Revista Vitral No. 47 * año VIII * enero-febrero 2002


POESÍA

 

ALFREDO LEÓN BARCELÓ

 

 

 

 

DE CUANDO EL CIELO ERA ÁNGEL


ahora vemos por espejo oscuramente
mas entonces veremos cara a cara.
1 Corintios 13,12

ahora vemos más por las manos
que por los ojos y es que nuestra vista está nublada
de alma y de rostro. Pero es tiempo de ver como la luz
está llegando
y muchas manos tendrán que comprar pupilas.
ahora vemos más por espejo
y él no dice siempre la verdad
pero nuestras cosas se ven en él. los caminos a través
del espejo están llenos de alas y estas no caben en los ojos
pero ahora el tiempo está muy oscuro
y el cielo se acostó desnudo sobre la lluvia
-cuando las aves saltaron al precipicio
la muerte les cubrió sus alas de polvo-
nuestro cielo era ángel
amigo imperdonable de las escaleras
amigo en los días más oscuros
pero tenía que morir un minuto
y hacerse polvo.
cantaremos en alabanza
yo el poeta
tú la mujer desnuda
ella la lluvia que lo recibía en su cuarto
cantaremos en alabanza
y desde la calle veremos rodar su cadáver.


 

LA OSCURA TRANSPARENCIA DE LAS COSAS


al principio era la noche una luz en las aguas
era la ciudad una paridora de redes
y la música saltaba infinita a su lugar en las rocas.
después " sobre el resplandor de los cristales de piedra
la sangre traza sus corazones
y rezuma gotas de alba
la sangre seca de los que no supieron".
la sangre vino en la noche cuando la ciudad era árbol
y se cambió el rumbo de los reyes.
la muerte vino también
-la muerte esa mujer sucia que entre suspiros
ha sacado de mi pecho una estrella
y se la prende en el pelo-
mi animal triste se bebe su soledad
cuando un rostro viene despacio a tantearlo.
es la oscura transparencia de las cosas
porque somos huesos y animales de polvo.
la ciudad fue en busca de la sangre
apretando sus casas contra el polvo.
la sangre está tendida pero la muerte le teje a las arañas
mi ropa en ese recrear del miedo.
bajo los adoquines de la esquina conversan:
la noche la sangre esta ciudad la muerte.


 

LO QUE DIJO EDGAR ALLAN POE EL DÍA QUE MURIÓ ANNABEL LEE

apréndete la noche
única forma de salir del quejido aterrado
de las bestias que te rodean
que recorren tus heridas.
apréndete la noche.
dos pasadizos son iguales a un camino
un camino no siempre conduce al cielo.
apréndete la noche
porque la luz ha muerto.


 

LA ÚLTIMA CENA
A George

has saltado del muro
pero no reconoces el balcón de la casa
que se te cierra como acto de magia
tampoco recuerdas a tu madre que ahora
te pone la mesa
y aunque sea la última cena
le tiras el pan al primer perro que pase por debajo
con los ojos tristes
y el pan de tus huesos tiene una mano
que se duerme con la ciudad
-mano pez que no escapa de la mordida del lobo
mano nuestra ahora y en la hora de nuestra muerte-
has perdido tu sombra
pareces un animal que salta por el aro lleno de fuego
y los gritos hacen que pierdas el equilibrio
pero no lo sabrás nunca
muchas agujas conocen la ruta
y el muro está lleno de hierbas
huesos rostros calcinados
que antes fueron el camino de la ciudad.
por allá viene una niña
vienen un lobo un cisne con las alas rotas
y no existen muros ni ciudades.
Por allá se descubren
la muerte
el cielo
el infierno
y la última cena también se descubre
sin ángeles.

 

 

 

Revista Vitral No. 47 * año VIII * enero-febrero 2002
Alfredo León Barceló
(Pinar del Río, 1969) Maestro primario. Poeta y ensayista. Ha publicado en varias revistas nacionales y ha recibido los premios "Waldo Medina", "Mina Pérez" y "Poesía de amor verdadero".