Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005


ESPECIAL

 

EL ESCUDO PAPAL
DE BENEDICTO XVI

PEREGRINACIÓN Y MISTERIO DE FE, UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA
Y ACEPTACIÓN DE LA CARGA COMO SUPREMO PASTOR

 

 

 

 

 

El diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, publicó el 28 de abril pasado el nuevo escudo del Papa Benedicto XVI, que conserva algunos elementos originales del escudo episcopal del Cardenal Joseph Ratzinger. En su nuevo escudo el Papa sustituye la tradicional triple tiara pontificia, reemplazándola por una mitra. El Santo Padre agregó el palio, que es una estola de lana con cruces que se coloca sobre los hombros del Pontífice el día de su entronización como Papa, significando el estilo de trabajo del Buen Pastor que carga con sus ovejas. Cada arzobispo puede usar el palio solamente en sus provincias eclesiásticas pero el Santo Padre tiene la prerrogativa de usarlo en cualquier lugar donde celebre la Eucaristía. El palio simboliza, en este caso, la suprema autoridad episcopal del Papa sobre todas y cada una de las Iglesias católicas locales (diócesis) del mundo entero.

Benedicto XVI mantuvo la concha que simboliza al peregrino y también alude a una historia de San Agustín sobre un niño que, con una concha, pretendía verter el mar en un agujero para tratar de explicar simbólicamente el inescrutable misterio de la Santísima Trinidad de un solo Dios que se manifiesta en tres personas distintas.
El escudo mantiene elementos que evocan los orígenes del nuevo Pontífice que nació en un poblado de Baviera, región alemana de larga tradición cristiana. Lleva en la esquina superior izquierda, el Moro de Frisinga, la cabeza coronada de un etíope que desde hace mil años aparece en el escudo de los Obispos Frisinga. En su libro “Mi Vida”, el entonces Cardenal Ratzinger explicó que utilizó el moro como “expresión de la universalidad de la Iglesia, que no conoce ninguna distinción de raza ni de clase”.
En la parte superior derecha figura el Oso de Corbiniano, que hace referencia a la leyenda del Obispo Corbiniano, que predicó el Evangelio en la antigua Baviera y es considerado el padre espiritual de la Arquidiócesis de Munich-Frisinga. Según la tradición, cuando este Obispo viajaba a Roma para ver al Papa, un oso devoró al animal de carga que llevaba. Entonces Corbiniano obligó al oso a llevar sobre su espalda el equipaje hasta la Ciudad Eterna. Una vez en Roma, lo dejó libre.
Así lo explicaba el entonces cardenal Ratzinger: “El oso que llevaba la carga del santo me recuerda una de las meditaciones de San Agustín sobre el Salmo 72 (73), versículos 22 y 23, en los que veía expresado el peso y la esperanza de su vida. Aquello que expresan estos versículos es como un ‘autorretrato’ trazado ante Dios y, por tanto, no sólo un pensamiento piadoso, sino explicación de la vida y la luz en el camino. Me ha parecido que lo que San Agustín escribe aquí representa mi destino personal”, concluye el ahora Papa Benedicto XVI. El escudo se completa con las dos llaves cruzadas símbolo del ministerio de San Pedro quien recibió del mismo Cristo las llaves del Reino, como señal de su autoridad “para abrir y cerrar” las “puertas” del Cielo.
Según Mons. Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, arzobispo italiano experto en heráldica y creador del nuevo escudo papal, Benedicto XVI ha escogido un escudo pontificio “rico en simbolismo y significado, para poner su personalidad y papado en las manos de la historia”.
De este modo, el nuevo Papa traza las tres líneas fundamentales de su Pontificado: la peregrinación y el misterio de fe; la apertura a la universalidad de la Iglesia y la aceptación gozosa de la carga como Supremo Pastor.
(cf. ACIprensa)


 

Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005