Un argumento que frecuentemente
se menciona en contra de la existencia de una legítima república
cubana a partir del 20 de mayo de 1902, es que la misma nació
con el apéndice de la Enmienda Platt en su Constitución
de 1901. Sobre la Enmienda Platt, su origen, su imposición y
su aplicación histórica, es que trata el siguiente artículo.
Antes de comenzar básicamente con el asunto medular de este artículo,
quiero compartir una pregunta, que me surgió al ver un conocido
espacio de la TV nacional: después de la II Guerra Mundial, a
Japón se le impuso ( según expresión de un experimentado
periodista) una Constitución, que no le permite al Estado japonés,
por ejemplo, participar sin previa autorización en guerras como
la que se libra actualmente contra el terrorismo en Afganistán.
Dado este hecho: ¿se puede dudar responsablemente de la independencia
y de la soberanía legítima del actual Estado nipón?
Deseos personales
y estrategias anexionistas de Mc Kinley y Wood
En los primeros días del año 1899 y a raíz del
comienzo oficial del gobierno interventor norteamericano en Cuba, el
presidente de los Estados Unidos William Mc. Kinley declaró que
su gobierno se proponía ¨cumplir el solemne compromiso de
reconocer la soberanía y el derecho a gobernarse del pueblo cubano¨
y que no podían abandonar a Cuba inmediatamente porque:
"... Esta nación ha asumido delante del mundo una gran responsabilidad
para el buen gobierno futuro de Cuba..... Para renacer de las cenizas
del pasado, la nueva Cuba tiene necesidad de estar unida a nosotros
por lazos de una intimidad y de una fuerza particulares, si se le ha
de asegurar un bienestar duradero. Su destino está de una manera
legítima irrevocablemente ligado al nuestro; pero en qué
forma y hasta qué punto, toca al porvenir determinarlo."
(DEHA, 749)
Debemos señalar que los deseos del presidente Mc. Kinley, y de
otros políticos norteamericanos, con respecto a la anexión
de Cuba a los E.U., pasaban por el camino de la decisión de los
cubanos; este respeto era compatible con la Resolución Conjunta
y con la tan mal leída e interpretada política de la ¨fruta
madura¨ planteada por John Quincy Adams, quién fuera un notable
antiesclavista y un decidido opositor a la anexión de Texas y
a la guerra que posteriormente se desató entre Méjico
y los Estados Unidos, guerra por medio de la cual E.U. se apropió
de otros territorios mejicanos. En los tiempos de Mc Kinley, al igual
que en los tiempos de J.Q. Adams, otros políticos norteamericanos
también se opusieron a la anexión de Cuba por los E.U.
por diferentes razones.
La estrategia utilizada por el presidente Mc. Kinley y el gobernador
Wood para que los cubanos se inclinaran por la anexión, fue mostrarle
al pueblo cubano, mediante las múltiples tareas y trabajos llevados
a cabo por el gobierno interventor, las ventajas que la anexión
le ofrecería a Cuba. Monseñor Carlos Manuel de Céspedes
al enumerar algunos elementos positivos sobre la intervención
norteamericana que recordó oír de labios de ancianos venerados
por él, que habían participado en las guerras emancipadoras,
escribe:
"... Afirmaban también que luego ya establecidos en la Isla,
los norteamericanos, lograron con su presencia que se reorganizara el
país y se restablecieran los servicios públicos, interrumpidos
por la guerra, en un período sorprendentemente breve y con un
nivel de eficacia superior al anterior a la guerra. Por ejemplo, los
servicios de salubridad, de enseñanza, de transporte y de policía
que se comenzaron a instaurar desde antes del inicio de la República,
tenían un grado de personalidad muy por encima de los standards
de la época en Iberoamérica ..." ( de Céspedes,
38)
Debates legislativos
relativos a la Enmienda Platt
En el año 1900 se convocó por el gobierno norteamericano
a la Asamblea Constituyente, la cual comenzó a sesionar en La
Habana el 5 de noviembre de 1900.
El 21 de febrero de 1901 fue aprobada la Constitución cubana.
