Nota: Por la importancia y extensión
del presente trabajo será publicado en dos partes: en el presente
número lo concerniente a Cuestión introductoria del Capítulo
I y Capítulo II, La Bioética cerrada al Trascendente.
En el próximo número aparecerá el capítulo
III La Bioética abierta al Trascendente.
Adjuntar la Ética a la Vida,
no es de ninguna manera algo que apenas ahora acontece, es la raíz
de toda Ética y de todas las Éticas y de la Teología
Moral que se han llevado a cabo desde siempre. Sin embargo, el término
Bioética es el que tiene novedad y una significación especial
en nuestros días. Se trata de la Ética en particular aplicada
a la Medicina actual. En el presente estudio, después de refrescar
algunos datos sobre los orígenes de la Bioética, de su
punto de partida, y de la «Metabioética», trataré
de sintetizar dos corrientes del pensamiento actual sobre la Bioética,
la Bioética que llamaré cerrada al Trascendente y la que
llamaré abierta al Trascendente, insistiendo sobre el fundamento,
significado, principios y consecuencias de ambas. Terminaré con
un pequeño apéndice sobre aplicaciones de la Bioética
abierta al Trascendente en el ámbito católico..
I. Cuestiones introductorias
1. Algunos datos sobre los orígenes de
la Bioética
En esta dirección podríamos encontrar el origen de la
Bioética en el libro de Giuseppe Antonelli, escrito en 1891 y
que titulaba Medicina pastoralis in usum confessariorum. En el siglo
XX aparecen muchas Deontologías médicas, y no cabe duda
que Pío XII con todos sus discursos a los médicos, es
un precursor de la moderna Bioética.
El que empieza a tratar cuestiones de Bioética desde un punto
de vista subjetivo es J. Fletcher que en 1954 publica su libro Moral
and medicine. La novedad de este libro es que en lugar de seguir el
método tradicional, de acuerdo al cual los mandamientos de la
ley de Dios daban la pauta para actuar, ahora él habla más
bien de los derechos humanos sacando conclusiones contrarias a los mandamientos;
por ejemplo, diciendo que se tiene derecho a controlar los nacimientos,
por tanto se legitiman los anticonceptivos. Tiene como principio que
no se puede ver en los acontecimientos la norma o voluntad de Dios,
y que por tanto cada quien proceda como crea conveniente.
Algunos ponen el origen de la Bioética todavía antes,
en el proceso de Nüremberg, 1947, cuando se condena a los criminales
nazis por los experimentos genéticos. Otros piensan que empezó
propiamente la bioética cuando se puso sobre el tapete el problema
de los primeros transplantes y de la donación previa de órganos,
especialmente cuando el transplante de corazón hecho por el Dr.
Barnard en diciembre de 1967. Para otros, cuando se comienza a discutir
sobre los problemas del recién descubierto DNA por P. Berg, en
1971.
Pero quienes empiezan a hablar de Bioética son dos católicos,
un médico y un filósofo, Hellegers y Callahan, quienes
en Estados Unidos, fundan sendos centros de Bioética, cerca de
Nueva York. Los centros de bioética fueron el Hastings Center
en 1969 y el Joseph and Rose Kennedy Institute for the Study of human
reproduction and bioethics. Luego en 1971 surge el Kennedy Institute
of Ethics.
