

Manuel Sanguily
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La palabra "dependencia" es, en cierto modo,
impropia. La dependencia de cada país respecto de los otros
significa la interdependencia de todos.
Colección Moderna de Conocimientos
Universales, Comercio, 1928
En memoria de las víctimas del abominable
crimen del World Trade Center.
El Tratado de Reciprocidad entre
Cuba y Estados Unidos (TRC) de 1903 desempeñó, durante
aproximadamente veinticinco años un importante papel, no pocas
veces exagerado, en la economía y las relaciones comerciales
de la primera república cubana. Sobre este importante tratado,
sus características y consecuencias tratará este artículo.
Deseo aclarar antes de comenzar, que no considero, en general, la dependencia
y la independencia económica de un estado como la existencia
o no de una subordinación económica de un estado con respecto
a otro, sino diferentes estrategias para alcanzar su desarrollo. En
el siglo XIX Inglaterra y Alemania utilizaron respectivamente la dependencia
y la independencia económica como modelos económicos para
alcanzar un mayor desarrollo; ambas lo alcanzaron pese a que, por ejemplo,
Inglaterra pasó de ser un productor de los alimentos que consumía
a principios de ese siglo, a un país importador de los mismos.
La independencia económica es muy difícil, por no decir
imposible, que se presente de manera ortodoxa en los tiempos actuales.
En el presente trabajo y pese al exergo que lo encabeza y el hecho que
la debatida teoría de la dependencia e independencia económica
es algo ya superado, el significado del concepto de dependencia económica
utilizado en él, es el que usualmente se ha empleado en Cuba,
el cual está asociado a cierta subordinación e inferioridad
en las relaciones comerciales.
TRC, Enmienda Platt y República
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La aceptación de la Enmienda Platt por la Asamblea Constituyente
el 12 de junio de 1901, la instauración de la República
de Cuba el 20 de mayo de 1902 y el Tratado de Reciprocidad Comercial
(TRC) en 1903, fueron, según criterios de diferentes historiadores,
las premisas jurídicas, económicas y políticas
sobre las cuales se establecieron y desarrollaron las nuevas inversiones
norteamericanas, pues proporcionaron la garantía de un clima
estable y favorable para las inversiones.
El TRC presentó ciertas diferencias con respecto a la Enmienda
Platt:
-Fue posterior a la instauración de la República y no
fue impuesto, ya que fue inicialmente discutido y firmado por los Gobiernos
de ambos países y posteriormente aceptado. Este tratado fue firmado
el 11 de diciembre de 1902 y aprobado por el Senado de los Estados Unidos
el 19 de marzo y por el Senado de Cuba el 11 y 28 de marzo de 1903;
posteriormente, el 19 de noviembre, el Congreso de los Estados Unidos
de América aprobó el mencionado Tratado por 335 votos
contra 21.
-No tenía un carácter permanente ni de largo plazo, inicialmente
estaría vigente durante cinco años, y después,
se consideraría prorrogado de año en año, mientras
que no lo denunciara alguna de las partes contratantes, pues así
aparecía explícitamente estipulado en los artículos
X y XI de ese tratado:
Artículo X
" ......... Y asimismo, ha de entenderse y por el presente se conviene,
que si en cualquier tiempo, mientras rija el presente Tratado, siempre
que haya transcurrido un (1) año de estar en vigor, la protección
que se concede a los productos y mercancías de los Estados Unidos,
basada en los actuales tipos de adeudo del Arancel hoy vigente en la
República de Cuba, resultase excesivos, a juicio del Gobierno
de la República de Cuba, por haberse adoptado en éste
un nuevo arancel, después de estar en vigor este Tratado, la
expresada República de Cuba podrá iniciar negociaciones,
con el propósito de que se hagan aquellas modificaciones que
se estimen justas y equitativas por ambas partes contratantes. "
Artículo XI
" El presente Tratado será ratificado por las autoridades
competentes de los respectivos países, y las ratificaciones serán
canjeadas en Washington, Distrito de Columbia, Estados Unidos de América,
tan pronto como sea posible, antes del treinta y uno de enero de mil
novecientos tres; empezando a regir el décimo día después
del canje de las ratificaciones y continuará vigente por el término
de cinco (5) años a contar desde el día que empiece a
regir, y después de año en año hasta que una de
las partes contratantes notifique a la otra su propósito de darlo
por terminado; en este caso el Tratado sólo estará vigente
hasta que haya transcurrido un año desde la fecha de dicha notificación.
Esta Convención no empezará a regir hasta que no haya
sido aprobada por el Congreso." ( Pichardo, 216)
El Tratado, y esto es muy importante, no prohibía las inversiones
de otros países en Cuba ni el establecimiento de otros tratados
de reciprocidad con otros países.
José Miguel Gómez en su gobierno, 1909-1913, dio facilidades
de inversión al capital español y al capital británico
entre otros. El capital británico, por ejemplo, ascendió
de 60 millones en 1909 a 216 millones en 1913. En una carta de José
Miguel Gómez a Gonzalo de Quesada del 9 de febrero de 1909, éste
le pidió a Gonzalo de Quesada que realizara una misión
especial para promover relaciones comerciales con los países
europeos. En 1906 las inversiones norteamericanas ascendían aproximadamente
a 160 millones.
