No pretendo profetizar sobre el futuro del Estado en
el milenio que estamos viviendo. Este trabajo es una presentación
de las realidades que se obsevan y una reflexión incompleta sobre
los documentos del magisterio de la Iglesia y otros que anteceden esta
realidad y que tienen proyección hacia el futuro. Los acontecimientos
sociales, políticos y económicos actuales no están
suficientemente desarrollados y requieren de estudios más completos
para llegar a una síntesis adecuada.
El hombre es un ser social, fue creado hombre y mujer y esto constituye
la comunidad básica. Por tal motivo el propio hombre es parte
siempre de una sociedad "Una sociedad es el conjunto de personas
ligadas de manera orgánica por un principio de unidad que supera
a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad
perdura en el tiempo: recoge el pasado y prepara el porvenir. Mediante
ella, cada hombre es constituido " heredero ", recibe "talentos"
que enriquecen su identidad y a los que debe hacer fructificar. "(C.C.
1880)
Cada comunidad se define por su fin y obedece en consecuencia a reglas
especificas, pero "el principio, el sujeto y el fin de todas las
instituciones sociales es y debe ser la persona humana".
Toda comunidad debe buscar el bien común y este abarca el conjunto
de condiciones de la vida social, con los cuales los hombres, las familias
y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia
perfección.
El Estado es la organización o estructuración política
(pública) de dicha sociedad. Siempre que hay sociedad hay Estado
aunque no exista una constitución o carta magna única.
El Estado no es el resultado de un contrato entre los hombres ni de
la división en clases sociales. Se funda en la propia naturaleza
humana y su existencia implica la autoridad y pertenece al orden previsto
por Dios y por ello debe desarrollarse dentro de los límites
del orden moral para procurar el bien común concebido dinámicamente.
Con las peculiaridades de cada sociedad condicionadas por la identidad
de cada pueblo o nación y su propia historia, el Estado debe
"tender siempre a formar un tipo de hombre culto, pacifico, benévolo
respecto de los demás para provecho de toda la familia humana".
La organización política o sea el Estado debe contener
por tanto, los derechos y deberes de los miembros de la sociedad, el
ejercicio de la soberanía, los instrumentos que sirven para buscar
el bien común y las estructuras de poder y su funcionamiento.
No se debe confundir los conceptos de Estado y gobierno. El gobierno
no es más que la administración del Estado. La concepción
marxista y su teoría sobre la dictadura del proletariado introdujeron
el concepto de que un partido político -el de la clase obrera-
estaba por encima de la autoridad del gobierno para alcanzar sus fines.
La administración del Estado implica el ejercicio de una parte
de la autoridad limitada por el sometimiento a un orden jurídico
que ella no debe ni puede implantar.
Los Estados nacionales es un fenómeno que tiene su origen después
de la caída del Imperio Romano, pero se desarrolla fuertemente
a partir de las revoluciones norteamericanas y francesas y es trasplantado,
a todas las naciones de la era moderna como paradigma.
Es importante tener en cuenta que nacionalidad implica una identidad
de una sociedad y que estas nacionalidades trataron de formar su propia
estructura u organización política, o sea su Estado, pero
en muchos casos varias nacionalidades han constituido Estados. Para
el caso de Cuba salvo el debate de 1869 en Guáimaro entre líderes
de Cuba y del Camagüey sobre un estado federal o una república
unitaria, triunfó finalmente, gracias a la comprensión
y gallardía de Ignacio Agramonte que, en aras de la unidad, cedió
en sus convicciones, tenemos una república unitaria, pero sin
dudas el tema ha surgido como punto de discusión en diversos
momentos de nuestra historia.
Resumo esta parte precisando que para que haya Estado es necesario que
exista una identidad de una sociedad como tal, o sea que pueda ser diferenciada
claramente y que se adopte una organización política para
la búsqueda del bien común a través del ejercicio
del poder.
El mundo actual después del muro
caído para todas partes, y la llamada postmodernidad |
Con la existencia del campo socialista se constituyó en el
mundo una política de bloques, que algunos denominaron guerra
fría, y cuyo campo de batalla se desarrolló en las jóvenes
naciones que fueron surgiendo a partir del proceso de descolonización
y que en su momento culminante abarcó también a Estados
constituidos desde el siglo diecinueve.
Sin bien el número de Estados se ha multiplicado en extremo y
hasta pequeñas islas hoy en día son estados, como forma
de no continuar siendo colonia, esta es la realidad de nuestro Caribe;
el desarrollo al propio tiempo, y especialmente en la segunda mitad
del siglo veinte, de entidades del comercio y la industria que se extienden
a varios estados y los monopolios de la información y medios
de comunicación, así como el incremento sin precedentes
de la movilidad humana y el desarrollo de tecnologías que implican
una división del trabajo de carácter mundial, algunos
elementos de los estados se han visto duramente mellados y a lo cual
no se opone ningún bloque porque ya no hay muro que los contenga.
