Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005


DANZA

 

ALICIA MARKOVA:
UNA GLORIA QUE SE HA IDO

ROLANDO DÍAZ RODRÍGUEZ


 

 

 

 

Alicia Markova, la célebre y mítica bailarina considerada una de las máximas prima ballerina exponentes del estilo romántico en el siglo XX, ha muerto. Su desaparición física, acontecida el pasado 3 de diciembre del 2004, a los 93 años, ha significado una pérdida dolorosa e irreparable para el ballet mundial.

Alicia Markova.

Una gran bailarina es aquella que trasciende a su época y ese es el caso de Alicia Markova, ella no sólo trascendió su época, sino que ha quedado para la historia.
Nacida en Inglaterra en 1911 como Alicia Mark, más adelante y por razón de publicidad se cambió su apellido por Markova, comenzó sus estudios de ballet siendo niña. Fue alumna, en Londres, de la Academia Rusa de la Danza que dirigía Serafina Astafieva, afamada bailarina y pedagoga rusa, ex integrante del Ballet del Teatro Imperial de San Petersburgo y de los Ballets Rusos de Sergio de Diaghilev.
Su incorporación a la compañía Ballet Ruso de Sergio de Diaghilev marcará el inicio de su carrera como bailarina internacional. En 1925, con solo 14 años, se convierte en la intérprete principal en el ballet El canto del ruiseñor, nueva versión coreográfica el primer ballet montado por Georges Balanchine para Diaghilev. A partir de ese momento se reveló ya como una intérprete puramente romántica. Se le consideró como la nueva Taglioni, pues poseía igual poesía, misterio y lírica.

Alicia Markova con Anton Dolin
en la obra Casacanueces
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Luego de la muerte de Diaghilev y la dispersión del Ballet Ruso, pasa a Inglaterra y se convierte en primera figura del Sadler‘s Wells Ballet. En 1934 debuta en el rol de Giselle, junto al célebre bailarín inglés Anton Dolin, con quien habría de integrar una de las más célebres parejas de toda la historia de ese ballet y una de las grandes intérpretes de ese personaje en el mundo. Alicia Markova hizo su propia creación en el rol de Giselle, que estuvo siempre muy ligado a su carrera como bailarina. Ella lo supo dotar de una aureola mística, un encanto muy peculiar y fue por muchos años la más relevante de las Giselle de su época.
Abandona el Sadler´s Wells en 1935 y con Antón Dolin funda ese mismo año su propia compañía, el Ballet Markova-Dolin, el cual durante varios años difundió el arte del ballet por toda la Gran Bretaña.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, a finales de 1939, arriba a la ciudad de Nueva York, junto a otras importantes figuras de la danza inglesa, entre estos: Anton Dolin, André Howards, Anthony Tudor y Hug Laing. Junto a ellos y muchas otras figuras de diferentes naciones se volcará a la difícil tarea de crear las bases para el surgimiento de una escuela de ballet americano.

Alicia Markova con Anton Dolin.

Desde la fundación del Ballet Theatre, Alicia Markova se convirtió en una de sus principales figuras e inspiradoras. Pero la presencia de Markova en la escena no se redujo al Ballet Theatre, sino que incluyó actuaciones como prima ballerina assoluta, en galas especiales, conciertos y giras internacionales.
Debilitada de salud fueron numerosos sus retiros transitorios de la escena, hasta que por motivos de enfermedad lo hace definitivamente en 1969. No obstante, siempre siguió vinculada al mundo del ballet y su presencia era muy aclamada en eventos y galas de ballet en el mundo.
Amiga personal de Alicia Alonso, la estimaba y alentó cuando la bailarina cubana la sustituyera en aquella función memorable de Giselle el 2 de noviembre de 1943, en el Teatro Metropolitan Opera House de Nueva York.
Una de las últimas grandes ballerinas inspiradas en el siglo XX, Alicia Markova, seguirá viva en el recuerdo de todos.


   

 

Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005
Rolando Díaz Rodríguez
Graduado de nivel medio en idioma alemán, diseñador, decorador, balletómano e historiador de ballet.