El pasado 11 de septiembre ha entrado en la historia
como el día de la "sin-razón", del triunfo del
absurdo. Fueron destruidas las Torres gemelas del World Trade Center,
en la ciudad de New York, y levantadas las torres -tan altas como aquellas-
del fanatismo y la irracionalidad. Fueron deshechas, mutiladas, sesgadas
las vidas de miles de personas; y elevadas, emparejadas, engalanadas
la venganza, el odio y la violencia. Ese día, el periódico
"Granma" publicaba en "hilo directo" -no merecía
un espacio mayor- la noticia de una atentado que había dado muerte
a 2 personas y herido a 6 u 8 más. ¿Cuántos muertos
debe haber para que una noticia sea NOTICIA?. ¿Cuál es
el valor de una vida humana?. ¿Cuál, la razón tan
poderosa que justifique la muerte de una sola persona?. ¿Hasta
dónde nos puede llevar el sectarismo, el fundamentalismo -religioso
o político- y la intolerancia?
Es tan habitual la violencia que se respira en nuestro mundo que se
hace necesario una masacre de tal magnitud para que se despierte la
sensibilidad humana. Violencia como entretenimiento y violencia como
noticia; violencia en la familia y violencia en las relaciones humanas
a cualquier nivel; violencia en los discursos oficiales -no importa
qué se está defendiendo- y violencia en un aula para que
"se entienda mejor". Y se levantó un concierto de voces
violentas para defender la paz y la justicia, y acusarse de terrorismo
unos a otros mientras yo he recordado a Jesús diciendo: "quién
este libre de culpa que tire la primera piedra" (Juan 8, 7). Se
acusó al mundo árabe -incluso alguien dijo que eran inferiores
al mundo occidental-; se acusó al Islam y por último se
acusó al movimiento talibán. Cierto o no. No importa.
O mejor dicho, lo que importa es encontrar un culpable. Y es culpable
toda aquella persona o Estado que haga de la intransigencia y el fanatismo
su bandera, que haga de la injusticia y la tiranía su pan cotidiano,
que aliente la violencia y la venganza frente al enemigo. Detrás
de aquella tragedia hay muchos responsables: gobiernos e individuos,
naciones y grupos étnicos; detrás de ella, estás
tú y estoy yo.
En fin, ¿quién es el culpable?. No me toca a mí
-no es mi tarea- encontrarlo ni acusarlo; mi lugar es en la defensa.
Quiero defender la Paz. Quiero defender la Verdad y la Justicia. Me
ofrezco para defender al Islam, a los musulmanes sinceros; a aquellos
que, invocando al "Dios omnipresente, el poderoso, el terrible,
el misericordioso"1 - a quien llaman Alá, del árabe,
Alláh - se duelen del fanatismo de sus hermanos en la fe islámica.
En este punto quiero hacer una distinción entre Islam e Islamismo.
El Islam -ya lo veremos- es una religión. El Islamismo hace referencia
a la cultura - filosofía, religión, idiosincrasia - del
mundo islámico. Pero, con frecuencia se le llama Islamismo a
un movimiento de carácter político, social y religioso
que reivindica, en el contexto del mundo musulmán, el retorno
a una sociedad regida por los principios de la sharia2 . Desde la década
de 1970, este término designa sobre todo a la tendencia más
radical y violenta de dicho movimiento, comúnmente denominada
fundamentalismo o integrismo islámico. Aunque el Islamismo propugne
métodos no violentos, tendría en esencia connotaciones
fundamentalistas y, por ende, sectarias y extremistas.
El Islam -junto al judaísmo y el cristianismo,- es una de las
grandes religiones monoteístas3 . Surge en el siglo VII en la
península Arábiga a partir de las enseñanzas de
Mahoma -considerado "El Profeta"- quien proclamó que
Alláh mismo le entregó el Corán4 , por medio del
ángel Gabriel5 , para que el hombre pudiera conocerle a Él
y lo que quiso revelar.
La palabra árabe Islam es traducida por algunos como "entregarse",
y por otros como "sumisión"; pero el Corán establece
su sentido religioso, "someterse a la voluntad o a la ley de Dios".
La persona que profesa y practica el Islam es un musulmán -del
árabe muslim, "el que se somete a Dios"- y la comunidad
de los fieles -del árabe umma- es la base de la sociedad islámica,
la cual se rige por la sharia.