No es ocioso señalar que la robustez de la economía de
un país radica más que en su comercio exterior, en la
fortaleza de su mercado interno; y que si bien las inversiones extranjeras
no han provocado por sí solas el crecimiento económico
adecuado de un país (Pino, 16), sí han servido en ocasiones
de catalizador que ha favorecido el desarrollo de la economía
interna nacional. Las inversiones extranjeras en los primeros años
de la República fueron el catalizador del posterior desarrollo
económico nacional que tuvo el país y el impulso que hizo
resurgir, por segunda vez después de una devastadora guerra,
al empresariado nacional y con ello mostrar al mundo las dotes y las
iniciativas del oriundo de esta tierra para crear riquezas mediante
el esfuerzo perseverante y el estímulo de sentir tangiblemente
el fruto de su trabajo.
Diferentes Valoraciones sobre el TRC
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El saldo de las consecuencias del TRC sobre la entonces flamante República
de Cuba ha sido valorado con signos diferentes por determinados especialistas.
El TRC reafirmaba, según algunos historiadores y economistas
cubanos de nuestros días, la condición de país
monocultor para Cuba y establecía una negativa dependencia económica
con Estados Unidos que se reflejaba en contra de su desarrollo económico.
Tampoco es ocioso señalar que fue una decisión libre de
la oligarquía criolla habanera de finales del siglo XVIII la
iniciativa de incrementar de manera sustancial la producción
azucarera, decisión que en pocos años deformó estructuralmente
la economía del país; aunque ya desde el mismo año
1792, año en que se presentó la iniciativa por Francisco
de Arango y Parreño, había criollos opuestos a la misma.
Esa temprana oposición se debió tanto a razones económicas
como a posiciones antiesclavistas procedentes del Iluminismo francés.
La necesidad y la importancia que se tenía de obtener la independencia
económica de Cuba podemos plasmarlas mediante las siguientes
palabras de Enrique José Varona, escritas en 1915:
" ... Hemos asegurado la independencia política de la patria.
Es un gran deber que hemos cumplido. Nos falta otro. Asegurar por el
trabajo bien dirigido la independencia económica del cubano;
con ésta, y sólo con ésta, se afianza la otra.
Y cuando se cimenta con sangre una obra, hay que poner además
todos los medios para que perdure." (Pichardo, 390 y 391 )
La doctora Hortensia Pichardo en su introducción a la transcripción
fiel e íntegra del TRC plantea y argumenta su valoración
negativa con respecto al mencionado Tratado:
"El propósito fundamental del gobierno de los Estados Unidos
al intervenir en la guerra de Cuba, era el dominar la economía
del país, por lo cual uno de sus primeros actos, después
de instaurada la República, fue la imposición de un Tratado
Comercial entre ambos países.
Claramente expuso los fines del Tratado el Presidente Roosevelt en su
mensaje al Congreso, en diciembre de 1902:
´ Insisto en aconsejar el planteamiento de la reciprocidad con
Cuba, no sólo por favorecer eficacísimamente nuestros
intereses, dominar el mercado cubano, e imponer nuestra supremacía
en todas las tierras y mares tropicales que se hallan al sur de nosotros...´
El Tratado favorecía muy poco a Cuba, pues sólo estipulaba
la rebaja del 20% al azúcar y a algunos otros productos cubanos
al entrar en los Estados Unidos.
En cambio, los productos norteamericanos se veían favorecidos
en las aduanas cubanas con una rebaja de un 20, 25, 30 y hasta un 40%
en muchísimos artículos, como puede apreciarse en el cuadro
que se ofrece después del Tratado. " ( Pichardo, 212)
Por otra parte, Julián Alienes - economista que encabezó
la escuela del pensamiento económico cubano de los años
cuarenta y cincuenta - opinaba de manera diferente, pues planteaba que
los efectos negativos del TRC y de los mecanismos económicos
de apropiación del excedente cubano, tendrían a desvanecerse
ante los saldos favorables de nuestra balanza comercial con Estados
Unidos y el precio del azúcar en los años que corren entre
1900 y 1920. Alienes planteaba además que el TRC presentó
efectos estimulantes para la producción azucarera y la economía
cubana en general hasta bien entrada la década de 1920. Según
Alienes la posibilidad de encontrar un mercado seguro para el azúcar
y el tabaco era algo muy atractivo a los intereses generales del país.
El efecto favorable de los saldos de nuestra balanza comercial radicaba,
entre otros aspectos, en que dado el volumen muy superior de las importaciones
procedentes de Cuba por parte de los E.U., las pérdidas en las
recaudaciones de la Aduana cubana por los aranceles especificados en
el Tratado, sería solamente el 25% de las pérdidas sufridas
por la Aduana norteamericana por ese mismo concepto, aunque, según
O.Zanetti, esas pérdidas vistas desde un punto de vista proporcional
con relación al ingreso total de cada país, Cuba se vería
afectada con unas pérdidas que triplicaban las norteamericanas
(Zanetti,.49). Esta última parte del análisis no tiene
en cuenta que en febrero de 1904, como bien aparece en ese mismo artículo,
el gobierno de Don Tomás Estrada Palma aplicó recargos
en casi todos los adeudos del arancel para compensar en cierta medida
las pérdidas de los ingresos aduanales por el TRC con los Estados
Unidos; también en agosto de 1904 mediante el decreto 44 se tomaron
medidas similares (Marqués, 57). No debemos tampoco perder de
vista que la naciente república cubana carecía de la liquidez
necesarias para desarrollar su gestión económica.
