Revista Vitral No. 44 * año VIII * julio-agosto 2001


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APUNTES SOBRE MI RECORRIDO POR LA PINTURA

LIDUVINO ECHEVARRÍA

Biografía breve

Nació el 12 de Diciembre de 1933. Paso Real de Quemado. Los Palacios. Pinar del Río.
Graduado en San Alejandro en 1961.

EXPOSICIONES PERSONALES:
-Exposición Personal Centro Provincial de Artes Visuales, Pinar del Río, Marzo 2001
-Exposición Colectiva de Pintores Cubanos. Centro Masónico de La Habana.
-Exposición con pintores Camagüeyanos y en otras provincias de Oriente.
-Participación en diferentes Salones provinciales en Pinar del Río, y en más de 30 muestras en diferentes regiones de Cuba, muchas de ellas con carácter personal sobre temas florales con sentido didáctico y copias de la pintura impresionista y española.

PREMIOS (SELECCIÓN):
1960 - 2do Premio Nacional en el 1ero y 2do Festival de Artes Plásticas.
1967- 2do Premio en Evento realizado en San Cristóbal. Pinar del Río.
1994- Mención en el Concurso Enrique Hart Dávalos del Sindicato de la Administración Pública.Obras de este creador se encuentran en colecciones privadas y estatales de España, Estados Unidos, Canada, Bulgaria, Italia, y Alemania.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando tuvimos el placer de conocer por la década del 80 a aquel hombre menudo con sus ojos expresivos y su vitalidad sin límites en el pueblo de los Palacios y de nombre LIDUVINO ECHEVARRÍA, no nos imaginamos que después de casi dos décadas tendríamos la oportunidad de ver sus obras en el CENTRO DE ARTE DE PINAR DEL RÍO, haciéndole sobre todo un merecido reconocimiento a uno de los más fecundos creadores de la región Palaceña y un colorista atrevido con gran dominio de la figura humana y el paisaje.

Este hombre sencillo siempre ha estado vinculado a su pueblo y a su gente, dejando en sus obras la atmósfera de su terruño del que nunca ha querido salir. Graduado en San Alejandro en una importante época (1961), este artista se ha mantenido fiel a la academia con gran diginidad, incursionando en temas diversos como: la familia, la naturaleza muerta y el retrato, asimismo como la re-interpretación de pintores clásicos correspondientes a diferentes períodos históricos; todos con gran dominio técnico.
Sirva esta exposición como reconocimiento a un creador incansable y el ejemplo para las futuras generaciones.

Miguel Ángel Couret
Curador del Catálogo de la exposición

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una cosa que me alentó para el gusto de la pintura fue una libreta de dibujos coloreados que dejó mi tía Edelmira cuando era niña. Me encantaba revisar aquella cantidad de pinturas donde había gatos, perros, grupos de flores, casas, paisajes, en fin cosas interesantes, todas hechas con su agilidosa mano; recuerdo fue aquella libreta la que me inspiró a tratar de dedicarme a tan bella profesión.
Desde 1947 mi padre Luciano se preocupaba porque yo estudiara la pintura puesto que daba señales de afición a ella. No pudo resolver ese deseo y pasaron unos cuantos años más, pero seguía pensando lo mismo y creo se puso de acuerdo con el maestro Radamés para que me preparara con la idea de ingresar en la Escuela de Pintura de La Habana.
En la mitad de la década del 50 ingresé en La Escuela Anexa a San Alejandro donde se cursaban los dos primeros años; ésta era una exploración para ver cómo estaba el alumno en conocimiento de dibujo elemental. Pasado ese tiempo, mediante exámenes, se daban cuenta los profesores quién tenía posibilidad de ingresar en la Academia o la superior. Allí conocí a un profesor que se llamaba Armando Maribona, muy atento y honesto, muy inquieto y conservador. De su obra me gustan algunos de sus retratos, su Virgen de las Palomas y varias caricaturas. Menciono a Florencio Gelabert, buen profesor y gran escultor; dictaba la cátedra de Dibujo Geométrico. Isabel Chappotín, profesora de modelado en barro (bajo relieve). Muchas veces escapaba cuando ella venía revisando los trabajos, porque acababa con ellos, pues siempre veía defectos. Era muy buena. Otro profesor de ese plantel fue Gumersindo Barea, que era muy rígido en sus enseñanzas. Carmen de Pazos, profesora muy comercial, atendía el repujado.

