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Lech Walesa llegó
a ser líder del movimiento sindical polaco Solidaridad a
principios de la década de 1980. Premio Nobel de la Paz en
1983. En 1990 fue elegido presidente de Polonia.
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CIUDAD DEL VATICANO, 11 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II exigió
este martes al sindicato Solidarnosc, protagonista de la caída
del régimen comunista en Polonia, que vuelva a salir en defensa
de los trabajadores y denunció la «politización»
de la plataforma sindical.
«Todos los trabajadores, independientemente de quién ostenta
el poder, esperan ayuda para defender sus justos derechos», indicó
el Santo Padre al encontrarse con representantes del histórico
organismo, entre quienes se encontraba el ex presidente polaco Lech Walesa.
En el encuentro, que tuvo lugar en la Sala de las Audiencias generales
del Vaticano, el obispo de Roma comenzó recordando los años
ochenta en los que Solidarnosc se enfrentó «a la supresión
programada de la libertad del ser humano, a la humillación de su
dignidad y a la negación de sus derechos fundamentales».
Su acción, añadió, fue decisiva para «las transformaciones
pacíficas» que en 1989 «prevalecieron sobre el odio
y el deseo de venganza y pasaron a ser el germen de la construcción
de un estado demócrata».
Ahora bien, reconoció con profunda tristeza el Papa polaco, aquellos
acontecimientos «parecen escapar a la memoria», especialmente
entre los jóvenes.
La necesidad de «garantizar la dignidad y la eficacia del
trabajo humano no ha perdido importancia», reconoció, citando
los problemas actuales del mundo laboral en Polonia: el desempleo, el
trabajo temporal, los despidos «sin atención alguna por las
suertes de los empleados y de sus familias», la diferencia entre
el empleo público y el privado.
«Es necesario que vuestro sindicato salga abiertamente en defensa
de los trabajadores, a quienes los empresarios niegan el derecho a la
voz, el derecho a oponerse a los fenómenos que violan los derechos
fundamentales del trabajador», exigió el ex arzobispo de
Cracovia.
En particular, denunció la cuestión del impago de los salarios
en Polonia y la definió como «un pecado que clama venganza
al cielo».
En los últimos años, siguió constatando en polaco,
una «politización del sindicato, probablemente debido a la
necesidad histórica, ha provocado su debilitación».
«Si Solidarnosc hoy quiere servir verdaderamente a la nación,
tendría que volver a sus raíces», concluyó.
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