El Dr. Jorge Ibarra en contra de la apreciación de Alienes y
citando un trabajo de John Dumoulin de la revista cubana "Economía
y Desarrollo", plantea en su obra citada en la bibliografía,
que el ingreso real percápita hasta 1918 no fue del 2.5% sino
del 1% pues, según Dumoulin, Alienes no había tenido en
cuenta las llamadas exportaciones invisibles del capital. También
Ibarra plantea que Germán Walter del Río, Secretario de
Hacienda en 1937, se había percatado de que el saldo favorable
de la balanza comercial era absorbido completamente por las llamadas
exportaciones invisibles del capital.
Dadas las discrepancias de carácter teórico, retornemos
a los primeros años de la República para analizar con
más elementos prácticos de aquella época, los efectos
del TRC.
Diferentes valoraciones de Sanguily sobre el
TRC
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El 25 de octubre de 1911, Manuel Sanguily, Secretario de Estado de Cuba,
le comunicó al Embajador norteamericano en Cuba el interés
de Cuba de que se prolongase por otros cinco años el Tratado
y en " entrar en negociaciones con vista a la modificación
del Tratado en el sentido de promover mayores ventajas a algunos productos
americanos y para nuestros azúcares y tabacos". Esta solicitud
era producto de la reclamación de la Cámara de Comercio,
Industria y Navegación de Cuba ante el presidente José
Miguel Gómez por el temor de que E.U. renunciara en cualquier
momento al Tratado y el objetivo cubano de obtener "ventajas adicionales
de ser posible para la parte cubana"; aunque esa solicitud también
se debía, según plantea el Dr. Ibarra, al temor de una
reducción de la cuota azucarera cubana. Esa solicitud de prorrogar
el TRC se realizó sobre la base de los ya citados artículos
X y XI de dicho tratado.
La anterior petición de Sanguily, en época tan temprana
de nuestra historia republicana, muestra que el Tratado presentaba pingües
beneficios para las clases que con sus pequeñas o grandes inversiones
creaban y desarrollaban nuestra economía. A las palabras de petición
de prórroga del TRC por parte de Sanguily se les puede añadir
las que pronunció, también como ministro de Estado, en
el teatro Polyteama:
" Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales
en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas
entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará
los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia
nos ligan a los Estados Unidos, no ya sólo en consideración
a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por
los imcomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han
prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra
nacional soberanía" (Ibarra, 312)
Sanguily había sido en su momento el más destacado de
los muy escasos opositores al TRC en el Senado Cubano. En aquel entonces
Sanguily planteó, en esencia, que rechazaba al TRC porque en
el orden de la justicia no había verdadera reciprocidad, en el
orden económico no había inspiración científica
y, sobre todo, porque en el orden moral, en el social y en el de la
conciencia patriótica, el Tratado no era equitativo y estaba
lleno de peligros (Costa, 107). En aquel entonces el mayor defensor
que tuvo el TRC en el Senado cubano fue el elocuente Antonio Sánchez
Bustamante. Bustamante planteaba que el TRC reafirmaba a Cuba como república
desde un punto de vista internacional, así como a su estabilidad
mercantil; también planteó que el TRC reafirmaba la riqueza
y el bienestar de las clases populares y el fomento de la inmigración
tan necesaria para el país.
Algunas personas podrían pensar que Sanguily había traicionado
o perdido parte de sus capacidades intelectuales al solicitar la renovación
del TRC, pero lo que realmente había sucedido era que los hechos
le mostraban palmariamente a Sanguily, que en esos momentos el TRC era
beneficioso para desarrollar nuestro país.
Cuba y sus hermanas en aquellos tiempos lejanos
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En el artículo "Cuba y sus hermanas" de Don Fernando
Ortiz, publicado por primera vez en 1913 y presente en su libro "Psicología
Tropical", en el cual se analiza la economía en Cuba entre
1909-1910 (a escasos 12 años de finalizada una devastadora guerra),
se muestra que entre las 20 repúblicas latinoamericanas de aquel
entonces, Cuba ocupaba el primer lugar en importación por habitante
con 47.95 dólares y el primer lugar en exportación por
habitante con 70.30 dólares, para un saldo positivo de 22.35
dólares por habitante. Por esta razón el sabio cubano
escribió en ese artículo:
" El cuadro número tres es consolador y digno de nota, como
lo es el siguiente número cuatro. Ellos bastan, para echar por
tierra la ruin leyenda de la haraganería cubana, cuando Cuba
es la que demuestra, entre todas las naciones hermanas, mayor capacidad
comercial"
Ya desde el comienzo del siglo XX, Cuba presentaba saldos positivos
entre las exportaciones y las importaciones (balanza comercial); esto
puede observarse en la página 410 del Anuario Estadístico
de Cuba de 1988 publicado por el Comité Estatal de Estadísticas
de Cuba.
La balanza comercial con Estados Unidos durante los años fiscales
de 1905 a 1913, aparece en la tabla.
Para valorar, en cierto sentido, el efecto resultante que tuvieron el
TRC y las otras disposiciones legales de carácter arancelario
que se tomaron para incrementar las entradas aduanales por parte del
gobierno cubano en ese período inicial de la República,
es bueno conocer los siguientes datos:
En el año 1900 (o sea, antes del TRC), Cuba tenía una
población de 1 572 797 habitantes, una importación de
66 623 845 $/oro, superior a la exportación de 49 015 815 $/oro.
