|
Mirta Pla (Mme.
Taglioni).
Grand pas de quatre.
|
|
El pasado 21 de septiembre del
año 2003, conocimos la triste noticia de la muerte en Barcelona,
España, de Mirta Pla, una de las principales figuras femeninas
de la danza en Cuba. Su dolorosa muerte se debió a un cáncer
que venía padeciendo. En el momento que ocurrió su deceso
se encontraba cumplimentando un contrato de trabajo como pedagoga de
ballet en España.
Calificada junto a las primeras bailarinas Loipa Araújo, Josefina
Méndez y Aurora Bosh, como una de las cuatro joyas
del ballet cubano, por el afamado y prestigioso crítico inglés
Arnold L. Haskell, también ya lamentablemente desaparecido, su
pérdida llena de luto a la escena danzaria nacional e internacional.
Nacida en La Habana en el año 1940, Mirta Pla realizó
sus estudios de danza en la entonces Academia de Ballet Alicia Alonso,
teniendo sucesivamente como principales profesores a Alicia Alonso y
a Fernando Alonso, al puertorriqueño José Parés,
a la inglesa Mary Skeaping y a los rusos Leon Fokin y Ana Ivanova. Debutó
siendo aún estudiante de ballet en 1953, cuando era una adolescente
de 13 años. Fue solista entre 1959-1962 y alcanzó el rango
de primera bailarina en 1962.
Como integrante del Ballet Nacional de Cuba desde sus primeros años
de juventud, viajó con la compañía a numerosos
países de América, Asia y Europa. Participó en
numerosos concursos internacionales, siendo premiada por su excelencia
como intérprete. Entre los principales galardones obtenidos en
el extranjero se destacan: la Medalla de Plata en los Concursos Internacionales
de Ballet de Varna, Bulgaria, en 1964 y 1966, el Premio Estrella de
Oro y Mención Especial en el Festival Internacional de la Danza
de París, Francia, en 1970 y Medalla y Diploma en el Festival
de Laureados Katia Popova, en Pleven, Bulgaria, en 1972.
En Cuba recibió igualmente numerosas distinciones, entre las
que sobresalen la Distinción por la Cultura Nacional y recientemente
el Premio de la Danza en el año 2003.
Mirta Pla, dueña de una excelente técnica, limpieza en
los gestos, poseedora de una profunda belleza escénica, acentuada
tras su inefable, enigmática y a menudo gélida sonrisa,
supo conquistar al público de una manera muy especial. Ella parecía
evocar el espíritu de la Cerrito, aquella gran ballerina de la
época romántica del siglo XIX. Abarcadora de todos los
estilos de la danza, sobresalió de manera muy especial como una
incomparable intérprete de los roles de Soubrette.
Así lo demostró al bailar como Lizette en La fille mal
gardee, o al encarnar a la propia Mlle. Cerrito en el romántico
Grand pas de quatre.
Bailarina hermosa, esbelta, radiante, engrandeció la escena con
su sola presencia y su particular modo de bailar. Ligera, etérea,
volátil, llena de gracia, picardía y ese gracejo criollo,
bailaba no sólo con las piernas y los brazos, sino con toda su
alma y corazón. Sabía como rendir a su partenaire en los
dúos de amor de los adagios, haciendo gala de su línea
poética, musicalidad y sensualidad. Baste evocarla en el célebre
Adagio de la rosa, de La bella durmiente del bosque.
Su muerte nos ha sorprendido a todos, pero nos queda eternamente su
recuerdo. Su desaparición física no es el final. Ella
continuará en los escenarios para siempre, en cada función
de ballet, en la memoria de sus numerosos e incontables admiradores
dentro y fuera de la patria. En aquellos a quienes, como maitre, les
enseñó el difícil arte de saber danzar. En todas
las jóvenes figuras que se iniciaron bajo su aliento y que hoy,
algunos de ellos, son puntales del Ballet Nacional.
Para nosotros, sus eternos espectadores, quedará Mirta Pla para
siempre, unas veces vestida como Aurora, Mlle. Cerrito, Lizette, otras
como Odette-Odile o Consuelo. Mirta quedará eternamente en el
corazón de quienes tuvimos el honroso privilegio de haberla visto
bailar y en la memoria y el corazón de todo su pueblo.
Adiós Mirta Pla, tal vez, allá donde te encuentres, calzada
con tus zapatillas de puntas estés bailando rodeada por un coro
celestial. Quienes te amamos deseamos que así sea.
|
Las ganadoras
de la Estrella de Oro del 8vo. Festival de París: Josefina
Méndez (Taglioni), Loipa Araújo (Grahn), Mirta Pla
(Cerrito -también laureada con el premio especial del jurado-
y Marta García (Grisi),
en el Grand pas de quatre. Foto: C. Masson / París).
|
|