Revista Vitral No. 48 * año VIII * marzo-abril 2002


ECLESIALES

 

PARA EVANGELIZAR A UN PUEBLO QUE LO NECESITA

HOMILÍA DEL P. MANUEL H. DE CÉSPEDES Y GARCÍA MENOCAL EN LA PRIMERA MISA DE MIGUEL ÁNGEL BLANCO SANJUDO. 2 DE MARZO DE 2002.CONSOLACIÓN DEL SUR. PINAR DEL RÍO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

He venido unas cuantas veces a esta parroquia. Hoy recuerdo una de esas veces. De esto hace más de ocho o nueve años. El P. Oscar Galcerán era el cura párroco. Vine con Dagoberto Valdés en un visita de promoción del CFCR que estaba dando sus primeros pasos. El P. Oscar había tenido que ir a celebrar Misa a una comunidad rural y dejó aquí para recibirnos a un joven de esta parroquia. Tuvimos la reunión con las personas citadas por el P. Oscar. El joven permaneció todo el tiempo en un rincón sin abrir la boca. Cuando regresábamos a Pinar del Río, yo, que, no obstante tener la lengua trabada, soy un lengüilargo comenté con Dagoberto: " Alabao, ese muchacho tan tímido va a entrar en el Preseminario". Aquel, que era muchacho y ya no lo es, es quien hoy va a presidir la eucaristía por primera vez. Ya no es muchacho, pero me parece que sigue siendo tímido.
Y entró al Preseminario un 4 de octubre de 1993, día de San Francisco de Asís. Y como en aquellos tiempos el Preseminario radicaba en el Obispado, comenzó ese día mi convivencia con él y la de él conmigo. Y dio sus primeros pasos nuestra amistad fraterna por la que doy gracias a Dios. Y se acercaba el día de su Confirmación, y me dijo:"Yo quiero que seas mi padrino". Y se acercó el día de su ordenación sacerdotal y su primera Misa, y me dijo: " Yo quiero que seas quien me revista el día de mi Ordenación y quien predique en mi primera Misa". Y aquí estoy agradecido y gustoso.
Estoy seguro que agradecidos y gustosos estamos hoy todos aquí. Agradecidos a Dios y agradecidos al P. Miguel Ángel. A Dios por habernos regalado esta vocación sacerdotal que tanto necesita nuestra diócesis. Al Migue por haber respondido afirmativamente al Señor que lo llamó y lo sacó de la familia fundada por Víctor y Juana en Becerra, y lo sacó de la Empresa Porcina de Siete Hermanas para configurarlo con Él y hacerlo, como Él, buen pastor que dé su vida por sus ovejas.
P. Miguel Ángel: Eres un consentido de Dios que te ha elegido por pura gratuidad, conociendo tus limitaciones y quizá por eso mismo. Eres un privilegiado porque en una Cuba en busca de sentido, estarás dedicado a proponerlo. Cada día tratarás con la Palabra de Dios, con los sacramentos de la fe, con el Magisterio de la Iglesia y con las personas que reclamen tu ministerio. Todas ellas fuente de sentido. Eres un privilegiado porque dedicarás toda tu vida a la hermosa misión de proponer la fe que ilumina el alma y el amor que sacia todo anhelo. Eres un privilegiado porque tendrás diariamente mucho que hacer en medio de una sociedad en la que cada día hay más gente que deambula sin nada que hacer, con todo el sinsabor y la inestabilidad que esto trae. Eres un privilegiado porque estarás dedicado a lo que te gusta. Y lo que te gusta tiene una increíble armonía. ¡Qué puede haber más hermoso que ser ministro de la Reconciliación, servidor de los hombres, atraído por los pobres, constructor de comunión, animador de la vida! Eres un privilegiado porque en tu vida diaria estarás ocupado en proclamar la Palabra de Dios, presidir la Eucaristía, prodigar el perdón.
Pero el mayor de todos tus privilegios es que te dedicarás toda tu vida a evangelizar a un pueblo que lo necesita.¡Qué maravilla desvelarse pensando de qué manera contar el Evangelio en medio de tantas desventuras que padece la gente! Tener la misión de evangelizar es algo casi increíble: es tener toda una vida dedicada a alegrar a los demás, a ayudar a que otras personas, incluso en las partes más sombrías de la vida, descubran la presencia del Señor que sana y salva. Estarás toda tu vida dedicado a la noble tarea de ayudar a que la vida del pueblo cubano y de cada ser humano se convierta en un Evangelio.
¿Podría alguien soñar con un privilegio mayor, con una vocación más hermosa? ¿Podría alguien soñar con un trabajo más gratificante que el de levantarse cada mañana a pensar qué palabras, qué gestos, que acontecimientos salvadores hay que decir y realizar para anunciar el Evangelio?
El Señor ha querido llamarte para que seas el Pastor vigilante, el varón de esperanza, cuya raíz y cimiente sea el amor para que conduzcas al encuentro de Jesucristo vivo a los hombres y mujeres a quienes servirás durante toda tu vida. ( cf. Cristián Precht: Pastores al servicio de la comunión)
Todo esto lo serás dentro del presbiterio pinareño presidido por nuestro Obispo. Ayer, en el rito de la ordenación sacerdotal, te dimos el abrazo de paz como signo de acogida y de comunión. Con todos nosotros compartirás nuestra común vocación y misión. Tu vida nos entusiasmará a nosotros a crecer en fidelidad.
Hermanos y hermanas de esta parroquia de Consolación del sur: los felicito por la vocación del P. Miguel Ángel. Él no ha llegado hasta aquí sólo. A él lo ha sostenido la oración, la solidaridad y el apoyo que ustedes le han dado durante todos estos años. Yo sé lo mucho que él quiere a esta comunidad. Continúen orando por él para que nunca flaquee. Y continúen orando por las vocaciones: las que ya tienen en esta parroquia, las de otros lugares de la diócesis y las que surgirán por la gracia de Dios. Pongan las vocaciones en manos de la Candelaria.
Dentro de unos minutos el P. Miguel Ángel ofrecerá su vida junto con la de Cristo en el altar para la salvación del mundo. Acompañémoslo hoy con una ternura especial.
Amén.
Consolación del Sur. 2 de Marzo de 2002.