En el cuatrienio 1900-1904 la importación promedio fue de 67
357 400 pesos anuales y la exportación promedio de 72 811 500
anuales; en particular en el año fiscal de 1904-1905 el valor
de las importaciones ascendió a 92 957 000 y las exportaciones
a 101 166 000. Los ingresos de la República en el año
fiscal de 1903-1904 habían sido de $ 23 080 930, y de ellos $18
299 470 (79%) correspondían a las recaudaciones aduanales ( el
Estado antes de 1959 no era dueño de los medios de producción).
La situación financiera de la República ( o sea, del Estado
cubano ) en el año fiscal 1905-1906 fue la siguiente: ingreso
de 19 699 850 dólares, de los cuales 17 862 000 (91%) se obtuvieron
de la recaudación de aduanas, y un gasto de 19 138 104 dólares;
de los gastos, 9 millones (47%) se invirtieron en instrucción
( educación ) y obras públicas y aproximadamente 8 millones
(42%) en administración y hacienda. En el año fiscal 1906-1907
los ingresos y egresos fueron aproximadamente de 24 y 21.7 millones
respectivamente. En 1910 Cuba tenía una población de 2
028 282 habitantes, una importación de 107 959 200 $/oro y una
exportación de 151 270 555 $/oro. Los ingresos y gastos durante
el año de 1910 fueron respectivamente de 41 614 694 y 40 593
392 dólares; la recaudación de Aduanas fue de 24 838 030.
En 1916 Cuba tenía una población de 2 627 536 habitantes,
una importación de 155 448 233 $/oro y una exportación
de 254 291 763 $/oro. (DEHA Tomo XXVI, 748-749 y Apéndice: Estos
últimos años, 408).
Ciertos aspectos de la Economía en el
primer cuarto de siglo
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El economista e historiador Oscar Pino Santos en su obra "El Imperialismo
Norteamericano en la Economía Cubana", publicada en 1957,
al analizar la economía del casi primer cuarto de siglo republicano,
planteó:
" El incremento en el ingreso nacional que de todas maneras debió
experimentar Cuba entre 1902 y 1925, determinado por el auge en las
inversiones azucareras, dio lugar a la creación de algunos ahorros
en ciertas clases de la población, independientemente de los
ahorros que emigraban al exterior por la vía de las remisiones
de las compañías extranjeras que controlaban el azúcar,
los servicios públicos y otras empresas."(Pino, 45)
Y agregó más adelante:
" Fue surgiendo así un empresario nacional incipiente, que
hacía extraordinarios esfuerzos por arrebatar a las mercancías
importadas algunos fragmentos del mercado nacional."(Pino, 45)
AÑOS FISCALES |
IMPORTACIÓN ($) |
EXPORTACIÓN ($) |
1905-1906 |
47 763 688 |
84 979 831 |
1906-1907 |
49 305 274 |
97 441 690 |
1907-1908 |
47 161 306 |
83 284 692 |
1908-1909 |
43 913 356 |
96 722 193 |
1909-1910 |
52 858 758 |
122 528 037 |
1910-1911 |
60 709 062 |
110 309 468 |
1911-1912 |
62 203 051 |
120 154 326 |
1912-1913 |
70 581 154 |
126 088 173 |
Para finalmente citar a economistas y personalidades de la época
:
Daniel Compte:
" En el curso de los 26 años que lleva de vigencia este
Arancel ha habido tiempo sobrado para medir y pesar toda la resistencia
que ha sido capaz de ofrecer a los más entusiastas empeños
de la industria, y provoca una legítima admiración al
observar en algunos casos cómo, a pesar de las enormidades que
le han cerrado el paso, han logrado establecerse, arraigar y consolidarse
determinadas empresas industriales"(Pino, 46)
Comandante Enrique Recio Agüero:
" No se explica cómo nuestro país ha podido desenvolver
su propia riqueza, resistiendo a las grandes crisis económicas
mundiales que han sobrevenido a todos los países, teniendo en
cada una de sus Aduanas, en cada uno de sus puertos, en vez de una salvaguardia
a sus propios intereses nacionales los preceptos de un código
estrangulador de la agricultura y de la industria cubana" (Pino,
46)
En un artículo recientemente publicado y al hacer un estudio
comparativo sobre la situación empresarial cubana en esa época,
la profesora María Antonia Marqués Dolz plantea algo sumamente
interesante si tenemos en cuenta los años que llevaba cada país
como república independiente:
" Tampoco la situación empresarial cubana difería
de la vivida por los restantes países de América Latina,
receptores de la ´emigración europea en masa´. Hacia
1927, el 45% de la industria en Cuba estaba en manos de ciudadanos españoles;
pero en 1908 los inmigrantes poseían el 60% de las industrias
establecidas en Uruguay, y en 1914, dos tercios de los empresarios industriales
en Argentina habían nacido en el extranjero." (Marqués,
61)
Y anteriormente, al hacer una perspectiva comparada con algunos países
latinoamericanos, había señalado:
"... Si tenemos en cuenta que en 1913 Cuba era el país de
América Latina con un mayor consumo per cápita de alimentos
importados y que todavía en 1927 los bienes de consumo abarcaban
el 65% de sus importaciones, nos inclinaríamos a comparar la
situación de la industria cubana con la de Honduras o Guatemala,
pero el desarrollo de la manufactura en esos países era más
incipiente que en la Isla.
Tampoco podemos parangonar la situación industrial de Cuba con
la del cono sur, pues en la Isla la contribución industrial a
la renta nacional, estimada de forma preliminar entre 11 y 13% para
inicios de la década de 1920, era inferior a la de Argentina,
con un 18%, o la que alcanzaba Chile, ligeramente por encima del 20%.