A la Constitución cubana de 1901 se le añadió posteriormente
un apéndice llamado La Enmienda Platt, la cual nunca fue una
enmienda a la Constitución. Su nombre de enmienda se debe a que
es una enmienda a la Ley sobre Presupuestos del Ejército en el
Exterior de Estados Unidos discutida en el Congreso norteamericano,
la cual fue presentada por Orville Platt, presidente de la Comisión
de Relaciones con Cuba; aunque, su verdadero autor fue el entonces Secretario
de Guerra Elihu Root, el cual había sido uno de los gobernadores
provinciales norteamericanos que tuvo Cuba durante el período
de ocupación. La aprobación de esta enmienda en el Congreso
norteamericano se logró a la una de la madrugada del 28 de febrero
al ser propuesta, de manera oportunista, al final de una larga y agotadora
sesión de trabajo, pues anteriormente al ser propuesta, había
encontrado fuerte oposición por varios legisladores norteamericanos
y no había sido aprobada. El Senador Jhon Tyler Morgan y Benjamin
R. Tillman se destacaron en esa oposición. La votación
fue de 43 votos a favor y de 20 votos en contra.
Después de ser aprobada la Enmienda en el Senado, pasó
a la Cámara Baja, la cual tenía solamente una sesión
para ser discutida, la del primero de marzo, pues esa era la última
fecha de la legislatura. Si no se aprobaba en esa fecha, el Ejército
se quedaría sin créditos hasta junio de 1902. En la Cámara,
al igual que en el Senado, hubo oposición a la mencionada Enmienda
y en ella se destacaron los representantes Charles Littlefield y De
Armand. La historiadora Hortensia Pichardo plantea, en la página
118 de su obra citada, que: "también se escucharon insultos
contra Cuba y sus hombres más representativos fueron tratados
de ´politicastros´ " . El 2 de marzo fue firmada por
el Presidente Mc Kinley. La votación fue de 161 votos a favor
y de 137 votos en contra.
Por otra parte, el 27 de febrero de 1901 ya la Convención Constituyente
cubana había aprobado el documento de la relaciones que debían
existir entre Cuba y los Estados Unidos, el cual había sido elaborado
por la Comisión nombrada con ese objetivo. Al ser conocida, el
7 de marzo de 1901, por la Convención Constituyente cubana la
aprobación de la Enmienda Platt por el Congreso de los Estados
Unidos, ésta fue rechazada fuertemente por la mayoría
de los líderes políticos cubanos, incluyendo entre ellos
a Manuel Sanguily. Otro de los más fuertes opositores fue Salvador
Cisneros Betancourt, el cual expresó en su voto particular del
15 de marzo de 1901:
" Que con las dichosas relaciones propuestas Cuba no tendrá
su Independencia absoluta; y desafío al más erudito diplomático
que me diga qué clase de Gobierno tendrá, porque al aceptarlas,
ni tendrá soberanía, ni Independencia absoluta, ni será
República, ni anexada, ni protegida, ni territorio de los Estados
Unidos; y por consiguiente creo que mis dignos compañeros de
la Convención deben rechazarlas de plano y en caso de tener opinión
contraria, establezco mi protesta más formal, sosteniéndola
con éste mi voto particular: la Independencia absoluta o nada.
No estar ligado a Gobierno alguno ni con el hilo de la araña,
según ha dicho nuestro digno compañero el General Lacret."(
Pichardo, 135)
El gobierno norteamericano insistió en su aprobación por
la Asamblea Constituyente cubana mediante la alternativa dada por el
gobernador Wood: República con Enmienda Platt o no habría
República. La convención envió una comisión
a Washington para obtener alguna concesión, pues con Wood no
pudo entenderse ni estaba en las manos de Wood el cambiar las cosas
en el punto donde ya se encontraban. El Presidente Mac Kinley aseguró
a la comisión cubana que solamente la intervención armada
se haría realidad cuando en el país reinase el caos; además,
le habló a los hacendados y plantadores de la posibilidad de
que disminuyesen los derechos de importación de los productos
cubanos en los Estados Unidos, y en particular los derechos sobre el
azúcar y el tabaco. Algunos opositores a la Enmienda se dejaron
convencer con ambos argumentos y el 12 de junio de 1901 la Asamblea
Constituyente aceptó, 16 votos contra 11, la Enmienda Platt como
un apéndice a la Constitución de 1901. Poco tiempo después,
dicha enmienda se incorporó a la Ley sobre las Relaciones entre
Cuba y Estados Unidos.
Deseo hacer la observación que antes de la aceptación
de la Enmienda Platt, los cubanos de la Constituyente habían
realizado varias acciones o maniobras que incluyeron hasta la elaboración
de un nuevo proyecto de relaciones entre Cuba y los E.U., con el objetivo
de no aceptar la Enmienda Platt tácita e integralmente. El gobierno
estadounidense no estuvo de acuerdo con ninguna de esas acciones. La
convención cubana, por su parte, se mantuvo en sus treces hasta
que el mismo Root, entonces ministro de Guerra, planteó que su
gobierno estaba dispuesto a transigir eliminando frases que pudieran
molestar a los cubanos, como las que decían "para poner
a los Estados Unidos en condiciones de mantener la independencia de
la isla y de proteger al pueblo cubano". La Convención aceptó
bajo esa condición a finales de mayo, pero el gobierno norteamericano
no eliminó esas frases, pues exigía la aprobación
total de la Enmienda sin modificación alguna, la cual obtuvo
finalmente de la Convención, como ya expresamos, el 12 de junio
de 1901.
