Revista Vitral No. 74 * año XIII * julio-agosto de 2006


LECTURA

 

PRESENTACIÓN DE LOS LIBROS
PREMIOS VITRAL 2005

BÁRBARA MARÍA VENTO TIELVES
RAFAEL A. BERNAL CASTELLANOS

 

 

 

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
PREMIO LITERATURA INFANTIL:
LA MAGIA DE MIS BOLSILLOS


BÁRABARA MARÍA VENTO TIELVES

Hacer la presentación de un libro destinado a los niños es siempre una tarea difícil, y quien piense que no es así (por el simple hecho de pertenecer a ese género que muchos subvaloran y que se ha hecho costumbre denominar “literatura infantil o para niños”) está en un grave error pues quienes nos dedicamos a esta complicada labor, sabemos del alto precio que ella exige, primero, impedir que el amor encuentre frontera para sus alas, segundo, mantener despierto siempre al niño que nos habita y tercero, no olvidar nunca que la magia puede sorprendernos en cualquier rincón del universo.
Benigno Horta Hermida, el autor de este excelente libro de poesías que hoy presentamos, la descubrió un día, apenas escondida en uno de sus bolsillos, diciéndole así:
En los bolsillos
yo guardo estrellas
¿Tú quieres una?
si la deseas,
cierra los ojos
y sueña, sueña
cómo te atrapan
las cosas bellas
así, sencillo,
tan solo piensa
que va a tus manos.
¡Y está de vuelta!
Da vuelta a las manos del poeta para convertirse en versos que bordan todo un mundo de imaginaciones. Aquí están presentes los recuerdos más gratos, los amigos que nos roban un pedazo del cariño, los juegos, los caprichos, el tiempo que juega a ser noche y día, calor, frío, la infancia que busca en cada sueño su propio camino y la magia, cómplice secreta de tanta ternura que brota como manantial diáfano de las palabras con las que el autor viste todos sus anhelos.
Benigno Horta nos entrega en un lenguaje sencillo, sin rebuscamiento y con un perfecto dominio del verso, este libro en el cual, como dice en uno de sus versos, “traza con rasgo ligero / lo mucho que yo te quiero”. Y segura estoy que los niños se lo agradecieron, como agradecerán también las excitantes ilustraciones de Margot Rodríguez que recrean estas páginas con tierno desenfado.

Bárbara M. Vento y Benigno Horta,
durante la presentación del libro.


La magia de mis bolsillos escapa entonces de los sueños para recordarnos que:
Si no brotan flores
en tu primavera
¡vístela de luces
con polvo de estrellas!
Pinta girasoles
por la yerba seca,
cantos de esperanza
sobre las tormentas.
Haz llover la risa
en cascada inmensa
que riegue los campos
y cierre sus grietas.
Si toca a tu puerta,
cansada…¿qué esperas?
Ruégale pasar,
no dejes que muera.
Y para que así sea, dejaremos abierta la puerta. Tomemos de la mano a este canto de esperanza y, cabalgando en la fantasía, regresemos a la infancia que nos anida en el pecho, aquella que siempre sabrá como guardar, intacta y pura, toda la magia del mundo dentro de un bolsillo.

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
PREMIO ENSAYO VITRAL 2005:
LA EVIDENCIA DE NUESTRO TIEMPO


RAFEL A. BERNAL CASTELLANOS

Uno de los rasgos consustanciales del ser humano a través de las épocas ha sido extender certificado de propiedad a cuanto le rodea y él considere que vale la pena hacerlo; así ha llamado mío no sólo a sus más elementales propiedades –como lo son sus órganos vitales– o a cuestiones de dudosa e inmaterial concreción (entiéndase el caso desde el ejemplo de: “mis ideas”) tan solo porque el mero hecho de la derivación le daba la pertenencia, o, lo que es más interesante, factores que lo superan en todas las dimensiones pero ha querido controlar como es el caso del lapso en que vive.
Tal vez sea esa la razón por la que se ha visto precisado a establecer largos tratados y complejas legislaciones que demuestren tal posesión; sin embargo pocas veces ha vuelto los ojos hacia un factor más trascendente: cuánto de mí hay en las ideas que defiendo al atribuirme el tiempo que habito.
He ahí el mérito de La evidencia de nuestro tiempo, libro premiado en el Concurso Vitral 2005 en el género Ensayo y que se debe a la autoría de Orlando Freire, abordar desde un genuino sentido de identidad, no de posesión, las particularidades de un acontecer que, aunque nos supera en permanencia, ha dejado en cada uno una impresión que pudiéramos llamar genética, pues nos hace hijos de un siglo que no agrupa precisamente 100 años.
Hace tiempo los investigadores adoptaron el consenso de que los siglos centenarios son una categoría cronológica que no tiene que coincidir exactamente con el devenir de esos grandes sucesos que la humanidad suele llamar Historia; desde esa perspectiva el siglo XX comenzó con el fin de la I Guerra Mundial y concluyó con la caída del Muro de Berlín. Orlando Freire en este premio de Ensayo del Concurso Vitral 2005, se adentra en esa etapa, a la que identifica como “nuestro tiempo”, a partir de la figura de un singular filósofo español –José Ortega y Gasset– que ha sido asumido y atacado por tirios y troyanos precisamente por la crudeza con que distinguió las penas, penurias y vergüenzas con que cada clan ha querido apoderarse del momento en que ha existido; desde esas evidencias se ha proyectado sobre un suceso que ha distinguido estos años: la lucha por globalizar, ya sea al capitalismo como al socialismo, como tarea mesiánica de grupos, más que de individuos, y querer imponer ideas que los pueblos no han podido hacer suyas, porque desde sus inicios, han carecido de una realidad: la presencia inmediata de una genuina fraternidad de individualidades.
Como libro La evidencia de nuestro tiempo resulta una singular propuesta de análisis del totalitarismo de cualquier color escrito en un lenguaje que cumple con el difícil requisito de ser técnico y cotidiano; la abundante y variada bibliografía consultada y la sólida capacidad de análisis del autor permiten comunicar a ese ser común que siente suyo este tiempo la evidente necesidad de hacer del Estado “...un organismo armonizador de las disidencias interiores “ como pedía Ortega y Gasset.
El tránsito, profundamente meditado, por las circunstancias y actuaciones de los sistemas gobernantes en el siglo XX permite al autor arribar a sólidas y sinceras conclusiones que demuestran no sólo verdades soslayadas en otros textos, sino las evidencias de que si queremos hacer nuestro el tiempo en que vivimos, es indispensable asumir su propiedad no solo por decretos sino por hechos, y este libro es, quizá, el primer paso.