Añádase a lo anterior que el poder financiero acumulado
por la especulación, no por la generación de bienes, tiene
proporciones descomunales y sin precedentes, lo cual convierte a esos
centros financieros en fuerzas superiores a muchos estados por poseer
ellos mismos más recursos que los presupuestos de estos pequeños
estados y por ello vulnerables estos últimos en su soberanía.
Los bloques actuales se están conformando, al no existir muro,
por intereses económicos y políticos y no por identidad
social. Y el fenómeno de la globalización tiende a homogenizar
estas identidades en perjuicio de las propias sociedades en las cuales
el individuo se desenvuelve. Estos bloques, cuyo lado positivo es la
solidaridad en función de un bien común, pero subordinado
al mercado, nuevo centro y divinidad que al desarrollarse tropieza con
esa organización que se llama Estado y trata de limitarlo.
Si este desarrollo no encuentra límites, que deben ser los que
pongan en riesgo el bien común, ya a escala planetaria, el Estado
con la concepción de los últimos siglos desaparecerá
y se transformará, pero estimo que los grupos con identidad,
las sociedades prevalecerán, si tienen conciencia de ello sobre
estas concepciones.
De acuerdo a estos riesgos y ventajas basadas en la solidaridad a escala
planetaria -o sea la globalización de la Caridad- el Estado del
presente milenio debe tener en cuenta los principios que el magisterio
de la Iglesia siempre ha defendido.
El Estado del Nuevo Milenio |
Me referiré aquí a los principios que deben regirlo,
no a la forma que pudieran adoptar. Pero es interesante conocer que
los paradigmas actuales no responden al futuro inmediato y esto implica
que los instrumentos vigentes no son suficientes para el futuro.
El Estado -nación está en riesgo. Todo parece indicar
que el súper estado es el que tiene más probabilidades
y para ello ks procesos de integración deben observarse con detenimiento
para no perder identidad y lograr solidaridad por interdependencia,
de lo contrario una homogenización de la sociedad sería
un verdadero desasfre.
La solidaridad implica llevar al mismo nivel la realidad económico
social de cada grupo social y de cada sociedad, pero en un proceso en
el que todos den y reciban y, repito se crea una interdependencia, pero
al mismo tiempo una mezcla y en esto somos los cubanos expertos y eficaces,
que nos lleve a una verdadera síntesis cultural y política
en función del bien común.
"La soberanía de los estados nacionales, en este proceso
quedará mermada. De hecho en los procesos de integración
actuales en todos los casos se cede cada vez más soberanía,
sin que se haya llegado a gobiernos supranacionales. El límite
de esta cesión es el bien común definido como "el
conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los
grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente
su propia perfección" (GS 26J). Si este bien común
está en riesgo es un error ceder soberania.
Uno de los riesgos es la actuación, dentro de esas estructuras
de integración, de los poderosos grupos o centros financieros,
que con su actuación pueden limitar grandemente el bien común
de muchos para ventaja injusta de otros. Luego el ejercicio de la soberanía
debe comprender la capacidad de limitar estas actuaciones a escala de
naciones integradas. No solo queda amenazada la soberanía sino
la propia autoridad o gobierno.
La concentración de poder es un riesgo y la fórmula del
Estado del milenio debe reforzar el derecho, entre otros muchos derechos
personales y sociales el de constituir una familia con el ejercicio
pleno de todas sus funciones y el de asociación como elemento
de participación activa en la sociedad a partir de grupos de
actuación pública, ordenados en la búsqueda del
bien común y dentro del orden moral. Esto debe garantizar que
no haya concentración de poder y que existan posibilidades efectivas
de tomar parte libre y activamente en la fijación de los fundamentos
jurídicos de la comunidad política, en el gobierno de
la cosa pública , en la determinación de los campos de
acción y de los limites de las diferentes instituciones y en
la elección de los gobernantes.
El principio de subsidiarídad es básico para esta concepción.
El Estado debe propiciar y garantizar que estas agrupaciones y asociaciones
y en especial la debil familia actual se desarrollen y puedan actuar
libremente y con todas las garantías, pero dentro de los límites
que la propia sociedad imponga y que deben estar en el orden moral y
del bien de la persona y su convivencia en sociedad. Lo que puedan hacer
estas asociaciones y familias no debe inteiferirlo o limitar/o el Estado.
Especial atención requiere el respeto a la vida. Esto no se planteaba
en ninguna constitución como principio, pero en la actualidad
los riesgos son tantos y el afán de decidir sobre la vida de
las personas se ha tornado masivo que requiere especial regulación
esta protección.
Un nuevo problema se presenta al respecto. El control sobre la autoridad
se torna en los grandes bloques de integración y en las estructuras
de la globalización más dfícil. A nivel de alcaldía,
tal vez se pueda actuar directamente, pero cuando se trata de presupuestos
y financiamientos a escala de bloque, las técnicas de supervisión
pueden condicionarlo todo y ser insuficientes para la actuación
de los grupos. He aquí un problema práctico no resuelto.
