Revista Vitral No. 75 * año XIII * septiembre-octubre de 2006


NUESTRA HISTORIA

 

EL CUARTO PODER
EN LOS PALACIOS

JESÚS MARCOS GARCÍA VÁZQUEZ

 

 

 

A principios de los años veinte del siglo pasado un grupo de intelectuales, de variadas nacionalidades, fletaron un pequeño y cómodo barco para dar un viaje alrededor del mundo. Dentro de aquellas figuras del arte y las letras se encontraba el reconocido y notorio escritor español Vicente Blasco Ibáñez, de ideas liberales y republicanas. El paquebote, que partió de Nueva York, hizo escala en La Habana y sus ilustrísimos pasajeros tomaron tierra y pasaron varios días interesándose por el panorama cultural y social de la capital cubana.
El autor de Sangre y arena y Los cuatro jinetes del Apocalipsis, al concluir esta gira internacional, escribió el libro La vuelta al mundo de un novelista donde plasmó sus impresiones y lo que consideraba más trascendental de lo observado en los países visitados. Con la genial destreza narrativa que lo caracterizó, Blasco Ibáñez hizo sus observaciones sobre La Habana de entonces y sus moradores. Le llamó grandemente la atención, y así lo reflejó en su libro, la constante alegría del habanero, su inseparable sonrisa y su inclinación festiva, la pulcritud y elegancia en el vestir con sus zapatos siempre lustrosos.
También fue objeto de atención del laureado escritor español la vida nocturna de la Habana por la gran cantidad y variedad de establecimientos de distracción y diversión existentes, lugares para todos los gustos y al alcance de todos los bolsillos y donde los habaneros, personal de tránsito y turistas se divertían a sus anchas, llegándola a bautizar con el seudónimo de La bulliciosa de América, expresando que la vida en La Habana comenzaba a partir de las diez de la noche.

Parroquia de Los Palacios.


