Fin de partida
(obra en dos actos)
1no / todo a placer del noctámbulo que incrédulo,
duerme la realidad
/dedos de la actriz (sin piernas) en boca del enano,
y la entrada en escena del partisano con el libreto de la obra
(sombreros en los rostros, lenguas
en los sombreros)
que la actriz (sin piernas) sea el enano asediada por el
partisano, las ciento y otras formas (inexistentes)
todo a placer del noctámbulo que incrédulo, despierta
en la
realidad
2os / un partisano, insigne, en primera fila, evalúa la
puesta
su gorra de estrella es una gorra de estrella es una estrella
sin gorra es una gorra sin tela es una estrella sin luz
un partisano, insigne, en primera fila, besa a la actriz que
también sea enano (o noctámbulo)
el partisano, insigne, está durmiendo
Las horas
(1941, marzo 29)
salir ahora, sin prisa, por el atajo de piedras que lleva al
río, dejando-le(s), acaso, la misma nota
/ por momentos, yo también ando entre las piedras..., pero
sólo por momentos
Estampa del pájaro
E. D. iba al jardín, y un pájaro, de vagas cejas, la
miraba
(así, un pianista con fondo lunar, entre flores palabra
ninguna para seguir esta imagen
a sucesión el enorme calor que iguales en acrobacias han
trillado por estos años /alzar-se a rutina desde el sueño
así, un pianista cavando un hueco, en la noche)
E. D. iba al jardín, y el pájaro, de vagas cejas, picoteaba
las
ramas que ella podaba
Contadina o Aldeana de Assís
todo su ser dos ojos fijos
Octavio Paz
el árbol
que cobija,
en la mirada
el vuelo
de la tarde
colgada
de una rama,
(del follaje), la
silueta
que se espanta
el sa(n)to
desprovisto
de sí, la sueña
y la nombra
(tengo)
la culpa
que observa
(A Lauri, desde la semejanza)
Desde Bizancio
(decir) desde Bizancio las tres mil maneras del aplauso de
la muerte del poeta y la muchacha en flor
andamios y la puerta abierta que (decir de muchacha y flor:
sonidos /y p-a-l-a-b-r-a-s como poeta y muerte, no más)
aburrir(se), y el conejo deprisa y Alicia que dice allá y
nosotros que no hacemos (no podemos hacer) caso
así, en tanto definido, adiós
(decir) de Bizancio, y el poeta (inmóvil), ante el suceso
CASI PENÚLTIMA ESCUCHO A PASOS
LOS
GITANOS SOBRE EL MAR, y abro los ojos
(quise saberme buen pastor a desprecio de culpas: el
fabulador de equívocos en distantes: formas que (nada)
deben a la piedad de la tarde o cosas por el estilo
ahora sé de la contemplación como encuentros a golpes
ahora sé que la mía belleza es el espanto del otro, ahora)
así me hago frente:
(de simple bostezo), sigo a pasos los gitanos sobre el mar, y
cierro los ojos