Echando una mirada
restrospectiva de las sociedades de recreo existentes en la ciudad de
Pinar del Río queremos destacar por su orden de aparición
las siguientes:
Fue la primera el "Círculo Militar", como centro social
de recreación del ejército colonial español en
la década del 50 del pasado siglo, ubicada en los terrenos donde
se encuentra actualmente la Catedral de Pinar del Río, en las
calles Maceo y Vélez Caviedes. Esta sociedad desapareció
en el año 1859.
Surgiría después, en 1860, "El Liceo Lírico",
presidida por el teniente gobernador Julián de Mena y Goldarás,
situada donde se encuentra actualmente la ferretería Canosa en
la calle Martí y Calzada de la Coloma (hoy Rafael Ferro Macías).
En esa sociedad, secundando el acto de coronación de Gertrudis
Gómez de Avellaneda por el "Liceo" de La Habana en
el Teatro Tacón el 27 de enero de 1860, se coronó también
a la genial poetisa en 1863 antes de retirarse de nuestra ciudad en
mayo de 1864, después de la muerte de su esposo el coronel Domingo
Verdugo y Maciego, quien era teniente gobernador de Nueva Filipina (posteriormente
provincia de Pinar del Río en 1878). Desaparecida esta sociedad
surge en el año 1878 "El Casino Español" en
los altos del establecimiento "La India" en Martí y
Rosario.
Dos años después, en 1880 aparecen otras sociedades, tales
como el "Centro de Dependientes", presidida por el periodista
Ángel Ruíz del Haya, situada en la calle Martí
casi esquina a Colón, al lado del café Labiada (hoy La
Casona); el "Centro de Artesanos" en Martí y San Juan,
donde estuvo ubicado el ayuntamiento de Pinar del Río. En las
postrimerías de la década de 1890, se creó el "Recreo
Social" en Vélez Caviedes entre Retiro y Adela Azcuy. En
1893 se constituyó la nombrada "Tertulia" que se disolvió
en 1894 al producirse la Guerra de Independencia contra el colonialismo
español, lidereado por nuestro Apóstol José Martí.
Terminada la dominación española en Cuba en 1899 surge
la sociedad "La Unión", integrada su directiva por
cubanos y españoles, situada en la calle Maceo, detrás
del parque Independencia, donde se encuentra la escuela Conrado Benítez.
Más tarde, surgió de un grupo de cubanos revolucionarios
la idea de fundar un centro de carácter patriótico y emergió
de ello la nueva sociedad "Patria", inaugurada el 12 de octubre
de 1900. Esta estuvo situada en el mismo local donde funcionaba el Gremio
de Cocineros en las calles Martí y Cuartel, posteriormente Escuela
Normal para Maestros. La sociedad "Patria" trasladó
su centro social para los altos del hotel restaurant La Flor Asturiana
y posteriormente para la calle Martí casi esquina a Recreo, precisamente
donde estaba la farmacia "Nuestra Señora de los Dolores"
y después "El Palacio de Cristal" Allí estuvo
ubicada hasta el año 1921 en que desaparece.
En junio de 1901 se constituyó el "Centro de la Colonia
Española" en los altos de la tienda de tejidos "El
Incendio", tomando después en arrendamiento los altos del
restaurant La Flor Asturiana en la calle Vélez Caviedes, lugar
donde celebraba sus fiestas, hasta construir el espacioso edificio el
25 de julio de 1909. En 1923 se crea la sociedad "Club Pinareño",
posteriormente "Rafael Morales Gómez" en la calle Martí
(hoy Escuela de Ajedrez).
Después. de realizar este necesario recorrido sobre la existencia
de las sociedades de recreo, se nos hacía imposible dejarlas
de mencionar por lo que estas significaron para el desarrollo cultural
de nuestra querida ciudad.

Ingeniero Alberto A. Ibargüen y Pi, Primer
Presidente del Liceo
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Sra. Dolores Montagú
de Cuervo, Benefactora
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¿Cómo surgió la sociedad
"Liceo"?
El 18 de enero de 1922, en la vivienda de tipo colonial del señor
Alberto A. Ibargüen y Pí, calle Martí número
42, donde actualmente se encuentra la Empresa Cuba Tabaco, se celebró,
a citación de éste, una Junta que integraron numerosas personas
representativas en la que se acordó la fundación de una
sociedad, según aparece en el acta, que viniera a llenar el vacío
producido por la disolución de la denominada sociedad "Patria",
aunque sin lazo o nexo que a ella la ligara, bajo el lema de "Unión
y Progreso", quedando presidida por los ingenieros Alberto A. Ibargüen,
Presidente, y Manuel Peláez y Milá, como Secretario. Como
Vocales: Emilio López Centella, abogado, Juez Municipal; Andrés
García Rivera, médico; Carlos Calleja Salazar, funcionario
público; Isidro Pruneda Villa del Rey, periodista; Alfredo Torres
Rubio, estudiante; Joaquín de la Maza y Meléndez, comandante
del Ejército Constitucional; Francisco Sarmiento y Martínez,
procurador y presidente del Ayuntamiento; Carlos María Pintado,
abogado y Magistrado de la Audiencia y tres Sub-Comisiones.
