Revista Vitral No. 45 * año VIII * sept.-octubre 2001


JUSTICIA Y PAZ

 

ESTRASBURGO: DE CAPITAL EUROPEA DE LOS DERECHOS HUMANOS A CAPITAL MUNDIAL CONTRA LA PENA DE MUERTE

crónica especial para Vitral de DENIS ROUSSEAU, de la AFP

 

DECLARACIÓN FINAL DEL 1ER. CONGRESO MUNDIAL CONTRA LA PENA DE MUERTE.

ESTRASBURGO 21, 22 Y 23 JUNIO 2001

 

Nosotros, ciudadanos y abolicionistas militantes reunidos en Estrasburgo del 21 a 23 de junio 2001 con motivo del primer congreso mundial contra la pena de muerte organizado por la "Asamblea contra la Pena de Muerte" declaramos:

La pena de muerte significa el triunfo de la venganza sobre la justicia y viola el primer derecho del ser humano, el derecho de vivir. La pena capital no podrá jamás disuadir el crimen. Constituye un acto de tortura y el último tratamiento cruel, inhumano y degradante. Una sociedad que recurre a la pena de muerte alienta simbólicamente a la violencia. Todas las sociedades respetuosas de la dignidad de sus miembros, deberán esforzarse por abolir la pena capital.
Nos alegramos que numerosos Presidentes de Parlamento hayan decidido lanzar al Parlamento Europeo un "Llamado solemne por una moratoria mundial de las ejecuciones de condenados a muerte en el camino de la abolición universal", el viernes 22 de junio.
Pedimos la abolición universal de la pena de muerte. En esta perspectiva pedimos a los ciudadanos, a los estados y a las organizaciones intergubernamentales de ponerse de inmediato en esta obra para que:
-los Estados ratifiquen los convenios y tratados internacionales y regionales a favor de la abolición;
-los países, que ya no ejecutan la condena a muerte, supriman definitivamente de su legislación la pena de muerte;
-los Estados, que condenan a muerte a personas menores en el momento de los hechos, pongan fin a esta flagrante violación del derecho internacional;
-los deficientes mentales no pueden ser condenados a muerte;
-ningún Estado que haya abolido o no practique ya la pena de muerte, proceda a extradiciones hacia países donde se aplica la pena de muerte, ya que esto alentaría la aplicación de la misma.
-los Estados publiquen de manera regular y transparente las informaciones sobre las condenas a muerte, las condiciones de detención y las ejecuciones de los condenados.
-Sostenemos que se examine por el Consejo de Europa la compatibilidad del estatuto de observador de los Estados Unidos y Japón con su aplicación de la pena capital.
-Apelamos al Consejo de Europa y a la Unión Europea a insistir para que Turquía, Rusia y Armenia determinen abolir definitivamente la pena de muerte para todos los crímenes y que conmuten el conjunto de condenas a muerte.
-Apelamos a la Unión Europea a persistir en sus esfuerzos a favor de la abolición de la pena de muerte en el marco de sus relaciones internacionales.

Más allá de las recomendaciones generales, nosotros difundiremos las recomendaciones precisas, país por país, que aprobaron la acción de los abolicionistas.
Nos empeñamos en crear una coordinación mundial de asociaciones y de militantes abolicionistas, teniendo por primer objetivo instaurar una jornada mundial por la abolición universal de la pena de muerte.
Apelamos de las profesiones judiciales y médicas que confirmen la incompatibilidad de sus valores con la pena de muerte y a intensificar país por país sus acciones contra la pena de muerte.
Nos asociamos al conjunto de peticiones reunidas por "Amnistía Internacional" o a "La Comunidad de San Egidio", "Asamblea contra la Pena de Muerte", la "Federación Internacional de Organizaciones de Derechos del Hombre", "Manos fuera de Caín" y cualquier otra organización y apelamos a los abolicionistas a firmar la petición internacional siguiente:
"Nosotros, ciudadanos del mundo, demandamos el cese inmediato de toda ejecución de condenados a muerte y la abolición universal de la pena de muerte".
En fin, apelamos a todos los Estados a emprender todas las iniciativas que contribuyan a la adopción por las Naciones Unidas de una moratoria mundial de las ejecuciones, en la perspectiva de la abolición universal.


