Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003


ESPECIAL

 

LANZAMIENTO DEL LIBRO
"POLO CANTOR DE LA MONTAÑA"

HOMENAJE A POLO EN EL DÍA DE LA DIGNIDAD PINAREÑA

 

 

UNA NOCHE EN EL CORAZÓN DE CUBA

PALABRAS INICIALES DE DAGOBERTO VALDÉS

PALABRAS DEL EDITOR

PALABRAS DEL AUTOR

PALABRAS DEL OBISPO DE PINAR DEL RÍO

DÉCIMAS EN HONOR A POLO

 

 

 

 

 

 

 

Óleo de Juan Miguel Suárez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dagoberto Valdés durante las palabras de bienvenida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mons. José Siro, Obispo de Pinar del Río.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Belisario Carlos Pi Lago, leyendo las décimas que le dedicó a Polo Montañez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estreno de la canción “Canta otra vez”, dedicada a Polo interpretada por su autor, el galeno Marlon Guerra

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estatua develada de Polo Montañez.

 



Una noche en el corazón de Cuba

El pasado 26 de noviembre, Día de la Dignidad Pinareña, celebramos la fundación del Comité Todo por Pinar del Río en 1943, en el patio central de la Casa Diocesana de Pinar del Río; fue una noche muy especial. La Comisión Católica para la Cultura y el Sr. Obispo José Siro González Bacallao convocaron para la celebración.
Como todos los años hubo un homenajeado, pero en esta ocasión alguien muy conocido, cuya muerte el 26 de noviembre de 2002 estremeció el corazón de Cuba: Polo Montañez quien con su obra contribuyó a esa dignificación de nuestra identidad..
Guajiro Natural por autodefinición y por la nobleza de su alma, se había ganado a los cubanos por “rescatar la poesía y el sentimiento de la vida cotidiana”, como reza la dedicatoria del libro Polo: cantor de la montaña de Ismael León Almeida que fue lanzado esa noche bajo el sello de Ediciones Vitral, y que narra, sin empeño biográfico, los avatares de la vida de este carismático y autodidacta cantautor de nuestra campiña, ilustrado con un exquisito ensayo fotográfico de Orlando Gómez García (Grafforl) que siguió al cantante en importantes momentos.
Luego de las palabras iniciales de Dagoberto Valdés, responsable de la Comisión Católica para la Cultura de Pinar del Río y director de Ediciones Vitral, fue develada por primera vez una estatua, de cuerpo entero y tamaño natural, de Polo, obra magnífica de una talentosa artesana pinareña que nos tiene acostumbrados a sus creaciones impresionantes en “papier maché”.
Seguidamente fue presentado el libro por el periodista Julio Martí, del rotativo cubano Juventud Rebelde, y amigo personal del autor.
Rafael A. Bernal Castellanos, editor del libro, leyó también su opinión de la obra. La segunda parte de la velada contó con el estreno de la canción “Canta otra vez”, interpretada por su autor, el galeno Marlon Guerra Tejeda.
El poeta y ensayista pinareño Belisario Carlos Pi Lago, le dedicó unas décimas y el Sr. Obispo Diocesano, Mons. José Siro González Bacallao, tuvo las palabras finales destacando la sencillez y carismas de Polo Montañez, “un hombre bien para´o”.
Al final los participantes pudieron adquirir el libro y tuvieron la oportunidad de que el autor lo autografiara. El clásico vino permitió intercambio de opiniones y cientos de fotos al lado de la preciosa estatua y del cuadro “Polo Montañez”, del joven pintor pinareño Juan Miguel Suárez, también expuesto en la velada.
Fue un viaje al corazón de Cuba, donde conviven esperanza y hastío, amor y desamor, alegrías y penas. Fue la velada más concurrida y sentida que se recuerda en la tradición de estas celebraciones de la Dignidad Pinareña/ Sergio Lázaro Cabarrouy

PALABRAS INICIALES DE DAGOBERTO VALDÉS, DIRECTOR DE LA REVISTA VITRAL

Querido Sr. Obispo de Pinar del Río:
Estimado Ismael León Almeida, autor del libro “Polo, cantor de la montaña”:
Destacado fotógrafo Orlando Gómez García:
Respetado Sr. Julio Martí, prologuista y presentador del libro:
Sra. Genoveva Márquez Padrón, autora de la escultura de Polo:
Queridos hermanos y hermanas