El año clave es 1968 y el documento es la Encíclica Humanae
Vitae de Paulo VI. A. Hellegers era miembro de la entonces Comisión
Pontificia de la Familia, se opuso a la Humanae Vitae; se fundaron entonces
los centros aludidos buscando una Bioética independiente del
Magisterio de la Iglesia. Primero hablaron de centros inspirados ecuménicamente,
después se fueron secularizando hasta negar cualquier nexo entre
bioética y teología. A Hellegers se unieron investigadores
como L. Walters. T. Beauchamp, J. Childress, W. Reich, y teólogos
como B. Häring, R. McCormick, C. Curran, S. Hauerwas, J. Fuchs
y el protestante P.Ramsey. Posteriormente Callahan intenta regresar
a una bioética con raíces religiosas. De la misma parte
católica se encuentran tentativas en esta dirección tanto
en el mismo Kennedy Institute, como después en la Universidad
de Georgetown en su Center for the Advanced Study of Ethics. Son de
considerar aquí los nombres de E.D. Pellegrino, D.C. Thomasma,
B. Ashley y K. ORourke, en Estados Unidos de América.
El término Bioética aparece por vez primera con Van Rensellaer
Poter quien en 1970 escribe un artículo: Bioethics, the
science of survival y en 1971 escribe su libro: Bioethics: Bridge
to the future. Desde entonces se multiplicaron los centros de Bioética,
en la UNESCO se estableció uno y se fundaron muchos otros, especialmente
en los hospitales.
2. Punto de partida
Se han dado muchas y muy variadas definiciones de Bioética. Entre
ellas elijo como punto de partida, una, tomada de la Enciclopedia de
Bioética de W.T. Reich (Enciclopedy of bioethics, The Free Press,
New York, 1978, vol I, XIX):
El estudio sistemático y profundo de la conducta humana
en el campo de las ciencias de la vida y de la salud, a la luz de los
valores y principios morales.
Se trata de un estudio científico, ordenado desde principios
fijos y en consecuencia con los mismos, llegando, por decirlo así,
a sus últimas causas. Se trata de un estudio que necesariamente
debe ser en diálogo multidisciplinar, pues supone las diversas
ciencias actuales de la vida y de la salud. Ahora bien, en la actualidad
dichas ciencias están muy aventajadas, baste recordar la Biogenética,
la Ingeniería genética, las Ciencias del ambiente, la
Ecología, la Sociología, por supuesto, la Antropología,
y todas las Ciencias médicas actuales. Se trata de un estudio
relacional y holístico. Estructuralmente hablando es un estudio
sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias
de la vida y de la salud desde el punto de vista biológico, económico
y financiero, familiar, comunitario y social, jurídico, normativo,
político, nacional e internacional, mental, psicológico
y cultural, por tanto, religioso y así necesariamente ético,
que exige ser considerado en su complejidad a la luz de los valores
y principios morales. En este sentido, y no sólo en el científico
y técnico, podemos verdaderamente decir que la Medicina ha progresado
más en los últimos cincuenta años que en los últimos
cincuenta siglos.
En este contexto, el problema fundamental de la Bioética, su
problema básico, es el problema de sus principios. Es el estudio
científico de la conducta humana en el ambiente de las ciencias
de la vida y de la salud, de acuerdo con los valores y principios morales,
y la pregunta se perfila luego, ¿cuáles valores?, ¿cuáles
principios morales?. La respuesta en el ámbito católico
no es difícil, pero la Biogenética se desarrolla muy fuertemente
en el campo no católico, en especial de raíces protestantes
y positivistas, y en este campo no son claros ni los valores ni los
principios morales. Priva especialmente el Positivismo ético
y en él, con frecuencia no es posible hablar con profundidad
lógica de dichos principios. Es evidente que una bioética
ilógica es absurda. Si buscamos esta profundidad más allá
de una bioética prescriptiva o normativa meramente formal, nos
encontramos en un terreno que quizá pudiéramos llamar
«Metabioética». Que sería propiamente el punto
de partida de la Bioética. A continuación ensayo una muy
somera descripción de los puntos principales que subyacen en
esta «Metabioética».
3. La Metabioética Ser y
Devenir
Para empezar podemos decir que en líneas generales nos vamos
a encontrar con dos Bioéticas: una, abierta al Trascendente,
y otra cerrada. Sus raíces se hunden muy hondo en el pensamiento
interpretativo del mundo. Se va insinuando una serie de posiciones que
van madurando poco a poco en un sentido o en el otro y en la actualidad
nos dan como resultado estas dos clases de Bioética. Estos pensamientos
claves constituyen lo que hemos llamado «Metabioética»,
más allá de la Bioética, sus raíces, los
pensamientos originales que dieron lugar a las posiciones que ahora
se formulan. Sin introducirnos al complejo pensamiento oriental, sino
permaneciendo en la esfera cultural occidental, nos vamos a encontrar
con dos maneras de pensar que se han opuesto más o menos contradictoriamente
entre sí con relación al punto ético como consecuencia
lógica de su mundo mental. Ambas maneras tienen en su haber grandes
éxitos pero también grandes fracasos.
