Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005


ÚLTIMA HORA

 

"LA IGLESIA DE PINAR DEL RÍO
ES UN BUEN ÁRBOL; SACUDIDO
Y AZOTADO POR LOS VIENTOS
DE LA INTEMPERIE Y LAS ADVERSIDADES, PERO CAPAZ DE DAR MUCHO FRUTO"


PALABRAS DEL NUNCIO APOSTÓLICO S. E. MONS. LUIGI BONAZZI


 

S. E. Mons. Luigi Bonazzi
durante sus palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eminencia, Sr. Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo Metropolitano de La Habana, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba,
Hermanos en el Episcopado,
Distinguidas Autoridades Civiles,
Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas,
Queridos Hermanos y Hermanas:

Tomo con gusto la palabra como Representante del Santo Padre en Cuba, para presentar mis mejores votos al nuevo Obispo, vuestro queridísimo Padre Manolo, ahora Mons. Manolo, elegido y consagrado por el Espíritu Santo para ser el nuevo Pastor de la Diócesis de Matanzas, y para saludar, felicitar y agradecer a todos ustedes, queridísimos amigos de la Iglesia que camina, que ama y espera en esta bella tierra de Pinar del Río. A todos transmito el saludo afectuoso y la paternal bendición del Papa Benedicto XVI que, en uno de sus primeros actos como Pastor Universal, los ha mirado a ustedes, a esta Iglesia pinareña, decidiendo elevar a la dignidad de Obispo a uno de sus hijos más queridos.
Con la ordenación episcopal de Mons. Manolo hemos vivido uno de esos momentos en los cuales el Amor de Dios – que no cesa nunca de acompañar en cada momento a sus criaturas – se vuelve, por así decirlo, más cercano, evidente y tangible. La mirada de la fe, de hecho, lleva al cristiano católico a ver en la figura del Obispo una presencia en la historia del mismo Señor el cual, como cantamos en la liturgia, no abandona a su rebaño, sino que lo conduce a través de los tiempos, bajo la guía de quienes Él mismo ha escogido como Vicarios de su Hijo y ha constituido Pastores (cf. Prefacio de los Apóstoles, I). Es tan fuerte la presencia de Jesús en sus Pastores, los Obispos, que hablando de ellos el mismo Jesús llega a decir: “Quien a ustedes los escucha, a mí me escucha; y quien a ustedes los rechaza, a mí me rechaza” (Lc. 10, 16). ¡Te agradecemos, Señor Jesús, Tú que conoces nuestros corazones y siempre provees a nuestras necesidades, por esta presencia tuya en la persona de tus Pastores!
El nuevo Obispo, Mons. Manolo, dado como Pastor a toda la Iglesia y en particular a la Diócesis de Matanzas – saludo afectuosamente la multicolor delegación de Matanzas que ha enriquecido nuestra celebración – ha sido elegido entre los sacerdotes de Pinar del Río. Los buenos frutos, lo sabemos, proclaman la buena calidad del árbol que los produce. Nos conforta, por lo tanto, pensar que la Iglesia de Pinar del Río es un buen árbol; acaso sacudido y azotado por los vientos de la intemperie y las adversidades, acaso probado por estaciones de sequía, acaso en ocasiones reducido a pocas ramas y pocas hojas, pero igualmente capaz de buenos frutos. Son las consolaciones que el Señor permite que no falten a su Iglesia mientras peregrina entre pruebas y persecuciones. Así sucedió en los primeros tiempos de la Iglesia, pero sucede también hoy y seguirá aconteciendo siempre.
El pasado 25 de abril, el Papa Benedicto XVI, al rezar sobre el sepulcro del Apóstol de las Gentes en la Basílica de San Pablo extramuros y, de esa forma, confiar a su intercesión el Ministerio de Pastor de la Iglesia Universal que había iniciado el día anterior, reflexionó sobre el testimonio de los Apóstoles Pedro y Pablo, que había sido iluminado por el sello del ardor apostólico fraguado en la fidelidad y entrega total de sus vidas e hizo esta significativa observación: “Como todos sabemos, el siglo XX fue un tiempo de martirio. Muy bien lo puso de relieve el Papa Juan Pablo II, que pidió a la Iglesia “actualizar el Martirologio” y canonizó y beatificó a numerosos mártires de la historia reciente. Por tanto, si la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, al inicio del tercer milenio se puede esperar un renovado florecimiento de la Iglesia, especialmente donde ha sufrido más a causa de la fe y del testimonio del Evangelio”.

Tomasz Turowski, Embajador de la República de Polonia,
felicita a Monseñor Manolo.

Ánimo y buen florecimiento, Iglesia de Pinar del Río; buen florecimiento a ti, Iglesia de Cuba. Sí, es lícito esperar un nuevo momento, el cual será siempre el fruto maduro de la generosa fidelidad al Señor Crucificado y Resucitado. Es Él quien da la corona de la vida (cf. Ap. 2,10).
Gracias Mons. Manolo por haber hecho visible, con tu excelente testimonio de sacerdote, el buen florecimiento de la Iglesia que está en Pinar del Río. A lo largo de estas dos últimas décadas has brindado aquí tu ministerio sacerdotal. El ejemplo del San Rosendo, Obispo en España a finales del Siglo I, y patrono de esta Diócesis, te ha servido de ejemplo como hombre fiel al servicio de su pueblo; ahora, en Matanzas, será el ejemplo y enseñanza de San Carlos Borromeo, obispo y cardenal italiano del siglo XVI, quien, con sabiduría y tesón, llevó adelante la renovación propuesta por el Concilio (de Trento), quien te animará en el desempeño de tu nuevo ministerio en la Iglesia matancera que lo venera como Santo Patrono.
Confiándote ahora a la intercesión y protección de la Virgen de la Caridad, Madre tuya y Madre nuestra, te deseamos que seas – y con la gracia de Dios ciertamente lo serás – un Pastor bueno, sabio y santo, en la viña del Señor que está en Matanzas.
Amén.

 

Revista Vitral No. 67 * año XII * mayo-junio de 2005