Según el Corán, el Islam es la religión universal
y primordial. Incluso la propia naturaleza es musulmana ya que obedece
las leyes que Dios ha establecido en ella. Para los seres humanos, que
tienen libre albedrío, la práctica del Islam no implica
obediencia sino la libre aceptación de los mandatos divinos.
El hecho es que estamos delante de una religión monoteísta
y profética, que acentúa el dar gloria a Dios Único,
Creador y Señor. Posee un cuerpo doctrinal elaborado a partir
del Corán y de los "dichos y hechos" de Mahoma -que
nos han llegado a través de tradiciones e interpretaciones de
la umma- , unas prácticas o deberes, con incidencias éticas
a nivel personal y social.
La doctrina islámica -junto a la praxis- se sustenta en el
Corán y la Sunna.
 |
EL CORÁN:
Es el libro sagrado del Islam, considerado por los musulmanes como la
palabra "increada" de Alláh -ha existido desde siempre,
escrito en árabe, en manos de Dios en el cielo,- y revelado a
Mahoma durante su estancia en La Meca y Medina. Afirman que su autor
es el mismo Dios y no el Profeta, quien sólo la recibió;
de ahí que proclamen que el Corán es infalible.
La palabra Corán -del árabe Al Qur'an, lectura o recitación-
hace referencia a que fue recitado, proclamado, por Mahoma. Contiene
114 suras (capítulos), cada uno de los cuales tiene un título
diferente, con un total de 6 200 aleyas (versículos) distribuidos
de manera desigual: el más breve contiene sólo 3 versículos
y el más extenso 306. En tiempos del Profeta se conservó
y transmitió de manera oral; y sólo después de
su muerte (632 d.C.) los Califas6 sucesores comenzaron a escribirlas
y ordenarlas. En el año 650 d.C. fue fijado el texto definitivo.
En el Corán se contiene todo lo referente al Islam: fe, culto,
vida personal y social, preceptos y recomendaciones éticas y
morales, normas jurídicas (abarcan desde preceptos relativos
a la religión hasta otras materias sociales como el matrimonio,
el divorcio o la herencia). El Corán es el molde donde se ha
fraguado toda la espiritualidad musulmana durante siglos. Hay en él
una dinámica que va desde el pacto de Dios con Adán hasta
el Juicio Final, pasando por historias sobre profetas anteriores a Mahoma
y sobre los pueblos a los que fueron enviados. El mensaje, en esencia,
es que hay un solo Dios, Alláh, creador de todas las cosas, ante
quien la humanidad sólo puede existir para servirle a Él,
es decir, para adorarle sólo a Él y construir un orden
social ético, justo y libre de corrupciones.
Pero el Corán es algo más. Dejando a un lado el contenido
de las revelaciones que son las bases fundamentales y que contienen
incluso mensajes judíos (de la Torah7 ) y cristianos (de los
Evangelios) -en el fondo textos preislámicos8 - el Corán
es la obra más importante de la cultura oriental por la belleza
del estilo y por la armonía del ritmo en la lengua árabe,
la cual, todavía hoy, es la lengua litúrgica para los
musulmanes del mundo entero. Aunque -me parece a mí- existen
muchos pueblos árabes en los cuales no se puede hablar de identidad
nacional, por la diversidad de tribus presentes, y otros cuya identidad
se sustenta -como principio más determinante- en su fe en Alláh,
"se podría incluso afirmar que estos textos han hecho del
árabe el principio de identidad nacional, ya que los pueblos
árabes utilizan en la actualidad la lengua coránica para
comunicarse entre ellos; es, pues, la lengua franca que se superpone
a la diversidad de los dialectos respectivos"9 .
Debe ser fascinante leer el Corán en la lengua original. La belleza
de los textos y la sensibilidad religiosa, que he encontrado, me estimulan
a ofrecerle una pequeña muestra de éstos:
"En nombre de Alláh, Clemente, Misericordioso.
Loor a Alláh, Señor del Universo, el Clemente,
el Misericordioso, el Soberano del día del Juicio.
A Ti adoramos, de Ti imploramos ayuda.
Guíanos por el camino recto,
el camino de aquellos a quienes favoreces,
que no incurren en tu enojo ni van extraviados."
(C. 1, 1-7)10
"Señor, hazme entrar por una puerta de verdad y salir
por una puerta de verdad.
Concédeme un poder y un auxilio
proveniente de Ti" (C. 17, 80).