Ya en la antigüedad clásica griega nos encontramos con Parménides
y Heráclito. La concepción parmenidiana del åéíáé
êáé ðáíôá (uno
y todo) inmovilidad; y la heracliana del ðáíôá
ñåé (todo evoluciona), movilidad. El genial
pensamiento clásico griego conjugará con Aristóteles
las dos disyuntivas en el hilemorfismo. Muchos siglos después,
frente al Nominalismo, Santo Tomás de Aquino dirá ens
est id quod est (el ser es lo que es), la realidad objetiva; en
cambio Duns Scoto, afirmará: ens est id quod potest esse
(el ser es lo que puede ser) la mera posibilidad. Es muy importante
en la línea de pensamiento el citado Nominalismo de Guillermo
de Occam, para quien el universal no pasa de ser una mera emisión
de voz y por tanto no hay verdades universales, ni por lo tanto habrá
normas con obligación universal.
II. La Bioética cerrada al
Trascendente
1. Pensar y Ser
El parte aguas viene con René Descartes o quizá mejor,
con sus epígonos. La disyuntiva es: ¿porque el ser es
lo pienso, o bien el ser es porque lo pienso?. Si se acepta el primer
miembro de la disyuntiva, existe una verdad objetiva; si el segundo,
la verdad es lo que yo acepte como tal.
En el contexto de la segunda parte de la disyuntiva se ha forjado gran
parte del pensamiento actual que tiene sus decisivas consecuencias en
cuanto a la Ética pues significa la absoluta autonomía
del hombre que es quien decide en último término qué
es verdadero y qué es falso, qué es bueno y qué
es malo. Esta plena autonomía se deducirá también
desde otros puntos clave en el pensamiento cartesiano, el de las ideas
claras y distintas que competen sólo a las substancias:
Dios, la conciencia y la extensión. La condición básica
para que algo sea considerado como substancia es su plena independencia;
dice Descartes que una substancia, est id quod ita existit ut
nulla alia re indigeat ad existendum (es aquello que así
existe, que no necesite de nada más para existir). Esta concepción
cartesiana llevará posteriormente a la plena independencia y
autonomía del hombre. El hombre en sí mismo sería
absurdamente su mismo proyecto. Su misma realidad presente sería
su proyecto futuro; y en el mejor de los casos, a la manera de Engels,
el «ateo piadoso», su proyecto sería el mito resultante
de la multiplicación de sus propios deseos hasta el infinito
matemático.
Kant por su parte, al negar la posibilidad de acceder al «noùmeno»
se extiende en la Ética a una subjetividad autónoma colectiva
y formal con su «Imperativo Categórico». Hegel por
su parte le da consistencia política a esta subjetividad al poner
la máxima realización del «espíritu»
en el Estado. Posteriormente, por el camino de Engels y Marx «se
hará caminar a Hegel con los pies» en el Materialismo dialéctico,
teniendo como fuente única de moralidad la autonomía del
Materialismo Histórico consecuente, la sociedad sin clases.
2. Estaticidad de la Naturaleza
La conclusión es una Ética meramente subjetiva, opuesta
a la objetividad de la naturaleza que no es más considerada como
real. Consecuentemente se afirma que la Ética «objetiva»
fundada en la naturaleza, es algo fruto de la ignorancia, pasada de
moda. Y aquí entran las ciencias experimentales, pues se piensa
en éstas necesariamente el concepto de naturaleza como algo estático.
