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noviembre-diciembre. año VII. No. 40. 2000

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NOTICIAS

  

 

SIERVO DE DIOS

"Hno. Victorino"

APERTURA SOLEMNE DE SU PROCESO DE BEATIFICACIÓN

por Hno. Osvaldo J. Morales fsc.

 

     

 

San Juan, Puerto Rico, 8 y 9 de septiembre del 2000

Si tengo gran alegría al redactar estas líneas, más la tuve al poder participar, en unión espiritual con muchos que hubieran deseado lo mismo, en la solemne ceremonia de Apertura de la Causa de Beatificación del querido Hno. Victorino, al que podemos llamar desde ese momento, "Siervo de Dios".

Se escogió esa fecha, fiesta de nuestra Madre la Virgen de la Caridad, porque el Hno. Victorino, que había nacido un 7 de septiembre, año 1885, en un pueblito llamado Onzillon, en Francia, hizo también sus Primeros Votos como Hermano De La Salle un 8 de septiembre, y luego pronunció sus Votos Perpetuos otro 8 de septiembre, en 1913, ya en Cuba.

Gran devoto de María, le confió siempre todos sus esfuerzos y trabajos y contó con Ella en todas sus empresas. Por eso la Juventud Católica fue fundada un 11 de febrero, en 1928, día de la Virgen de Lourdes, y por eso hizo levantar la Gruta junto a la Iglesia de Jesús de Miramar, donde desea reposen definitivamente sus restos.

El proceso ha tenido que comenzar en San Juan, porque allá murió el Hermano, el 16 de abril de 1966, 5 años después de haber salido de Cuba, y se debe empezar en la diócesis donde murió.

Pues bien, el 8 de septiembre de este año 2000, el Arzobispo de San Juan Mons. Roberto González, quien ha venido a Cuba en más de 30 ocasiones en plan de ayuda al pueblo y a la Iglesia, presidió la ceremonia a la 1.00 de la tarde en su residencia del Viejo San Juan, ante un grupo reducido. Estaban allí presentes, el Visitador de los Hermanos en las Antillas, Hno. Félix Peña, el Postulador General de los Hermanos, Hno. Rodolfo Meoli, llegado expresamente de Roma, vía N. York, quien también trabaja en la Causa del Siervo de Dios P. Félix Varela; el Vice-Postulador Hno. Wilfredo, los miembros del Tribunal Eclesiástico que había de designar el Arzobispo, el P. Alberto Villaverde s.j., antiguo federado, representantes de las comisiones responsables de Miami y Puerto Rico, y este servidor, representando a los de Cuba.

En la ceremonia se leyó el Decreto arzobispal. Comenzando el Proceso se oyeron los nombramientos de los miembros del Tribunal y éstos tomaron posesión, prestando juramento y firmando delante de los presentes. Luego se tuvo una rueda de Prensa para los periódicos y otros medios invitados.

Por la noche, fue la solemne Misa en honor de la Virgen de la Caridad, nuestra Patrona. El templo de Santa Teresita, en Santurce, hermoso y espacioso, estaba totalmente lleno de fieles, en su inmensa mayoría cubanos. El Sr. Arzobispo, acompañado de muchos sacerdotes y diáconos presidió la Eucaristía y pronunció una sustanciosa homilía, que reflejaba su gran cariño por Cuba, su devoción fuerte a María, y su comprensión profunda por la Causa que había iniciado ese mismo mediodía.

Al hacer referencia al acto en cuestión, puso varias veces como ejemplo a nuestro Hermano, invitando a todos los presentes a rezar junto con él la Oración por su glorificación antes de la salida final. Al momento del abrazo de paz, nos conmovió que bajara expresamente hasta el primer banco donde estábamos los invitados, y nos saludara a todos uno por uno.

Gesto que repitió al momento de la salida, dándome un fuerte abrazo que quería transmitiera a todos los Obispos cubanos en nombre suyo.

Al día siguiente tuvimos una peregrinación a la tumba del Hermano que reposa junto a otros tres Hnos. en el panteón del cementerio Porta Coeli, cerca de nuestro colegio de Bayamón. Terminado ese piadoso acto, nos dirigimos a la Capilla del Colegio donde el P. Villaverde sj. presidió la Eucaristía, compartiendo todos la homilía donde se oyeron sentidos testimonios de quienes lo conocieron.

Así terminó todo ese conjunto de actos para comenzar este Proceso.

Esperamos ahora que sepamos continuarlo con nuestra oración repetida por su glorificación, y también dando a conocer la vida y hechos de este hombre de Dios, que tanto bien hizo en Cuba.