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El Padre Manolo con su hermano José Siro,
Obispo con el que trabajó todos estos años en la Diócesis de Pinar del Río. |
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“Alabao” nos quedamos sin el Cura Manolo, fue la primera expresión que salió de mis labios cuando me enteré de su nombramiento como Obispo de la Diócesis de Matanzas.
Una mezcla de sentimientos y pensamientos encontrados se agolpaban en mi corazón y en mi mente. Por una parte, el egoísmo, el rechazo al cambio, la seguridad que le da a los feligreses tener un cura como Manolo en su Parroquia, la experiencia tan rica y educativa de haber trabajado con él en la Pastoral de la Comunidad de Nuestra Señora de la Caridad, me hacían sentir triste y pensar que estábamos perdiendo. Por otro lado, el hecho de que a un amigo, a un maestro, a alguien que uno quiere y admira, le sea reconocida su dedicación y entrega, su sacrificio por los demás sin buscar ni esperar ninguna recompensa, su austeridad heroica, la metódica, rigurosa y sistemática preparación de todas sus labores, me hacían sentir alegre y dichoso de haber conocido, trabajado y aprendido tanto con esta gran persona que es el Padre Manolo.
Después que se fueron atenuando las primeras emociones y fui razonando más fríamente me dije: bueno, es verdad que nuestra Parroquia y la Diócesis de Pinar del Río pierden a un gran sacerdote, pero, la Conferencia Episcopal, la Diócesis de Matanzas, Cuba y la Iglesia ganan a un gran Pastor.
Estoy seguro, Padre Manolo, de que lo harás bien, tu fidelidad y obediencia coherente, tu estilo de trabajo, siempre en equipo, tu preparación y planificación previa de todas tus actividades y responsabilidades, tu espíritu de sacrificio y responsabilidad, tu sencillez y humildad, son virtudes y métodos que te ayudarán en esta alta y difícil tarea. Los miedos y las dudas que vienen a ti en este momento, como bien sabes, son señales de la responsabilidad y libertad con que quieres vivir esta nueva misión que te pide el Santo Padre y la Iglesia.
Entrégalos a Dios, Él siempre nos acompaña. Tu sufrido pueblo y tu Iglesia a los que amas tanto, te necesitan como apóstol de Cristo Jesús. No tengas miedo, que Dios y tus amigos están contigo.
Una última cosa te digo Padre Manolo: el cariño, el respeto y la admiración que te ganaste, son más grande de lo que te imaginas, me di cuenta de eso cuando me enteré de tu nombramiento, y pude ver y oír las distintas reacciones de las personas, siempre lamentando, pero también alegrándose de tu envío.
Me alegro de tu SÍ, y te digo, cuenta con nuestras oraciones y con nuestro acompañamiento. Inspírate siempre en el SÍ de María, aflójate en sus brazos, la Virgen de la Caridad siempre velará e intercederá por ti.
Ya puedo decir, asimilados y encauzados los pensamientos, emociones, y sentimientos que me embargaron con esta buena nueva que: ganaron Pinar, Matanzas, Cuba y la Iglesia con el nuevo Obispo, Manuel Hilario de Céspedes García Menocal.
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