La evolución del cine está
ligada a la historia de Juana de Arco, mujer en la que se han inspirado
autores de todas las eras del celuloide, ha constatado el "ministro"
de Cultura de Juan Pablo II, el cardenal de Paul Poupard.
Al participar en la presentación de un libro sobre la santa francesa
y la gran pantalla, escrito por la autora italiana Paola Dalla Torre
"Giovanna d´ Arco nella celluloide. Riflessioni sull´
etá del cinema", el Cardenal Paul Poupard, hizo así
una sugerente relectura de la historia del cine a la luz de esta heroína.
La intervención del presidente del Consejo Pontificio para la
Cultura, en el centro cultural San Luis de los Franceses en Roma, tuvo
lugar en el momento en que en la misma ciudad se celebra el Festival
de Cine Espiritual "Tertio Millenio", que se prolonga durante
toda la primera quincena de diciembre.
El purpurado galo comenzó constatando que Juana de Arco ha ejercido
un constante influjo sobre los directores cinematográficos desde
la época muda hasta el cine digital posmoderno.
Esta influencia, aclaró, se debe quizá al hecho de que
"Juana representa y encarna perfectamente la paradoja" de
una vida breve pero extraordinariamente densa de itinerarios en apariencia
contradictorios.
"Es- observó - niña y soldado, santa y patriota,
devota y condenada de manera abusiva como hereje" Es "moderna",
por tanto, debido a su "ambivalencia, la multiformidad que caracteriza
su naturaleza", así como la naturaleza del mismo cine.
En los cien años del séptimo arte, la historia de la doncella
de Orleans ha sido interpretada siete veces. Desde el pionero "L´
execution de Jeanne d´Arc" de George Hatot, del 1898, hasta
"Juana de Arco" de Luc Besson (1999), "sin contar -subrayó
el cardenal Poupard- dos insuperables obras maestras, los filmes de
Víctor Fleming de 1948 y el, que aprecio especialmente, de Robert
Bresson de 1962".
De este modo, constató el ardor de la virgen que se encerró
en una armadura, rebelándose a las constricciones sociales de
su tiempo para convertirse en un símbolo de Francia y del cristianismo,
ha permitido en el fondo al cine, encontrarse a sí mismo al contar
aquella historia única.
A través del libro de Paola Dalla Torre, es posible de hecho
captar cómo la historia de la santa se ha convertido en "el
espejo perfecto" a través del cual el cine se ha desvelado
y se desvela
Un caso único de figura de referencia con excepción sólo
de la figura de Cristo. También el relato de la Pasión,
concluyó el purpurado, "está presente en toda la
historia del cine".
De este modo, añadió Poupard, se ve como el tema sagrado
es una constante, quizá la única constante en la historia
del cine.
Sabe "encarnarse perfectamente en cada período del lenguaje
cinematográfico" y sabe "ejemplificar las temáticas,
sin perder su significado profundo".