Revista Vitral No. 46 * año VIII * noviembre-diciembre 2001


LECTURAS

 

A LA LITERATURA NO LE BASTA EL MARTIRIO

GLEYVIS CORO MONTANET

Palabras de presentación del poemario "Escrito desde la cárcel", de José de Jesús Quiñones. Premio Vitral 2001

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



Amigos todos:

Estar preso es una circunstancia, como enfermarse o no viajar. Emily Dickinson llevó una vida retirada y sola en su casa natal de Amherst. A Ezra Pound lo mantuvieron en una jaula metálica, piso de concreto, luz incandescente y un latón que le servía de excusado, hasta que colapsó.
Nos damos cuenta. A la literatura, que es una dama cruel, no le basta con el martirio y sí con la gracia de la idea enfundada en la palabra, enriquecida, es verdad, por el trajín de los autos, los virus y los muros de todas las celdas.
Yo creo firmemente en esto: aunque algunas cosas nos expliquen, nada nos justifica, por eso todos estamos a punto de ser prendidos, como reos o como antorchas, lo mismo da.
Sin embargo hay estrellas y es curiosa la suerte de algunos libros. El día que leí Escrito desde la cárcel (el fajo de hojas fotocopiadas que era entonces) no me pareció malo, pero lo excluí, lo deporté al extremo oriental, la Siberia o el Guantánamo de mi mesa, aunque dos de sus columnas poemáticas: Cinco minutos para ver a mi madre (p.45) y Mirando el paisaje desde mi celda (p. 38), me goteaban en la conciencia como un hipo.
Pero logré ser fuerte y busqué o inventé razones para echarles mano: me molestaba el comercio del título. La intuición de que el hombre quería sobornarme con su pena y la sencillez de aquel libro entre un cúmulo de obras que apuntaban hacia lo denso, pesaron más en mi balanza estropeándome el cuaderno de Roberto de Jesús Quiñones.
Claro que yo no sabía quién era Roberto de Jesús Quiñones. Hoy, a cuatro meses de haberle dado por fin mi voto, todavía no lo conozco; lo que demuestra con creces la imparcialidad de mi fallo y como la decisión fue unánime, Juan Carlos Valls y Yasmín Sierra, pueden decir lo mismo.
No obstante de haberle ido bonito, mantengo que la tara del calabozo induce más a perder que a ganar concursos y Escrito desde la cárcel habría pasado sin gloria si no fuera, como señala Ortiz en la nota de contracubierta, el testamento desgarrador de una experiencia extrema, pero cantado, he ahí su triunfo, desde la madurez, sin el bozal de lo patético, a través de una poesía que busca lo lírico por defecto o por exceso de la crisis existencial que la genera.
Significa que aunque se nuble, todavía hay luces y resplandores otros y hay también connotaciones y fatuidades. Por eso me alegro de este Gran Premio Vitral de Poesía y que dados le hayan sido el óleo espléndido de Banasco, con perro ovillado al fondo y las albas páginas de un librito cálido.
Es curiosa la suerte del escritor -decía Borges-. Al principio es barroco (...) y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad.
Ignoro los inicios del autor de esta noche. Un único poemario, La fuga del ciervo, se adjunta debajo de su foto. En cuanto a los que recién presentamos, los poemas del ciervo cazado, baldado y prisionero, no son para nada infelices porque sólo a expensas de la modesta y secreta complejidad es posible escribir, desde la cárcel, una poesía así de lánguida.
Entonces, no hay dudas, los astros están con él.

 

 

 

Revista Vitral No. 46 * año VIII * noviembre-diciembre 2001
Gleyvis Coro Montanet
(Pinar del Río 1974) Graduada de Estomatología, 1997, en la Facultad de Medicina de Pinar del Río. Escritora.