"Señor, en Ti todo se unifica y es acompañado
con misericordia y sabiduría" (C. 40, 7)
LA SUNNA Y EL HADIT:
La segunda fuente esencial del Islam es la Sunna -del árabe,
ejemplos, costumbres- o ejemplo del Profeta, la cual es conocida a través
del Hadit -del árabe, dichos- que consiste en los relatos por
los cuales son conocidos los ejemplos del Profeta.
El Hadit es la recopilación de los preceptos, acciones y vida
del profeta Mahoma, que constituyen su Sunna o ejemplo, pero no incluido
en el Corán, y que explica las relaciones entre los individuos,
y entre los hombres y Dios; incluye también preceptos legales,
discusiones sobre asuntos teológicos, como métodos de
ayuno y oración, y códigos de conducta personal, social
y comercial. El Hadit se conoció y transmitió durante
mucho tiempo por tradición oral y las actuales colecciones autorizadas
datan del siglo IX, por lo que no es considerado infalible como el Corán."Investigaciones
recientes, no aceptadas todavía por la mayor parte de los musulmanes,
han demostrado que una gran parte del Hadit no procede en sí
del ejemplo del Profeta, sino que recoge las opiniones de las primeras
generaciones de musulmanes, opiniones que fueron después atribuidas
a Mahoma. En determinados casos se conservaron sus declaraciones genuinas,
aunque después se añadieron opiniones teológicas
o legales expuestas por musulmanes"11 .
La interpretación de los textos del Corán tiene lugar
a partir de la Sunna y el Hadit, teniendo en cuenta la tradición
-del árabe, Isnad-, el consenso -del árabe, Ijma- de la
comunidad -del árabe, Umma- así como las deducciones analógicas
de las primeras fuentes -del árabe, quiya-. Para la interpretación
de los textos también habrá que tener en cuenta al Califa
(como sucesor legítimo de Mahoma), al Muftí -del árabe,
doctor- doctor entendido en casos concretos de la ley y al Imán,
que guía la oración.

Mezquita en mazar-i-sharif, Afganistán (tomado
de Microsoft Encarta)
El credo o conjunto de verdades se centra, por encima
de todo, en el único Dios, clemente y misericordioso, que ha
enviado a su profeta. Es el mismo Dios único, creador y omnipotente
de Abraham, Moisés y Jesús12 . Está resumido en
seis artículos de fe:
Creer en Dios (Alláh) significa que Él está dotado
de todos los atributos de la perfección y desprovisto de todos
los atributos de la imperfección.
Creer en los Ángeles (Malâ'ika) quiere decir que ellos
existen y son creados de materia sutil; algunos son los mensajeros de
Dios a los profetas, otros se encargan de controlar los actos de los
hombres.
Creer en los Libros o las Escrituras (Kitâb) significa que Dios
ha hecho descender del cielo la Torah, los Evangelios, los Salmos y
el Corán. Los dos primeros son distintas ediciones del Libro
que está junto a Dios; y el Corán anula todos los libros
celestes que existieron porque los hebreos y los cristianos han alterado
y dañado las Escrituras que se les confiaron.
Creer en los Profetas (Anbiyâ') y en los Mensajeros (Rusul) consiste
en testimoniar a aquellos a quienes Dios mismo ha escogido y enviado.
En la relación de esos Profetas aparecen muchas figuras bíblicas:
Noé, Abraham, Lot, Isaac, Jacob, José, Moisés,
David, Job, Jesús y muchos más; también incluye
profetas árabes. Como colofón de todos los profetas aparece
Mahoma, el "sello de los profetas". La misión de los
profetas es insustituible: Dios los ha enviado a la Tierra a causa de
la debilidad moral de la humanidad, para enseñar tanto a los
individuos como a los estados el más acertado comportamiento
moral y espiritual.
Creer en el Último Día y en la Vida Última (Âhira)
quiere decir que en el momento de la muerte esperan un primer juicio
individual y después la resurrección general, seguida
del Juicio definitivo. El Paraíso o Jardín (Ganna) -lugar
de placeres humanos corporales y espirituales- será para aquellos
que lo alcancen, teniendo en cuenta sus actos e intenciones, aunque,
en realidad, la misericordia de Dios es capaz de borrar todo castigo
temporal; sólo son reos del Infierno (Nâr, Fuego) aquellos
que abandonan el monoteísmo.
Creer en la Predestinación (Qadar wa-Qadâ) significa que
todos los actos de los hombres se realizan por voluntad del Omnipotente,
por un decreto que Él ha dado desde siempre; de ahí se
comprende que no hay libertad para la criatura: ya está predeterminada
cada acción del ser humano13 .