El destacado historiador pinareño Octavio Costa en su libro "Manuel
Sanguily. Historia de un ciudadano", aporta elementos interesantes
sobre el por qué algunos líderes cubanos interpretando
correctamente el sentido del momento histórico, votaron finalmente
por la aprobación de la Enmienda Platt.
"Sanguily sabe que si se rechaza la Enmienda no hay república.
Esta es la triste y dramática verdad sobre la que se funda ciertamente
la nueva posición del prócer rebelde y magnífico.
Y entre un poder interventor indefinido, por benigno que sea, y una
república con Enmienda, él prefiere esta última
situación. Se vive un momento trascendente y singular. O se rechaza
la Enmienda íntegramente o se acepta en su totalidad. Aceptarla,
es para el tribuno decidir la independencia y la ventura de la Isla.
Esta, en cualquier caso, jamás podrá impedir la intervención
yanqui en casos de conflagración o de amenaza para la seguridad
del Norte y admitir este derecho formalmente es definirlo, determinarlo
y limitarlo." (Costa, 91)
En las votaciones de los constituyentes cubanos sobre la Enmienda Platt
podemos encontrar situaciones interesantes como la de ser aceptada por
reconocidos independentistas hasta ser rechazada por antiguos autonomistas
(por ejemplo: Alfredo Zayas y José Fernández de Castro,
aunque este último, devino en independentista).
Sabiduría
vs imposición
La República nació con su independencia y soberanía
limitadas en cuanto a principios se refiere; eso es un hecho innegable
en nuestra historia. Los cubanos más preclaros se decidieron
por la opción de aceptar por el momento la mencionada enmienda
ante la alternativa de la ocupación indefinida de Cuba por las
tropas norteamericanas y que la misma pudiera desencadenar una inútil
guerra de guerrillas contra el Gobierno Interventor norteamericano que
destruyera, más aun, al ya devastado país. El Mayor General
Calixto García después de concluida la Guerra Hispano
Cubana Norteamericana había dicho:
"Yo creo que los Estados Unidos no faltarán a su palabra
empeñada; pero si así fuera siempre habría tiempo
para morir, ya que no para vencer" ( Rodríguez, 44 y 45)
La sabia estrategia planteada desde los mismos inicios de la República
por Don Juan Gualberto Gómez, y otros patriotas, y que está
expuesta en las siguientes palabras, demostró ser la más
adecuada para la joven república.
"Declaración solemne del propósito de que mientras
ese tratado esté vigente, será escrupulosa y lealmente
observado por el pueblo cubano y por su gobierno; sin perjuicio de que
el Gobierno de la República de Cuba aproveche cualquier oportunidad
favorable que pueda presentarse en el porvenir para influir cerca del
Gobierno de los Estados Unidos, a fin de obtener por mutuo acuerdo,
la modificación de aquellas cláusulas del Tratado en que
el pueblo cubano encuentra limitada su independencia y mermada su soberanía."
(Ibarra, 245)
Los contenidos más lesivos de la Enmienda Platt en contra de
la plena soberanía cubana fueron abrogados en 1934.
Balance controversial
de la Enmienda Platt
El balance de la Enmienda Platt es muy controversial. Considero que
sus consecuencias deben analizarse desde al menos dos perspectivas o
ángulos diferentes. Una primera perspectiva nos dice que la mencionada
enmienda:
1) Propició el aumento significativo de las inversiones extranjeras
en un país totalmente destruido necesitado de las mismas. La
mencionada enmienda garantizaba, en cierto medida, el ambiente de paz
necesario para el desarrollo de las inversiones en el país.
2) Contribuyó grandemente para que no sucedieran en Cuba, largas
y sangrientas guerras fratricidas similares a la ocurrida durante y
después de la independencia en muchas repúblicas hispanoamericanas
y en Haití, o como la ocurrida en los propios Estados Unidos
con la guerra de Secesión.
3) Limitó significativamente la posibilidad de una agresión
extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada
por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante
los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta
no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán.
Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado
demostraciones de fuerza en Haití.