Autores y presentadores de los libros premiados en el Concurso
Vitral 2005. De izquierda a derecha:Orlando Freire, Benigno Horta,
Bárbara M. Vento, Rafael A. Bernal y Jorge Domingo.


Tal vez la primera impresión de quien abra estas páginas sea considerarlo conservador o con informaciones caducas al partir del ideario orteguiano; sin embargo, ese ideario que hoy es estudiado cuidadosamente fuera de las fronteras ibéricas, resulta un preciso punto de partida al derivar de una evidencia que aún perdura: Cuando dos sistemas se enfrentan, al ciudadano común sólo le resta defender el tiempo... todo el tiempo que habita, como quería un poeta que vio morir a Narciso.

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
GRAN PREMIO NARRATIVA VITRAL 2005:
FÁBULAS SIN (CONTRA) SENTIDO


RAFEL A. BERNAL CASTELLANOS

Una de las palabras más empleadas en el campo de la creación literaria como sinónimo de creación es “fabular”; sin lugar a dudas cualquier proceso artístico supone una buena dosis de imaginación, mas ¿hasta qué punto esa imaginación cotidiana puede exaltarse hasta una «fabulación»? He ahí el mérito del genuino arte; no es una frase hecha ni una hipérbole graciosa la que dice que cada día la vida se parece más al arte.
Precisamente esa es la razón que acompaña a Jorge Domingo cuando señala que su cuaderno de cuentos –merecedor del Gran Premio en el Concurso Vitral 2005– son Fábulas sin (contra)sentido pues precisamente se centran en esas “sorpresas que te da la vida” y que aunque puedan estar adornadas con un poco de humor negro, hacen que realmente cada fragmento de la existencia sea único, irrepetible y en el más puro sentido del término «poético» es decir: transformador.
La originalidad de estos relatos radica no solo en la habilidad del autor para descubrir los rincones más inesperados de cada día, sino –y en muy buena medida– en relatarlos con esa sabia y cuidada precisión que combina el vocabulario más habitual con el rigor académico que distingue la buena prosa y que, como uno de los (contra)sentidos de este libro, se llama «coloquialidad»; algo que cada día se hace más difícil de encontrar en la literatura de estos días nuestros.
Tal vez sea esa ductilidad de las palabras aquí empleadas y la estructura tradicional de una historia lineal narrada en sucesión temporal, la característica que algún teórico de lo que ha dado en llamarse “Narratología” le censure a estas piezas donde lo oral y lo escrito intercambian favores; sobrecargados de experimentaciones formales, de juegos temporales, de alteraciones del punto de vista del narrador, de barrocos relumbres de extranjeras culturas –indigestamente incorporadas–, enfrentarse a unos textos donde la sencillez se torna protagonista puede darnos la falsa idea de que se trata de textos «viejos», de trabajos que desconocen las nuevas corrientes; sin embargo, si no bastara para demostrar la validez de este libro la calidad del jurado que lo premió –incluido en él el ganador del último Premio Casa de las Américas de Cuento, y un reconocido estudioso del género y promotor del mismo por la Televisión– bastaría el sólido currículo del autor como investigador y creador.

Monseñor Siro, (Primer plano izquierda)
presidiendo la presentación de los libros.


Estructurado en siete fábulas, cualquiera de ellas puede sorprendernos con la noción de lo ya vivido, pues nadie escapa al influjo vital que por ellas corre y si algo nos dejó indecisos al concluir la lectura se encuentra entre salir en busca del vecino a quien vemos reflejado en una de ellas o tomar el lápiz e intentar seguir agregando fábulas; aunque al final el buen juicio se impone y comprendemos que narrar con tanta soltura no es encanto que nos acompañe.
Si bien entre la “Fábula del poeta inédito” y la “Fábula del misántropo tímido” corren–no necesariamente en contra– múltiples sentidos y las preferencias lectoras pueden inducirnos hacia uno u otro relato, lo cierto es que la tantas veces buscada y aquí lograda coherencia estilística nos permite reordenar el libro sin que se pierda la satisfacción de su lectura pues, más allá de los elogios que puedan hacérsele a estas fábulas, su mayor (contra)sentido es precisamente, que no importa el sentido con que las leamos pues siempre encontraremos un nuevo vínculo entre su personajes, del mismo modo que podemos hallarlo en la vida cotidiana cuando un grupo de economistas se encuentran y terminan hablando de los cuentos que nos hacen en la vida.

 

 

Revista Vitral No. 74 * año XIII * julio-agosto de 2006
M. Sc. Rafael A. Bernal Castellanos
(Pinar del Río, 1955)
Licenciado en Periodismo en La Universidad de La Habana y Profesor graduado en Español y Literatura en el I.S.P. de Pinar del Río.