LOS CINCO PILARES DEL ISLAM
|
El Islam es, sobre todo, "practica de los ritos" prescritos
por Él a todos. Lo dice un hadit: "El Islam consiste en
profesar la fe musulmana, en cumplir la oración ritual, en dar
la limosna legal, en ayunar en el mes de Ramadân y en peregrinar
a la Casa de Dios, el Templo de la Meca, cuando se pueda." A estos
cinco pilares, los chiítas añaden la Yihad, de la cual
hablaremos más adelante por el interés que puede haber
despertado este término.
Profesión de Fe (sahâda) Es la primera obligación
de todo musulmán: "No hay más Dios que Alláh
y Mahoma es su profeta", la cual debe hacerla pública -de
forma verbal y con total asentimiento de corazón- al menos una
vez en la vida. Esta fe es explicitada por los seis artículos
del credo que hemos visto recientemente.
La oración ritual (salât) se hace cinco veces al día,
en momentos bien determinados: al alba, mediodía, media tarde,
puesta del sol y antes de la medianoche. Estos momentos son recordados
por la invitación oficial a la oración que hace el muecín
en alta voz desde el minarete de las mezquitas. Durante la oración,
los musulmanes miran en dirección a la Kaaba, una pequeña
estructura de forma cúbica situada en el patio de la gran mezquita
de al-Haram de la Meca. Todos los días, la oración se
hace individualmente en el lugar donde esté, con excepción
del viernes a mediodía cuando rezan en comunidad en la mezquita.
La limosna legal (zakât) consiste en una tasa del diez por ciento
sobre las ganancias anuales a favor de la "Casa de la Comunidad",
que distribuye la cantidad entre los pobres, los mendigos, los necesitados,
los viajeros y las obras de beneficencia o de difusión de la
religión; aunque esto no excluye la limosna espontánea
o no ritual. Al compartir con los demás lo que se ha recibido
de Dios se busca purificar el uso de los bienes terrenos.
El ayuno de Ramadân (sawn) consiste en abstenerse durante este
mes, desde las primeras luces del alba hasta la puesta de sol, de comer,
beber, fumar, usar perfumes o tener relaciones conyugales, para honrar
a Dios y sentirse solidario con los pobres y hambrientos. Las noches
corren el riesgo de convertirse en una especie de "bacanales"
aunque los más devotos visitan las mezquitas para sus oraciones
privadas.
La peregrinación (hagg) a la Kaaba, en la Meca. Todo musulmán
adulto, capacitado físicamente y dotado de bienes suficientes
debe realizar esta peregrinación por lo menos una vez en la vida.
Celebrada durante los primeros diez días del último mes
del año lunar, el rito exige que los peregrinos se encuentren
en un estado de absoluta pureza, se abstengan de derramamiento de sangre
y eviten cualquier tipo de vulgaridad.
Aparte de estos cinco pilares, el Islam prohíbe el consumo de
alcohol y de carne de cerdo. Además de la Kaaba, el principal
santuario musulmán, los centros más importantes de la
vida islámica son las mezquitas, donde se realizan oraciones
a diario, y las mezquitas basílicas, donde se celebran los oficios
del viernes.

En el Islam Chiíta, los líderes
religiosos definen la ley social y religiosa de la comunidad. |
El concepto islámico de sociedad es teocrático14 pues
el Islam tiende al gobierno de Dios en la Tierra. La filosofía
social islámica se basa en la creencia de que todas las esferas
de la vida - espiritual, social, política y económica
- constituyen una unidad indivisible que debe estar imbuida por completo
de los valores islámicos. De esta manera, el proyecto religioso
de la predicación de Mahoma en la Meca debía concretarse
necesariamente en el proyecto socio-político, conforme a la ley
-sharia- revelada por Dios mismo.
La sharia -ley moral, como ya he dicho- no fue nunca un sistema de leyes
codificado o uniforme, pues, aunque se le considera como firmemente
basada en la revelación divina, fue desarrollada y elaborada
por generaciones de juristas. Para explicitarla ha sido clasificada
con frecuencia en cinco puntos:
+Lo que Dios ha mandado,
+Lo que Dios ha recomendado, pero no ha hecho
estrictamente obligatorio,
+Lo que Dios ha dejado legalmente indiferente,
+Lo que Dios ha desaprobado, pero que de hecho no
ha prohibido,
+Lo que Dios ha prohibido expresamente.
