Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005


BIOÉTICA


A DEBATE:
DILEMAS DE LA PRÁCTICA MÉDICA

ANTONIO MARÍA PADOVANI CANTÓN


 

 

 

 

CASO 18

Unos estudiantes de medicina estaban, como es usual, pidiendo ser trasladados, cuando un auto se detiene a su lado y el conductor los invita a subir al vehículo. Una vez en marcha les pregunta:

-¿En qué año están? -
-En tercero-Le responde uno de ellos.
-¿Han leído los Consejos de Esculapio?
-Yo no los he leído-Dice uno.
-Yo tampoco-Responde el otro.
-Son muy importantes para todo médico-les dice el chofer-Yo soy médico desde hace 30 años y considero que todo alumno de medicina debería leerlos antes de iniciar sus estudios. Se los recomiendo.
-Una vez los ví, pero mi profesor me dijo que eran algo superado por la medicina y que su origen eran los defectos de la sociedad burguesa, que la sociedad actual hace que estos consejos sean obsoletos.
-Tu profesor tiene un desfase en cuanto a las sociedades, estos Consejos son muy antiguos, no es posible precisar su fecha de elaboración, pero son anteriores al cristianismo, pertenecen a etapas de la antigua Grecia y esto los sitúa más de quince siglos antes de que el desarrollo de las ciudades (Burgos) facilitara la aparición de la clase burguesa y, al menos, 2000 años antes de que la Revolución Francesa llevara a la burguesía a tomar el poder por primera vez, así que es poco probable que los frutos aparezcan antes que el árbol.
-Bueno, yo repito lo que me enseñaron.
-Pero piensa, no juzgues sin conocimiento, creo que deben leerlos, yo tengo una copia aquí que puedo regalarles ¿Me la aceptan?
-Si, se la aceptamos.
-¿Puede dejarnos por esta esquina?, ya llegamos.
-Bueno muchachos, lean el documento.
-Gracias por todo.

Una vez en la Escuela los alumnos, llenos de curiosidad, proceden a leer los Consejos:

“¿Quieres ser medico hijo mío? Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida?

CASO 17

Tres noticias algo diferentes. Pero con un trasfondo común

Primero un enfermero joven, padre de familia, al parecer estable psíquicamente, que comienza a matar ancianos para “aliviarlos del dolor y el sufrimiento” se tomó la potestad de decidir quién y cuándo debía morir, así confiesa cuarenta muertes por su mano. De defensor de la vida, como enfermero, se convirtió en un asesino. ¿Por qué? Porque alguien le enseñó que sufrir es malo y teme al sufrimiento físico, como si la muerte de JESÚS en la cruz no nos hubiera demostrado la necesidad de la aceptación del sufrimiento necesario. No vinimos al mundo a sufrir, pero el sufrimiento es parte de la vida y así debemos aceptarlo. Es lógico buscar alivio al sufrimiento, disfrutar del sufrimiento propio es masoquismo y del ajeno, sadismo; pero aliviar matando es crear un mal mayor al tratar de resolver el menor, ¿Por qué no empleó técnicas de alivio? ¿Por qué no consoló a los que sufrían en vez de matarlos? Sencillamente porque la sociedad lo educa en el egoísmo de no aceptar lo malo, lo difícil es vivir con todo lo bueno y lo malo de la vida, la senda fácil no es siempre la correcta. Este enfermero vio como bueno el matar para aliviar, no el consolar ni el aliviar, sino el matar. Además se le enseñó a tomar decisiones sobre otros sin regulación social. El egoísmo de la sociedad nos lleva a pensar que estamos por encima de las regulaciones, no solo éticas, sino también legales y esto nos lleva a jugar a ser Dios, o sea, decidir sobre la vida y la muerte de los demás.
Por otra parte, en esta noticia tenemos elementos interesantes, el enfermero fue pasando “de hospital en hospital y en ellos se sospechaba por muertes `raras`, pero nadie informó, nadie enfrentó la realidad, nadie pensó que podía ser culpable el enfermero de asistencia, pero sobre todo, estoy seguro de que nadie quiso “meterse en líos por viejos que, tal vez, a nadie importaban” y así paseó su impunidad entre la negligencia cómplice de los directivos de los centros, sin enfrentar nunca una denuncia. Cuántos hacemos lo mismo cuando vemos situaciones no completamente explicadas por mecanismos normales y decidimos “hacernos los de la vista gorda” para no meternos en problemas, hasta que la gravedad de los hechos hace imposible seguir ocultándolos. ¿Es ética esta conducta? ¿O es cómplice del crimen?
La segunda noticia es, en el fondo, similar, pero aquí tenemos al Dr. Irwin, nada menos que el Presidente británico de la Federación Mundial de Sociedades de Derecho para Morir, sociedad que se mantiene dentro de los marcos de la Ley a pesar de defender el “derecho” a decidir sobre su muerte que creen ellos que debe disfrutar cualquier persona. El Dr. Irwin va a visitar la isla de Mann a Patrick Kneen, líder de los defensores de la eutanasia en esa isla y que está enfermo terminal. Mr. Kneen defiende la eutanasia, pero a la hora de la verdad le falta “valor” y su correligionario, el Dr. Irwin va para apoyarlo, ¿Cómo?, no convenciéndolo para que se suicide, no consolándolo en su sufrimiento, no reconfortándolo en su agonía, sino sencillamente matándolo. Esto debilita la posición de los defensores de la eutanasia en la isla, su líder se acobardó, no estaba por tanto tan convencido y el Presidente de la Sociedad vino a matarlo. Vale más mantener el principio de defender la eutanasia que las vacilaciones de sus defensores.


   

Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005
Antonio M. Padovani Cantón
(Pinar del Río, 1949)
Especialista de Segundo Grado de Medicina Interna.
Graduado de la Facultad de Ciencias Médicas de Pinar del Río.