En un parque de barrio conversan
cuatro jóvenes. En ese momento llega otro que, desde unos
metros antes les dice:
-¡Cogieron a los asesinos del viejo de la esquina!
-¿Quiénes eran Alberto?.-Preguntó Bruno.
-Unos que venían a hacer negocios con él, sabían
que estaba "forrado".
-¡Como tenía plata ese viejo!.-Exclamó Carlos.
-Y total, de lo que le sirvió.
-Para que lo mataran, Damián.-Respondió Carlos.
-¿Cómo los cogieron?.-Indagó Bruno.
-Ustedes saben que le robaron muchos efectos electrodomésticos,
tenía un horno de esos, de los nuevos..
-Un microondas.-Aclaró Ernesto.
-Sí, de esos, y es raro que alguien tenga uno, lo circularon
y cuando fueron a venderlo por ahí los cogieron, primero
al vendedor y ése `ehó p'alante a los demás.
-En ° todo el mundo canta°.-Dijo Carlos.
-Ahí mismo.
-¿Cuántos eran?.-Se interesó Damián.
-Tres, pero creo que sólo dos vinieron a matar al viejo,
el otro los ayudó a llevar y vender las cosas.
-Tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta
la pata.
-Tienes razón, Carlos, tan culpable es uno como el otro.
¿Eran el mulato alto y el blanco del bigote?.
-Esos mismos, Alberto, y el otro es uno que no venía mucho,
uno de una moto verde, que los ayudó a llevarse las cosas
y a venderlas.
-¡Qué descarados!, con la confianza que les tenía
el viejo.
-Ahora seguro que los fusilan.-Opinó Ernesto.
-Es lo menos que se merecen, por asesinos y por traidores.-Lo
apoyó Alberto.
-Yo creo que no es lógico matar a nadie, ni para robar
ni para castigar, una vida no paga otra.
-No paga, Bruno, estoy de acuerdo, deben pagar por lo que hicieron
y lo mejor es buscar un castigo que se lo sientan, que todo el
que piense robar o matar tiemble nada más de pensar en
lo que le va a pasar si lo cogen. Yo les cortaría los brazos
o los mataría a latigazos, como hacían en la antigüedad.
Estos métodos modernos de silla eléctrica, cámara
de gases y hasta el fusilamiento, me parecen muy benévolos
para un asesino.
-¡Ño!, ¡Damián!. °Verdád°
que tu eres mas asesino que los asesinos, ni los torturadores
de las dictaduras te hacen nada.
-No Carlos, es que hay que buscar la manera de que paguen lo que
hicieron.
-No lo digo porque paguen Damián, lo que quiero decir es
que la violencia lleva a la violencia y que la severidad de la
ley no limita a los criminales, sino que crea un sistema donde
la agresividad provoca respuestas mas agresivas.
-Estoy de acuerdo contigo Bruno, la pena de muerte debe reservarse
solo para casos excepcionales.
-No, Ernesto, no es eso lo que quiero decir, creo que no debe
aplicársele la pena de muerte a nadie, porque esta limita
la posibilidad del arrepentimiento e impide rectificar.....
-La pena de muerte es una solución sin retroceso, piensen
en cuántas personas pueden ser sancionadas por delitos
que no cometieron, o por cuestiones políticas, que una
vez que se demuestra su inocencia o cambian las condiciones políticas,
ya no hay posibilidad de rectificar lo hecho.
-No, Bruno, no mezcles la política con la pena de muerte,
por eso no debe matarse a nadie, yo hablo de criminales.
- Sí Alberto, pero para los gobernantes su enemigo político
siempre es criminal.
-No mezcles, no mezcles, tu sabes de qué yo hablo, de asesinos,
violadores, ladrones y todos esos individuos que cometen delitos
por motivos no políticos.
-Bien, ¿y el que mata o realiza actos de terror por motivos
políticos?.
-Ese es un asesino o un terrorista, independientemente de las
motivaciones.
-Bueno, caballeros, vamos a seguir hablando de pena de muerte.
-Sí, esta bien Ernesto, pero estamos hablando de porqué
se aplica la pena de muerte, no nos hemos salido del tema.
-Si, Alberto, nos salimos, vamos a hablar de la pena de muerte
y de la proporción entre su aplicación y el delito
cometido.
-Si vamos a ver de qué estamos hablando, realmente es de
la vida humana y yo creo que la misma es algo que debe respetarse
ya que es un bien irrepetible, cada hombre es único y no
debe subvalorarse la vida de tal modo que se convierta en objeto
de discusión cuándo quitarla, la pena de muerte
es inmoral y debe prohibirse.
-Bruno, lo que yo digo es precisamente que por el valor de la
vida humana debe eliminarse de la sociedad a aquél que
no sea capaz de respetarla, la pöööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööööön las cárceles, que evitan que el delincuente
siga cometiendo delitos y al mismo tiempo le dan la oportunidad
de pensar y arrepentirse de lo que hizo y , tal vez, reincorporarse
a la sociedad como un hombre útil y valioso, que después
de equivocarse pueda, con su actitud, ayudar a otros a evitar
caer en actitudes antisociales.
-De la cárcel se sale, del hueco no.-Sentenció Ernesto.
-¡Me arrepiento!, ¡Me arrepiento!. ¡He violado
tres niñas, asesinado dos viejas, descuartizado a cinco
hombres!, pero..... me arrepiento, así que perdónenme
y suéltenme, que les prometo que cada vez que mate, viole
o robe, me arrepentiré de todo corazón........ Bruno,
¡qué idealista eres!.
-No soy idealista, Carlos, creo en el hombre.
-"Mientras mas conozco al hombre más quiero a mi perro".
¿Quién lo dijo?
-No me acuerdo Carlos, pero no te burles, que estamos hablando
en serio.
-Tú siempre das la talla.-Le reprochó Ernesto.
-Está bien, no me burlo más, pero lo que quiero
demostrarles es que puede haber quien simule arrepentimiento para
que lo suelten y después volver a cometer delito. Por eso,
antes de pensar que algún delincuente se arrepintió
debemos estar bien seguros.
-Prefiero diez delincuentes sueltos que un inocente en la cárcel,
pero al que comete un delito hay que sancionarlo y si ese delito
merece la muerte hay que aplicársela.
-Yo pienso igual que tú, Damián, pero creo que la
muerte es una pena excepcional, que debe aplicarse sólo
en casos extremos.
-Pienso como ustedes Damián y Ernesto.
-Bruno nos quedamos solos.
-Carlos, ¿tú estás en contra de la pena de
muerte?.
-Sí, Bruno.
-¿Y por qué te burlabas tanto?.
-Porque ustedes estaban muy serios y alguien debía ayudar
a liberar tensiones.
¿Qué les parece esta conversación?. ¿Comparten
algunas de las opiniones emitidas?
¿Quién creen que tiene razón?
¿Damián con su posición en defensa de la
pena de muerte?
¿Bruno en contra totalmente?
¿O Ernesto a favor solo en casos excepcionales?
¿Es la pena de muerte un castigo?
¿Qué cree de la frase: "Mientras más
conozco a los hombres más quiero a mi perro"?
¿Qué prefiere: diez culpables sueltos o un inocente
preso?.
Esperamos sus opiniones a este foro abierto a debate, donde toda
opinión es aceptada y analizada.
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