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noviembre-diciembre. año VII. No. 40. 2000

ÍNDICE

POESÍA

  

 

RENÉ Rubí Cordoví

 

     

LA ORDEN

José Lezama Lima

 

El roído carcaj del poderoso mandarín

ha sido expuesto al sol,

para secarse lo han dejado

en el patio central de palacio .

 

Me agacho, me asombro,

el mandarín ha mojado su carcaj

con furtivas lágrimas,

pero no le importa,

 

va apaciguando otra nuez sobre su cabeza;

debe estar seco para mañana, repite.

 

 

LABERINTO

Enrique Labrador Ruiz

 

La astucia germina en raros contornos;

sube el desmesurado torrente

por donde la llama se hace inocua,

sube la golosina y se vulcaniza,

se torna en piedra, en pedregal.

 

El caldero es inmenso y tiene ojos,

es rústico, gaseoso

y en el caben todas las galerías,

todo el párbulo desorden de los maniatados.

 

Pero nadie lo ve,

nadie se mueve

 

La astucia germina en raros contornos.

 


 

RENÉ González Vázquez

 

 

LLEGADA DE LA TARDE FIGURA ENTRE LOS REMISOS

 

No me place ver una función de cine,

dirijo mis ojos sobre la puesta solar

y una novela de Garcia Márquez

habita entre las ortigas.

Espero por la mariposa que aísla

tanta oscuridad en un plazo sin adeudos,

decido guardar las castañuelas

porque me confunden con una trama suicida;

y el estigio no conoce más

que esa burla abarrotando los designios,

sin el consuelo

de por lo menos un cirio

llevándonos de la mano fuera del diluvio.

Llegada la tarde figura entre los remisos

aunque el color que trae la recompensa

sacude los campanarios,

prefiero ser un necio –no el de Silvio–

poniendo sábanas blancas –no en balcones–

sobre los ataúdes del articulista,

prefiero guardar las castañuelas

pues esta fauna nos afila los dientes y el alma,

y echo a un lado

las miles de caras que poseemos

tomando para todos mis coetáneos

un rostro apacible,

una flor que no cambie su color blanco,

y una bandada de palabras

que lleven para una plaza –con bandera blanca

en las manos–, a sordos, negros, blancos,

cristianos, musulmanes, disidentes y políticos,

con el único deseo

de vestir esta tarde con palabras blancas.

 

MI ALTAVOZ ENCOMIENDA CAMBIO DE OFICIO

 

Un anciano me cuenta que ganar

un peldaño en nuestra existencia

es algo así como barajar el infortunio.

Acudo al trovador

y propone desvencijar las coplas moribundas

aunque para ella turbe los testamentos,

conozco de textos que suman pleitesías

y el asfalto

vuelca los festines donde se ocultan engaños.

Este fin de siglo dejando sus ojeras,

un manicomio traduce los sinsabores

pero lastra el vocablo senil

que viene del testaferro;

pocos confluyen ante la señal televisiva

mensajera desde la única voz,

mi altavoz encomienda cambio de oficio

para delinquir a pocos metros del Señor

ayer sujetaba las pancartas,

en ellas muchas proclamas

pues luego el magnate

solía proponer sus agónicas variantes

pero dando nuevas remesas;

hoy no veo las pancartas,

mucho menos podré sujetarlas

porque ni siquiera se harán a la luz;

nos han puesto una cuerda

sobre la misma escotilla del habla,

acudo al trovador

y su texto es una pira casi en exterminio,

sigo buscando en Dios

ese acto dado a la exhumación del amor.

 

 

 


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