Revista Vitral No. 60 * año X * marzo-abril de 2004


ECLESIALES

 

MENSAJES Y CARTAS DE FELICITACIÓN
PDE MUCHOS MENSAJES RECIBIDOS POR EL SEÑOR OBISPO
DE PINAR DEL RÍO CON MOTIVO DE SU JUBILEO,
HEMOS ESCOGIDO LOS SIGUIENTES:

 

 

Agustín Román

27 de febrero del 2004-03-30

Querido hermano Obispo Siro:

Hoy nos unimos a ti y a todos allá en esta celebración de Bodas de Oro Sacerdotales. Esta noche la misa será para ti y los tuyos.
Gracias por “Vitral”. La recibí ayer y estoy seguro que ninguna otra publicación la supera en ninguna parte.
Saludos a todos.

Tu hermano en Cristo

+Agustín A. Román


Oscar Madrid

Jueves, 26 de febrero de 2004-03-30

Monseñor
José Siro González Bacallao
Obispo de Pinar del Río
Cuba.

Querido y recordado Monseñor Siro:

Desde el más austral de los países sudamericanos, al que retorné recientemente después de ejercer más de seis años como corresponsal extranjero en Cuba, me permito enviarle el más caluroso saludo y agradecimiento al cumplir 50 años de vida sacerdotal inspirado siempre en el bienestar común, la solidaridad, la defensa de la libertad y los derechos humanos.
Durante mi permanencia en la Isla aprendí a conocer y a admirar a toda la Iglesia cubana, pero mi identificación plena con la Diócesis de Pinar del Río y el aporte enaltecedor de los laicos en la defensa de la persona humana, dejaron huellas imborrables en mi memoria y la convicción absoluta que “vendrán tiempos mejores”.
“Cuando en un país se lesionan las libertades de conciencia, de religión, de expresión, de participación económica, o política, o social, o todas ellas a la vez, algo muy grave se ha dañado en la convivencia del país”, (Vitral 57, 2003) pero la respuesta a estos desafíos está en la conciencia de todos los cubanos que crece cada día y se fortalece cuando ven en sacerdotes como usted, al pastor que se identifica con el pueblo de Dios, cuya voluntad irrenunciable es vivir en libertad como Aquel que vivió la libertad hasta el extremo de entregar su propia vida para liberarnos. “A ti te lo digo: ¡Levántate y anda! (Lucas 5,23-24).
Querido sacerdote,
Libertad y liberación son meta y camino por donde tiene el derecho y el deber de transitar toda persona humana y todo el pueblo, y usted, durante 50 años, ha sido guía y pastor de miles de cubanos que no renuncian a esta libertad y ven en la Iglesia y su Doctrina Social el espejo de una sociedad verdaderamente justa, donde la palabra de Cristo no constituya una amenaza al totalitarismo, sino fuente de espiritualidad y testimonio de amor y solidaridad entre los hombres de buena voluntad.
Querido Obispo, que la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, y la Virgen del Carmen, patrona de Chile, lo protejan siempre y Dios le dé muchos años de vida y salud para que podamos, más temprano que tarde, asistir a un nuevo amanecer cubano, donde la luz de la libertad los ilumine a todos, incluso a los que hoy ven en la Iglesia y los cristianos a “enemigos” y no compatriotas que creen, confían y luchan por una Cuba mejor.
Con cariño y todo el respeto que merece, se despide,

Oscar Madrid. V.


Logia Paz y Concordia

Pinar del Río, 21 de febrero del 2004-03-29
“Año del Bicentenario de la Primera Logia Cubana y del Ciento Cincuenta de Juan Gualberto Gómez”

Mons. José Siro González Bacallao
Obispo de Pinar del Río
Ciudad.

Muy Santo Padre:

La Logia Paz y Concordia se siente muy complacida por la invitación a la presentación de su libro, hecha por la Comisión Católica para la Cultura, el cual, puede estar seguro, tendrá un lugar en nuestra biblioteca, pero más aún, hacerle llegar nuestra sincera FELICITACIÓN a nombre de todos nuestros miembros y en el mío, en particular, en ocasión de sus 50 años de Vida Sacerdotal, a celebrase en la Iglesia Catedral, en la que estaremos presentes.
Esperamos que Dios le dé muchos años más y pueda seguir compartiendo su FE con este pueblo pinareño, que tanto lo admira y quiere.