En su narración el autor menciona del mismo modo la gran cantidad de periódicos, revistas, folletos y panfletos que se leían en La Habana y en algunas otras provincias y pueblos; la mayor parte de este material de información era de manufactura cubana pero otros procedían del extranjero, llegando a manifestar el autor español que en la capital cubana se consumía más papel periódico que en la ciudad de Nueva York.
Por esa época La Habana también fue visitada por el filósofo y escritor argentino José Ingenieros, invitado para ofrecer un ciclo de conferencias en la Universidad de la Habana. El creador de Las fuerzas morales y El hombre mediocre se maravilló ante lo informada que se encontraba la juventud cubana de todos los acontecimientos mundiales y sus afanes culturales y de participación.
En su magistral obra El espíritu de las leyes (1748-1750), el barón de Montesquieu establece los tres poderes existentes en un estado democrático; ejecutivo, legislativo y judicial. Años más adelante otros pensadores sociales y políticos establecieron la existencia de un cuarto poder representado por la prensa, que constituye una poderosa institución pues puede ser un medio fundamental de crítica a los gobiernos, lo que siempre es conveniente en la democracia.
Este cuarto poder se puso de manifiesto en Los Palacios cuando el proyecto de construcción del paseo llegaba solamente de la esquina de Bárcenas (Calle 20) hasta frente al entonces Club Hispano Cubano (Calle 28), quedando tres cuadras hacía el oeste sin recibir los beneficios de esta construcción. De inmediato las voces de protesta se hicieron sentir y en la imprenta El Esfuerzo de Alberto Fontela se ideó la impresión de un cártel que exhibía a un hombre elegantemente vestido de la cintura para arriba (de cuello, corbata, saco y sombrero) pero en calzoncillos. Acompañaba a este cártel un letrero que decía: así quedará el paseo de Los palacios. De este cómico e ingenioso cártel se hicieron infinidad de copias que fueron situadas en lugares públicos. Los políticos del pueblo se vieron obligados a reflexionar ante este novedoso hecho y obtener los fondos económicos necesarios para llevar la construcción del paseo hasta el lugar deseado.
Después de relatarse, a modo de introducción, la opinión de dos grandes de la literatura universal que visitaron Cuba y apreciaron en toda su magnitud; aspectos, costumbres y gustos de los cubanos de aquellos días, se reseña la anécdota surgida del proyecto de construcción del paseo de Los Palacios y el papel que jugó un impreso para la solución de esta situación en beneficio de la comunidad.
En Los Palacios siempre se contó con fuerzas vivas dentro de la población que lo situaron en posiciones cimeras en las esferas sociales, recreativas y culturales. El espíritu creativo de los palaceños se puso de manifiesto en diversas publicaciones:
- La antorcha del progreso, en el año 1907 ve la luz esta pequeña revista quincenal que se convirtió en la primera publicación palaceña, publicada por la logia masónica Montecristi, de reciente fundación. Además de su contenido masónico, aparecían en sus páginas artículos de carácter cultural, histórico, social y anuncios comerciales. Su director fue el Hno: Juan G. González y su administrador Francisco Gutiérrez.
- El mosquito, revista ilustrada, de salida mensual, su primer número apareció en febrero de 1920. De carácter social y político. Directores y propietarios: Octavio S. Martínez y Manuel Medel Nodarse, administrador: Andrés Álvarez Nodarse, Jefe de redacción: Armando Valverde.
- El faro, tabloide de salida semanal, fundado en 1928, de corte social, anuncios y político. Su director Antonio Valdés Falero, hijo del prestigioso educador Antonio Valdés Valdés.
- La saeta, fundado en 1929, con salida semanal y carácter social y político. Sus páginas servían de hostigamiento y crítica al gobierno de Machado. Fundado y dirigido por Armando L. Lemus del Castillo; por esta publicación pudo después ingresar en la Escuela de Periodismo.
- El clarín, periódico quincenal. En sus páginas se anunciaban productos y comercios, además de temas sociales, deportivos y políticos. Fundado en 1934 fue dirigido por Julio Chavarri, conocido popularmente por el Marqués de la Cabaña.
- El esfuerzo, fundado por el Padre Claudio Ojea en 1942, de tirada quincenal, Fue su director Tomás Cabrera Bustillo, sub-director Miguel Díaz Machó, administrador Abelardo Fúster Crespo y jefe de circulación Sergio Puig Nardo. Se editaba en una imprenta propiedad de la iglesia, creada por el Padre Ojea y situada en un recinto de la catequesis. Se dedicaba este periódico a anuncios comerciales y tenía secciones sociales, religiosas y de literatura.
- La voz de la parroquia, publicación mensual de la Parroquia Jesús Nazareno de Los Palacios. Fue fundada en enero de 1954 y sus páginas sólo se dedicaban a asuntos de la religión y la iglesia.
- El látigo, fue fundado en San Diego de los Baños en 1956 por Ángel Valdés, quien era su director. Salida quincenal. Anunciaba comercios de la localidad y productos, crónicas sociales y deportivas. Sus oficinas se encontraban en la calle Amistad de San Diego.
- Rebeldía estudiantil, esta pequeña publicación apareció a mediados del año 1956, dirigida por la profesora María del Pino Guerra y escrita por los alumnos de séptimo y octavo grados de la Academia Luz y Caballero. Se imprimía en la imprenta El Esfuerzo, ubicada en Los Palacios.
- El relámpago, fue fundado a finales del año 1956 por un grupo de jóvenes palaceños, en su mayoría estudiantes. Su periodicidad era semanal y consistía en una publicación de una sola página, hecha en una copiadora (mimeógrafo). Su director era Efrén Toledo Valdés, el jefe de redacción Orlando Gotera, ilustrador Luis Ramírez Cabañas, mecanógrafo Leonel Abay, jefes de circulación Silvio Petreca y Luis Jacinto Bárbaro Puentes Fernández (Pilingo). Su precio era de $0,05 (cinco centavos) se dedicaba a anuncios del comercio del pueblo, chismecitos y temas juveniles, crónicas de cine y letras de las canciones en boga.
- El palaceño, al desaparecer El relámpago a principios de 1957, la idea sirvió para que otros palaceños, con más recursos e influencias, fundaran una revista ilustrada mensual con este nombre. Aparecía mensualmente con un valor de diez centavos ($0,10). En sus páginas no publicaban artículos con tendencia a la ficción, más bien su tendencia era social y económica mediante los anuncios. Algunas entrevistas a personalidades del mundo industrial de la localidad fueron publicadas en sus páginas y, en cuanto a lo político fue desde su inicio muy conservadora.
- Sol, con el objeto de suprimir a la revista El palaceño ese nombre regionalista y dotarla de uno más universal, en enero de 1958 se comenzó a llamar Sol, con el eslogan La revista de Vueltabajo. Esta revista era miembro de la Asociación Nacional de la Prensa Plana y contribuía al retiro periodístico. Su Consejo de Redacción se encontraba en Los Palacios y se editaba en la Imprenta Hermanos Trujillo de Artemisa. Su presidente y director fue Evelio Velis Medina, vice-director Félix Ortega Fúster, secretaria Margarita Barroso Viñas y jefe de redacción Eloy E. Cruz Delgado. Estaba protegida por las siguientes instituciones locales: Club Hispano Cubano, Asociación de Colonos del Central La Francia y Cámara de Comercio de Los Palacios. Se vendía en todos los pueblos de la provincia y anunciaba casas comerciales de distintos lugares del territorio pinareño.