Sin embargo, la cubana no era una contribución desdeñable
si tomamos en consideración que en México la industria
representaba un 14% del ingreso en 1925, y que Colombia tuvo que esperar
a 1941 para que esta llegara a un 12,3% ..." (Marqués, 58
y 59)
Con respecto al peso particular de las inversiones y del capital norteamericano
en la economía cubana podemos decir que las cifras difieren en
dependencia del autor. Oscar Pino Santos en su ya citada obra plantea
que en 1928 el capital norteamericano alcanzó su cifra máxima
con 1 505 millones. Rubén Martínez Villena citando como
fuente a Carlos M. Trelles plantea que en 1925 el capital norteamericano
en Cuba era de 1 400 millones de dólares y que correspondía
al 17.5% de la riqueza de Cuba. Por su parte el destacado economista
cubano Felipe Pazos en un artículo de 1957 publicado en el Diario
de la Marina y citando como fuente el Departamento de Comercio de los
E.U. plantea, que en 1929 era solamente de 919 millones (otros autores
plantean que en el año 1929 el capital norteamericano en Cuba
era de poco más de 1200 millones). Durante la república
anterior, el capital cubano fue incrementando su peso en la economía
de Cuba hasta que alcanzó a ser en 1958 más del 85% de
la misma. Como dato curioso deseo señalar que contrariamente
a las ideas expuestas muchos años atrás por Martínez
Villena en Cuba, factoría yanqui, Blas Roca ( Secretario General
del partido comunista) propuso en abril de 1945 en su artículo,
Algunos problemas de las relaciones cubano-americanas en la postguerra
un plan a favor de la inversión generalizada y directa del sector
privado norteamericano en Cuba (Domínguez, 244). Esa proposición
era compatible con la tesis del marxismo clásico que consideraba,
que mientras más desarrollado estuviera el capitalismo más
cerca se encontraba la nación del socialismo.
El TRC no debemos nunca valorarlo de otra manera que no sea como un
tratado comercial donde ambas partes se ven beneficiadas en determinados
aspectos, no en todos, y en el que el mayor beneficio de una de las
partes en determinado renglón no implica el perjuicio de la otra.
No debemos ver el TRC como un convenio generoso y desinteresado de un
filantrópico país (Estados Unidos) hacia la naciente república
cubana, pero tampoco debemos verlo como un instrumento diabólico
que nos obligó a tener una deformada y desbalanceada economía,
pues ambas puntos de vistas son errados.
El historiador Pedro Pablo Rodríguez al hablar del modelo, no
sólo económico, que la naciente república puso
en práctica nos da luz sobre las causas que dieron origen al
TRC.
" El modelo dependiente se puso en práctica por la combinación
de dos grandes grupos de intereses: los de aquellos sectores que dentro
de Cuba lo habían elaborado desde los años 80, y los que
desde Estados Unidos encontraban muy favorable ese tipo de relación
con la Isla. No obstante, para los sectores internos beneficiarios,
su implantación fue deseada y se vio prestigiada por asociarse
con lo venido del vecino del Norte como modelo, cuyos aspectos fundamentales
-mercaderías, sistema republicano democrático, calidad
de vida y organización empresarial- eran considerados superiores
a los de España y, más de uno, también superiores
a los europeos en su conjunto. " ( Rodríguez, 18)
Sobre lo anterior deseo señalar que el modelo económico
norteamericano al ser mucho más dinámico que los modelos
europeos más avanzados, garantizaba que en un período
relativamente breve ( una generación), la nación saliera
del estado en que se encontraba y alcanzara promedios decorosos en ciertos
índices del desarrollo socioeconómico y cultural. Otra
observación es que el autor al nombrar (y con ello calificar)
a ese sistema de dependiente agotó ese adjetivo para caracterizar
adecuadamente, al menos desde el punto de vista económico, otros
modelos muy posteriores de la historia nacional que se caracterizaron
también por una muy significativa dependencia.
Utilizando la información, muy en particular los datos, que aparecen
en el valioso artículo ya citado del Dr. O. Zanetti, podemos
valorar más objetivamente la incidencia real que tuvo el TRC
en el desarrollo de la economía de la naciente república;
para ello he confeccionado el siguiente resumen, el cual está
dividido en cuatro diferentes aspectos.
Situación antes del Tratado
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-El TRC no influyó significativamente en el destino de las exportaciones
cubanas, las cuales se mantuvieron en el rango de la tendencia histórica.
El Tratado Foster-Cánovas había logrado que en 1894 más
del 90% de las exportaciones cubanas fueran hacia los Estados Unidos.
Durante el período de intervención norteamericano las
exportaciones cubanas hacia E.U. estuvieron alrededor del 75%. En 1909,
seis años después del TRC, las exportaciones cubanas hacia
E.U. fueron el 87.7%. (Zanetti, 50)
-Los Estados Unidos eran el principal suministrador de alimentos y maderas
para Cuba desde los tiempos coloniales.
" Los Estados unidos eran ya el principal abastecedor del mercado
cubano de alimentos desde los tiempos coloniales, y nada indica que
la reciprocidad diese un impulso significativo a sus ventas en este
rubro" (Zanetti, 52 y 58)
" Es cierto que, gracias a las rebajas concedidas por el Tratado
de 1902, los Estados Unidos consiguieron colocar en Cuba algún
que otro renglón - como el arroz - que hasta entonces no figuraba
entre sus ventas. Sin embargo, el incremento de las importaciones parece
haber descansado más bien en el aumento natural - por razones
demográficas y económicas - de la demanda de productos
como la harina de trigo, el maíz, las carnes empacadas, jamones,
grasas y otras; que desde antaño eran casi monopolizados por
proveedores norteños " (Zanetti, 58)
-Los Estados Unidos eran desde los tiempos de España, el principal
y casi único abastecedor de equipos de transporte (Zanetti, 56).
