Según las fuentes consultadas,
nos remitimos al plano topográfico de la ciudad de Pinar del
Río, confeccionado el ocho de abril de 1844, por el agrimensor
Mariano Carle Casadeval, para conocer la primera farmacia que existió
en este territorio. Este establecimiento farmacéutico, llamado
en aquel entonces botica y que perdura todavía su
nombre en la memoria de muchos ciudadanos, estuvo situado en la calle
Real del Pueblo (hoy Martí). Para ser más
exacto, en la calle Rosario, que en aquella época era un callejón
que se extendía hasta el camino de las Yagrumas (hoy Antonio
Rubio). La referida farmacia estaba ubicada en el mismo medio del callejón
de Rosario, antes de su ampliación por la zona Sur del poblado,
es decir, entre la tienda mixta El Dique, actual oficina
de Turismo y Los Altos del Pasiego y La Emperatriz, actualmente El
Fuego. Este establecimiento popular devino, por divisas convertibles
al legalizarse el dólar en el país.
Posteriormente, en 1853, fue fundada La Modernista, por
el farmacéutico consolareño Manuel Rodríguez San
Pedro en la actual calle de Martí, entre Rosario y San Juan.
Ya en 1899, esta farmacia era propiedad del licenciado Juan Camacho.
Este establecimiento contaba con una exquisita mueblería construida
por expertos ebanistas, por lo que constituía una obra de arte,
así como la presentación de sus medicamentos en pomos
de porcelana, considerada por su belleza patrimonio del pueblo.
En 1860, el licenciado Francisco Domínguez abre una farmacia
en la esquina del camino de Río Feo y calle Real
del Pueblo, San Juan y Martí respectivamente. En ésta
trabajaban como farmacéuticos, el licenciado Juan Antonio del
Haya y como dependientes, Diego Valdés y Nilo Pintado. Dicha
farmacia pasó en la primera década del antepasado siglo
a Antonio Legorburo y posteriormente en1940 a Isauro Díaz.
En 1870 surge la farmacia San Agustín, propiedad
de Tito Vila, situada en el lugar que ocupa el Bufete Colectivo Provincial
en la calle Martí. Posteriormente esta pasó a Benito Cortada
y después a Luis Rubio.
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Farmacia de
Hernández Padrón, calle Martí, entre Recreo
y
Vélez Caviedes. Actualmente conocida como «Piloto»
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Siguiendo en orden de aparición en el giro de las farmacias,
en 1873, Alfredo Porta y Rojas, inaugura la denominada Santa Rita
y en 1880 se abre La Caridad, de José Suárez
García, ambas situadas en la manzana conocida de los Delgado,
en Martí, Vélez Caviedes, Yagruma y Mercado, esta desapareció
por un fuego que se originó durante los días 25 y 26 de
febrero de 1959. En ese terreno fue construido el parque Roberto Amarán.
En 1890, la de Antonio Legorburo y López, situada donde después
se instaló la imprenta y papelería de Jacobo Villalba,
y finalmente El Cañonazo.
En 1892, Herminio de la Torre inaugura una farmacia en la calle Martí,
entre la imprenta y papelería La Comercial y las
oficinas del Banco Nacional de Cuba. Más adelante, en 1913, Pantaleón
de la Torre hijo, abre la denominada El Amparo, en la esquina
de Vélez Caviedes y Retiro (hoy dedicada a la venta de piensos
para distintas variedades de aves). Esta fue transferida a Hernández
Padrón.
Ya en la República surgen otras farmacias. En 1902, aparece la
de Pedro Márquez, en la esquina de Maceo y Galiano, situada en
una casa colonial y que al desaparecer, en la década del 50,
fue construido el edificio del Dr. Joaquín Hernández Armas.
En 1903 el licenciado Enrique Ubieta abre otra en el lugar donde se
encuentra la tienda de ropa La Chiquita, que con el mismo
nombre fue tienda popular. En esta farmacia comenzó a trabajar
el líder revolucionario Antonio Guiteras Holmes después
de graduase como Doctor en Farmacia. Tony Guiteras, aunque nació
en Filadelfia, E.E.U.U., el 22 de noviembre de 1906, su familia vino
a vivir para Pinar del Río en 1944, lugar donde aparece inscripto
en el Registro Civil, y fue bautizado en la Iglesia Catedral. Murió
asesinado en El Morrillo,Matanzas , el día ocho de
mayo de 1935.
En 1913, el licenciado Juan Antonio del Haya inaugura Nuestra
Señora de los Dolores en la calle Martí (hoy biblioteca
de Salud Pública). Esta farmacia se convirtió en centro
de relevancia social por las tertulias que allí se celebraban,
llamadas las juevinas y sabatinas.
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Interior
de la actual Farmacia Camacho, calle Martí, entre Rosario
y San Juan.
Fundada en 1853 por Manuel Rodríguez San Pedro, fue llamada
«La Modernista».
Contaba con cerca de 300 pomos de porcelana para la preparación
de los medicamentos.