El Derecho islámico es más amplio -y, por lo mismo, más
asfixiante- que el Derecho occidental pues se extiende a todos los aspectos
de la vida y entra en el sagrado recinto de la conciencia humana. Para
salvar la individualidad no todo el Derecho islámico debería
formularse como norma legal ni ser impuesto por los tribunales, pero
no siempre es así y esto es -a mi juicio- el caldo de cultivo
para el fundamentalismo más extremo.
La base de la sociedad islámica es la comunidad de los fieles,
Umma, que queda consolidada por el cumplimiento de los cinco pilares
y que tiene la autoridad -en la comunidad sunnita- para interpretar
el Corán y escoger a su califa de entre los miembros varones
de la tribu qurays, a la que Mahoma pertenecía. La Umma tiene
por misión "infundir el bien y prohibir el mal" para
realizar sobre la tierra "la ciudad islámica perfecta",
"morada de la paz y la justicia", según el modelo presentado
por la sharia.
Dada la triste celebridad que ha adquirido en los últimos tiempos,
hablemos más detenidamente de la guerra santa o Yihad -del árabe,
esfuerzo o guerra- la cual significa 'los máximos esfuerzos por
parte de uno para conseguir un objetivo determinado', siendo éste
normalmente una lucha contra cualquier cosa que no sea buena. Tradicionalmente
existen dos tipos de Yihad para la mayoría del pueblo musulmán:
uno es entendido como una lucha interna, individual y espiritual, en
contra del vicio, la pasión y la ignorancia; el otro se define
con el significado de guerra santa en contra de las tierras y súbditos
infieles (no musulmanes) cuyo propósito no es -al menos en principio-
la expansión territorial ni la conversión forzosa de los
pueblos al Islam, sino tomar el poder político para aplicar los
principios islámicos a través de las instituciones públicas
de la comunidad.
En estos días en que tanto se habla del conflicto en Afganistán,
se ha hablado mucho de la Yihad y me da pena que se acentúe un
solo tipo en detrimento del otro; no es solamente lucha contra el pecado;
no es solamente guerra santa; son los dos juntos. La Yihad ha sido concebida
como la lucha contra el mal; y puede llegar incluso a la guerra para
"infundir el bien", aunque no necesariamente sea el medio
(si en la práctica los integristas islámicos han desprestigiado
el concepto, entonces el concepto no es malo en sí mismo). La
guerra santa es la única forma de guerra teóricamente
permisible para el bloque más importante del Islam.
Como el Islam -visto por un musulmán- es la última, la
más superior y universal de las religiones, creen que el mundo
entero debe someterse al menos a su regla y ley, si no a su fe; y por
esa razón vale la pena lanzarse a la Yihad. (Este punto merece
un paréntesis más largo: vale aclarar -en honor a la verdad-
que a "La Gente del Libro": judíos y cristianos, en
atención a su fe monoteísta, no les obligan a asumir la
fe musulmana -se les permite vivir su fe sin evangelizar o hacer proselitismo-
aunque se convierten, en la practica, en personas de segunda categoría
en los territorios musulmanes. Y, al mismo tiempo -también en
honor a la verdad- si un judío o cristiano se convierte a la
fe musulmana es bien recibido: hizo lo que debía hacer; pero
si un musulmán se convierte a la fe cristiana o judía
es ajusticiado)15 . Un Yihad contra los no musulmanes es el deber de
todo hombre musulmán, adulto y capacitado. De acuerdo con este
punto de vista tradicional, los musulmanes que mueren en el Yihad, automáticamente
se convierten en mártires de la fe y tienen prometido un lugar
especial en el Paraíso16 .
El movimiento Talibán es un movimiento integrista (fundamentalista)
islámico17 de carácter extremadamente radical surgido
en Afganistán, en la ciudad de Kandahâr, durante el mes
de agosto de 1994, a raíz del caos y la inestabilidad generada
por la guerra Afgano-soviética (1979-1988) y los posteriores
conflictos internos. Organizado y dirigido por el mulah Mohammed Omar
Akhund, apoyado por Pakistán, se enfrentó a las fuerzas
gubernamentales, a las que confinó en 1997 a la región
norteña, pasando a controlar Kabul y la mayor parte del país.
La imagen ofrecida por los talibanes era la de una nueva fuerza para
la paz y la unidad, y muchos afganos les apoyaron con la esperanza de
que quedaran atrás los años de guerra.