-Desde antes del TRC los Estados Unidos eran ya desde finales del siglo
XIX el primer abastecedor del mercado cubano en lo concerniente a maquinarias,
herramientas, manufacturas de metal y aparatos de diferente índole.
" El gran vecino norteño era el primer abastecedor del mercado
cubano en los renglones de maquinarias, herramientas y manufacturas
de metal, desde la época previa a la concertación del
Tratado de Reciprocidad." (Zanetti, 55)
Fueron los avances tecnológicos de la industria mecánica
de Estados Unidos de finales del siglo XIX conjuntamente con la disminución
de los precios de los equipos de ese renglón los que desplazaron
a Inglaterra y Francia como suministradores para Cuba de buena parte
del equipamiento industrial. Las ventajas arancelarias que les proporcionó
a esos equipos el TRC solamente redujeron aún más el margen
a la competencia europea en ese renglón de la industria azucarera
(Zanetti, 55 y 56)
Es interesante el hecho que pese a ya existir un gran comercio entre
Cuba y Estados Unidos y una destacada inversión norteamericana
en la Isla durante la segunda mitad del siglo XIX, José Martí
dijo:
" Plenamente conocedor de sus obligaciones con América y
con el mundo, el pueblo de Cuba sangra hoy a la bala española,
por la empresa de abrir a los tres continentes en una tierra de hombres,
la república independiente que ha de ofrecer casa amiga y comercio
libre al género humano.
A los pueblos de la América española no pedimos aquí
ayuda, porque firmará su deshonra aquel que nos la niegue. Al
pueblo de los Estados Unidos mostramos en silencio, para que haga lo
que deba, estas legiones de hombres que pelean por lo que pelearon ellos
ayer, y marchan sin ayuda a la conquista de la libertad que ha de abrir
a los Estados unidos la Isla que hoy le cierra el interés español
..." ( Martí, 160)
El doctor Zanetti además escribe:
-Cuba poseía antes del TRC franquicias en los renglones de plátano
fruta, mineral de cobre y otros renglones de menor importancia comercial
en los Estados Unidos; a su vez, los E.U. tenían franquicias
para el carbón mineral, madera de pino e implementos agrícolas
en Cuba, los cuales eran fundamentales para la reconstrucción
del país después de la guerra.
Beneficios que proporcionó el TRC a los
E.U.
|
-Estados Unidos consolidó su posición en aquellos rubros
en los cuales era ya el primer proveedor para la Isla; en algunos renglones
como el hierro, el acero y el maíz, el TRC ayudó a que
la presencia de ellos aumentara aún más en el comercio
importador cubano. (Zanetti, 52). La industria metal-mecánica
norteamericana fue altamente beneficiada por la recuperación
y crecimiento azucarero que tuvo el país como resultado de los
ventajosos aranceles que le proporcionó el TRC al azúcar
cubano(Zanetti, 54). Es importante señalar que la recuperación
y el crecimiento azucarero de Cuba se hubiera producido de todas maneras
por la posición privilegiada ( en sentido geográfico)
que tiene Cuba con respecto a los Estados Unidos y las históricas
relaciones comerciales que ya desde muchos años antes tenían
ambos países entre sí. El TRC lo que hizo, fue acelerar
los procesos de recuperación y de crecimiento de la agricultura
y la industria azucarera del país.
-Estados Unidos se introdujo en el comercio importador cubano como abastecedor
de arroz, convirtiéndose rápidamente en el segundo proveedor.
En los tejidos de algodón y de calzado, de baja calidad, la presencia
norteamericana avanzó ostensiblemente. Gran Bretaña siguió
siendo el principal abastecedor de tejidos de algodón de calidad;
en los tejidos, el gran perdedor fue España; España en
lo relativo al calzado de pieles finas y de acabado de calidad siguió
siendo, pese a las ventajas arancelarias que proporcionaba el TRC a
los tejidos de algodón y a los zapatos norteamericanos, el principal
suministrador de Cuba. Estados Unidos antes del TRC solamente suministraba
menos del 20% de los zapatos importados por la Isla. (Zanetti, 52 y
60). En el calzado de baja calidad, España fue también
la perdedora ante el avance norteamericano.
-Las ventajas del preferencial arancelario al azúcar cubano no
sólo beneficiaron a los productores cubanos (en el sentido más
amplio de ese concepto), sino también a los refinadores norteamericanos
y al consumidor norteamericano. O. Zanetti plantea lo siguiente con
respecto a la ventaja del preferencial arancelario azucarero:
" ... surtió a la larga, efectos más favorables en
los Estados Unidos que en la mayor de las Antillas"(Zanetti, 51)
"... no es exagerado concluir que una buena parte de los beneficios
otorgados a la economía cubana por el régimen de reciprocidad
comercial, revirtieron hacia el lado norteamericano por concepto de
´rendimiento de capitales´ " (Zanetti, 54)
-El avance de los Estados Unidos en las importaciones en Cuba no puede
solamente achacarse al TRC: al Cuba independizarse de España,
ésta tomó represalias comerciales en contra de la Isla
alterando la balanza comercial existente entre ambos países.
