De hecho la cinematografía
nació en febrero de 1895, cuando los hermanos Augusto y Luis
Lumiere, franceses, utilizaron un tomavistas automático denominado
cinematógrafo. En un principio sólo servía para
impresionar noticiarios y escenas cortas de carácter cómico.
Poco a poco, merced al perfeccionamiento y mejoría de las cámaras,
las películas y los objetivos, se consiguió impresionar
cintas más extensas.
Inicialmente en el cine mudo las dificultades de tomas y proyección
sólo permitían 16 imágenes por segundo. Al convertirse
en sonoro, la velocidad fue aumentando, por necesidades técnicas,
a 24 fotogramas en igual tiempo.
En 1909 Francia lanzó una película importante de 1000
metros: El asesino del Duque de Guisa. Italia ofreció ¿Quo
Vadis? y Los últimos días de Pompeya. En Estados Unidos
se inició la industria con películas inspiradas en personajes
del oeste con El jinete valiente, Los pieles rojas, La joven de rubios
tirabuzones y surgen Mary Pickford y Charlie Chaplin.
Con la aparición de lo que se consideró en aquella época
el invento del siglo comenzaron a aparecer en Pinar del
Río otras salas de proyección, además del teatro
Milanés, convertido también en cinematógrafo. En
septiembre de 1913 se inauguró el cine Central, de Vicente Puerta
Guerra. Este se encontraba situado donde actualmente se halla la tienda
de tejidos Sensación, en la calle Martí. En ese mismo
año surge el teatro Dolz con sala de proyección, propiedad
de José Valcárcel ubicado en la propia calle Martí,
donde hoy funciona el Banco Nacional de Cuba, entre Recreo y Vélez
Caviedes.
En ese período comenzaron a proyectarse películas en el
cine Patria de Manuel González, situado en los bajos de lo que
sería después La Flor Asturiana, y en 1918 en el parque
de diversiones Fe Park, en Maceo y Recreo. En 1920 surge el cine Ideal
de Valcárcel en Maceo y Rosario. Este cine fue conocido también
como Solano Ramos, Maravillas y Martí, en dicho lugar posteriormente
funcionaría la estación de radio CMAB, a partir de la
década del 40.
Todas estas salas cinematográficas vivieron la época del
cine silente, proyectándose en sus pantallas, entre otras, las
cintas:Los diez mandamientos, de Cecil B. De Mille, El lirio roto, El
torrente con Greta Garbo, las películas de Rodolfo Valentino,
El despertador del mundo, Flash Gordon, La marca del zorro con Douglas
Fairbanks, El fantasma de la ópera por Lon Chaney, las películas
de vaqueros de William S. Hartt, Tom Mix, Buck Jones, Hood Gibson, Tim
Mc Coy y tantos otros del cine no hablado.
Ya en 1925 se comenzó a hablar de cine sonoro. Éste se
convierte de hecho en el teatro Wagner de Brodway, donde el día
6 de agosto de 1926, sirviéndose del aparato Vitaphone, presentado
por los hermanos Wagner; se oyó la voz que salía de la
pantalla para explicar el noticiario, sustituyendo así los títulos
por la palabra. La primera película sonora que se proyectó
en el mundo fue Don Juan, por Jhon Barrymore.
Cuatro años después el 13 de septiembre de 1930, la Empresa
Valcárcel y Navas que regentaba el teatro Milanés de Pinar
del Río, inauguraron el sistema sonoro con los aparatos Vitaphone
de R.C.A. (Radio Corporation América, los del sistema Vitaphone
y Movietone).
Se seleccionó para la inauguración la famosa foto-opereta
en 12 actos, con 200 profesores de orquesta y 500 actores y coristas,
El desfile del amor, con Maurice Chevalier y Jannette Mac Donald, el
tenor cómico Lupino Lane y la tiple cómica Lilian Roth.
Además, se estrenó ese día La Paloma, cartón
sincronizado y una revista sincronizada, ambas de la Paramount.
Con la aparición del cine sonoro surgen otras salas en la ciudad
pinareña. En 1929 aparece la Grenier, donde actualmente se encuentra
el Pío-Pío en la Alameda. Este cine duró poco tiempo
por convertirse en arena de boxeo.
A finales de 1936 se inaugura el regimiento Juan Rius Rivera del Ejército
Constitucional en la conocida Loma de los Coches. Este contaba con un
espacioso cine-teatro a donde civiles y militares acudían a recrearse
con la proyección de películas y otras actividades sin
distinción de rangos políticos ni de razas. Los militares
también compartían de forma amistosa con todo el pueblo.
Esta relación entre militares y civiles comienza a romperse después
del golpe del 10 de marzo de1952 perpetrado por Batista.
El pueblo pinareño se va desarrollando en todos los órdenes,
principalmente en esta manifestación de la cultura. El domingo
9 de abril de 1939 se abre el cine Aída, propiedad de Juan Pérez
Valdés, en la calle Vélez Caviedes entre Yagruma y Retiro.
Este se inauguró con la película Hombres de mar, con Arturo
de Córdoba y Dolores del Río.
El 24 de diciembre de 1947 se concluye una de las salas de cine-teatro
más grandes de Cuba, con 2,400 lunetas, su propietario era Joaquín
Riesgo, llevaba por nombre su apellido: Riesgo. Este cine se inauguró
con el film Flor de insidia por Heddi Lamar. Estaba dotado de una gran
pantalla panorámica y sonido estereofónico, además
de tres proyectores que llevaban la imagen a la vez a todo lo largo
y ancho de la pantalla, el telón, elaborado con una hermosa tela
roja de pana, se abría al comenzar la función de forma
automática.
Semanalmente, a partir del lunes se imprimían programas para
toda la población como promoción de las películas
de cada día, casi siempre de estreno y acompañadas de
cartones, avances, noticiarios nacionales e internacionales, episodios,
etc.
Por las pantallas de los cines pinareños a partir del cine sonoro
se proyectaron infinidad de películas, entre ellas: las de Drácula,
Frankestein, King Kong, las de José Mojica, Carlos Gardel, El
Gordo y el Flaco, Charles Chaplin, Cantinflas, los bailarines Fred Astaire
y Ginger Roger, episodios del caballo Rey y el perro Rin Tin Tin, la
cubana del cine mejicano María Antonieta Pons, bailadora de la
rumba cubana, Libertad Lamarque, Bette Davis, Errol Flynn, John Wayne,
Gary Cooper, Burt Lancaster, películas del oeste y policíacas,
también dramas como La Dama de las camelias, El gran vals, Tres
monedas en la fuente, Lo que el viento se llevó y tantas otras
que se haría interminable mencionarlas.
En la ciudad pinareña además de los cine-teatros que contaban
con una variada programación, había otras opciones de
esparcimiento y recreación cualquier día de la semana,
las que se triplicaban principalmente los sábados y domingos,
como para salir de casa.