Desde que se fundó el Comité Todo por Pinar del Río, en aquella memorable fecha del 26 de noviembre de 1941, comenzó una nueva cruzada cívica bajo la divisa de higienizar a nuestra ciudad pinareña, conocida en aquel entonces con el sobrenombre de. “La Cenicienta” por el total abandono en que se encontraba por parte de las esferas sociales.
Pronto aquellos decididos ciudadanos se dieron a la tarea de agrupar alrededor de la incipiente institución cívica a cientos de hombres y mujeres, que después sumarían miles, con el noble propósito de contribuir en la labor de limpieza y sanidad, domingo tras domingo, en los cuatro barrios urbanos en que se dividía la ciudad. Aquella decidida labor por el adecentamiento público que lo vio nacer fue el origen de la movilización de decenas de camiones que se sumaron, llenos de fe y entusiasmo, a la recogida y limpieza de basuras y escombros de su querido terruño.
Ante aquellos hechos extraordinarios, el Comité Todo por Pinar del Río, pronto se dio a la tarea de lanzar otros planes más ambiciosos, como la pavimentación de calles, canalización y entubamiento de todas las aguas albañales, extinción de moscas y mosquitos, petrolización, limpieza y ornato público y su conservación, regadío de las calles, etc, que contribuyeron a una mayor sanidad e higiene.
Con el aporte del pueblo, constituido en el Comité de los Mil y otros aportes voluntarios, más la recaudación en actividades culturales y recreativas, como verbenas, tómbolas, la participación de los niños en la recogida en alcancías solicitando un centavo para el Comité, se afianzó esta hermosa jornada por el auge de la sanidad e higiene de la población.
Aquel esfuerzo meritísimo, formado al calor de una ciudadanía consciente, se hizo acreedor del reconocimiento de todo un pueblo y representó una clarinada de rebeldía cívica que dejaría atrás aquel bochornoso calificativo de "La Cenicienta" que fuimos a la realidad que somos: La hospitalaria de Cuba, llegamos a aquella hermosa meta con la frente muy en alto y el espíritu alentado por las actividades creadoras y la fe en la institución de un pueblo agradecido
El Comité Todo por Pinar del Río no conforme con lo realizado, se propuso nuevas metas necesarias para la ambientación de la ciudad entre las que incluyó un complejo cultural.
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Vista del paseo Antonio Maceo a
finales de la década del 40. |
La celebración del IV Congreso Nacional de Arquitectos, que tuvo como sede Pinar del Río, fue el evento propicio para la presentación de varias mociones. Entre ellas, con la presencia del arquitecto Manuel Febles, Ministro de Obras Públicas, aparece la siguiente:
POR CUANTO: Ha sido norma de estos Congresos, como deferencia a la localidad en que se reúne, considerar y, en caso de justicia, apoyar aquellas ansias populares de mejoramiento local.
POR CUANTO: El Comité Todo por Pinar del Río ha donado al pueblo de Pinar del Río una hermosa estatua del Titán de Bronce..
POR CUANTO: El antes citado Comité realiza gestiones ante el Ministerio de Obras Públicas para el emplazamiento de dicha estatua en el referido parque
POR CUANTO: El delegado que suscribe tiene a bien someter a la consideración de los señores congresistas la siguiente:
MOCIÓN.
Se acuerda solidarizarse con el Comité Todo por Pinar del Río ysus gestiones ante el Señor Ministro de Obras Públicas, tendientes al emplazamiento de la estatua de bronce del General Antonio Maceo y Grajales, donada por el Comité Todo por Pinar del Río al pueblo pinareño, en el parque que lleva el nombre del referido patriota.
Pinar del Río, diciembre 11 de 1948.
Fdo: José Rodríguez Cruz.
El plan del Comité Todo por Pinar del Río concebía dotar a nuestra ciudad con un Complejo Cultural que sirviera como ambientación y recreación de la familia pinareña.