España provocó un déficit comercial desfavorable
a Cuba al elevar los aranceles al azúcar cubana en un grado tal
que eliminó prácticamente el azúcar cubano de la
península, limitándose a adquirir casi exclusivamente
el tabaco cubano.
" El gran problema del intercambio cubano-español era su
enorme desproporción, pues el valor de las ventas de Cuba a España
apenas representaba una décima parte del de sus compras."(Zanetti,
53)
Al ponerse en vigor el TRC, España aportaba el 12%, lo cual contrasta
notablemente con el 50 % que aportaba pocos años antes (Zanetti,
53). En 1903 las importaciones cubanas procedentes de Estados Unidos
fue el 40% del total de las importaciones cubanas. En 1908 y 1913 alcanzaron
respectivamente el 50% y el 53,7% respectivamente. Gran Bretaña
en esos primeros años después de la firma del TRC era
el segundo abastecedor con el 14% (Zanetti, 52-53).
Cuando en 1911 el gobierno cubano de José Miguel Gómez
estaba estudiando la posibilidad de hacer un convenio comercial con
España ( en ese año se estaba revisando el TRC ) el gobierno
español no se mostró muy entusiasta y ( ¡ para colmo!
) se sacó nuevamente a relucir en el debate público español,
el problema de la Deuda de Cuba, el cual consistía básicamente
que Cuba tenía que pagarle a España los gastos que España
tuvo que enfrentar durante décadas en las guerras que tuvo contra
Cuba y otros países ( la deuda ascendía a más de
500 millones de pesos). El convenio comercial, como era de esperarse,
no se llevó a cabo.(Zanetti, 53).
Importancia y efectos del TRC en el desarrollo
económico de Cuba
|
-Fue durante 25 años el único instrumento legal de valor
práctico en el sistema de relaciones comerciales entre Cuba y
los Estados Unidos (Zanetti, 48). En 1927 durante el gobierno de Gerardo
Machado y Morales se dictó una Ley Arancelaria que afectó
el status quo comercial de la República. Los Estados Unidos y
el gobierno cubano de ese entonces tuvieron sus desavenencias, pues
la mencionada ley arancelaria de protección y fomento de la industria
cubana afectó los intereses norteamericanos. En 1934 se firmó
otro tratado comercial entre Cuba y Estados Unidos.
No obstante lo anterior, los efectos directos del TRC deben básicamente
buscarse y analizarse durante los diez primeros años posteriores
a la entrada en vigencia de ese tratado, pues con posterioridad a ese
período intervinieron otros factores significativos ajenos a
ese tratado, como por ejemplo, el escenario comercial que produjo la
Primera Guerra Mundial (Zanetti, 50). La Primera Guerra Mundial fue
un factor de notable significación en las relaciones comerciales
Cuba-E.U. que no puede ser de ninguna manera obviado para analizar dichas
relaciones y la estructuración que manifestó la economía
cubana; al igual que otros significativos factores de la gestión
comercial y empresarial, la Primera Guerra Mundial no puede ser dejada
a un lado ni subvalorada cuando se hace el análisis de los efectos
del TRC en la estructura de la economía cubana, pues puede caerse
en el error de atribuirle solamente al TRC efectos que realmente poseen
un origen multifactorial.
Durante la Primera Guerra Mundial ( 1914-1918) aumentaron considerablemente
en Cuba las importaciones norteamericanas en detrimento de las europeas.
En 1919 el mercado norteamericano aportó el 79% de las importaciones
cubana (Zanetti, 59); luego, en la década de los años
veinte, el nivel de las importaciones norteamericanas en Cuba disminuyó
en cierta medida para oscilar alrededor del 65% como promedio, el cual
reflejaba una proporción bastante superior a la que tenían
antes de comenzar la mencionada conflagración. (Zanetti, 61)
-El efecto más inmediato del TRC fue el notable incremento que
experimentaron las exportaciones cubanas; su principal beneficio consistió
en el efecto económico directo del preferencial arancelario (Zanetti,
51).
Ese efecto beneficioso se produjo básicamente en el azúcar:
el azúcar cubano se colocó inmediatamente con un rango
de precios tal en el mercado norteamericano que desplazó a las
otras azúcares importadas, y muy en particular a las de los proveedores
europeos. En la década posterior a la firma del TRC, la Isla
ubicó como promedio el 95% de sus ventas azucareras en territorio
norteamericano. En otros renglones de la exportación cubana los
efectos fueron mucho menores. Los beneficios en esos otros renglones
fueron menos significativos debidos a diferentes razones según
el renglón específico; por ejemplo, en el tabaco las cortapisas
proteccionistas que aparecieron posteriormente en el mercado norteamericano
limitaron grandemente las ventajas iniciales otorgadas por el TRC a
ese renglón; solamente en el tabaco en rama se materializaron
los beneficios del TRC, el cual en la primera década después
de la entrada en vigor duplicó sus exportaciones . En lo concerniente
a los minerales cubanos, los beneficios no fueron significativos por
el monto tan pequeño al que ascendían las exportaciones
de la Isla; aunque es bueno señalar, que en esa primera década
después de la firma del TRC, las exportaciones minerales cubanas
se vieron cuadruplicadas con respecto a las que existían con
anterioridad a dicho tratado (Zanetti, 52).
-Gracias a los aranceles que le otorgaba el TRC al azúcar cubano,
se produjo el empleo inmediato (generalmente de manera estacional) y
con ello, el sustento de una gran masa de trabajadores y de sus familiares.