Esta Escuela quedaba en la calle Reina No. 362 entre Escobar y Lealtad. Pasados mis dos años allí, con notas de sobresaliente, pasé a la Superior, que así la llamábamos todos nosotros, pero en realidad se llamaba Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Poses del natural a creyón o carboncillo, empieza ya el color al pasar el tiempo. Frutas, flores, cacharros, naturalezas, nuevas asignaturas, copias de estatuas griegas de distintas épocas, de la Estática, que así se llamaba, con el profesor Ramón Loy González; siempre quería usáramos el color ocre y pintar con pinceles gruesos; buen profesor.
En Dibujo al natural, que se hacía con modelos vivos, hombres o mujeres desnudos, teníamos a una magnífica profesora, Luisa Fernández Morrell, muy noble y de buen corazón; siemopre me decía: "a usted le quedan bien las manos". La recuerdo mucho, porque en tiempo que se dejaban las clases o se hacían huelgas, convocadas por otros planteles, y se secundaban, una vez que suspendieron las clases vine para mi casa, aquí en Pinar del Río, y a los pocos días me llegó un telegrama. Que fuera rápido, que las clases continuaban. Cuando me enteré que fue ella quien le pagó a un alumno para que me avisara, le fui a agradecer y me dijo simplemente: "Como Usted está todos los días aquí". Tenía un interés extraordinario en que los alumnos aprendieran.
Son los años últimos de la década de los 50. El día 13 de marzo de 1957, estábamos en el aula de Estática (como a las tres de la tarde) haciendo una naturaleza muerta con panqué y unas flores que la gente ha bautizado como la copa de Santa Bárbara, son muy gruesas y parecen artificiales, medio verde-amarillas con tonos rojizos, y florecen en esa época. Pues bien, algunos alumnos que estaban en el balcón oyeron a lo lejos como un tiroteo y al pasar varios minutos se escuchaban más; nos mandaron a bajar porque estábamos en el último piso; luego se escuchaban más cercanos y algunos que llegaron dijeron era cerca del Palacio Presidencial.
Los tiros seguían y yo creo que otros hasta tiraban cerca de la Escuela situada en Dragones 308 entre Rayo y San Nicolás; nos hicieron sentar allí en la escalera al grupo y los profesores que quedaban se ocupaban del teléfono; a algunas muchachas los padres fueron a buscarlas y una que estaba con nosotros se desmayó. Todo el mundo estaba muy alarmado. Al pasar el tiempo se fue normalizando el tiroteo. Yo tuve suerte porque Luisa Fernández tenía una maquinita y nos montó a un alumno y a mí (que vivíamos en Marianao) y nos llevó hasta que ella se desviara para su casa en Miramar.
Seguimos estudiando en la Academia. Una asignatura muy bonita e interesante era la Historia del Arte que estaba a cargo de María Ariza, una profesora bastante anciana, yo creo que tenía cerca de ochenta años cuando fui su alumno; era simpática y muy bondadosa, hablaba despacio y con entonación; siempre llevaba medios audiovisuales a su clase. Había viajado mucho. Pero había otra clase que no me agradaba, la Perspectiva, con Esteban Valderrama, (que era el Director de la Escuela) que hablaba mucho en su clase y siempre comentaba los programas con proyectos de vuelos cósmicos.