Especialmente en el campo de la medicina, se dice que hasta hace poco
la medicina se encontraba en el campo de lo observable, en cambio ahora
toda su acción se desarrolla en el campo de lo «manipulable».
Pasando del plano científico al plano religioso, también
la concepción cristiana protestante ha impugnado fuertemente
el concepto mismo de naturaleza, al menos de naturaleza humana, pues
la considera esencialmente viciada. Siendo así la naturaleza,
es lógico que no pueda ser norma de moralidad.
3. Corrientes actuales
Con este telón de fondo y en su desarrollo lógico se han
ubicado hoy seis corrientes de pensamiento, especialmente elaboradas
en el plano de la Ética y que se aplican fácilmente a
la Bioética, a saber:
El Eclecticismo, que acepta cualquier aserto de conducta, independiente
de su sistema, contexto y juicio;
El Historicismo, según el cual la verdad es cambiante de acuerdo
con su adecuación a una época determinada de la historia
que de por sí va pasando;
El Cientificismo, en el cual se dice que la única verdad aceptable
es la experimentable en el campo científico;
El Pragmatismo, en el que las decisiones éticas hay que tomarlas
teniendo sólo como criterio la utilidad, según el binomio
costo / beneficio, y guiándose para ello por la opinión
de las mayorías;
El Nihilismo, en el que simplemente se renuncia a la capacidad de llegar
a verdades objetivas; la Postmodernidad, en la que se asumen posiciones
nihilistas.
El nuevo paradigma1
Las corrientes anteriores se asumen ahora en lo que algunos llaman «El
nuevo paradigma». En la Organización de las Naciones Unidas,
ONU, OMS, y UNESCO, especialmente impulsados por tres ONGs, Womens
Enviroment and Developement Organization, Earth Council Greenpeace e
Internacional Planed Parenthood Federation, se asumen una serie de principios
dentro de lo que se llamaría una Nueva Ética o una Ética
global. Algunos de sus puntos significativos serían los siguientes:
El mundo actual no puede seguir como está, después de
la guerra fría nos encontramos con situaciones ecológicas
insostenibles, vamos hacia una degradación total del planeta
debida a la contaminación por residuos tóxicos de todas
clases, no excluyendo los radioactivos. Esto nos lleva a un malestar
continuo que no puede seguir adelante. Necesitamos llegar al bienestar
para todos. Necesitamos llegar a un bienestar global.
Este bienestar global sólo es posible dentro de un desarrollo
global, pero no el desarrollo como el que hasta ahora se ha dado, éste
es un desarrollo que no se puede sostener más; debemos llegar
a un desarrollo SOSTENIBLE, esto es, que no degrade más al planeta
y en el que mediante un desarrollo armónico se tenga el bienestar
para todos y esté centrado en el pueblo.
El bienestar global dentro del desarrollo sostenible es la finalidad
de la nueva Ética global. Es la convergencia hacia la cual se
dirige el nuevo paradigma. Este bienestar global es lo que constituye
la meta llamada también CALIDAD DE VIDA, y la definen como
la percep-ción del individuo de su posición en la vida,
en el contexto de la cultura y del sistema de valores en el que se encuentra,
en relación con sus metas, expectativas, estándares e
intereses . Se trata de un concepto de amplio rango afectado de
una manera compleja por la salud física de la persona, su estado
psicológico, sus creencias personales, sus relaciones sociales
y su relacionabilidad con los datos sobresalientes de su entorno. (WHOQOL).
La Calidad de vida cubre seis campos: 1. Salud física, 2. Salud
psicológica, 3. Nivel de independencia, 4. Relaciones sociales,
5. Entorno (economía, libertad, seguridad, información,
participación, ambiente, tráfico, clima, transporte
)
6. Espiritualidad, religión y creencias personales. Lo básico
es la autonomía y la autodeterminación individuales. Se
prescinde de obligaciones sociales.