Amigos todos:

El 26 de noviembre del año 1941, se fundó el Comité Cívico Todo por Pinar del Río la instancia cívica que más trascendencia tuvo en la época republicana. Desde entonces el 26 de noviembre de cada año se celebra el Día de la Dignidad Pinareña.
La Comisión Católica para la Cultura ofrece cada año en este día un homenaje a un pinareño insigne. En esta ocasión este tributo lo rendimos, orgullosos, a un guajiro natural, a aquel que logró en poco tiempo cantar con la voz del pueblo y entrar por eso en la memoria cultural de Pinar del Río y de toda Cuba: Se trata de Fernando Borrego Linares, a quien todos conocemos como Polo Montañez.
Hace un año moría este cantor popular. Un año ha sido suficiente para aquilatar cuán hondo y cuán sinceramente se había colocado en el corazón del pueblo.
Esta noche se unirán para homenajear a este pinareño sin par la literatura, el arte y la música.
Ediciones Vitral tiene el gusto y el honor de presentar el libro Polo, cantor de la montaña del periodista Ismael León Almeida y del fotógrafo Orlando Gómez.
La Sra. Genoveva Márquez, reconocida y apreciada artesana pinareña nos ha hecho el honor y el privilegio de develar su última obra que se enmarca dentro de una serie de proyectos similares. Se trata de una escultura de Polo en papier maché de tamaño natural.
El joven y talentoso pintor Juan Miguel Suárez presenta su óleo sobre Polo que podemos contemplar.
Y el médico Marlon Guerra Tejera hará aquí la premiere de una obra dedicada a Polo y cuya letra múscia e interpretación es del carismático galeno.
Como podemos apreciar, se trata de una noche cultural para que crezcamos en humanidad y sencillez, para que Pinar del Río tenga un nuevo motivo para acrecentar su dignidad y sano orgullo como pueblo culto y guajiro.
Nos alegramos y compartimos todas las demás iniciativas que desde las más variadas instancias oficiales están esforzándose en estos días por rendir a Polo el múltiple y plural homenaje que merece.
Lamentamos que a última hora no hayan podido asistir su familia y amistades que con tanta generosidad y cercanía, con tanta transparencia y honestidad brindaron a Vitral su inestimable colaboración, sin la cual no habría sido posible alcanzar el grado de meticulosidad gráfica que contiene este libro. Dios sabrá pagarle como solamente Él sabe hacer con personas tan buenas y sencillas.
Que la figura, la obra y la memoria de Polo, que es de todo el pueblo, sea un vínculo de unión y de concordia, un motivo de colaboración sana y de encuentro entre todos los sectores de nuestro pueblo. Sólo así podremos contribuir a que aquellos pinareños que hace más de medio siglo fundaron aquel inolvidable Comité Cívico, esperen tranquilos y satisfechos el día en que todos los pìnareños unidos en un mismo sentir dentro de la multicolor diversidad, podamos entonar juntos, sin falsas divisiones, aquellos versos que constituyen como el último deseo del Cantor de la Montaña:
“el último minuto de mi vida debe ser, creo que debe ser romántico, donde pueda decir la única verdad de amor, de desamor, de desengaños..”
Verdad de amor, eso necesitamos y eso queremos para todos los pinareños.
Muchas gracias.

LA REAL DIMENSIÓN DE UN INDIVIDUO NO ESTÁ DADA POR LA CANTIDAD DE VECES QUE VE IMPOSIBLE LA META SINO POR LA PERSISTENCIA EN MANTENERLA AL ALCANCE DE SU ESFUERZO

Palabras del Señor Rafael A. Bernal Castellanos en la presentación del libro “Polo, cantor de la montaña”

“Si el hombre perdiera los poetas, seguiría siendo el dueño del mundo; pero no escucharía el canto de los pájaros, aunque los pájaros cantaran todos los días, ni aunque la poseyera, él sabría en verdad lo que es la rosa”
Dulce María Loynaz.
Poemas sin nombre.
CXIX.

