Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003


DANZA

 

ADIÓS A MIRTA PLA

ROLANDO DÍAZ RODRÍGUEZ

 

 

 

 

Mirta Pla (Mme. Taglioni).
Grand pas de quatre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El pasado 21 de septiembre del año 2003, conocimos la triste noticia de la muerte en Barcelona, España, de Mirta Pla, una de las principales figuras femeninas de la danza en Cuba. Su dolorosa muerte se debió a un cáncer que venía padeciendo. En el momento que ocurrió su deceso se encontraba cumplimentando un contrato de trabajo como pedagoga de ballet en España.
Calificada junto a las primeras bailarinas Loipa Araújo, Josefina Méndez y Aurora Bosh, como una de las “cuatro joyas” del ballet cubano, por el afamado y prestigioso crítico inglés Arnold L. Haskell, también ya lamentablemente desaparecido, su pérdida llena de luto a la escena danzaria nacional e internacional.
Nacida en La Habana en el año 1940, Mirta Pla realizó sus estudios de danza en la entonces Academia de Ballet Alicia Alonso, teniendo sucesivamente como principales profesores a Alicia Alonso y a Fernando Alonso, al puertorriqueño José Parés, a la inglesa Mary Skeaping y a los rusos Leon Fokin y Ana Ivanova. Debutó siendo aún estudiante de ballet en 1953, cuando era una adolescente de 13 años. Fue solista entre 1959-1962 y alcanzó el rango de primera bailarina en 1962.
Como integrante del Ballet Nacional de Cuba desde sus primeros años de juventud, viajó con la compañía a numerosos países de América, Asia y Europa. Participó en numerosos concursos internacionales, siendo premiada por su excelencia como intérprete. Entre los principales galardones obtenidos en el extranjero se destacan: la Medalla de Plata en los Concursos Internacionales de Ballet de Varna, Bulgaria, en 1964 y 1966, el Premio Estrella de Oro y Mención Especial en el Festival Internacional de la Danza de París, Francia, en 1970 y Medalla y Diploma en el Festival de Laureados “Katia Popova”, en Pleven, Bulgaria, en 1972.
En Cuba recibió igualmente numerosas distinciones, entre las que sobresalen la Distinción por la Cultura Nacional y recientemente el Premio de la Danza en el año 2003.
Mirta Pla, dueña de una excelente técnica, limpieza en los gestos, poseedora de una profunda belleza escénica, acentuada tras su inefable, enigmática y a menudo gélida sonrisa, supo conquistar al público de una manera muy especial. Ella parecía evocar el espíritu de la Cerrito, aquella gran ballerina de la época romántica del siglo XIX. Abarcadora de todos los estilos de la danza, sobresalió de manera muy especial como una incomparable intérprete de los roles de “Soubrette”. Así lo demostró al bailar como Lizette en La fille mal gardee, o al encarnar a la propia Mlle. Cerrito en el romántico Grand pas de quatre.
Bailarina hermosa, esbelta, radiante, engrandeció la escena con su sola presencia y su particular modo de bailar. Ligera, etérea, volátil, llena de gracia, picardía y ese gracejo criollo, bailaba no sólo con las piernas y los brazos, sino con toda su alma y corazón. Sabía como rendir a su partenaire en los dúos de amor de los adagios, haciendo gala de su línea poética, musicalidad y sensualidad. Baste evocarla en el célebre “Adagio de la rosa”, de La bella durmiente del bosque.
Su muerte nos ha sorprendido a todos, pero nos queda eternamente su recuerdo. Su desaparición física no es el final. Ella continuará en los escenarios para siempre, en cada función de ballet, en la memoria de sus numerosos e incontables admiradores dentro y fuera de la patria. En aquellos a quienes, como maitre, les enseñó el difícil arte de saber danzar. En todas las jóvenes figuras que se iniciaron bajo su aliento y que hoy, algunos de ellos, son puntales del Ballet Nacional.
Para nosotros, sus eternos espectadores, quedará Mirta Pla para siempre, unas veces vestida como Aurora, Mlle. Cerrito, Lizette, otras como Odette-Odile o Consuelo. Mirta quedará eternamente en el corazón de quienes tuvimos el honroso privilegio de haberla visto bailar y en la memoria y el corazón de todo su pueblo.
Adiós Mirta Pla, tal vez, allá donde te encuentres, calzada con tus zapatillas de puntas estés bailando rodeada por un coro celestial. Quienes te amamos deseamos que así sea.

Las ganadoras de la Estrella de Oro del 8vo. Festival de París: Josefina Méndez (Taglioni), Loipa Araújo (Grahn), Mirta Pla (Cerrito -también laureada con el premio especial del jurado- y Marta García (Grisi),
en el Grand pas de quatre. Foto: C. Masson / París).

 


 

Revista Vitral No. 58 * año X * noviembre - diciembre de 2003
Rolando Díaz Rodríguez
Graduado de nivel medio en idioma alemán, diseñador, decorador, balletómano e historiador del ballet.