Las diversas religiones existentes en el mundo no han sido capaces de
generar esta Ética global, por tanto, hay que suplirlas con una
nueva espiritualidad que tenga como finalidad el bienestar global dentro
del desarrollo sostenible. La naturaleza, la Tierra (llamada «Gaia»,
es divina e inviolable. El hombre es un elemento más que sólo
se entiende en armonía con la tierra. No se tratará de
una nueva religión, sino de una nueva espiritualidad. Las religiones
hasta ahora existentes se preocupan por la otra vida, esta espiritualidad
se preocupa por la vida actual, terrena; es una espiritualidad sin Dios,
a nivel secular, su última finalidad es la viabilidad del mundo
actual y el bienestar del hombre en él.
Sin embargo, en esta nueva espiritualidad no se desconocerán
elementos válidos que se encuentran en los diversos credos, sino
que se recogerán para formar la Ética global. Así,
en especial de las religiones de las comunidades indígenas americanas,
se recogerá el respeto que tienen por la naturaleza y la necesaria
interacción entre naturaleza y hombre; del Judaísmo, el
concepto de santidad; del Budismo la serenidad e impasibilidad; del
Hinduismo el respeto por los animales; del Islamismo, la virtud de la
justicia; del Cristianismo, la caridad y la misericordia.
A pesar de lo anterior, todas las religiones son iguales de incompetentes
para resolver el problema ecológico, no tienen respuestas válidas
para esta época de globalización. Hay que luchar contra
hegemonías pretendidas y jerarquías dogmáticas
que quieran imponer sus puntos de vista; el objetivo es forjar un marco
común de conducta que identifique los principios éticos
fundamentales para la sociedad global emergente. Se trata de combatir
eficazmente la sobrepoblación, la industrialización, la
degradación del ambiente, la ineptitud de las instituciones,
la polución ambiental, la producción de alimentos, la
injusticia social, los extremismos religiosos y otros, la intolerancia
y la exclusión social. La nueva espiritualidad trasciende todas
las otras espiritualidades y religiones y las combate y reemplaza porque
estas espiritualidades y religiones se perciben como bastiones de resistencia
contra algunos de los valores y metas del nuevo paradigma.
Los valores de la libre empresa, la soberanía nacional, las religiones,
los dogmas, la ley natural, los valores tradicionales, deben ser rechazados
por irrelevantes y haber creado un vacío ético; hay ahora
que dar lugar a los nuevos valores que son los únicos que permitirán
vivir en paz.
Los valores del nuevo paradigma son los que inspiran una cultura de
la paz: amor, compañerismo, camaradería, compartir, cuidar,
proceso de tomar decisiones consultadas, democracia participativa, descentralización,
negociación, procesos de arbitrio y adjudicación positiva,
no guerra, respeto por la vida, libertad, justicia y equidad, respeto
mutuo, integridad.
Esta Ética se asienta en cinco pilares: Derechos humanos y responsabilidades,
democracia y elementos de la sociedad civil, protección de las
minorías, compromiso para la solución pacífica
de los conflictos y negociaciones transparentes, equidad intergeneracional.
Los problemas a los que hay que dar solución se clasifican en
cuatro apartados: el primero versa sobre el reajuste entre el hombre
y la naturaleza, el segundo sobre el significado de felicidad, vida
y plenitud, el tercero examina la relación entre el individuo
y la comunidad y el cuarto ve el equilibrio entre equidad y libertad.
Esta nueva Ética es independiente del dogma y de la ley natural.
Redefine la conexión entre el conocimiento y la praxis ética;
esta conexión no es causal como en las ciencias sino situacional.
Esto es, no se necesitan normas evidentes que establezcan la conducta,
más bien, la conducta que hoy se lleve se traducirá en
normas de conducta para el futuro. El problema es generar el consenso
para que la gente acepte esta nueva Ética global, para ello hay
que motivar a todos de la manera más eficaz.
Los tres fundamentos sobre los que se construye esta nueva Ética
y espiritualidad son los Derechos Humanos, la Salud para todos y la
Educación.
Los Derechos Humanos se fundan en la total equidad de todos los hombres.
