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Cuando me preguntaron
si podía hacer una motivación en esta reunión del
Consejo de Pastoral Diocesano acerca de ESPIRITUALIDAD ENCARNADA, E INCULTURADA
y me di el permiso de añadirle LIBERADORA
, me dio mucha alegría
porque, además de ser una de las prioridades que se incluyeron
en el Plan de Pastoral Nacional en su última actualización,
es una de las líneas inspiradoras de la Vida Religiosa de América
Latina y el Caribe desde 1997 en camino de refundación
y
deseaba hace mucho tiempo poder profundizar, junto con un grupo como éste,
los compromisos que de ella surgen para una mejor respuesta a nuestra
vocación y servicio a nuestro pueblo.
Por otro lado nos damos cuenta de que el hambre de espiritualidad es como
un gemido en nuestro pueblo. Al constatar que los grandes ideales y sueños
prometidos y buscados se han derrumbado se genera un anhelo de algo
más que va más allá de la satisfacción
incluso de necesidades. (El otro día un amigo muy integrado al
sistema, un hombre lleno de buenas y nobles intenciones y búsquedas
leales a su conciencia, pero ahora decepcionado como muchos otros, nos
pedía con urgencia el libro de Viktor Frankl, El hombre en busca
de sentido)
Pero esta búsqueda se va caracterizando por una alergia a lo moralizante,
en sentido peyorativo, a la rigidez y a los estereotipos. La nueva
espiritualidad se presenta como amante de las experiencias intensas que
mezclen sentimiento y racionalidad en una nueva síntesis. El libre
juego del sentimiento y la psicología nos está planteando
la necesidad de esta espiritualidad encarnada, liberadora e inculturada
1.
Vamos a partir por tanto de una visión de ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
sabemos que la espiritualidad abarca otras dimensiones y modos de proceder
que no necesariamente son religiosos aunque sí trascendentes (hace
poco salió una película muy bien hecha y muy cruda también,
SUITE HABANA, donde podemos muy bien apreciar este deseo de ir más
allá, de trascender, de elevarse en medio de la cruel y dura realidad;
de pronto aparecen los mismos personajes después de haber pasado
un día sobreviviendo en esa cruel y dura realidad: la abuela de
un niño Down pintando, un negro tocando trombón, bailarín
trascienden, se elevan
les recomiendo la película por cierto)
ESPIRITUALIDAD ENCARNADA, LIBERADORA
E INCULTURADA
¿Cómo imagino esta espiritualidad?
Una ESPIRITUALIDAD
¨ que nace de la intervención de Dios en nuestra vida, de SU
iniciativa: me sedujiste y nuestra respuesta personal y comunitaria:
y me dejé seducir
Dios que irrumpe en nuestra
vida DEJÁNDOSE experimentar por nosotras/os y nuestra respuesta,
nos retira al desierto de la ORACIÓN y la CONTEMPLACIÓN
donde Dios nos quiere hablar al corazón (Os 2, 16). Pero el Señor
no nos manda al desierto para sacarnos del mundo malo, sino
para enviarnos a él, como desde la experiencia del Horeb, envió
a Elías a intervenir en la historia de su pueblo (1 R 19,9-18).
¨ Es vivir dejándonos conducir por el Espíritu; entrar
dentro del movimiento del Espíritu para detectar su presencia en
nuestra vida y actuar según su voluntad
¨ Es encontrarlo a Él en todas las cosas (San Ignacio de Loyola)
Espiritualidad encarnada
Es una nueva búsqueda de vivir la encarnación como presencia
de Dios en el mundo, en la vida cotidiana de las personas y en la historia
de los pueblos.
Encarnada quiere decir contraria a falsos espiritualismos o a espíritus
que no se soporten en la carne, es decir en la condición humana,
con todo lo que ella conlleva de fragilidad y de grandeza.
Una espiritualidad que maneja lo cotidiano, como lugar de encuentro con
Dios, que habla al Padre del drama de sus hijos y habla a los hijos-hermanos,
de las propuestas de Vida de Dios.
Se trata de cultivar una espiritualidad que se alimente de la lectura
de los dos libros a través de los cuales Dios nos habla: el libro
de la VIDA y el libro de la Biblia. Leer el uno a la luz del otro. Es
decir, nos invita tanto a aprender a discernir los signos de los tiempos
y dejarnos interpelar por ellos a la luz de la Palabra del Señor
como a leer la Biblia desde nuestra historia y situación.
Esta lectura de la Palabra de Dios es siempre eclesial, se da en una comunidad
de fe y desde una comunidad de fe. La santidad no puede ser un hecho privado
y la vida espiritual debe ser vivida en estrecha relación con los
demás en un continuo intercambio vital, que hace verdadera y concreta
nuestra búsqueda. Por eso es necesario tener una comunidad
de vida, comunidad de referencia que impulse y estimule nuestro
crecimiento humano y espiritual y que nos lleve a comprometernos en la
transformación de nuestra sociedad.
