Revista Vitral No. 45 * año VIII * sept.-octubre 2001


MEMORIA CULTURAL

 

CURAS DE LA PARROQUIA DE LOS PALACIOS:

EL PADRE DOBAL

JESÚS MARCOS GARCÍA VÁZQUEZ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De niño muy a menudo le escuchaba decir a mi abuela: "A mis padres los casó el Padre Dobal y también bautizó a la Nena, mi hermana mayor". Entre la gente vieja del barrio oía muy continuamente mencionar el nombre del Padre Dobal. El Sr. Aniceto Arrastía (Mandinga el Naranjero) y Serapia Martínez, con sus rostros llenos de arrugas, ojos y voz cansados por los años vividos, hablaban de él como algo celestial. Exponían en sus relatos la bondad infinita que acompañaba a este Siervo de Dios, sus consejos útiles, su buena voluntad y disposición para ayudar al prójimo y también hablaban de su profesión de abogado que ejercitaba al servicio de los pobres e indefensos ante las injusticias y abusos de los poderosos.
Le llamaban el "Abogado de los Pobres" y contaban infinidad de anécdotas, todas en el campo de la grandeza espiritual de este sacerdote de la Parroquia de Los Palacios que hizo de su vida al servicio de la Iglesia un digno ejemplo de amor a la humanidad, abnegación y sacrificio en su hermosa labor de redención humana y su amor por Cuba.
El Padre Dobal es un ejemplo de sacrificio y heroísmo, de quien lamentablemente la historia no se ocupa. En múltiples oportunidades se incurre en omisiones injustas y no se le reconocen los méritos ni se mencionan a hombres que hicieron de su existencia una total dedicación y entrega a los nobles ideales de emancipación y mejoramiento de la sociedad humana. Causas por las cuales luchan sin cesar, aunque sufran de encierros, vejaciones, persecuciones y a veces hasta la muerte. Siempre se menciona a los destacados y se olvidan los más modestos.
El 12 de Octubre de 1842 nació en Santiago de las Vegas, Provincia Habana, Manuel de Jesús Dobal y García quien sería el Padre, Dobal. Su padre, el Dr. José Zacarías Dobal, médico de la localidad, y su madre la Sra. Dolores García.
Sus primeros estudios los realizó en su terruño natal. En 1855 ingresó en el Seminario San Carlos donde se graduó de Bachiller en Filosofía y Letras. Podría pensarse, como era costumbre en aquella época, que se inclinara por la medicina atendiendo a la profesión de su padre, pero su verdadera vocación estaba en servir a Dios como sacerdote de la Iglesia Católica. Terminó sus estudios eclesiásticos y cantó su primera misa, ya presbítero, el 30 de junio de 1867, faltando unos meses para cumplir los 25 años.
Desde muy joven se apasionó por la literatura y la oratoria, llegando a ser con el transcurso de los años un conceptuoso orador sagrado. Fue también un estudioso infatigable sobre temas históricos y sociales. Caracterizándose, además, por la libertad de criterios y su mente abierta a nuevas ideas. Interesándose vivamente por el progreso social de su país, lo que lo llevó a considerar la independencia como la necesidad más apremiante de la Isla de Cuba.
Por lo inflamado de su oratoria en el púlpito se hizo sospechoso a la autoridades españolas que lo vigilaban y obstaculizaban para impedirle la exposición de sus ideas.
Primeramente, lo destinaron a ejercer su ministerio a la Parroquia de Casilda y unos meses antes del Estallido Revolucionario de 1868 lo nombraron Cura Párroco de la Iglesia de Jesús María, barrio habanero.
El Padre Dobal, desde el mismo comienzo de la Guerra de los Diez Años se identificó plenamente con los ideales independentistas de la contienda revolucionaria y contribuyó a los mismos de diversas formas, entre ellas, a través del ejercicio de su ministerio. Sus feligreses recibían e interpretaban sus mensajes, comprendiendo cabalmente la situación del país a través de sus parábolas, en que hábilmente les trasmitía la situación de Cuba y la necesidad de independizarse de España.