En una de sus circulares, fechada el 15 de febrero de 1922, terminaba
con este párrafo: "Unión y Progreso es nuestro lema;
nuestro blasón ostenta los colores patrios y grandes son nuestros
deseos y buena voluntad para acometer con energías sin prejuicios
ni ambiciones la obra de levantar la casa común que a todos nos
cobije, bajo la égida protectora de la civilización y el
adelanto". En otra de las circulares fechada el 15 de marzo del mismo
año expondría: "...No nos importan los abolengos, la
genealogía, ni los cuarteles de los escudos; nos fijamos en el
comportamiento y abrimos nuestras puertas a cuantos procedan de la nueva
clase del pueblo trabajador y respetuoso de la ley".
A pesar de los aires aristocráticos de algunos de los socios de
la sociedad "Liceo", la composición social de sus integrantes,
la constituían: ingenieros, arquitectos, abogados, procuradores,
médicos, periodistas, farmacéuticos, estudiantes, maestros,
comerciantes, militares, etc.
Los terrenos donde se levantaría la casa social del Liceo se adquirió
de su dueño Francisco Gutiérrez Fonte por la cantidad de
$8.000.00 el 31 de julio de 1922. En ese lugar se levantaba una casona
colonial marcada con el número 46 de la calle Martí, la
que anteriormente estuvo ocupada en el año 1859 por la Escribanía
Pública de Gobierno; en 1882 una Escuela Pública de niños;
en 1898 en Tren de Lavado "El Francés"; en 1902 la Lavandería
de Aguedito Ortiz y por último en el año de 1914 por la
tienda de tejidos "El Fuego de Turquía" de los hermanos
Juelles.
La casona colonial mencionada se demolió por completo, levantándose
en ese lugar el hermoso edificio del Liceo a un costo de $37.000.00. La
obra fue proyectada y dirigida por el que fue su promotor y primer presidente,
Alberto A. Ibargüen como ingeniero civil y arquitecto, al presentar
los planos del edificio a la Junta Directiva y aprobado éste en
marzo de 1922.
Después, bajo la dirección del Secretario en su carácter
de ingeniero Manuel Peláez y Milá se construyeron los departamentos
de cantina, baños, inodoros, gimnasio y cancha para el juego de
pelotas y comenzó a levantarse la planta alta en el mismo orden
arquitectónico planeado en un principio por el propio Ibargüen.
El ingeniero Ibargüen, Jefe de Obras Públicas de Pinar del
Río, por razón de su cargo oficial, fue trasladado a La
Habana. El 9 de julio de 1924, relativamente joven, le sorprendió
la muerte repentina al entusiasta promovedor de las reuniones en las que
se adoptó el formal acuerdo de crear la sociedad y que con tanto
amor trazó los planos y dirigió la construcción del
edificio. El 10 de julio, un día después de su inesperada
desaparición, la Directiva suspendió durante nueve días
todas las fiestas, a media asta la bandera y cubierto por negro crespón
de luto los faroles de la fachada.
En su primera fase de terminación, la primera planta, había
sido inaugurada con grandes festejos, la sociedad "Liceo", el
día 26 de febrero de 1923, con la asistencia de las autoridades
civiles y militares, después de haber sido adquirido los muebles
de la extinguida sociedad "Patria" en pública subasta,
entre ellos una excelente pianola, sillas, consolas, tocador, cuadros
y otros objetos de adorno.
Evidentemente resultaba reducido el espacio de terreno, dificultando el
cómodo establecimiento de otros departamentos e instalaciones deportivas.
Con ese propósito la Junta Directiva adquiere los terrenos colindantes
de su dueña María Capote Quintáns, viuda de Alfredo
Porta, incluyento el traspatio de la casa vecina y en el que se levantó
el campo de Tennis. Uno de los principales aciertos fue la adquisición
de un excelente aparato cinematográfico, marca Pathé (recordemos
que en esta época el cine era silente, ya que el cine sonoro llegó
a nuestra ciudad en 1930).
Electo presidente de la sociedad "Liceo" el doctor León
Cuervo Rubio se acometieron las obras para levantar la cancha. Muchas
fueron las iniciativas puestas en práctica para mejorar el acondicionamiento
del edificio social, a través de cuestaciones, bailes, funciones
de cine, verbena y otras. Las mujeres fueron muy destacadas en esas actividades,
entre la que se encontraba el Certamen "Ojos Triunfadores",
dejando un saldo de $8.025.87 para los fondos de la sociedad. Los niños
también jugaron un papel importante con la recogida de un centavo
en alcancías, recorriendo las calles de la ciudad.
Es bueno aclarar que el período de más sacrificio y entrega
total de sus asociados en la vida de todas las "sociedades"
de la ciudad pinareña fue; la difícil tarea de levantar
su edificio social, así como su formación, constituidas
como siempre sin bienes propios, casi sin recursos monetarios. Para la
construcción del Liceo, a manera de ejemplo se donó dinero
en efectivo por los asociados, además de cemento, cal, ladrillos,
mármol, mosaicos, maderas, clavos, piedra, arena, cabillas. También
fueron donados parte del mobiliario necesario, así como adornos,
piano, mesa de billar, lámparas, etc.
Con toda honestidad, queremos aclarar. Después de las investigaciones
realizadas alrededor de estas instituciones, que tanto contribuyeron al
desarrollo cultural de Pinar del Río, no medió en lo absoluto
ni un solo centavo del presupuesto del Estado, motivo por el cual nos
merece un profundo respeto y admiración por aquellos promotores
que dieron vida a nuestro querido terruño
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