Firmada en Estrasburgo,
el 22 junio 2001

 

 

 

STRASBURGO (Francia) - Llegados de unos veinte países de todos los continentes, doscientos parlamentarios, universitarios, periodistas, ex-condenados a la pena capital, abogados y militantes han convertido del 21 al 23 de junio pasado a Estrasburgo en la capital mundial de la lucha contra la pena de muerte.
No fue casual la elección de esa cuidad de 500.000 habitantes a la orilla del Rhin : Estrasburgo, martirizada durante tres guerras en menos de un siglo, estuvo en el centro de la lucha a muerte entre Francia y Alemania antes de simbolizar la reconciliación para la construcción de una comunidad Europea democrática. De campo de batalla, Estraburgo se hizo punto de encuentro : en esa ciudad se reúnen hoy, cada mes, los diputados de los 15 países de la Unión Europea y, cuatro veces al año, delegaciones parlamentarias de los 43 Estados miembros del Consejo de Europa.
Quizás más importante aún : aquí cada uno de los ciudadanos del continente -de Vladivostok a Belfast, y de Reykjavik a Nicosia- puede llevar a su gobierno hasta el banco de los acusados. En la sala de la Corte Europea de los Derechos Humanos, anclado a la orilla del río en frente del Parlamento Europeo, los Estados soberanos pueden verse condenados a pagar cuantiosas reparaciones a las víctimas de violaciones de las garantías enumeradas en la " Convención Europea de los Derechos Humanos ". A menudo los países han sido incluso presionados a cambiar sus leyes nacionales para ponerlas en conformidad con los dictámenes del tribunal de los derechos humanos de Estrasburgo.
También aquí se diseñó después de la segunda guerra mundial, la estrategia para hacer hoy de Europa un continente libre de ejecuciones capitales. En esa ciudad, donde se escribió durante la Revolución francesa el " canto de guerra del ejercicio del Rhin" -bautizado después como "La Marsellesa"- se lanzó en junio del 2001, en la primavera del primer año del Tercer Milenio, el llamamiento para " la abolición universal de la pena de muerte".
La presidenta del Parlamento Europeo, la francesa Nicole Fontaine y el presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el británico Lord Russell-Johnston, fueron los primeros en firmar el texto en un gran registro en cuya cubierta roja se proclama que " nadie puede ser condenado a la pena de muerte ni ejecutado ". Acto seguido, una quincena de presidentes de parlamentos nacionales -el francés Raymond Forni a la cabeza -rubricaron el histórico documento que pide a todos los Estados instaurar " sin demora y en todo el mundo una moratoria de las ejecuciones de los condenados a la pena capital y tomar iniciativas para la abolición de la pena de muerte en sus legislaciones internas".
Antes de empuñar la pluma los presidentes de Chile, Ucrania y Costa de Marfil anunciaron, bajo ovaciones, que sus países acababan de abandonar la pena de muerte.
Lejos de triunfalismos, los militantes contra la pena capital recordaron que este suplicio sigue vigente en 86 países. Incluso unos pocos Estados, incluyendo a Cuba (febrero 1999), endurecieron su arsenal represivo, extendiendo su campo de aplicación… En el 2000, 1 457 detenidos fueron ejecutados, la mayoría en China (más de 1 000), Arabia Saudita (123), Estados Unidos (85), Irán (75). Incluso 7 países siguen aplicando la pena capital a delicuentes menores de edad, entre los cuales figuran Estados Unidos (14 ejecuciones durante los 10 últimos años).
A pesar de esa macabra contabilidad, los luchadores de la vida encuentra motivos de aliento en otras cuentas : desde 1995, 25 Estados han renunciado legalmente a la pena de muerte mientras otros, como Turquía (desde 1984) o Rusia (desde 1996) observan de hecho una moratoria.
Animados por el éxito de Estrasburgo, los organizadores se han dado cita para el II Congreso mundial contra la pena de muerte el 22 de junio del 2002 en los Estados Unidos donde aseguran vislumbrar una evolución de la opinión publica a favor de la abolición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Revista Vitral No. 45 * año VIII * sept.-octubre 2001

Denis Rousseau
Corresponsal Permanente de AFP ante el Parlamento de la Unión Europea, Estrasburgo, Francia.