El otro que también atendía a la clase era Florencio Gelabert, buen profesor y algo familiar. Una clase interesante era Anatomía Artística, que estudiábamos con esqueletos y láminas pintadas indicando los músculos del cuerpo. Estas láminas eran de tamaño natural. Su profesor era José Bencomo Mena; él era un poco mayor, serio pero muy identificado con sus alumnos. Decía que el paisaje debía tener algo de misterio. Otra asignatura que para mí tenía mucha simpatía era colorido. Su profesora fue Silvia Fernández Arrojo, maestra muy apasionada por la pintura y las artes en general; estudió música y se graduó de violinista.
En las vacaciones de Navidad del año 1958 (que se extendían de mediados de diciembre según el viernes anterior a la Nochebuena y duraban hasta después de los Reyes Magos que era el día 6 de enero), vino el triunfo de la Revolución. Yo me encontraba aquí en casa, de vacaciones. Un tiempo más tarde, cuando todo iba cogiendo su ritmo habitual, otra vez nos incorporamos a la Escuela de Bellas Artes. Se "rumoreaban" muchas cosas: que los títulos dados anteriormente no tenían valor, en fin, se habló de muchas cosas pero yo prácticamente estaba finalizando mi carrera. Con las pequeñas huelgas estudiantiles teníamos que abandonar las clases y por eso a mí se me quedaron dos asignaturas sin examinar: Decorativo y Grabado, pues las otras, en tres días de la semana que se trabajó al suspender las clases, estaban casi terminadas y pudieron calificarlas. En esta situación se hallaba un grupo de mis compañeros. Después fuimos una comisión de alumnos al Ministerio de Educación, por una Resolución que salió, dando derecho a examinar las asignaturas dejadas por el motivo explicado y nos autorizaron, se nos examinó y aprobamos.
En el aula de Grabado, aunque el profesor Carmelo era muy austero, con su traje de miliciano y el revolver a la cintura, se compraba café y se hacía en el fogón eléctrico de calentar las planchas de cobre del grabado. Allí me sentía bien y echaba mis cantaítos; el profesor no decía nada, se hablaba de ciertas cosas, pero el tema preferido del maestro era la Revolución y los siquitrillados. Aunque me sentía bien por el compañerismo que había, la clase no me gustaba mucho.
Hubo una convocatoria para un cartel de propaganda, creo que para un libro, auspiciado por "El Arte", casa donde vendían todo tipo de materiales para artistas plásticos y fotografías. El título del cartel era "Los misterios del mar". Nos pusimos a la ejecución del mismo porque fue encargado al aula de Decorativo; resultó triunfador el de Benita Salón Company por su simplicidad. El mío era con una sirena en lo profundo del mar.