Observemos que las decisiones de este tipo pueden ser tan remotas y
sin identificación clara, pero condicionantes a toda actuación
de la autoridad y sus controladores.
En el orden económico es importante conservar la propiedad privada
y su función social y el libre mercado debe estar limitado en
materia de distribución de bienes y beneficios por la intervención
del Estado, especialmente siguiendo el principio de proteger a los ciudadanos
y grupos más vulnerables y desarrollar entre ciudadanos el principio
de solidaridad. Este es el punto que hoy en día ha trastocado
la justicia social limitada que algunos pueblos alcanzaron. Ya no se
trata de justicia y mejoras en el salario y en el trabajo, sino de dar
espacio a todos para trabajar.
Hoy la economía basada en un desarrollo tecnológico sin
precedentes no encuentra obstáculos en las asociaciones o sindicatos
obreros e incluso empresariales. Deciden quien está excluido
y quién no.
No puede haber desarrollo ni bien común sobre el principio del
consumo y el mercado solamente. El elemento de solidaridad, de justicia
social y de dignidad humana está por encima del mercado y esto
es necesario tenerlo en cuenta en el momento de concebir un Estado moderno,
pero se basa en el concepto de que la propia sociedad elabore un concepto
humano y cristiano de desarrollo que no se identifica con el consumo.
En mi opinión el 95% de los artículos que se venden en
una tienda no son necesarios para la vida feliz de una familia. Pero
tampoco está definido el paradigma de desarrollo para esa familia.
Detengámonos en un solo artículo que es muy codiciado:
el automóvil. Este niega la familia numerosa, más de cuatro
personas no pueden viajar en él. ¿Está condicionando
este artículo nuestra vida?. Este vehículo depende de
una fuente de energía limitada ¿Está destruyendo
nuestro planeta este artículo?
Es por ello que los servicios públicos son los que requieren
más control del Estado. La tendencia actual es contraria a esto
y está al mismo tiempo minando el bien común. Servicios
como la educación, los servicios de asistencia médica
y sanitaria, abasto de agua y energía, comunicaciones y transportación,
construcción de viviendas no deben estar sometidos al mismo régimen
empresarial que las restantes producciones y servicios, porque se trata
de derechos de los hombres y de los grupos que deben estar sometidos
a su control e intereses. La solución de administración
por parte del gobierno no ha sido eficaz hasta la fecha, pero queda
por probar una mayor participación en la toma de decisiones sobre
esto por parte de las grupos sociales organizados en asociaciones.
Unido al criteirio de propiedad privada está el concepto de empresa
o corporación en sus diversas formas. El Estado marxista trató
de controlar la empresa nacionalizándola y destinando sus beneficios
a una caja común fuera del control de los que intervienen directamente
en la empresa.
La Doctrina Social de la Iglesia proclama que la relación capital-trabajo
debe estar sobre bases de comunidad. Esto implica que el papel de los
sindicatos, que en la actualidad están en decadencia por motivo
de la globalización neoliberal a nivel mundial, como organización
de obreros debe relacionarse no sobre la base de contratos de trabajo
que precisen salarios y beneficios sociales, sino contratos de asociación
dónde el objetivo básico sea el desarrollo de una verdadera
comunidad de intereses y de toma de decisiones desde su concepción
y planificación hasta su ejecución.
La ganancia continuará siendo, excepto para los servicios públicos
el indicador de la salud de estas empresas de participación.
No obstante la obtención de capitales de inversión queda
todavía como cabo suelto y no se ve claro desde mi percepción
el papel del Estado y de las organizaciones y asociaciones. Una regulación
parece ser lo efectivo en este caso.
En cuanto al tipo de gobierno y estructura la república democrática
y participativa parece ser el ideal. En cuanto a la estructura del Estado;
es muy importante que el gobierno central esté sometido a un
control popular, que el acceso al gobierno sea por vía participativa
y que a la estructuración de niveles intermedios: provincias,
distritos, municipios, se dé una mayor participación y
pragmatismo.
Personalmente considero por estar en línea con la realidad de
nuestra Iglesia que el lugar donde el ciudadano, la familia y las asociaciones
pueden tomar mayor influencia y control es en el municipio (parroquia).
Esto implica que el concepto de propiedad municipal debe restituirse
y que la autonomía e interdependencia deben definirse en los
textos legales, de manera que lo que el ciudadano ve pueda ser controlado
por él.
Las fuerzas armadas como elemento de defensa deben también estar
sometidas al control popular, pero el instrumento para ello no está
desarrollado por lo complejo de la tecnología militar actual,
pero en ningún caso puede promover otra iniciativa que no sea
la defensa y la agresión.
Hasta aquí mi reflexión Espero compartir con ustedes estas
polémicas e incompletas ideas.
La Habana, 28 de julio del 2001.