 

 

 


PARA ESTAR DONDE LOS HOMBRES Y LAS MUJERES SE JUEGAN LA VIDA

HOMILÍA DEL P. MANUEL H. DE CÉSPEDES Y GARCÍA MENOCAL EN LA PRIMERA MISA DE JUAN CARLOS CARBALLO PÉREZ. 3DE MARZO DE 2002. PINAR DEL RÍO

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La familia fundada por Leocadio y Dora en la calle Herriman, la Vocacional Federico Engels, la CUJAE, la Empresa de Recursos Hidráulicos, los fanáticos de la pelota del parque de la Colosal, por un lado; y, por el otro la Catedral de Pinar del Río y su grupo de catequesis de Redivaldo, la Comunidad de San Egidio y su escuelita del Rpto. Mayca, la Parroquia de la Caridad y el Seminario San Carlos y San Ambrosio están de alguna manera involucrados en la vocación sacerdotal de este parroquiano nuestro que hoy presidirá por primera vez la Eucaristía.
Vocación sacerdotal con cuyos primeros pasos tuvo mucho que ver el P. Mario Aguilar. Recuerdo hoy que hace ya algunos años, quien aún no era el P. Juan Carlos fue a verme al Obispado. Me dijo que le parecía que tenía vocación sacerdotal, pero que estaba en un lío. El lío era que había quedado en volver a conversar sobre esto con el P. Mario, Juan Carlos no había acudido a la cita, había pasado ya algún tiempo y ahora le daba pena volver a hablarle de eso; y parece que quería cambiar de tutor. Mi reacción fue: "Ve a hablar con el P. Mario que estoy seguro de que él te está esperando aunque haya habido un embarque y haya pasado algún tiempo". Y así fue: El P. Mario lo esperaba. Así pues, que el Señor premie al P. Mario que supo esperar, acoger y acompañar.
P: Juan Carlos: Ésta es una hora decisiva para ti. Por la ordenación sacerdotal Cristo te ha asociado de modo singular a su sacerdocio para la salvación del mundo. Como Cristo y unido a Él glorificarás a Dios y serás glorificado por Él ofreciéndote a ti mismo para la salvación del mundo, amando hasta el fin a las personas que Él te encomiende. En la ordenación sacerdotal ocurre como si Cristo te hubiera entregado de modo nuevo su mandamiento: "Ámense unos a otros como yo los he amado". Ese mandamiento constituye para todos nosotros los sacerdotes un don y un compromiso: don del yugo suave y ligero de Cristo; compromiso de ser siempre los primeros en llevar este yugo, convirtiéndonos con humildad en modelos para la comunidad que el buen Pastor nos encomiende. Recurre siempre a la ayuda del buen Pastor e inspírate siempre en su ejemplo.
A ti te corresponderá guiar, con entrega generosa, los pasos del pueblo cristiano. Por eso y para eso celebrarás diariamente la Eucaristía. Celebrando la eucaristía aprenderás a abrir las puertas a los diversos pues la Eucaristía es para la salvación de todo el mundo; y el mundo de Dios es un mundo acogedor y abierto, sin alambradas de púas ni declaraciones celosas de lo tuyo y lo mío. Celebrando la Eucaristía aprenderás a abrir el oído a la Palabra de Dios antes que a los criterios de los hombres, y aprenderás a dejarte penetrar por la Palabra de Dios y a dejarte convertir por ella. Fruto de la palabra de Dios es la caridad entrañable, la compasión y la misericordia que caracterizan a Dios. A esta caridad entrañable se refiere el pasaje del Evangelio que se ha proclamado hoy.