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Allí se reunían destacadas personalidades de la cultura
local. En 1915, Juan Tomás Roig, regentea la existente en la
calzada a La Coloma, número 25 (hoy Avenida Rafael Ferro). En
1920, surge la de Enrique Pérez Castañeda, conocida por
El Ángel, en la esquina de Máximo Gómez
y Vélez Caviedes, en el edificio de Terán,
que se extiende hasta Martí. En 1925 aparece la de Mateo Aceituno,
en la esquina de Máximo Gómez y San Juan, en la acera
Sur (hoy bar de infusiones). En 1927 abre una sucursal en la esquina
de Maceo y Calzada a La Coloma. En ese período aparecen otras
tres farmacias en la Alameda del Hospital, la primera conocida por El
Crisol, de Remigio Rodríguez, esquina a Nuevo Volcán,
trasladada tiempo después para las calles de Maceo y San Juan;
la de Ramón Junco, esquina a Este Hospital y la otra está
ubicada casi llegando al cementerio Católico.
En 1928, se inaugura la farmacia de Nemesio González Arena en
la calle Delicias, entre Isabel Rubio y Colón (Actual Escuela
de Corte y Costura). En 1929 Juan José Geada abre su farmacia
en la calle Recreo entre Labra y Mariana Grajales, siendo posteriormente
adquirida por Cándido Geada.
En 1930, Hernández Padrón instaura su primera farmacia
en la esquina de San Juan y Adela Azcuy, en la acera Norte. Esta la
traslada para la misma esquina, pero en la acera Sur, lugar donde todavía
permanece. En 1934, Hernández Padrón la traslada por compraventa
a Nemesio González Arena y regenteada por Raúl Lluis.
Ese mismo año Hernández Padrón se instala en la
calle Martí y Recreo (hoy Farmacia Piloto). En 1930, María
Antonia Nodarse ubica una en la calle Martí y Calzada de la Coloma.
En 1935, Hernández Padrón abre una sucursal entre Recreo
y Vélez Caviedes, nombrada Vueltabajo, siempre regenteada
por José Manuel Quintáns.
Entre las décadas del 40 al 50, aparecen nuevas farmacias: la
de Vicente Valle, en Recreo casi esquina a Martí; la de Francisco
Sarmiento en la calle Martí, al lado de El Anón;
la de Cartaya en Martí esquina a Recreo, de Rafael Díaz
Veira, conocido por Cartaya, de ahí su nombre. En 1953, abre
su farmacia Aniceto Robaina en Vélez Caviedes, precisamente al
lado de la antigua zona Fiscal. En 1945 Joaquín Riesgo inaugura
una en la calle Vëlez Caviedes, fue la primera que contaba con
aire acondicionado; y la de la Prieta Ravelo en Máximo Gómez
y Vélez Caviedes.
En 1951, aparecen las farmacias del Doctor Virgilio Cuervo en Martí
y Rosario (hoy oficina de Turismo), y la actual que se encuentra en
Máximo Gómez casi esquina a Colón.
Estas farmacias contaban con una variedad de medicamentos de excelente
calidad a pesar de los años transcurridos. Tenían un servicio
rápido de mensajería para los pedidos por teléfono,
aunque se tratara de dos pastillas de aspirina.
Ante las grandes dificultades que este pueblo enfrenta por la falta
de medicamentos, queremos dejar constancia de agradecimiento por la
labor realizada en la donación de este vital producto a CARITAS
y a otras instituciones internacionales que se dedican a este fin.
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Farmacia «El
Crisol», de Remigio Rodríguez en la esquina de
Maceo y San Juan, antiguamente estaba ubicada en la Alameda del
Hospital.
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Nuestro agradecimiento al Doctor Alejandro Mora Morales, con quien nos
unen grandes lazos de amistad por su colaboración en este trabajo.
Algunos Laboratorios cubanos que surtían a las farmacias por
compra venta y adquirían las materias primas de producciones
de firmas farmacéuticas de todo el mundo o a tráves de
sus representantes en Cuba:
Laboratorios extranjeros
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Laboratorios cubanos |
Lederle
Abbott
Wintrop
Shereing
Sandoz
Especialista en sueros)
Parque Davis
Claxo
Lilly
Scot
Hobart
Smith Kline
Squibb
Mead Jhonson
Pitman-Moore
Saute, S:A:
Wander, S,A
Endo
Eaton |
Sarrá
Vieta-Plasencia
Linner
Márquez
IBC (Instituto Biológico Cubano)
OMS
Lex
Nodarse
Brandiere
Leti, S.A.
Elliott Products Co.
Mirassou, S.A.
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Estos laboratorios contaban, entre otros, con los siguientes viajantes:
José A. Abbot, Osvaldo Prat, Escalera, Nieto, Orlando Martos,
Pedro González, Vïctor Oruña, Peter González,
José A: Quintana, Pepín Rodríguez del Haya, José
Manuel Ruiz Cruz y Julio Carranza., en Pinar del Río.
Es de significar que en el año 1958 la ciudad de Pinar del Río
contaba con una población promedio de 48 000 habitantes y existían
23 farmacias. En el año 2002 cuenta con un promedio de 160 000
habitantes y sólo prestan servicio 16 farmacias, es decir, en
1958 había una farmacia por cada 2087 habitantes y actualmente
una farmacia por cada 10000 habitantes.