojarme de esta desconfianza,
de estas sin razones
que me privan tanto de la felicidad.
Para poder quedarme en tu mirada,
y traducir yo de la tuya
ese universo bueno que escondes,
no necesito esta coraza dura
insensible
que solo muestra lo más incierto de mí.
Hoy no nos puede vencer
la ideología, ni los falsos discursos,
déjalos que peleen ellos.
Haz este encuentro humano,
bañado por Dios,
yo llegaré a cambiar contigo
esta historia que empieza hoy con hojas blancas.
Quiero darte mi mano
sin armas.
Quiero darte mi tiempo y mi espacio sin trueque.
Quiero que sepas que estoy aquí,
hermano mío, mi real compañero.
Dejemos juntos estrenar hoy
esta ilusión que tiene Dios desde el principio.
No mañana
No mañana, ahora,
destruye
mis muros levantados frente a ti.
El frío y la heladez
de mi conciencia.
Dale vista a mis ojos
para verte.
Vida a mi carne
para que no pases junto a mí
sin que lo sepa.
Pon mi corazón
junto al tuyo,
y déjalo allí,…
No mañana, ahora.
Salmo a Cuba
Dios bueno y Padre nuestro
es fácil descubrirte enamorado y tierno
sobre la gente humilde, el campesino, obrero,
sobre la gente buena de mi tierra.
Lo dicen las estrellas y las verdes palmeras
reflejando tú en ellas nuestros más altos sueños;
y lo dijo Colón cuando vio que no había
más belleza en la tierra.
En Cuba estás, Dios nuestro,
en cada son cubano, en el tabaco, el ron,
en el negro y el blanco,
en cada hermano nuestro
que llora porque tiene
que abandonar su tierra,
para mandar de lejos sustento a los que deja.
Estás, aunque parezca que no estás y te alejas,
en las mesas redondas, en batallas de ideas,
en sentencias injustas,
en delaciones violentas.
Estás, Jesús hermano, en todas las conciencias
que encierran por temor
a que brillen y amanezca.
En todos los que sueñan con una Cuba nueva,
donde la libertad ondee como bandera.
Estás porque es más fuerte tu amor y tu paciencia.
En cada casa estás, abriendo tú la puerta,
acogiendo fraterno, sirviendo sin reservas.
Y se queda tu rostro confundido en el padre,
en la madre que llega, después de la faena,
o la abuela que busca al niño en la escuela.
Estás, mi Dios, en Cuba en esta iglesia nuestra,
enséñanos a darte, a compartir tu esencia.
Que acompañemos fieles al pueblo que te espera.
Bendícenos Señor, bendice nuestra tierra.
Amén.
Cada mañana
“Existe una belleza divina
en cada hombre, en cada mujer,
ella misma nos pide
descubrirla en nosotros cada mañana”.
Me despierto, es lunes;
me asomo a la ventana
y escucho tantas sonrisas pequeñas
dispuestas a enfrentarse con el porvenir
en un alboroto de alegría
y palabras juntas
que llega hasta la escuela.
Me asomo un poco más
y toma cuerpo
toda esta banda de música
perfecta, minúscula y humana.
Estoy ante la vida.
Ya van pasando frente a mi,
y cada cuerpecito
es una historia,
es un regalo,
es un don de Dios para mi pueblo.
En ellos está la Cuba nueva que soñamos,
que esperamos tanto.
Siento dejarles tan poco para empezar.
Ya no quiero verlos como yo,
como mis padres;
no quiero para ellos
una vida compacta,
toda mezclada en una masa
donde se desfigura la identidad.
No es posible seguir viéndolos lejos
en el momento en que sus ojos descubren,
por primera vez, que su mundo es precioso.
Quiero tener para ellos una familia
donde construyan y crezcan
en el calor de la casa, en el calor del amor.
Son nuestros niños
los que pasan;
y es este lunes quien me los regala,
quien confía en mí para educarlos,
quien me invita a soñar
una vez más.
Pecado y Gracia
Génesis 3
Desfiguradamente ahora
me tengo que esconder
de tu mirada,
y me pierdo de pasear contigo
y de volver a tomar juntos
el aire fresco de la tarde.
Estrechamente aquí
me quedo,
detrás
de este disfraz que ahora me
cubre,
a mí que tanto me gustaba
correr libre,
transparente,
teniendo como ropas
Tu presencia.
Definitivamente, quiero
volver a ti, mi Dios,
y ser lo que soñamos
cuando te amaba más.
Dime, por favor, qué hacer
para intentarlo.