La espiritualidad encarnada es una continua invitación a ir a ver
dónde reposa el Niño que nace en la periferia porque los
poderes imperiales le persiguen. La espiritualidad encarnada es
constitutiva de la opción por los excluidos, de ellos bebe como
manantial de aguas frescas capaz de devolver a la vida entusiasmo y alegría
para glorificar y alabar al Dios de lo pequeño. 2
Espiritualidad liberadora
Y porque es encarnada es liberadora, porque Ese que se contempla en el
pesebre es un Salvador, el Cristo, Señor (Lc.2,11).
Libera desde esta fuerza de Dios que emerge de la pequeñez de una
cuna humilde y no desde los palacios de los reyes o de las mansiones de
los nobles. Los procesos de un compromiso liberador tienen que pasar por
la conciencia de la fuerza de lo pequeño.
Espiritualidad liberadora porque cree en la comunión y en la fuerza
de la organización comunitaria como lugar privilegiado de presencia
del Resucitado en la Historia. Desde aquí descubre su dimensión
política, es decir, la necesidad como comunión de hermanos
de incidir sobre el gobierno, sobre los mecanismos de poder y las orientaciones
y objetivos que ellos tienen. No ha pasado ni puede pasar ese componente
político unido al componente místico de la espiritualidad
liberadora. Esta es una de sus características fundamentales porque
la demonización de lo político ha sido y sigue siendo coartada
que justifica los sistemas dominantes. Nuestro Obispo José Siro
en la pasada Misa Crismal nos recuerda en este sentido que la Iglesia
si bien ha de mantener independencia respecto a los poderes que
dirigen los ámbitos político, económico y social,
ser independiente no se confunde con una mera neutralidad, como si la
Iglesia quisiera y tuviese que permanecer indiferente en la organización
socio-política que funcione en el país. En esta preocupación
por la vida y dignidad de todo ser humano la Iglesia debe levantar su
voz profética, denunciando los pecados y las injusticias, sin temor
a los poderosos, pero siempre con misericordia. ( Homilía
de la Misa Crismal, 10 de abril 2003. Presencia pública de la Iglesia
en la sociedad.)
Espiritualidad inculturada
Una espiritualidad que por ser liberadora, puede meterse, inculturarse
sin prejuicios, a las distintas culturas. La espiritualidad no se incultura
si no hay un reconocimiento y una valoración de la propia identidad
cultural. En este sentido en nuestra patria tenemos todo un camino que
recorrer.
Todas las culturas tienen sus sombras y sus luces, el criterio de discernimiento
nunca puede ser una cultura modelo sino exclusivamente la
vida y la muerte: ¿cuáles son la zonas de muerte y las zonas
de vida de esta cultura?
La opción por la vida como referencia de inculturación implica
a su vez la renuncia tanto al romanticismo culturalista: todo es
bueno en esta cultura como el dogmatismo cultural: aprioris culturales
conscientes o no de valoración en los interlocutores (etiquetas).
El objetivo de la vida espiritual es el crecimiento y la liberación
y para conseguir esto es necesario conseguir un sólido enraizamiento.
La inculturación espiritual consistirá, por lo tanto, en
consolidar las raíces en su propio terruño; pero desde dichas
raíces culturales, el objetivo es fomentar el crecimiento, la plenitud
del ser, la reconciliación con todas las dimensiones de la existencia
personal y colectiva. (Cfr. Simón Pedro Arnold, OSB. Espiritualidad,
experiencia de Dios y acompañamiento espiritual).
Por último, y sin intentar agotar o concluir el tema, me gustaría
decir que toda espiritualidad cristiana es, en el fondo, la espiritualidad
de Jesús, según su Espíritu. Su opción deberá
ser nuestra opción, sus actitudes nuestras actitudes, su praxis
nuestra práxis. Para nosotras/os, como para Pablo, vivir es Cristo
y morir con Él y por Él es la verdadera ganancia. (Cfr.
Casaldáliga Pedro, CMF «Nuestra Espiritualidad»).
Con Ignacio de Loyola, maestro de espiritualidad, termino pidiendo
al Padre nos ponga con su Hijo para vivir este modo de ser llevado:
encarnado, liberador e inculturado.
Bibliografía
1. ARNOLD, Simón Pedro OSB
Espiritualidad, Experiencia de Dios y Espiritualidad. Revista CLAR año
XXVII no. 1
2. CLAR XXX- Junta Directiva Honduras, 1997
3. CLAR XIII Asamblea General Lima, Perú, Junio 97
4. Mons. José Siro González Bacallao, Obispo de Pinar del
Río, Misa Crismal, abril de 2003 Homilía: La presencia pública
de la Iglesia en la sociedad. Publicado por revista Vitral mayo junio,
año X no. 55
5. Casaldáliga, Pedro, CMF. Artículo: Nuestra Espiritualidad.
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