Dicen que un día le preguntaron a Polo Montañez si él leía poesía y este contestó: -¡No, yo la hago!
Para muchos habituados a la falsa modestia y al doblez oportunista esta respuesta puede parecer exagerada, autosuficiente o lo que es peor: irreverente. Nada más lejos de la verdad, el hombre que se reconocía un idiota en el amor y lo pregonaba así a los cuatro vientos sabía que cuando ofrecía un montón de estrellas estaba firmado la mejor poesía de cualquier idioma, esa que con las palabras más usadas de cada día dice en exacta medida aquello que nos vuelve mejores.
Pueden los profundos estudiosos de la lengua insistir en lo poco original de la expresión o en la vulgaridad de alguna palabra. No importa, lo que realmente interesa en los versos del poeta es la capacidad de desdoblarse en quien lo escucha y ofrecerle, en el momento oportuno, la frase que le hacía falta para decir lo que no se atrevía a expresar; y eso, bien lo sabemos todos, es lo que hizo de este guajiro nuestro poeta natural.
La sabiduría popular ha establecido a través de los años que la real dimensión de un individuo no está dada por la cantidad de veces que ve imposible la meta sino por la persistencia en mantenerla al alcance de su esfuerzo, no importa cuantas veces tenga que volver a empezar la marcha. Esa persistencia, ese afán de triunfo, puede convertir en gigante a cualquiera que esté dispuesto a soñar, aun cuando sus noches no hayan sido dedicadas a hacerlo.
Ese convencimiento del propio valer sin alardes, sin prepotencias, otorgándole a cada cual el mérito de compartir la senda, porque se sabe que aún la más estrecha de ellas es suficiente para admitir otras compañías, representa para el hombre común el santo y seña de la dignidad; no de esa que es vanidad disfrazada y se duele por cualquier cosa sino de la genuina, la que nos hace sentir orgullosos de disfrutar un momento de la vida con esas personas aunque no las hayamos conocido. Esa es la dignidad que ostentó Fernando Borrego Linares, un sencillo guajiro que supo serlo cuando hacía falta y supo ganar oro y platino a plena voz sin quitarse el sombrero ni olvidarse de la yunta’e buey y el aroma del batey. Esa es la que sirve de fundamento a las páginas que Ismael León Almeida recogiera bajo el título: Polo, cantor de la montaña.

Momento muy emotivo donde todos entonan las notas del Himno de Pinar del Río
comenzando la celebración.


Cuando una persona como Polo no niega sus orígenes y en la cima del éxito sigue presentándose como un simple hombre de campo, más aun, de tierra adentro, provoca sentimientos encontrados. Por una parte esa mayoría silenciosa que resulta olvidada en la repartición de las glorias, se identifica en el triunfador y comienza a levantarle un monumento en esa montaña de difícil acceso que se llama memoria; del otro aparece una secta autotitulada “los elegidos” que se lanza a un ridículo balance de méritos para señalarle al recién llegado que no tiene buena voz, que no ha estudiado, que se parece a otro, etc.; todo con tal de cerrar los ojos ante la evidencia: ha surgido otro de los imprescindibles, de los que con voz de persona cantan a un amorsito –así, con s- porque consideran que ese sentimiento, para ser genuino, tiene que tener la misma letra de sincero, y tiene que parecerse a otros porque lleva en sí las mil vidas del pueblo.
¿Quién tiene en sus manos el destino de una definición? ¿Dónde radica la habilidad popular para identificar a quienes nos rodean con un nombre que no es el que le corresponde en los documentos?
Quien lea estas páginas sabrá quién hizo el cambio, pero ese no es el responsable. Tal vez fueron los inexplicables manejos de la Historia al enfrentar otra vez al hombre con el homérico dilema entre la fama y la duración de la vida; tal vez somos nosotros, porque todos fuimos padrinos en ese otro bautizo.
Hoy, transcurrido un año de que formara un dúo con EL BÁRBARO DEL RITMO para entonar ¡Polo Montañez! ¡Qué bueno canta usted!, nos reunimos con dignidad pinareña para recordar al Cantor del Rosario que entre una Pléyade de estrellas nos dio la Sorpresa de llamarse así; porque supo como nunca nadie polarizar a este pueblo con la dignidad de sus versos de hombre sincero de donde crece la palma; porque supo elevarnos a la altura de sus montañas cuando escuchamos sus canciones.
Por eso esta noche también podemos Escribir, por ejemplo, “la noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos”. Porque esta no puede ser una noche de luto sino una noche de poesía, no de esa de versos bien medidos y recursos estudiados, sino de ésta, la que todos llevamos dentro; la que nos enseña a oír el canto de los pájaros aunque no estemos en la montaña y a encontrar una estrella en un guijarro; esa que hizo cantar a un pinareño con dignidad de cubano que con él no hay confusión; esa que hizo que los poemas más humanos de una cubana con dignidad pinareña no se escribieran en forma de versos y fueran, como los de Polo, Poemas sin nombre.