Para ello se exige como único remedio aceptable, por una parte
la estabilización de la población y por otra parte la
transferencia masiva de riqueza de los ricos a los pobres. Para algunos
de los sostenedores de esta Ética, el Capitalismo es la raíz
de todos los males, es una exigencia del Nuevo Orden, oponerse a la
globalización económica. Se dice que hay que crear un
nuevo standard de vida común para todos. Se respeta la diversidad
de las culturas y al mismo tiempo se pretende imponer una cultura universal.
La salud para todos exige ocho elementos: educación para la salud,
nutrición adecuada, agua limpia, cuidados elementales, salud
materno infantil, inmunización contra las enfermedades infecciosas
más importantes, prevención y control de las enfermedades
endémicas locales, tratamiento apropiado de enfermedades y desastres
comunes, acceso a los medicamentos esenciales y salud reproductiva.
Este derecho se engloba en la seguridad social, conlleva la erradicación
de la pobreza, la equidad global social y se lleva a cabo por la gobernabilidad
global. Exige atender la educación y las tendencias democráticas.
La educación debe ser una educación para todos y los contenidos
del currículo básico de la educación de la población
se dividen en cuatro categorías: desarrollo social y económico
con énfasis en la demografía social; ambiente y ecosistema
tratando en especial de la interrelación entre población
y ambiente; sexualidad y complementación personal; y familia
y bienestar. Se subrayan los derechos humanos, el desarrollo sostenible,
la equidad del género, la seguridad de la salud, la participación,
la gobernabilidad, las técnicas para forjar los consensos, la
ciudadanía global, la paz, la protección del ambiente,
la salud reproductiva. Esta educación debe ser holística
y es la clave para obtener el consenso de aceptación del nuevo
paradigma. Como debe ser interdisciplinaria debe generar un proceso
complejo. Debe ser formal e informal.
4. Principios de la Bioética cerrada
al Trascendente
Todo lo anterior hace marco a los principios de la Bioética cerrada
al Trascendente. Dentro de esta Bioética, que algunos han llamado
«subjetiva», «autónoma», se han formulado
unos principios generales normativos, para desde allí poder trazar
el estudio de la conducta humana en las ciencias de la vida y de la
salud, estos principios son tres, a saber:
1. El principio de Autonomía,
2. El principio de Beneficiencia (y en negativo de la no Maleficencia).
3. El principio de justicia.
El principio de autonomía significa la libertad del agente moral
que indicaría que una acción es buena si respeta la libertad
del agente moral y de los demás. El principio de beneficencia
quiere decir que siempre hay que hacer el bien y evitar el mal.
El principio de justicia, significa que hay que darle a cada quien lo
que le corresponde.
5. Origen de estos principios
Como de por sí no habrían normas objetivas en esta Bioética,
aparece complicada la justificación de estos principios. Algunos
los han atacado y dicen haber ya superado el «principialismo americano»
(refiriéndose al lugar donde se han formulado). Sin embargo,
otros dan una justificación de los mismos. Se dice que su formulación
se ha llegado a hacer experimentalmente, viendo qué resultados
buenos y qué resultados malos han tenido las acciones que se
realizan en el campo de la Bioética, y sintetizando las consecuencias
de estos resultados se ha llegado a formularlos.
Dan varias explicaciones, o bien renuncian a darlas; las diversas posiciones
son las siguientes:
5.1. Teoría evolucionista.
La evolución de las especies continúa cuando aparece el
hombre y el hombre sigue evolucionando no sólo en cuanto a su
naturaleza sino también en cuanto a su cultura, así para
cada etapa de la historia se da una cultura y una Ética diferente.
En la etapa actual de la historia, la Bioética se sintetiza en
dichos principios.
5.2. Teoría subjetivista.
No es posible conocer los valores, cada quien debe proceder como crea
conveniente, y como resultado general de este proceder brotan los principios
aducidos.