Celebrando la Eucaristía aprenderás a abrir el corazón para que se haga disponible a los requerimientos y necesidades del prójimo, para que se "haga ofrenda permanente" para Dios y cada uno de tus hermanos. Celebrando la Eucaristía aprenderás a abrir tus labios para bendecir a Dios porque es Dios y a dar gracias por las maravillas que Él obra. Celebrando la eucaristía aprenderás a sacrificarte por amor como lo hace Dios por nosotros; y a hacerlo en silencio, en el mismo silencio en que Jesucristo se nos da desde la cruz y en un pedazo de pan y en un poco de vino. Celebrando la Eucaristía aprenderás a entregar el Cuerpo entero como pan partido para un mundo nuevo. Con esta actitud serás pontífice, es decir, puente que otros tienen derecho a utilizar para alcanzar la gracia de Dios; así serás efectivamente sacerdote, el hombre de lo santo, que se dispone para que Dios ame a través de su palabra y de sus gestos (cf. Cristián Precht: pastores al servicio de la comunión).
Este tesoro de la Eucaristía lo llevarás siempre en la "vasija de barro" que somos cada uno de nosotros. Toda su vida el sacerdote es aprendiz del Reino. Por eso nunca se gloría sino es en el Señor. Él sí es luz y salvación, como dice el Salmo 27 que has escogido como lema sacerdotal.
Llevas unos cuantos años preparándote con generosidad y esfuerzo para comenzar esta nueva etapa de tu vida. Pero no olvides nunca que tu vocación es también fruto de la oración de la Iglesia, así como del trabajo asiduo y paciente de numerosos obreros de la mies del Señor que han arado, sembrado y cultivado el terreno para ti. Tu perseverancia está vinculada a esta solidaridad espiritual. Que esto no falte nunca en tu parroquia. Como cura viejo que soy, quiero decirte algo más; enamórate de la Iglesia, de la iglesia terrena y de la Iglesia celestial, contemplándola con fe y amor, a pesar de sus manchas y arrugas.
Ésta, que hasta ahora ha sido tu parroquia, te está muy agradecida porque por ella has metido el hombro. Estoy seguro que esta parroquia, palestina no por la gracia de Dios, sino por la oscuridad de algunos hombres, incluirá ahora tu nombre y el de Miguel Ángel en su oración por los sacerdotes.
No olvides nunca que la primera vez que presidiste la Eucaristía fue en la calle. Que esto sea signo de que tu sacerdocio no lo vas a ejercer encerrado en un templo sino en los lugares donde los hombres y las mujeres se juegan la vida.
Confiando en el buen Pastor, rema mar adentro con tus velas desplegadas por el viento del Espíritu Santo. Así serás feliz por todo lo que el Señor realice por medio de ti y experimentarás, aún en medio de pruebas y dificultades, la alegría de ser sacerdote de Jesucristo. Amén.
Pinar del Río, 3 de Marzo de 2002

 

Revista Vitral No. 48 * año VIII * marzo-abril 2002
P. Manuel H. de Céspedes y García-Menocal
(La Habana, 1944)
Párroco de la Iglesia de La Caridad, en Pinar del Río. Asesor del Centro Católico de Formación Cívica y Religiosa y de la Comisión Católica para la Cultura de Pinar del Río.