Ismael León, autor del libro, lee sus palabras en la presentación del mismo.


POLO CON SU HISTORIA SENCILLA E INMENSAMENTE HUMANA HA ENRIQUECIDO NUESTRO ESPÍRITU

A Vitral, agradezco por habernos permitido ser parte de un grupo de creadores entre quienes el respeto al trabajo no requiere acicates

Palabras de Ismael León, autor del libro

Estimado Monseñor José Siro González Bacallao
Familiares, amigos y compañeros de música del recordado artista a quien hoy homenajeamos, Fernando Borrego Linares
Queridos amigos y amigas que han venido a compartir este momento:
Quiero ante todo expresar mi profunda gratitud a todas las personas, que son muchas, quienes durante más de un año y medio nos han acompañado en la realización de este sueño.
Como cualquier hombre de la prensa, estoy al tanto de que lo verdaderamente importante en nuestro trabajo es el acontecimiento que con más o menos oficio somos capaces de fijar en la memoria colectiva. Si alguna fantasía nos permitimos esta vez, fue la de creer que un día como este tendríamos entre nosotros a Fernando Borrego Linares; su ausencia no ha dejado de doler. La obra con la cual convocó nuestros mejores sentimientos nos hace cada vez más falta.
El centellear de la genialidad artística de este músico de pueblo, a quien se reconoció en su momento un sorprendente poder de convocatoria, acabó por captar un día la atención de este periodista tan escasamente melódico, quien hizo ya la penosa confesión de que en los inicios era uno de los que se preguntaba «Quién será el que está tocando», como lo advierte en una de sus imprescindibles creaciones el cantautor pinareño.
Acompañado por el fotógrafo Orlando Gómez, paciente amigo y esforzado profesional, el 27 de abril de 2002 cruzamos barreras -físicas y de otros tipos- e iniciamos una aventura en la que hasta hoy hemos sido los más beneficiados, porque el contacto con Polo, con su historia sencilla e inmensamente humana, con su música y sus compañeros de canturías, y con los paisajes de su existencia, han enriquecido nuestro espiritu.
Dura fue la noticia que en la noche del miércoles 20 de noviembre del 2002 tronchó la sonrisa de un día que había sido felíz, porque estábamos ya en la revisión final del manuscrito Polo, cantor de la montaña. Dura fue aquella semana de trágica vigilia, cuando tras la pérdida de Mirell, vino también el fallecimiento del poeta que en tan sencillos versos nos devolvió tanto del sentido humano de la existencia.
Hasta ahora muy pocas personas, entre ellas Adys García y Paula Borrego, esposa y hermana, respectivamente, del fallecido compositor, conocieron lo difícil que nos resultó hilvanar los capítulos finales de este libro. Si al final lo logramos se debe en mucho al ejemplo de los compañeros de música de Fernando Borrego Linares, quienes volvieron al escenario y pusieron su empeño para que la memoria del hermano se perpetuara, incluso en Colombia, incluso en un disco ya en proceso, poniendo en la fidelidad renovada y en el compromiso cultural lo que otros entendieron sólo como atribuciones contractuales.
A VITRAL, la sorprendente editorial del Obispado de Pinar del Río, agradezco tanto por su respaldo a la publicación de este libro, como por habernos permitido sentirnos parte de un grupo de creadores entre quienes el respeto al trabajo no requiere acicates.
Muchas gracias a todos.

La alegría de las personas se puede apreciar al terminar la celebración.