5.3. Teoría contractualista.
Como la teoría subjetivista nos llevaría a pleno relativismo,
hay que aplicar dicha teoría pero motivando un consenso, esto
es, ponerse de acuerdo entre todos y por la opinión de la mayoría
habría que conducirse; algo a manera de un contrato social entre
los miembros de la sociedad. Todos han estado de acuerdo con dichos
principios.
5.4. Teoría clínica
Sin embargo, no siempre es posible ponerse de acuerdo, entonces, se
dice que se examine caso por caso y se actúe de la manera que
mejor se piense.
5.5. Teoría utilitarista
Si se pregunta cuál es esta mejor manera, responden con la teoría
utilitarista de costo / beneficio. Que se realice aquello que cueste
menos y que llegue a mejor resultado.
5.6. Teoría de los nuevos principios.
Alguno opina (Peter Singer) que no hay que estar con los antiguos principios,
sino que hay que inventar nuevos. Así por ejemplo, no hay que
estar simplemente por el principio no matarás, sino
por uno nuevo que diga mata solamente que lo decidas libremente
y te hagas cargo de todas las consecuencias. Los principios aducidos
se pueden adoptar como principios éticos siempre que cada quien
lo decida libremente y se haga cargo de todas sus consecuencias.
6. Problemática resultante
Como podemos ver, en cualquiera de las anteriores explicaciones se llega
a un relativismo, no sólo al constatar el pretendido origen de
los principios, sino en el examen mismo de estos. En efecto, el principio
de autonomía significa actuar con libertad, pero ello significaría
que aquellos que no tienen libertad no deben tomarse en cuenta para
esta acción moral, por ejemplo los minusválidos, los niños,
los fetos, los embriones.
Por otra parte, el principio de beneficencia dice hacer el bien a los
demás, pero qué es el bien, ¿qué es lo que
verdaderamente le conviene a una persona?, si no sabemos objetivamente
nada de lo que puede ser bueno para alguien, no podemos hacerle el bien;
lo mismo se diga de la justicia, ¿qué es lo que corresponde
a cada quién?.
Los mismos principios que se han puesto, considerados en sí mismos,
no tienen explicación. Suelen decir que estos principios deben
entenderse como principios actuales, esto es, como principios meramente
de actuación, y no como principios «prima facie»,
esto es, como principios teóricos, pero la dificultad subyace
también como principios de actuación, ¿por qué
tengo que actuar de esta manera si no es razonable?.
Además, cuando estos principios entran en colisión unos
con otros, ¿cuál de ellos debe prevalecer?. Por ejemplo,
si el principio de autonomía entra en colisión con el
principio de beneficencia y éste a su vez con el de justicia,
¿cuál debemos seguir?. Se necesita un principio ulterior,
previo a ellos que les dé unidad y que resuelva un posible conflicto.
El principio de autonomía y así de libertad, tiene sus
límites cuando se encuentra con el bien de un tercero, y el bien
de un tercero encuentra también limitación cuando se encuentra
con lo que le es debido a otra persona, pero en último término,
los principios no dicen qué le es debido. Así algunos
han acudido a lo que llaman la Ética narrativa en la que se narran
sólo los casos que se suceden uno a uno, y se actúa a
ejemplo de cómo se procedió anteriormente; o bien se acogen
a lo que llaman «percepción femenina», esto es, lo
que la bondad fina de una persona juzgue conveniente. Así se
acercan a otro criterio que le llaman el criterio «de la virtud»,
esto es, que alguien con bastante virtud sea quien decida qué
es bueno y qué es malo. La virtud dicen que consiste en actuar
según la recta razón. Al hablar de la recta razón
se están aproximando a la concepción clásica de
la Bioética objetiva de la que hablaremos a continuación.
1.- El desarrollo de lo que aquí se engloba en El nuevo
paradigma está tomado de Kim Yersu, 1999. A common framework
for ethics of the twenty first century. UNESCO, Division of Philosophy
and Ethics. Cited November 15, 1999, at, www.unesco.org drg philosophyandethics.
(Continuará en el próximo número)