Fraternalmente,

Lic. Alfredo E. Pando Lara 33
Secretario.


Logia Reivindicación

Pinar del Río, 24 de febrero del 2004-03-30

Sr. Dagoberto Valdés Hernández
Director revista Vitral
Obispado de Pinar del Río
Pinar del Río.

Estimado amigo:

Por medio de tu prestigiosa revista, quiero hacer llegar una calurosa felicitación por sus 50 años de Sacerdote a Monseñor José Siro González Bacallao. De sus muchas cualidades admiramos tres en particular: Servidor de Dios, de la Familia y de la Libertad, lo que ha hecho ser considerado como un amigo de la Masonería Cubana.
Le rogamos al Gran Arquitecto del Universo que le mantenga su salud y vitalidad para que continúe llevando a la Iglesia pinareña por los caminos de piedad, pureza y dignidad que la han caracterizado.

Afectuosamente,

Dr. Roberto L. Martínez Arencibia
Logia Reivindicación.
Los Palos.
Provincia Habana.


Félix Sautié Mederos

Don Siro
cumple 50 años de cura…

Queridos amigos; yo sé que muchos de ustedes cuando se dirigen o se refieren en público y oficialmente a la persona del Obispo de Pinar del Río, Monseñor José Siro González Bacallao, usan su muy merecido título de Monseñor, porque como Prelado de la Iglesia Católica le corresponde y es justo que así se le denomine, pero también sé perfectamente que cuando hablamos de su persona en nuestra intimidad y en el roce diario simplemente le decimos con cariño familiar y cercano: Siro. Así son las cosas y los pinareños lo saben bien, por eso cuando me invitaron a escribir algo sobre los 50 años de sacerdote que cumple Don Siro, decidí comenzar mi artículo mencionando esta diversidad de manejos para la denominación de una persona muy importante que acostumbramos a realizar los cubanos, muy en especial cuando la queremos y admiramos. Por eso les pido licencia para manifestarme con un término intermedio entre la sencillez de decir Siro simplemente y la jerarquía de Monseñor, que pienso resume respeto jerárquico y cariño familiar, y que la prefiero en lo personal porque me facilita identificarlo además con otro Obispo católico muy sencillo, auténtico y popular, a quien también aprecio mucho, que es conocido en los medios católicos latinoamericanos y españoles como Don Pedro Casaldáliga, Obispo, místico y poeta. Ambos con sus diferencias de circunstancias y de lugares, resumen para mí el paradigma de lo que debe ser un Obispo católico, verdadero sucesor de los apóstoles que Cristo escogió entre las más sencillas e incluso menospreciadas personas del pueblo de Israel en su tiempo, incluyendo además a Saulo de Tarso a quien derribó de su caballo de perseguidor para, después de haberle cegado sus ojos severos de Doctor de la Ley y discípulo de Gamaliel, convertirlo en Pablo, el Apóstol de los gentiles.
Pues bien, salvando las distancias, el tiempo, las diferencias geográficas e incluso las cercanías cronológicas con la época del paso de Jesús por la tierra, puedo decirles que considero que, cuando hablo de personas como la de Don Siro y la de Don Pedro Casaldáliga, no tengo la menor duda de estarme refiriendo a vidas conformadas por la misma esencia con que se forjaron los simples hombres y mujeres de aquella época, como fueron Juan el Bautista, Pedro, Santiago, Andrés, Pablo e incluso María Magdalena entre otros muchos; sin incluir a María la Virgen porque debo ubicarla en una escala espiritual que roza los límites de la humanidad con las fronteras de lo divino, ya que en su seno se engendró y sus pechos amamantaron a quien es hombre y Dios verdadero. En esas circunstancias María es incomparable ya que resulta ser de una composición espiritual más sublime y sé que ustedes me comprenden las razones de tal excepción comparativa.
En consecuencia, cuando nos ponen ante la tarea en que me pusieron mis amigos de Vitral al pedirme un artículo sobre el 50 aniversario de sacerdote que cumple Monseñor Siro este año 2004, debo decirles que, sin la menor duda, he sentido y siento que me han puesto a escribir sobre uno de los apóstoles, de los que además es sucesor, de acuerdo con la imposición de manos realizadas en secuencia temporal ininterrumpida desde aquel entonces evangélico hasta la actualidad de hoy.
