Al Venerable Hermano José
Siro González Bacallao
Obispo de Pinar del Río.
Muy a menudo viene a Nuestra memoria esa querida Isla de Cuba que de
manera especial conservamos en Nuestro corazón, junto con cada
uno de sus queridos habitantes a quienes tenemos presentes, sobre todo,
en lo que a su plenitud espiritual se refiere. Entre ellos, Venerable
Hermano, te contemplamos de modo particular y, junto a ti, a aquellos
que, con la correspondiente alegría y llenos de abundante gozo,
celebran contigo la singular conmemoración del día del
Quincuagésimo Aniversario de tu ordenación sacerdotal.
Tu comunidad natal te dio primero una formación cristiana, y
tu, una vez ordenado sacerdote, le dedicaste a ella tu labor corno presbítero.
En ésa, tu diócesis de origen, has desempeñado
distintos ministerios, tanto como pastor de los mismos fieles, como
en el cargo de Vicario General.
Posteriormente, por Nuestra Voluntad, recibiste la Sede de tu Diócesis
de Pinar del Río, como Obispo y Pastor de la misma. De ahí
en adelante, las extraordinarias virtudes de tu piedad y celo pastoral
han constituido un preclaro ejemplo de laboriosidad para 108 pastores
de almas y te han sido otorgadas para favorecer a la grey del Señor
y lograr así que la comunidad de los fieles pueda seguir más
fácilmente el camino del Evangelio.
Así pues, queremos felicitarte en la próxima feliz conmemoración
y unir Nuestra voz a las festivas aclamaciones de tus fieles, a quienes
has dedicado todo tu ministerio apostólico.
Suplicamos al Benignísimo Señor que recompense generosamente
tus méritos y sea para siempre tu Auxilio
Finalmente, y en primer lugar, a Ti, Venerable Hermano, te otorgamos,
de todo corazón, Nuestra Bendición Apostólica,
que, muy afectuosamente, queremos hacer extensiva a tu comunidad diocesana.
Dada en EI Vaticano, el día vigésimo quinto del mes de
enero del año dos mil cuatro, vigésimo sexto de Nuestro
Pontificado.

JUAN PABLO II