Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003


NUESTRA HISTORIA

 

DEL CINE SILENTE AL SONORO

WILFREDO DENIE VALDÉS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De hecho la cinematografía nació en febrero de 1895, cuando los hermanos Augusto y Luis Lumiere, franceses, utilizaron un tomavistas automático denominado cinematógrafo. En un principio sólo servía para impresionar noticiarios y escenas cortas de carácter cómico. Poco a poco, merced al perfeccionamiento y mejoría de las cámaras, las películas y los objetivos, se consiguió impresionar cintas más extensas.
Inicialmente en el cine mudo las dificultades de tomas y proyección sólo permitían 16 imágenes por segundo. Al convertirse en sonoro, la velocidad fue aumentando, por necesidades técnicas, a 24 fotogramas en igual tiempo.
En 1909 Francia lanzó una película importante de 1000 metros: El asesino del Duque de Guisa. Italia ofreció ¿Quo Vadis? y Los últimos días de Pompeya. En Estados Unidos se inició la industria con películas inspiradas en personajes del oeste con El jinete valiente, Los pieles rojas, La joven de rubios tirabuzones y surgen Mary Pickford y Charlie Chaplin.
Con la aparición de lo que se consideró en aquella época “el invento del siglo” comenzaron a aparecer en Pinar del Río otras salas de proyección, además del teatro Milanés, convertido también en cinematógrafo. En septiembre de 1913 se inauguró el cine Central, de Vicente Puerta Guerra. Este se encontraba situado donde actualmente se halla la tienda de tejidos Sensación, en la calle Martí. En ese mismo año surge el teatro Dolz con sala de proyección, propiedad de José Valcárcel ubicado en la propia calle Martí, donde hoy funciona el Banco Nacional de Cuba, entre Recreo y Vélez Caviedes.
En ese período comenzaron a proyectarse películas en el cine Patria de Manuel González, situado en los bajos de lo que sería después La Flor Asturiana, y en 1918 en el parque de diversiones Fe Park, en Maceo y Recreo. En 1920 surge el cine Ideal de Valcárcel en Maceo y Rosario. Este cine fue conocido también como Solano Ramos, Maravillas y Martí, en dicho lugar posteriormente funcionaría la estación de radio CMAB, a partir de la década del 40.
Todas estas salas cinematográficas vivieron la época del cine silente, proyectándose en sus pantallas, entre otras, las cintas:Los diez mandamientos, de Cecil B. De Mille, El lirio roto, El torrente con Greta Garbo, las películas de Rodolfo Valentino, El despertador del mundo, Flash Gordon, La marca del zorro con Douglas Fairbanks, El fantasma de la ópera por Lon Chaney, las películas de vaqueros de William S. Hartt, Tom Mix, Buck Jones, Hood Gibson, Tim Mc Coy y tantos otros del cine no hablado.
Ya en 1925 se comenzó a hablar de cine sonoro. Éste se convierte de hecho en el teatro Wagner de Brodway, donde el día 6 de agosto de 1926, sirviéndose del aparato Vitaphone, presentado por los hermanos Wagner; se oyó la voz que salía de la pantalla para explicar el noticiario, sustituyendo así los títulos por la palabra. La primera película sonora que se proyectó en el mundo fue Don Juan, por Jhon Barrymore.
Cuatro años después el 13 de septiembre de 1930, la Empresa Valcárcel y Navas que regentaba el teatro Milanés de Pinar del Río, inauguraron el sistema sonoro con los aparatos Vitaphone de R.C.A. (Radio Corporation América, los del sistema Vitaphone y Movietone).
Se seleccionó para la inauguración la famosa foto-opereta en 12 actos, con 200 profesores de orquesta y 500 actores y coristas, El desfile del amor, con Maurice Chevalier y Jannette Mac Donald, el tenor cómico Lupino Lane y la tiple cómica Lilian Roth. Además, se estrenó ese día La Paloma, cartón sincronizado y una revista sincronizada, ambas de la Paramount.
Con la aparición del cine sonoro surgen otras salas en la ciudad pinareña. En 1929 aparece la Grenier, donde actualmente se encuentra el Pío-Pío en la Alameda. Este cine duró poco tiempo por convertirse en arena de boxeo.
A finales de 1936 se inaugura el regimiento Juan Rius Rivera del Ejército Constitucional en la conocida Loma de los Coches. Este contaba con un espacioso cine-teatro a donde civiles y militares acudían a recrearse con la proyección de películas y otras actividades sin distinción de rangos políticos ni de razas. Los militares también compartían de forma amistosa con todo el pueblo. Esta relación entre militares y civiles comienza a romperse después del golpe del 10 de marzo de1952 perpetrado por Batista.
El pueblo pinareño se va desarrollando en todos los órdenes, principalmente en esta manifestación de la cultura. El domingo 9 de abril de 1939 se abre el cine Aída, propiedad de Juan Pérez Valdés, en la calle Vélez Caviedes entre Yagruma y Retiro. Este se inauguró con la película Hombres de mar, con Arturo de Córdoba y Dolores del Río.
El 24 de diciembre de 1947 se concluye una de las salas de cine-teatro más grandes de Cuba, con 2,400 lunetas, su propietario era Joaquín Riesgo, llevaba por nombre su apellido: Riesgo. Este cine se inauguró con el film Flor de insidia por Heddi Lamar. Estaba dotado de una gran pantalla panorámica y sonido estereofónico, además de tres proyectores que llevaban la imagen a la vez a todo lo largo y ancho de la pantalla, el telón, elaborado con una hermosa tela roja de pana, se abría al comenzar la función de forma automática.
Semanalmente, a partir del lunes se imprimían programas para toda la población como promoción de las películas de cada día, casi siempre de estreno y acompañadas de cartones, avances, noticiarios nacionales e internacionales, episodios, etc.
Por las pantallas de los cines pinareños a partir del cine sonoro se proyectaron infinidad de películas, entre ellas: las de Drácula, Frankestein, King Kong, las de José Mojica, Carlos Gardel, El Gordo y el Flaco, Charles Chaplin, Cantinflas, los bailarines Fred Astaire y Ginger Roger, episodios del caballo Rey y el perro Rin Tin Tin, la cubana del cine mejicano María Antonieta Pons, bailadora de la rumba cubana, Libertad Lamarque, Bette Davis, Errol Flynn, John Wayne, Gary Cooper, Burt Lancaster, películas del oeste y policíacas, también dramas como La Dama de las camelias, El gran vals, Tres monedas en la fuente, Lo que el viento se llevó y tantas otras que se haría interminable mencionarlas.
En la ciudad pinareña además de los cine-teatros que contaban con una variada programación, había otras opciones de esparcimiento y recreación cualquier día de la semana, las que se triplicaban principalmente los sábados y domingos, como “para salir de casa”.

 

Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003
Wilfredo Denie Valdés
(San Luis. Pinar del Río)
Licenciado en Historia. Fue historiador de la ciudad de Pinar del Río durante muchos años.