El
pasado 30 de diciembre de 2000 numerosas familias de las parroquias
de Consolación del Sur, San Juan y Martínez, San Luis y
de las 5 de la ciudad de Pinar del Río acudieron a la Catedral
para celebrar el jubileo de las familias. Ese mismo día en Mantua
y en Candelaria familias de otras zonas de la diócesis se congregaron
con el mismo propósito. Era una mañana húmeda y fría
en las calles de la ciudad que contrastaba con el calor de hogar que sentíamos
dentro del templo.
Después de haber sido todos muy bien acogidos, las familias recibieron
el regalo de una seria y emotiva reflexión acerca de la situación
familiar que, al fin y al cabo, constituyó una especie de acto
penitencial muy a propósito para la preparación de la Eucaristía
que seguidamente se celebró y que estuvo presidida por el Sr. Obispo.
En su homilía el Sr. Obispo exhortó a las familias a contemplar
a la Sagrada Familia y a su luz preguntarse por "las tareas que Cristo
les asigna en esa estupenda ocasión, tarea a la que Él les
ha llamado". Recordando su conversación con una adolescente
que acudía por primera vez a un templo en los tiempos en que el
P. Siro era párroco de la Catedral, reflexionó sobre la
situación de la familia hoy y expresó: "Ante tantas
familias rotas o, mejor dicho, ante tanta falta de realidad familiar,
la Iglesia, ha dicho el Papa en el Jubileo de las Familias, no se siente
llamada a expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien
a iluminar los numerosos dramas humanos con la luz de la Palabra de Dios,
acompañada del testimonio de su misericordia".
El Sr. Obispo se refirió también a los otros problemas que
se acumulan sobre las familias cubanas y que fueron señalados por
el Papa en su homilía de Santa Clara: trabajo, alimentación,
vivienda, salud, educación, seguridad social, participación
social, libertad de asociación y para elegir la propia vocación,
mentalidad antinatalista. Y con el Papa exhortó a las familias
a recuperar los valores religiosos y a fomentar la práctica de
la virtud. Y también los exhortó a proclamar con decisión
y entrega el valor de la familia y de la vida, a hacer de sus hogares
"iglesias domésticas" donde se alabe diariamente a Dios
y desde donde se irradie a la sociedad que está tan confundida
un flujo de amor benéfico y regenerador. Asimismo los exhortó
a testimoniar que el proyecto de amor que es la familia es verdad y es
practicable.
Terminada la Eucaristía el grupo Ágape ofreció un
concierto de Navidad que todos disfrutaron antes de regresar a sus casas.
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