Después de tomar el control de Kabul, los talibanes crearon un
organismo gubernamental denominado el Ministerio para Regular lo que
es Correcto y Prohibir lo que es Incorrecto, al objeto de poner en práctica
las normas de conducta integristas. No obstante, algunas de estas reglas
parece que guardan poca relación con el auténtico Islam
y son fruto de la influencia de antiguas creencias tribales. Los líderes
talibanes prohibieron la música, cerraron todas las salas de
cine, quemaron los filmes cinematográficos y se deshicieron de
las bebidas alcohólicas incautadas de los hoteles extranjeros.
Se prohibió a los hombres afeitarse la barba (de acuerdo con
las creencias ortodoxas islámicas) y se obligó a acudir
al rezo en las mezquitas. Las mujeres se vieron obligadas a cubrirse
de los pies a la cabeza con burkas (largos velos) que sólo tienen
una pequeña abertura a la altura de los ojos. Se cerraron los
colegios femeninos y se prohibió a las mujeres trabajar fuera
de casa. Debido a ello, los hospitales han perdido la mayor parte de
su personal y los orfanatos han quedado abandonados. En un país
en el que cientos de miles de hombres han muerto durante la guerra,
se prohibió asimismo trabajar a las mujeres viudas, el único
miembro de la familia que podría aportar ingresos. Los talibanes
han continuado imponiendo normas y leyes comunicadas a través
de Radio Kabul y de camiones equipados con altavoces. Han castigado
el asesinato, el adulterio y el tráfico de drogas con la pena
de muerte y han permitido las lapidaciones de mujeres -algunas de las
cuales han fallecido por ello- a las que acompañaban hombres
con los que no tenían relación familiar.
Desde 1997, miles de afganos, huyendo de los abusos de los talibanes
en el poder, se han refugiado en los campos establecidos por la ONU,
en las afueras de Herat, ciudad del noroeste de Afganistán. Hoy
ya sabemos que no han dejado de ser refugiados en tierra extranjera.
El mundo de hoy ha optado por el diálogo a todos los niveles:
a nivel interpersonal e interreligioso, a nivel de la sociedad civil
y de la política. Es una exigencia de nuestro tiempo porque es
una necesidad del ser humano. Si por la propia esencia de la persona,
el YO está abierto a la interrelación con el TÚ,
el desarrollo del pensamiento filosófico contemporáneo
y de la intercomunicación -que se le ha dado en llamar "la
aldea global"- nos han llevado a establecer un intercambio -encuentro
y enriquecimiento- entre naciones, culturas, religiones e ideologías.
La Iglesia Católica ha optado, pues, por el diálogo ecuménico
y con otras religiones; no olvidemos, en el Año Santo Jubilar
recién concluido, los encuentros con los representantes de todas
las Religiones, la apertura de la puerta santa de la Basílica
de San Pablo con las autoridades de la Iglesia Ortodoxa y de la Confesión
Anglicana y -como gesto claramente ecuménico y universal- la
firma de la "Declaración Común sobre la Doctrina
de la Justificación" de parte de la Iglesia Católica
y de la Confesión Luterana.
El diálogo con el Islam no es coyuntural, ni táctico,
ni se mueve por intereses ajenos a la fe porque "el diálogo
interreligioso forma parte de la misión evangelizadora de la
Iglesia"18 , la cual sigue siendo el medio cualificado para el
encuentro entre el hombre y Dios, y ha sido convocada por Jesucristo
-quien nos ha traído la plenitud de la revelación- para
que todos los hombres alcancen la salvación.
El Concilio Vaticano II (1962 - 1965) nos dice: "La Iglesia mira
también con aprecio a los musulmanes que adoran al único
Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador
del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos
designios procuran someterse con toda el alma como se sometió
a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia.
Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios;
honran a María, su Madre virginal, y a todos los hombres resucitados.
por tanto, aprecian además el día del juicio, cuando Dios
remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian
la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las
limosnas y el ayuno. Si en el transcurso de los siglos surgieron no
pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el
Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren
y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y
la libertad para todos los hombres"19 .
Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, presidente de la Conferencia
Episcopal de Nigeria y arzobispo de Abuja -quien es un convencido impulsor
del diálogo con el Islam- manifestó en el Sínodo
de los Obispos, celebrado en octubre pasado, que "aquellas naciones
que han seguido haciendo de la intolerancia y del fanatismo la base
de su política de Estado, son naturalmente terreno fértil
para ese tipo de terrorismo que conmocionó el mundo el pasado
11 de septiembre. Y esto no sólo se aplica a los Talibán
de Afganistán, sino también a muchas naciones que han
gozado y gozan de respeto político de la así llamada "comunidad
internacional"". Y preguntó: "Cuando una nación
niega a algunos de sus ciudadanos el derecho fundamental a la libertad
de religión y a la igualdad ante la ley, ¿no es acaso
culpable de terrorismo de Estado?". En su país, de 120 millones,
la mitad son cristianos y la otra mitad musulmanes, algo que considera
como una "situación privilegiada", pues a pesar de
las revueltas que en algunas regiones se han levantado a causa de la
imposición de la ley islámica -sharia- musulmanes y cristianos
viven en armonía y afrontan juntos los desafíos del país.20
.
Deseo terminar tomándole prestadas las palabras a Mons. Olorunfemi,
quien tiene la autoridad del pastor que vive y sufre en medio de su
pueblo:
"La respuesta cristiana en la convivencia con el Islam, implica
tres elementos:
+Profundizar en la fe de nuestros cristianos, para que sean firmes testigos
de su fe y respetuosos de los demás.
+Seguir tendiendo nuestras manos al diálogo y la colaboración
con la gran mayoría de nuestros conciudadanos musulmanes, hombres
y mujeres, que están dispuestos a vivir en paz unos con otros.
+Para garantizar el bien común, resistir y condenar la injusticia,
incluso y especialmente cuando se proclama blasfemamente en nombre de
Dios".21
Referencias
1 Según la tradición existen 99 nombres con que los
musulmanes invocan a Alláh, los cuales en conjunto se denominan
"los nombres más hermosos" y expresan cualidades particulares
o atributos divinos con los cuales el creyente da gloria a Dios.
2 La sharia -del árabe, ley sagrada- explica los objetivos morales
de la comunidad islámica.
3 El monoteísmo -del griego, mono (uno) y theos (dios)- es la
doctrina que profesa la unidad de la divinidad, o la fe en un solo dios.
Se opone al panteísmo -doctrina que identifica el universo con
dios- y al politeísmo -sustenta la existencia de muchos dioses
o seres divinos.
4 Libro sagrado del Islam. Más adelante hablaremos en detalle
de él.
5 Existen muchas analogías del Corán con la Biblia, sobre
todo con el Antiguo Testamento. Tengamos en cuenta que ambos nacen en
una cultura muy semejante; y que Mahoma -dedicado al comercio y, por
tanto, hombre de relaciones públicas, que va conociendo otras
culturas- recibe mucha influencia del cristianismo, el cual ya estaba
presente en el Medio Oriente. En la Biblia, aparece el ángel
Gabriel junto a la Virgen María -en aquella hermosa escena de
la Anunciación (Lc 1, 26 - 38)- para anunciarle que Dios Padre
la había escogido para ser la madre de su Hijo. En medio de las
analogías, el Corán difiere de la Biblia en puntos decisivos
e incluso niega algunas afirmaciones fundamentales de la revelación
cristiana.
6 Califa -del árabe, halifa- es el guardián del legado
profético en la comunidad sunnita (actualmente corresponde al
90% de los musulmanes). Para los musulmanes chiítas la figura
principal de la autoridad religiosa es el imán -literalmente
del árabe, fe; en sentido más amplio, guía- , figura
mítica de quien esperan su vuelta mesiánica; y mientras
tanto son guiados por los mujahidines -del árabe, doctores de
la ley- ; entre ellos, los más autorizados son conocidos por
ayatollahs (recordemos el ayatollah Komeini en Irán). Los primeros
sucesores de Mahoma fueron llamados Califas.
7 La torah es la ley judaica o Ley de Moisés: En la revelación
bíblica, Dios le entrega a Moisés la ley para que el pueblo
la siga; y ésta -obra humana inspirada por Dios- fue recogida
en los 5 primeros libros del Antiguo Testamento, conocidos por el Pentateuco.
A todo el Pentateuco, los judíos le llaman La Torah
8 Como ya les comenté, Mahoma bebió de las fuentes ya
existentes: las culturas judía, cristiana y árabe (anterior
a él). Fue recopilando textos religiosos de una y otra, y elaboró
todo un conjunto armonioso y único.
9 "El Corán y el Islam." Enciclopedia® Microsoft®
Encarta 2001. © 1993-2000 Microsoft Corporation.
10 Versículos iniciales del Corán, conocidos como la fatiha,
aprendidos de memoria desde pequeño -como buena parte del Corán-
y rezados con frecuencia en el día.