Tuvimos en esta clase a dos maestros, Felipe González y José Mijares (éste hace tiempo obtuvo un buen premio en los Estados Unidos). Él era muy alto y demasiado delgado, por eso entre nosotros le llamábamos el "flaquitico", pero muy amable con todos, siempre elegante en su vestir. Estando de trabajo en esta aula llegaron unos alumnos de colorido de primer año de la profesora Silvia Fernández Arrojo en busca mía, querían proponerme posar para esa clase encarnando la cabeza de un mejicano, tenía según ellos la característica del personaje que buscaban: el pelo muy negro con tonos azulosos o reflejos de ese color, pero yo no acepté porque eso equivalía a no atender a mis clases; creo pagaban bien las poses.
En Paisaje nuevamente tuvimos como profesor al maestro José Bencomo Mena, era muy estricto en dar sus estudios; hablaba de tantas mezclas y armonías de colores que atormentaban a uno. Tuve compañeros muy buenos en paisajes, César Mazola tenía un colorido muy bueno y Arturo Buergo hacía unos paisajes con unas neblinitas al fondo que me agradaban, había una muchacha que en una solo sesión terminaba un paisaje. En fin, había un entusiasmo extraordinario. A principios de la Revolución, en segundo año de paisaje, tuvimos a Félix Ramos de profesor, éste era hijo de Domingo Ramos, el famoso y magnífico paisajista cubano, de estilo muy parecido al de su padre, pero yo lo encuentro menos vigoroso, sus pinceladas son más chicas y cortas. A él le gustaba sentarse en la silla y pintarle un buen pedazo de paisaje al alumno. A mí no tuvo oportunidad de hacerlo porque yo nunca le entregué los pinceles; él era correcto y sentíamos el orgullo de tenerlo como profesor.
Cuando empezamos el color necesitaba una caja que usaban los pintores para echar las pinturas y pinceles y en mi casa mandaron a hacerla a un señor de la localidad; cuando la vi hecha dije: esto no lo quiero yo. Entonces mi tía Ana Gloria, que no era carpintera, me hizo una bastante aceptable, de cedro, que es la que aún poseo. ¡Como se lo agradecí y cuántos maletazos le dí a la gente en la guagua! Con la Revolución daban ciertos materiales. Mi padre hizo un esfuerzo muy grande junto a toda mi familia para que yo estudiase la pintura, por eso les estoy eternamente agradecido a ellos y a Dios que me permitió satisfacer mis deseos. Como esta Escuela no era internada, mi padre consiguió me hospedaran en casa de mis primas mientras estudiaba; él les giraba dinero para mi manutención y a cada rato mandaba paquetes con comestibles en máquinas que venían de Los Palacios. Fueron seis años de estudio y ellas siempre fueron muy buenas y solícitas. A Juanito, Georgina, Rosita y Felicia les debo haber estudiado en la Capital. Siempre recordaré su gesto, solamente los corazones que sienten amor hacen tan grande obra.
Tuve otros compañeros muy buenos, ya casi en el final de la carrera se nos unió una señora mayor que estudiaba pintura y tenía buena posición monetaria y nos invitaba al grupo a tomas refrescos o alguna merienda; ésta era muy simpática, nos divertíamos con ella porque tenía sentido del humor, estas visitas la hacíamos cercanas a la Academia pues en esa época había establecimientos por donde quiera; ¡Qué bella era esa Habana, cuántas cosas sin extender la mano!
Por fin nos graduamos en abril del año 1961, nos despedimos y nos deseamos suerte, pensando y haciendo planes porque en aquel tiempo se habían fundado ya las Escuelas Secundarias Básicas que decían iban a tener Cátedra de Artes Plásticas; todo era interrogaciones por que, claro, habíamos acabado de salir de la Academia y éramos novatos en ese giro, pero parece que nos animamos. Por mi parte indagué enseguida, me puse al habla con el profesor que estaba en Los Palacios, él quería irse a Pinar del Río, donde vivía. Juan Ramón me dijo que tratara de conseguir la Cátedra "F" de Artes Plásticas de la Secundaria Básica Pedro Hernández de Los Palacios.
Al principio, y antes de la Apreciación de las Artes Visuales, se daba Historia del Arte, empezando por el arte de las cavernas o rupestre, su pintura, arquitectura y su escultura. El profesor Juan Ramón me ayudó pues ví como él tenía su laminario y traté de hacerlo parecido. Luego se estudiaba civilizaciones más avanzadas, como Egipto, Caldea, Asiria, el arte de la Mesopotamia, Grecia, Roma, etc; pasando por los períodos románticos y gótico hasta llegar al renacimiento Italiano; es después de ésto que se cambió el programa para las biografías de los pintores famosos. Tenía después el aula adornada con reproducciones de pintura universal, láminas muy buenas y grandes en colores. En una visita que hizo la inspectora Ana Rosa Gutiérrez (primera esposa de Carmelo González, el grabador) a la cátedra que yo atendía, dejó un escrito que agradecí porque en él destacaba lo bien que se desarrollaba la clase. Esta artista plástica es una gran pintora y grabadora, de una educación excelente y sobre todo de buen corazón porque ella quería ayudar siempre. No he conocido una persona más fina, sencilla y más noble. Ella tenía encargada la revisión de las Secundarias Básicas de La Habana y Pinar del Río.