Esta hermosa aspiración sería admiración de propios y extraños y Pinar del Río, como ciudad capital de la provincia, contaría con una plaza que sería orgullo y regocijo por el emplazamiento de la estatua del Lugarteniente General Antonio de la Caridad Maceo y Grajales en un territorio donde libró cientos de combates por la verdadera independencia y libertad de Cuba.
Según el plano que indica el lugar del emplazamiento, la estatua de bronce tendría una altura de 3 metros; el pedestal, combinación de piedras de Jaimanitas y Capellanías sería de 5,60 metros. Sería la segunda en importancia de Cuba. La misma se emplazaría en la manzana comprendida desde la calle Colón, hasta la calle Martí, parte de esta calle hasta la Avenida o Calzada de La Coloma y de esta a Máximo Gómez. El complejo cultural se uniría con el paseo Don Tomás Estrada Palma. Recordemos que el Paseo Antonio Maceo se extiende hasta la calle Virtudes.
Con ese propósito el Comité Todo por Pinar del Río se dirigió al Ayuntamiento para comunicarle lo acordado y este trató el asunto. Ya el Ministerio de Obras Públicas había dispuesto la expropiación de la manzana comprendida entre las calles Martí, Calzada de La Coloma, Máximo Gómez y Colón, que sería punto de partida del nuevo paseo a principios del año 1945, siendo su constructor el Ingeniero Vivanco.
La idea del emplazamiento de la estatua en el lugar acordado fue motivo de discusiones en las sesiones del Ayuntamiento del 31 de marzo y primero de noviembre de 1951, cuatro años después de la solicitud del Comité Todo por Pinar del Río. Mientras tanto, la estatua seguía depositada en el local del Centro de Veteranos.
Pocas manos, movidas por el egoísmo, la codicia y la ambición, fueron las culpables de que esta obra monumental se frustrara. Es digno destacar la actitud asumida por Francisco Canosa Crespo, que aún siendo el más afectado por la expropiación, como dueño de la ferretería La Popular, fue el único que dio un paso adelante al construir el edificio de dos plantas en la esquina de Coloma y Máximo Gómez, donde ubicaría dicho establecimiento. Canosa Crespo fue un fiel admirador de la obra sacratísima del Comité Todo por Pinar del Río, del cual siempre fue promotor.
Fueron esos pocos egoístas quienes lejos de apoyar al Comité Todo por Pinar del Río, para ver convertida en realidad esta magna obra, se adelantaron e hicieron desaparecer dos de las joyas más preciadas por los pinareños en el año 1949 . Nos referimos al hermoso paseo de Tomás Estrada Palma, conocido como Malecón, que sería parte del Complejo Cultural, y el entrañable Parque de la Independencia, teniendo en cuenta que ambos reunían todos los valores históricos, arquitectónicos y ambientales.
De todos los sentimientos ninguno es más natural que el amor por el terruño en que vivimos los primeros años. El terruño habla a nuestros recuerdos más íntimos. Todo lo suyo lo sentimos nuestro y nos parece también que en algún modo le perteneces…. En el terruño se forman las intimidades de colegio y se sienten las inquietudes del primer amor. Nada en él nos es desconocido. Ningún concepto político determina este sentimiento natural.
Por todos esos sentimientos nos lacera el alma y nos duele cuando hay unas pocas personas ingratas que frenan y dilatan en todos los términos el desarrollo social, político, económico y cultural de los pueblos.
Los pinareños que peinamos canas no pudimos concretar nuestros anhelos, inspirados por el Comité Todo por Pinar del Río, de contar con uno de los más bellos lugares de la ciudad representado en la Plaza del Lugar Teniente General Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, que hoy sería orgullo también de las presentes generaciones.
Pasados más de 57 años recordamos con una triste mirada aquellos parques y paseos, incluyendo la Alameda con sus frondosos árboles donde respirábamos el perfume de sus flores al vaivén del fresco en sus ramas.
Nunca te olvidaremos Tebelio, ni al resto de la directiva del Comité Todo por Pinar del Río. Siempre los tendremos presentes, porque nos enseñaron a amar aún más nuestro terruño.