11 "El Corán y el Islam." Enciclopedia® Microsoft®
Encarta 2001. © 1993-2000 Microsoft Corporation.
12 Como ya dije en la nota 8, Mahoma se nutre de las culturas anteriores.
Toma de los judíos las figuras de Abraham y Moisés; toma
de los cristianos las mismas y la de Jesús. El Islam pretende
ser una recopilación de lo mejor de los anteriores y la plenitud
de la revelación divina.
13 Note, estimado lector, cuanto se aleja -en este punto de la libertad-
de la doctrina católica, la cual sustenta que Dios creó
al hombre con tal libertad que le puede "estropear" sus planes
divinos. La única "coacción" que Dios se ha
permitido es morir en la cruz; de ahí que el límite de
la libertad es el amor (fiel, sincero, sacrificado)
14 Teocracia -del griego theo, dios kratia, gobierno- es un tipo de
gobierno que considera a Dios como único soberano, y sus leyes
son órdenes divinas. Por extensión, una teocracia es un
régimen de naturaleza confesional en el que el control se halla
en manos de los representantes divinos. Gobierno teocrático fue
el establecido por Moisés con el pueblo de Israel. El califato
de las comunidades musulmanas era una teocracia. Más recientemente,
el gobierno del ayatollah Komeini en Irán constituyó un
ejemplo de gobierno teocrático.
15 Les presento un ejemplo concreto y de actualidad: En Afganistán,
el Islam es la religión del Estado. Los musulmanes son el 99%.
En el siglo XX siempre se vetó cualquier forma de misión
para las otras religiones. Pero aún en el silencio, los cristianos
han llevado adelante un valiosa forma de "anuncio con la vida".
Existe una sola iglesia católica en todo Afganistán y
se encuentra dentro de la embajada italiana en Kabul, cerrada, como
todas las sedes diplomáticas desde los tiempos de la guerra civil.
Este privilegio se le concedió desde 1933 junto con la presencia
de un sacerdote católico como capellán de la comunidad
internacional.Tras la salida forzada del capellán, quedan en
el país cuatro religiosas Hermanitas de Jesús (congregación
fundada en Argelia inspirada en la espiritualidad de Charles de Foucauld)
que viven y trabajan respetadas y estimadas por la gente.
Están también los cristianos luteranos Christus Traeger
(Portadores de Cristo) que han construido la única leprosería
del país, cerca de Kabul. Y la asociación ecuménica
protestante International Assistant Mission, en Herat y Kabul. Gestiona
una clínica oftálmica y una maternidad, dos estructuras
vitales en un país donde una simple infección puede llevar
a la muerte.
16 Para un musulmán convencido -también para mí,
católico- alcanzar el Paraíso, por los caminos de la fe,
es la máxima aspiración. Para un musulmán fanático
-como para cualquier fanático, no importa cual religión
profese- cualquier camino puede llevarlo al Paraíso, basta que
se lo hagan creer. Perdóneme, estimado lector, si alargo más
lo que es simplemente una nota al pie, pero quiero evitar el peligro
del relativismo: no es lo mismo la fe que el fanatismo; la fe nos da
la certeza de que la vida tiene sentido, tal cual la vivimos, porque
estamos en manos de Dios y nos da la fuerza para realizar lo que humanamente
no es posible; la fe en Jesucristo -testimonios fehacientes encontramos
en la historia de la Iglesia- nos ha de llevar hasta las últimas
consecuencias, incluso al martirio; y esto no es fanatismo sino fe y
confianza en un Dios amoroso y providente. El fanático se ajusta
ciegamente a un cuerpo doctrinal; el cristiano compromete su vida con
una persona: Jesucristo, muerto y resucitado por todos.
17 El fundamentalismo islámico es un movimiento de carácter
religioso que propugna volver a las fuentes más "puras"
del mundo musulmán, iluminadas por los principios de la sharia,
tomada al pie de la letra; para lo cual no escatiman ningún medio,
ni siquiera los métodos violentos. El fundamentalismo no es exclusivo
del Islam, está presente en algunas Iglesias Evangélicas
-también en la Iglesia Catolica ha existido- que sostienen la
infalibilidad de la Biblia, haciendo una interpretación literal
de los textos sin tener en cuenta los estudios bíblicos modernos.
18 Encíclica Redemptoris Missio, n.55
19 Declaración "Nostra aetate", Sobre las relaciones
de la Iglesia con las religiones no cristianas, n.3
20 Tomado de ZENIT, Ciudad del Vaticano, 10 octubre 2001.
21 Ibíd.