Revista Vitral No. 60 * año X * marzo-abril de 2004


POESÍA

 

BODAS DE ORO
POESÍAS PARA MONSEÑOR
EN SUS BODAS DE ORO

+ALFREDO PETIT VERGEL Y OTROS

Mons. Siro. Imágen del recordatorio de la misa de su 50 aniversario de vida sacerdotal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodas de Oro

Incierta al despertar cada mañana
nueva jornada llama a nuestra vida.
Memoria fiel que nunca nada olvida:
Es Dios el que se asoma a la ventana.
Dios mismo, en su Palabra cotidiana
invitando a la entrega sin medida.
Ocaso de la senda transcurrida:
Supremo paso en la existencia humana.
Acabas de llegar a los cincuenta,
es bueno que des gracias al Señor:
Centuria en su mitad que representa
urdimbre y trama del divino amor.
La mirada al futuro sólo cuenta
ofreciendo el presente redentor.

De todo corazón en Cristo Sacerdote,

+Alfredo Petit Vergel.
Obispo Auxiliar de La Habana


Poesías para Monseñor
en sus Bodas de Oro

1.-Cincuenta años de Vida
que ha dedicado al Señor
dando el consejo mejor
para todo el que lo pida.
Usted, lámpara encendida
que alumbra nuestro camino,
buscando el mejor destino
siempre para sus hermanos.
A todos dando su mano,
a obreros y campesinos.

2.- Pienso, su mejor virtud
es la de ser muy sencillo.
Y por su mente de brillo
a Dios le doy gratitud.
Que obtenga mucha salud
también le voy a rogar,
para que así pueda dar
muchos años de consuelo.
Y finalmente en el cielo
a estas virtudes premiar.

3- Ahora yo quiero contar
que allá, en mi verde campiña,
casi desde que era niña
a usted le empecé yo a amar.
Siempre mucho respetar,
como pastor excelente
yo lo he tenido presente
en alegría y dolor.
Y ese pequeñito amor
ha crecido diariamente.

4.- Este sencillo homenaje
que hoy le brindo, Monseñor,
demuestra todo mi amor
por su valor y coraje.
No le gustan los ultrajes
que hoy reciben sus hermanos
y con su voz y sus manos
siempre los defenderá
y con ello cumplirá
su primer deber cristiano.

Blanca Rivas García.


Aniversario cincuenta

Lirio del Huerto Divino,
faro del puerto del cielo,
se del hombre peregrino,
amparo, norte y consuelo.
Te pido desde este suelo
con profunda devoción
tu sublime protección
para este Obispo cubano,
por quien sienten los mantuanos
respeto y admiración.

En ese pueblo lejano
dicha inmensa es escuchar
que nos viene a predicar
nuestro Obispo, nuestro hermano.
Como todo buen cristiano
cuando el dolor es atroz
siempre levanta su voz
y une con sabiduría,
junto a la Virgen María,
los nombres de Cuba y Dios.

Cincuenta años no son nada
si al volver atrás la vista
vemos la misma sonrisa,
la dulce y tierna mirada.
Su juventud comenzaba
en plena paz, muy sereno,
un corazón de amor lleno
que oyó a su padre anhelante,
“No quiero un cura importante,
sólo quiero que seas bueno”.

Gracias a usted, Monseñor,
gracias al padre Miguel,
gracias, por contar con él
no nos faltará el Pastor.
Le pedimos al Señor
uniendo todas las manos
como hijos, como hermanos,
en esta Santa Mansión,
que les dé su bendición
en este pueblo mantuano.

(Sin autor)

Tu eterno andar

¿Qué te ha detenido, José Siro?
¿Qué te ha detenido en tu andar...?
¿El guijarro, el espino que encuentras en la pendiente del camino?
¿El frío viento que viene de las altas cumbres?
¿La duda que corta el respiro?
¿La aguzada palabra, la calumnia?
¿Del poder el uso abusivo?
¿Qué te ha detenido en tu caminar, Siro?
¡Nada...!
Tu paso firme, fuerte, calmo,
te hace renovar sin balbuceos ni temblores
tu sendero y es que Jesús va contigo,
tu doble silencioso, tu mejor amigo.
Desde hace 50 años al Él te entregaste
y no has salido de sus brazos,
ni de su sombra has salido...siempre vas con Cristo.
Pero ¡Cómo miento! Cuántas veces tu paso
detenido ha sido.
Al conocer el dolor ajeno,
al saber de la tristeza del anciano,
al conocer del preso, al enfermo desvalido,
al acariciar el rostro de un solitario niño
con tus venas henchidas de existencia.
Ese es tu destino. Tu entrega total al señor y a tus hijos
que por miles tienes, Siro:
¡Pues eres Obispo!
El Señor te guarde.
¡Qué seas bendito por años de años!
¡Qué María te guíe. Ella es el mejor camino
para llegar a Cristo!

Con todo respeto y cariño: ¡FELICIDADES!

Rosario González Álvarez. Pinar del Río, febrero 12/04.


A Monseñor

Hoy celebra Monseñor
su 50 aniversario.
Su trabajo, su labor,
son un caso extraordinario.
Llega su cincuentenario
manteniendo firmes bases
porque, pase lo que pase,
mantiene su posición
Y así en cada situación
su amor y su fe renace.

Cincuenta años ya hace
que dio su primera misa
y a sus fieles les complace
su tierna y dulce sonrisa
que es como un soplo de brisa,
que nos refresca y alienta.
Es como ventana abierta
que da entrada a la esperanza
y nos impone confianza
para llamar a su puerta.

La que permanece abierta
y ofreciendo caridad,
porque siempre está pendiente
de ayudar a los demás.
Y siempre dispuesto está
para hacer cosas muy buenas,
su casa es como colmena
donde abejas laboriosas
realizan variadas cosas
en forma grata y amena.

Y aquí sí vale la pena
el trabajo que brindamos.
Por eso nos esforzamos
y hacemos de mil amores.
Y sus colaboradores
queremos hoy reafirmarle
nuestro amor; proporcionarle
un día alegre y feliz
y que continúe así.
No dejaremos de amarle.

Además quiero agregarle
que de una forma especial,
lo queremos los del Centro
y la revista Vitral,
la cual debo mencionar,
pues sabe que es mi pasión,
constituye mi ilusión
y la quiero con la vida.
Y esa revista querida
es su obra, Monseñor.

Y los distintos servicios
que brinda a la población,
han ayudado a este pueblo
en su grave situación.
Brindándole protección
a niños desamparados,
a ancianos necesitados,
a personas con problemas,
de enfermedad u otro tema,
que deban ser ayudados.

Camine usted con su pueblo,
con penas que lamentar,
conservando la esperanza
que nunca debe cesar.
Y que pueda continuar
con su pueblo caminando,
la esperanza conservando,
que sean menos las penas
y tenga confianza plena.
Lo iremos acompañando.

Margarita Gálvez Martínez.

 


 

Revista Vitral No. 60 * año X * marzo-abril de 2004