-" ... su crecimiento promovió la ampliación y estructuración
del mercado interno; si bien ese proceso, en virtud del propio régimen
comercial vigente, estimuló fundamentalmente la demanda de importaciones."
(Zanetti, 54).
-El TRC conjuntamente con factores de la problemática internacional
de la época; de la tradición productiva y comercial de
la Isla y del desarrollo de la propaganda y las técnicas capitalistas
de mercado ( Marketing) contribuyó a que se creara una modelación
estructural de la economía de la joven república cubana
que perduraría significativamente hasta casi los finales del
pasado siglo XX, cuando ya no existían relaciones comerciales
y diplomáticas con Estados Unidos.
-El TRC afianzó y aceleró el proceso de modernización
de la sociedad cubana iniciado en el siglo XIX, al promover e incrementar
la asimilación de los patrones de la civilización capitalista
en la sociedad cubana. (Zanetti, 55).
Productos norteamericanos que no pudieron desplazar
del gusto cubano, a los de otras procedencias
|
Algunos de esos productos fueron:
Mosaicos, mobiliarios de madera de calidad, vajillas y cristalerías,
productos textiles de calidad, calzado de calidad, sombreros, jabones
(¡pese a que la rebaja en este renglón para los jabones
norteamericanos era del 40% ! ), perfumes y joyería de calidad.
Esta situación cambiaría años después producto
del estudio de las exigencias del mercado cubano y la coherente introducción
de cambios en las industrias norteamericanas sobre la base de los resultados
de ese estudio; además de lo anteriormente expuesto, también
influyeron significativamente los cambios favorables en las condiciones
de crédito de los exportadores norteamericanos y la mejora en
las técnicas de mercado, en particular, la publicidad.
Después de finalizado el resumen sobre los precedentes y la incidencia
del TRC, considero que es necesario abordar, a modo de conclusión,
el siguiente aspecto .
El TRC y el crecimiento extensivo de la economía
en estos años
|
Es indiscutible que el TRC fue un factor, no fue el único,
que favoreció el crecimiento extensivo de la economía
de la naciente República al garantizar, mediante los favorables
aranceles, un mercado de destino para el grueso de su exportación
y para la importación de determinados recursos necesarios para
el desarrollo de dicha economía. Ese crecimiento se logró
casi exclusivamente a cuenta del crecimiento de los recursos y de los
factores productivos en general, lo cual garantizó que una gran
masa de habitantes, capacitados y no capacitados, del país encontrara,
al menos estacionalmente, su sustento.
Ese crecimiento pese a ser extensivo no fue ineficiente, ya que presentó
ciertos aumentos en la productividad del trabajo, en la efectividad
del gasto material y en el incremento del rendimiento de los fondos
básicos; lo anterior se puede ejemplificar con el azúcar,
la cual pese a tener una agricultura con rendimientos bajos (comparativamente
a la de otros países en esos tiempos, aunque hoy esos rendimientos
serían un sueño a alcanzar) tenía una industria
extremadamente eficiente que los compensaba con creces. Debo puntualizar
que la eficiencia de ese crecimiento no fue lo suficientemente grande
para que se considerara como un crecimiento intensivo.
Para el sostenimiento de ese modelo de crecimiento extensivo de la economía
de la Isla no fueron necesarios notables, constantes y adicionales factores
compensadores externos a través de la transferencia sostenida
de recursos desde el exterior, pues dada su eficiencia era autosostenible.
Esto contrasta de manera evidente con el crecimiento extensivo de la
economía cubana que ocurrió más de seis décadas
después ( Monreal P. y Carranza J., 34).
Ese crecimiento económico extensivo de la economía cubana
se fue agotando durante los últimos años de la primera
mitad del anterior siglo XX y ya en esos años era conocida por
destacados políticos y economistas la necesidad de ir a la diversificación
de la economía cubana ( desde finales de la década de
los años veinte se dieron los primeros pasos concretos en ese
sentido) y al cambio a un modelo intensivo de la economía donde
no sólo su crecimiento se debiera al incremento de los recursos
productivos sino también al resultado de una mayor eficiencia
en su utilización. En la última década de esa primera
mitad se llevaron a cabo algunas acciones y planes nacionales con ese
objetivo. Aunque esos planes se vieron menguados por determinado grado
de corrupción administrativa y gubernamental y los intereses
particulares de influyentes empresarios, podemos decir concluyentemente
que en ese período la industria no azucarera y los bienes de
capital para la misma crecieron.
En los años finales de la década de los años cincuenta
ya el turismo era la segunda entrada de ingresos del país y estaba
al desplazar del primer lugar a la industria azucarera. En esos años
ya se había construido una buena parte de toda la infraestructura
turística: hoteles, carreteras, industrias abastecedoras, etc.
que tuvo el país durante varias décadas posteriores.
Por último este autor se pregunta: ¿ qué otros
productos podía exportar Cuba en ese momento inicial y particular
de la historia nacional republicana si los productos priorizados por
el TRC eran los que tradicionalmente Cuba había exportado?; además,
eran productos cuyos cultivos eran de corta duración y en los
cuales existía experiencia de años en su explotación
y comercialización; Cuba, un país que había pasado
por una devastadora guerra no podía darse el lujo de experimentar
con nuevos productos e industrias en esos primeros años y tratar
de abrirse paso con ellos en el mercado internacional. El error estuvo
en prolongar en demasía ese status de país básicamente
monoproductor y monoexportador, lo cual no puede ser cargado al TRC.
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