Muchos recordarán también que hay personas en el pueblo, que por cierto no son pocas, que denominan a Siro, Padre, y algunas más viejas que nunca olvidan su labor pastoral en los campos pinareños, muchas veces realizada sobre un caballo, medio de transporte usual y ocasionalmente único con que cuentan los más modestos hombres de campo. Todo eso parte de sus esencias campesinas, guajiras por denominarlas a nuestro muy cubano decir, y básicamente populares, las que caracterizan a quien es, sin lugar a dudas, tanto para los que los quieren como para los que lo enfrentan, uno de los más carismáticos y significativos Obispos de la Iglesia Católica Cubana.
No es la primera vez que escribo de Don Siro, ni tampoco sería la primera vez que me lo publican, incluso conozco que algunos piensan que lo hago como amigo, lo que no podría negar nunca porque blasono constante y públicamente de ser amigo cercano; pero debo confesarles que cada vez que me acerco a su persona, siento una corriente y una inspiración mística que surgen de su decir y de su actuar, que por demás no se corresponde con las cumbres y las luminarias de la filosofía ni de la teología, sino con el razonamiento sencillo y popular que tiene sus orígenes en las familias del campo, que unidas trabajan la tierra, conscientes de que son peregrinos por los senderos que conducen a la Casa del Padre.
Quisiera recordar en esta oportunidad un encuentro suyo con representantes de las casas-misión donde se efectúa el culto católico en los lomeríos de Pinar del Río. Aquel encuentro se realizó después de la Eucaristía dominical en la iglesia de Cabañas que, como ustedes conocen, está erigida sobre un montículo desde el cual es posible ver el pueblo y la bahía, lo que pudiera denominarse un lugar teológico, tal y como decimos los estudiosos del Antiguo Testamento. Fue un día de confirmaciones del diciembre neblinoso del año 2001, entonces viajé a aquel mítico lugar acompañado por dos amigos sacerdotes: el Padre Benjamín Forcano, uno de los más importantes teólogos moralistas de España y de Europa, Director de la Editorial Nueva Utopía, y por el Padre Isidro Hoyos, sacerdote obrero español, recién llegado entonces a Cuba y hoy Párroco de Alamar. El templo se abarrotó de campesinos procedentes de los más diversos parajes de la serranía pinareña para participar en el encuentro misionero convocado por su Obispo. Allí vimos reunidos con don Siro a los representantes de una verdadera Iglesia que, carente de templos de piedra, vivía y vive dentro de los ámbitos propios del alma y del corazón de los montañeses pinareños; todos, incluyendo al Obispo, guajiros naturales al decir del difunto Polo Montañés.
Para finalizar estas cuartillas, nacidas de la pasión propia de la amistad y del aprecio, que no puedo negar, les ruego me permitan que les cite lo que escribí aquel diciembre de 2001 en una crónica mía publicada en España, porque no tengo mejores palabras para describirles lo vivido en Cabañas entonces: “nos reunimos en un cuadrado que exigió casi todo el espacio del templo y allí, con el Obispo querido en el medio, se habló de cosas profundas sin términos teológicos académicos, donde don Siro compartió sus vivencias campesinas y pastorales con las de sus feligreses. En resumen, todos con un denominador común: hombres y mujeres de nuestros campos, que parten del testimonio de una fe de tanto amor, que los capacita para dar hasta la vida por sus amigos”. Para mí eso es lo que es, y valgan las redundancias de términos, Don Siro, un Obispo que nunca ha dejado de ser un guajiro, consciente de su responsabilidad para con la misión que Dios le ha encomendado, pero muy auténtico y natural con sus orígenes campesinos y populares. Con Mitra, con Báculo y con arado de palo, pero siempre sembrador con experiencia que sabe plantar la semilla en la buena tierra que constituyen las almas y los corazones del pueblo pinareño. Albricias por Don Siro y sus 50 años de cura.

Félix Sautié Mederos


 

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