Hubo después un rumor que las asignaturas vocacionales iban a desaparecer, así nos dijo la inspectora; todos trataron de defenderse pero no pudieron, le enfilaron los cañones, y todas cayeron, para poner asignaturas que interesaban al gobierno; muchos años después parece que se dieron cuenta de tal error y las pusieron como vocacionales, porque el arte siempre está vigente en todo el mundo. Es como el folklore español que desapareció del radio y la televisión muchísimo tiempo, sabiendo que al pueblo cubano siempre le gustó ese ritmo, pues orquestas como los Chavales de España y sus canciones y pasodobles, para mencionar uno, fueron éxitos en todas las emisoras del país, y eso que había muchas cantantes como Lola Flores, Imperio Argentina, Conchita Piquer, Niño de Utrera, Pedrito Rico, Pablo del Río, Antonio Molina, etc. que se oían y sus canciones en el survey eran casi de las primeras. Sin contar los cubanos que cultivaban ese género como Matilde Camejo, la voz gitana de la radio, Obdulia Breijo, la sevillanita, Fina de Villa, el Chaval, Adria Elena y el Chicuelo eran de las muchas que había, destacándose una bailarina solista, Marta Picanes. En el canal 4 de la televisión había un programa, "Cabalgata Española", los miércoles a las 8.30 de la noche con la compañía de Miguel Herrero. Muchas veces caminaba hasta el canal televisivo a disfrutar en vivo de estos artistas.
Al cesar estas asignaturas vocacionales que les contaba, nos reunieron para ver si en otras se ubicaban los profesores, muchos cogieron asignaturas que no sabían explicar porque no las dominaban, pero yo dije la verdad, no me encontraba capacitado para una Cátedra de Matemática ni de Español, no engañé a nadie y quedé sin trabajo; y eso que había una Resolución que no podían dejar a nadie sin trabajo. Mi inspectora me la dictó por teléfono pero no se resolvió nada.
Pasé unos años en casa cosiendo camisas diseñadas por mí a distintos clientes y haciendo láminas para maestros.
En ese tiempo empezaron a motivarse por las Artes Plásticas y vinieron a mi casa unos señores relacionados con la pintura, sabiendo que yo incursionaba en la profesión y me dicen que había un concurso de pintura. Pinté un cuadrito a tempera con motivos florales, al pasar un tiempo, me enteré que dicho cuadrito había quedado en segundo lugar a nivel nacional. Después de esto se llevaron unos cuantos cuadros de tempera con marco y cristal que no regresaron. Indagué pero no supieron darme respuesta de donde estaban. Más tarde se hizo un festival de Artes Plásticas en Oriente y como yo había sido premiado llegó la invitación para ir, pero no sé por qué motivo llegó la noticia atrasada y perdí el viaje. Después en Camagüey me enteré que allí entregaron los premios pero a mí nunca llegó. En el siguiente festival (1967) volví a presentar otro cuadrito, también con motivos florales, esta vez se hizo por provincias la selección, resultado mi pintura el primer premio de la Provincia de Pinar del Río.
Después de pasar algunos años haciendo las camisas y las láminas, en el año 1969 empecé a trabajar en un pequeño taller de propaganda que tenía el Poder Local que dirigía el partido, hasta unos años más tarde llegó el Poder popular. Como en Los Palacios no había galería, me preocupaba eso y pedía aulas de escuelas en vacaciones y se montaron varias exposiciones de esa manera.
También se hicieron en el Círculo Social Obrero. Dos o tres veces adapté el tallercito donde trabajaba (hoy óptica) en galería y fueron montadas las exposiciones; muchas veces abría en horario nocturno cosa que el público agradecía según los testimonios que dejaban escrito en el libro de visitas. Estuve situado en distintos lados, pero donde agradecí mejor la estancia fue en casa de Olga Chambombian, que pidió prestado mis servicios de trabajo para una visita que esperaba y cuando los terminé quiso me quedara en una de sus salas. La recuerdo y la quiero muchísimo.
Otro que me abrió sus puertas fue Rolando Cordero cuando Olga se accidentó la cadera, para mí es como un hermano y lo tengo como una cumbre en cuestiones de arte. Después volví a un rinconcito de Olga, estando allí acompañándola en su penosa enfermedad. Después de su muerte seguí trabajando allí mismo y encontré a una hermana: Marta García, que aguantó mis majaderías y me trato como a nadie. Tanto a ella como a su esposo le debo haberme jubilado. El centro de trabajo en que estaba era Servicios Comunales, ellos siempre me brindaron su apoyo y me trataron muy bien, los compañeros eran magníficos, y allí formamos un grupo de teatro que por ese tiempo (1982 o 1983) auspiciaba la Administración Pública. Ese grupo se denominó Gitacubano, era de estilo andaluz con algunas estampas de ese género, compuesto por Gisela Zayas, María García, Aleida Reyna, Lucila Ruiz, Silvia, Virginia Maury y por supuesto el que les escribe, con la colaboración de Victoria Ramos y Rolando Cordero de la Casa de Cultura. Actuamos en distintos lados, club Juvenil, Cabaret el Tornado, La Güira en Pinar del Río y en la Casa de Cultura.
Admiro a todos los pintores, desde los más antiguos a los más modernos, siempre hallo algo en cada una de sus obras, algunos detestan a éstos pero no saben que aquellos fueron la base de lo que hoy son. ¿Influencias? Pues quien dijo que no existen. Goya, por ejemplo, que era un genio según expertos en la materia, tiene por lo menos 2 o 3 influencias de distintos pintores y escuelas. También se critica el paisajismo cubano de tendencia europea, en cada época siempre se ha tenido influencias de la moda, tanto en música, pintura, literatura, etc. algunos críticos no respetan el trabajo ni el arte de cada cual pues no creo que siendo más modernos se vaya a menospreciar las obras de los que no lo son.
Domingo Ramos es y será un gran paisajista, si él siguió la tradición o influencia europea, la interpretó en el campo cubano maravillosamente como él lo sentía, si alguna personalidad lo elogió, otros más humildes lo han hecho también porque se necesita ser un ciego resentido para no hacerle honor a quien honor merece.
Hoy lo que más anhelo es pintar, pero hay que hacer otras tareas, como ayudar a cuidar la hijita de mi sobrina, que cuenta un año de edad y su madre tiene que trabajar, su abuela la tiene a su cuidado.
Con todo esto pienso continuar, si Dios quiere, en el bello arte de la pintura que es mi verdadera vocación. Tal vez algún día se den cuenta que acaso fui un pintor.


 

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