Imprentas:

Existieron varias imprentas, se recuerdan las de:

- Imprenta Vivanco, Calle 23 (Maceo). Años 1930
- Imprenta de Luís Estrada, Calle 23 (Maceo). Años 1930-1940
- Imprenta El Esfuerzo, Calle 23 (Maceo). Primero en la Catequesis del Padre Claudio Ojea (1942-1946), después de Alberto Fontela (1946-1979)

En Los Palacios diariamente se leían los periódicos habaneros; Diario de la marina, El país, El mundo, Excelsior, Ataja, Prensa libre y otros. Las revistas semanales; Bohemia, Vanidades, Carteles, Romances, Ecos, Life en español y otras más sin olvidar Selecciones del Reader Digest y el semanario cómico Zig-Zag. Los llamados muñequitos (cómics) con las andanzas de los personajes de Walt Disney, Tarzán, El llanero solitario y muchos más de este mundo maravilloso y mágico del agrado de todos, niños y mayores. En la céntrica Calle Maceo, en lo que pudiera llamarse el «down-town» palaceño, se encontraba la barbería de Jesús Romero y, en el frontispicio del edificio, un enorme letrero que decía publicaciones romero. En aquel lugar, además de un pelado o un afeitado, se podían obtener algunas de estas publicaciones. Los repartidores de periódicos los vendían por la calle y lo llevaban al hogar de los suscriptores, además de los estanquillos de venta, como el existente en la vidriera del Hotel Casanueva.
Bien probado queda a través de esta reseña, cómo «el cuarto poder» ha sido y es anhelo nunca extinguido del alma de los hijos de este pedazo de tierra cubana, que jamás fue remiso a la idea de la libertad, ni a la sed de cultura, ni al impulso de la generosidad humana.

Bibliografía:

-”La antorcha del progreso”. Cuba en la mano (Archivo Nacional)
-Periódico El esfuerzo (Museo de Los Palacios)
-Revista El mosquito (Museo de Los Palacios)
-Archivos de la Gran Logia de Cuba de AL y AM
-Archivos de la Logia Montecristi
-Lasco Ibáñez, Vicente. La vuelta al mundo de un novelista. Edit. Sopena. Buenos Aires. 1935.
-de Secondat, Carlos (Barón de Montesquieu). El espíritu de las leyes. Edit. Ciencias Sociales.
C. de La Habana. 1989.
-Gotera, Osvaldo. Recordando a Los Palacios, (tomos I y II). s/e; s/l; s/f.
-Entrevistas a Orlando Núñez y Tomás Cabrera.

 

 

Revista Vitral No. 75 * año XIII * septiembre-octubre de 2006
Jesús Marcos García Vázquez
V/ Maestro Logia Montecristi. Los Palacios. Pinar del Río.