 


UN HOMBRE BIEN PARA´O, QUE SE ENFRENTÓ A LOS DESAFÍOS DE LA VIDA Y DE LA FAMA

Palabras de Mons. José Siro González Bacallao, Obispo de Pinar del Río

“La cultura es aquella forma peculiar con la que los hombres expresan y desarrollan sus relaciones con la creación, entre ellos mismos y con Dios, formando el conjunto de valores que caracterizan a un pueblo y los rasgos que lo definen. Así entendida, la cultura tiene una importancia fundamental para la vida de las naciones y para el cultivo de los valores humanos más auténticos.
“Iglesia que acompaña al hombre en su camino, que se abre a la vida social, que busca los espacios para su acción evangelizadora, se acerca con su palabra y su acción a la cultura.”
Son estas las inolvidables, iluminadoras palabras con las que el Papa Juan Pablo II comenzaba su Magistral Conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el día 23 de enero de 1998.
Teniendo en cuenta estas fundamentales nociones de lo que significa cultura y de lo que pretende la Iglesia ayudando a su promoción, nos hemos unido esta noche para honrar, en el Día de de la Dignidad Pinareña, a un hijo de estas tierras que se llamó a sí mismo Guajiro Natural.
Mostró siempre Polo en sus actuaciones su cubanía, carisma, sencillez y el hechizo de sus textos, ritmos y melodías.
De él dijeron los entendidos: “Parece un hechizo de proporciones colosales. No es compositor, ni cantante de formación académica, ni ha estudiado los recursos de la creación literaria. Sus melodías y canciones brotan como la hierba silvestre en tiempo de lluvia y su voz no conoce otra escuela que la espontaneidad.
Su imagen, como lo podemos constatar en esta preciosa y original estatua, obra maestra de una sencilla pinareña, no es la de un galán, sino la de un hombre común, visiblemente hollado por la dureza de la vida y el trabajo montuno.
Interrogado en una ocasión sobre su proceder y actuación, respondió sin vacilar: “yo soy un hombre bien para´o”, y bien para´o se enfrentó a los desafíos de la vida y de la fama, que pueden obnubilar la mente y endurecer el corazón.
Él supo, con su sencillez pero picardía de campesino, encarar situaciones difíciles, peligros y manipulaciones desconcertantes.
Como bella y certeramente nos dice el periodista Julio Martí, en su presentación del libro que hoy ponemos en manos de ustedes, azares y vida labriega, desengaños y anhelos, felicidad, encumbramiento, creatividad y fama no enturbiaron jamás los instintos ni quebraron la roca en que estaba esculpida la estatua de este hombre extraordinario. Recordémoslo siempre con amor y simpatía.
Agradezco la permanencia de ustedes, queridos hermanos y hermanas, lamento la ausencia de los que le acompañaron con el ritmo de sus instrumentos.
Lamento muchísimo la ausencia de Adys su viuda, que hubiera disfrutado con gozo este homenaje a su inolvidable Polo.
Agradezco en nombre de ustedes, del colectivo del Centro y de Vitral y en el mío propio, el ingente esfuerzo y bellísimo logro del periodista Ismael León Almeida, del fotógrafo Grafforl. Felicidades y Gracias.
Polo Montañez, hemos pretendido poner a los pies de tu memoria y de tu genio, con este sencillo pero cordial homenaje, un montón de estrellas.

Rafael Bernal Castellanos, editor del libro, leyendo sus palabras durante
la presentación, a su izquierda, en orden: Julio Martínez, autor del prólogo,
y Orlando Gómez García (Grafforl) , autor del reportaje fotográfico.

 


GUAJIRO NATURAL

Décimas de Belisario Carlos Pi Lago en honor a Polo Montañez


Tras un horno de carbón
se oye la voz de un guajiro
hecho de maraca y güiro,
de cuerdas y diapasón.
Al son de aquel nuevo son,
se encantaba el matorral;
y la manigua musical,
con extraños sortilegios,
vistió de trinos y arpegios
al Guajiro Natural.

Con chispazos de Lecuona
y Portillo de la Luz,
Benny Moré, Celia Cruz,
Mozambique y chambelona,
Polo Montañez detona
su música original.
Y Francisco Guayabal
de allá del Olvido vuela
a lanzarse en la cazuela
del Guajiro Natural

Con las canciones de Polo
renacen en buena ley
el Negrito del Batey
y el Platanal de Bartolo.
Y si la muerte con dolo
le urdió temprano final,
la vida lo hizo inmortal
cuando llevó al pentagrama
ese ritmo que se llama
El Guajiro Natural.



 

Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003