Una segunda perspectiva de la Enmienda Platt nos dice que:
1) Limitó en cierta medida, en cuanto a principios se refiere,
la soberanía de Cuba, otorgándole a la república
desde un punto de vista formal, una independencia restringida.
2) Creó una mentalidad de Patronato en ciertos segmentos del
pueblo cubano mediante la cual, se esperaba que los norteamericanos
fueran los que resolvieran nuestros problemas políticos. En otros
segmentos de la población cubana, creó o acentuó
un sentimiento nacionalista antinorteamericano.
La enmienda Platt nos privó de gozar de una independencia y soberanía
total, pero también nos evitó grandes desastres y sufrimientos.
Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde
a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días)
del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el
teatro Polyteama, a poco más de una década de la imposición
de la Enmienda Platt, expresó:
"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales
en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas
entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará
los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia
nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a
las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los
incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado
a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional
soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre
ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes.
Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli;
otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los
americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias,
y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el
doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos
en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más
en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud
por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían
observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles,
conturbados y decaídos" (Ibarra, 312)
He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama,
y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición
vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:
Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición
de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como
miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a
capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno
de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a
la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento
del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano
Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano.
Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor
en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad
Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily
llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto
al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer
a su gabinete como Secretario de Estado.
El fundamento de la preocupación norteamericana por nuestra estabilidad
republicana iba desde los más excelsos y enaltecedores sentimientos
humanos de solidaridad, hasta la más fría y calculada
preocupación por sus inversiones económicas y su seguridad
nacional. En ese amplio espectro, es donde debemos situar los móviles
que tuvieron las numerosas personalidades norteamericanas que intervinieron
en la confección, aprobación y aplicación de la
Enmienda Platt.
Un caso concreto
de la aplicación de la Enmienda Platt
Por otra parte, debemos admitir que en general, en el caso cubano, los
gobiernos norteamericanos no se inclinaron en hacer un uso indiscriminado
o exagerado de la prerrogativa que les daba la Enmienda Platt. El proceder
del presidente Teodoro Roosevelt durante "la guerrita de agosto"
de 1906 así lo atestigua, pues tanto el presidente Estrada Palma
como los alzados contra él, pidieron la intervención norteamericana
y fue el presidente Roosevelt el que trató de que la misma no
se produjera. La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada
del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de
septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos
de la mencionada carta son:
" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente
para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y
recuerden que el único medio de conservar la independencia de
su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad
de una intervención exterior para salvarla de la anarquía
y de la guerra civil.
Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas
en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba
y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán
interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá
de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere,
la independencia permanente de Cuba y su éxito como República
se asegurarán." (Pichardo, 283)
En el telegrama de Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste
le escribe en un tono invocatorio y suplicante:
" Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República
independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a
que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte
de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre
su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por
lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún
libre cuando abandone su cargo." (Pichardo, 285)
Estrada Palma permaneció intransigente y convocó al Congreso
para renunciar pese a que los sublevados no pedían su renuncia.
Se creó una comisión para convencerlo que retirara la
renuncia pero el resultado fue negativo. No pudieron obtener arreglo
alguno con Estrada Palma, el cual, para colmo, le pidió al Vicepresidente
que también renunciara, dejando así acéfala a la
república.
El país quedó sin presidente y con una sublevación
en sus entrañas que deseaba también la intervención
extranjera. La intervención se produjo y como la anterior intervención
militar, no hubo oposición armada a la misma.
El Subsecretario de Estado Bacon, según el historiador Howard
Hill, citado por Ibarra, le dijo contrito a Taft:
" Me avergonzaré de mirar a mister Root a la cara. Esta
intervención es contraria a su política y a todo lo que
él ha estado predicando en América del Sur" (Ibarra,
294)
Elihu Root, el padre de la Enmienda Platt, era en ese momento Secretario
de Estado.
Según algunos historiadores cubanos de nuestros días,
la renuencia del gobierno norteamericano a intervenir se debió
a que podía afectarse la imagen del nuevo modelo neocolonial
que se estaba experimentando en Cuba y que deseaba llevar a otros países
latinoamericanos. Considero que esa explicación no es compatible
con la imagen del gobierno cuyo presidente públicamente dio a
conocer la política del Gran Garrote y de las Cañoneras.