Las persecuciones contra su persona no se hicieron esperar y en febrero de 1877, cuando pronunciaba una elocuente oración en la Capilla de San Lázaro, es bajado del púlpito entre bayonetas y conducido detenido. Posteriormente es deportado a la península en compañía de los padres Arteaga, Reyes, Fuentes y Santos, quienes eran también partidarios de la Independencia de Cuba.
Al llegar a España, antes de ser trasladados a las prisiones políticas de África, intervino a favor de ellos el Cardenal Vives y por su mediación se les permitió residir en España, pero sujetos a la más estrecha vigilancia de las autoridades españolas.
En la Madre Patria supo utilizar su estancia para aumentar sus conocimientos en materia religiosa, iniciando estudios superiores y graduándose de Doctor en Teología en el Seminario Central de Toledo.
Al firmarse el Pacto del Zanjón en 1878 que puso fin a la Guerra de los Diez Años, regresó a Cuba, se radicó en La Habana y se dedicó a la enseñanza, actuando como profesor en los colegios "La Empresa", "La Gran Antilla" y en "Educación y Familia", este último fundado por su amigo el Padre Arteaga. En La Habana vió aumentada su superación cultural, ya que su sed intelectual era insaciable, y terminó en la Universidad de La Habana las licenciaturas en Derecho y Filosofía.
En Julio de 1880 fue designado para la Parroquia del Municipio de Los Palacios, adonde llega en los primeros días del mes de Agosto de 1880. Su primer acto religioso en la parroquia palaceña fue el Domingo 8 de agosto donde bautiza al niño Pedro Secundino de Jesús Cruz, hijo de Don Pedro Cruz y de Doña Valentina López. Su último acto lo fue el 16 de Octubre de 1893 donde casa al Sr. José Rodolfo Ruiz con la señorita María de los Ángeles Arencibia y Borges. En los más de trece años que se desempeñó como cura de Los Palacios supo ganarse el respeto, admiración y consideración de la población por sus grandes dotes de humanista y mansedumbre infinita. En los libros de la Iglesia de Los Palacios, de esa época y certificados por él, se observa -"Don Manuel J. Dobal, Pbro Doctor en Sagrada Teología, Abogado de los Tribunales de la Nación"-
De Los Palacios, en Octubre de 1893, fue trasladado para el pueblo de Santo Domingo, antigua provincia de Las Villas, de donde poco tiempo después, y ante el inminente peligro de ser detenido en su parroquia, huye a La Habana, marchando luego a Cayo Hueso oculto en la bodega de un barco ganadero. De Cayo Hueso se dirigió a México y en este país es ayudado por el clero y continuó su obra religiosa y revolucionaria. Fundó y perteneció a varios clubs independentistas, entre ellos: "Hijos de América", "Bartolomé Masó" y "Morales y Maceo". Ejerció como sacerdote en la jurisdicción de Cosamoloapán.
Terminada la Guerra de Independencia, el 27 de Agosto de 1899 regresa a Cuba y en 1900 fue designado Párroco de la Iglesia de viñales, Pinar del Río. Después de ejercer por un tiempo en la Iglesia de Viñales es trasladado para su antigua parroquia de Jesús María, siendo recibido con mucho entusiasmo y extraordinarias demostraciones de júbilo por los feligreses de esta barriada habanera.
El Padre Dobal también perteneció a la masonería. En 1874 recibe su iniciación masónica en la Logia Constancia de La Habana y adopta el nombre simbólico de Salomón. Obteniendo el Grado 18 de la Masonería Filosófica en el Soberano Capítulo "Verdadera Unión" de Regla, La Habana.
El 7 de noviembre de 1914, a los 72 años de edad, después de una hermosa e intensa vida cargada de penurias y sacrificios, falleció el Padre Dobal, un legítimo ejemplo de sacerdote y ciudadano. Siempre fue fiel a los dictados de su corazón, su fidelidad por la Iglesia y su amor por Cuba. Sólo aspiró a ver libre e independiente a su patria y obtenida la paz olvidó agravios y concedió el perdón cristiano hasta con aquellos que se erigieron en sus enemigos y lo persiguieron.
Su vida merece ser recordada y su edificante ejemplo, a más de un siglo, nos debe llegar como un llamado al amor y la tolerancia tan necesitados en estos momentos para redimir al pueblo cubano.

 

 

Revista Vitral No. 45 * año VIII * sept.-octubre 2001

Jesús Marcos García Vázquez
Maestro de la Logia Montecristi. Los Palacios, Pinar del Río.