Esta ocasión no fue la única en la que el gobierno de
los E.U. invocó la Enmienda Platt para intervenir en Cuba, pero
sí fue la única en la que la intervención verdaderamente
se llevó a cabo; las otras invocaciones (algunas veces precedidas
de intentos por reconciliar a las partes cubanas beligerantes) se limitaron
a amagos de intervención y a algún que otro desembarco
en determinadas regiones lejanas del país, cercanas a la Base
de Guantánamo o dentro de ella y en Santiago de Cuba, las cuales
ayudaron a que se apaciguaran los ánimos de los cubanos que contendían
entre sí. El artículo tercero de la Enmienda Platt se
aplicó, o estuvo a punto de aplicarse, solamente en momentos
en los que se habían producido enfrentamientos armados en el
país y el gobierno democráticamente elegido había
perdido o estaba perdiendo ostensiblemente el control del país.
Esta situación se puede ilustrar también con el siguiente
fragmento de la nota del Secretario de Estado norteamericano P.S. Knox,
el 16 de enero de 1912, al Presidente José Miguel Gómez:
"evitaran una situación peligrosa que pudiera obligar al
Gobierno de los Estados Unidos, contra sus propios deseos, a considerar
las medidas que debe tomar en función de sus obligaciones con
respecto a las relaciones con Cuba"(Alzugaray, 29).
El artículo tercero de la Enmienda Platt nunca se aplicó
cuando los objetivos políticos, sociales, obreros y de la mujer
se buscaban pacíficamente. La anterior república cubana,
pese a los defectos, deficiencias y males que tuvo, ocupó comparativamente
una posición privilegiada en América Latina en cuanto
a las conquistas políticas, sociales, laborales y de la mujer
que en ella se alcanzaron.
No conozco que en esas intervenciones o amagos se haya producido algún
enfrentamiento armado entre las fuerzas norteamericanas y alguna fuerza
cubana.
Un hecho polémico
no sujeto a esquemas
La intervención norteamericana en los asuntos cubanos en las
postrimerías del antepasado siglo XIX y en los inicios del pasado
siglo XX ha sido un hecho histórico muy polémico de nuestra
historia. Para que se tenga una idea de lo controvertida que ha sido
la apreciación cubana sobre la intervención norteamericana
después de finalizada la guerra de independencia contra España
diré, que en contra de todo esquema simplista, podemos encontrar
desde burgueses cubanos admiradores de los E.U. opinar duramente en
contra de ella, hasta a un destacado político de izquierda defender,
en cierta medida y en la década del 40, la presencia norteamericana
en los primeros años de independencia de España, pues
esta aceleraba el desarrollo del capitalismo en Cuba y con ello, según
la filosofía marxista clásica, la instauración
del socialismo en Cuba.
La Enmienda Platt no fue abrogada en 1934 por poseer la república
cubana en esa fecha, un gobierno fuerte que respondiera a los intereses
del gobierno norteamericano, pues todos sabemos lo convulsa que fue
en nuestro país la década del 30 del pasado siglo XX;
tampoco se abrogó por ser una demanda del sentimiento nacionalista
antinorteamericano que había en determinados estratos de la población
cubana de los años veinte y treinta (también existían
sentimientos antiespañol, antijudio, antihaitiano, antijamaicano,
etc), sentimiento que después de 1940 y hasta 1959 disminuyó
grandemente (Domínguez, 244). Fueron varios los factores que
motivaron esa decisión entre los que, por supuesto, también
se encontraban esa corriente y ese sentimiento nacionalista, pero no
se pueden obviar tampoco: el trabajo paciente, tenaz y sabio de nuestros
diplomáticos, las relaciones de amistad entre Cuba y Estados
Unidos, la política del Buen Vecino de Franklyn D. Roosevelt,
y finalmente, la percepción norteamericana de los cambios que
se habían producido en las relaciones internacionales de las
otras potencias con los países de nuestro continente.
Por último, deseo observar que el nuevo tratado sobre las relaciones
entre Cuba y los Estados Unidos que se firmó en esos años,
nunca tuvo en su haber, un período norteamericano de ocupación
de nuestro país pese a la inestabilidad política y de
oposición armada que presentaron algunos gobiernos cubanos antes
del primero de enero de 1959.
Bibliografía
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2) Diccionario Enciclopédico Hispano Americano (DEHA) Tomo XXVI,
Editora W.M. Jackson, Boston, 1929
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de Mayo: ¿Fiesta nacional o qué?, revista Palabra Nueva,
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4) Manuel Sanguily. Historia de un ciudadano, Octavio R. Costa, Editorial
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Ibarra, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992
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8) Jorge I. Domínguez, La cultura: ¿clave de los problemas
en las relaciones cubano-norteamericanas?, revista Encuentro de la cultura
cubana, primavera de 2001, Madrid, 2001
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