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noviembre-diciembre. año VII. No. 40. 2000 |
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NOTICIAS |
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PALABRAS DE D. ANGELO GAGLIARDI, SECRETARIO DE LA NUNCIATURA APOSTÓLICA
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Junto al Santuario de Nuestra Sra. de la Caridad, se encontraron, por primera vez, del 14 al 16 de Noviembre de 2000, los miembros de las Comisiones diocesanas de Justicia y Paz y otras personas que trabajan en este perfil pastoral de la Iglesia en Cuba. El objetivo de este Encuentro fue el conocer sobre el trabajo de las Comisiones de Justicia y Paz en otras partes del mundo y sugerir iniciativas de trabajo para las comisiones diocesanas y la Comisión Nacional en Cuba. Monseñor Pedro Meurice Estiú, Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, tuvo las palabras de apertura y dio la bienvenida a los participantes. Durante el primer día, el P. Miguel Ángel Sánchez, o.p. Secretario General de la Comisión Justicia y Paz de España, disertó sobre la situación actual del trabajo de Justicia y Paz en toda Europa y, especialmente, en Europa central y del Este. Numerosas intervenciones y preguntas suscitó la excelente presentación de este sacerdote dominico que enriqueció a todos los presentes con su amplio conocimiento sobre la región y su equilibrada y amena apreciación del trabajo social de la Iglesia en el continente donde realiza su misión. En la noche del viernes se efectúo una reunión de la Comisión Nacional de Justicia y Paz para intercambiar criterios y evaluaciones sobre este mismo encuentro e informarse sobre la marcha de los preparativos de la VIII Semana Social Católica de Cuba que tendrá lugar, Dios mediante, en Cienfuegos, en la primavera del 2001. El segundo día del Taller estuvo dedicado al trabajo de las Comisiones Justicia y Paz en los países de América Latina y el Caribe, a cargo del P. Francisco Hernández Rojas, secretario ejecutivo de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), quien en apretada síntesis fue recorriendo un diverso panorama de situaciones y labores de las comisiones Justicia y Paz en este rico y polícromo continente del que formamos parte. También la exposición del sacerdote costarricense produjo un debate esclarecedor e instructivo. En la tarde del sábado, se efectuó un intercambio de trabajo entre el Secretariado Ejecutivo de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de Cuba y los participantes en el Taller. Este Secretariado está formado por el Sr. Joaquín Bello, de la Arquidiócesis de La Habana, al frente de la sección de Formación en la Doctrina Social de la Iglesia; el Sr. Antonio Rodríguez, de Cienfuegos, responsable de la sección de promoción y defensa de los derechos humanos y la dignidad de la Persona; el Sr. Dagoberto Valdés, de la Diócesis de Pinar del Río, responsable de la sección de promoción de grupos abiertos de diálogo y participación social; y el Padre José Félix Pérez Riera, de la Arquidiócesis de La Habana, responsable de la sección de Publicaciones de la Comisión y su secretario ejecutivo. Moderó, con el carisma y la eficacia acostumbrados, la Srta. Rita Petrimena, del equipo coordinador de Pastoral de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. El domingo, tercer día del Taller, fue dedicado a un Retiro espiritual animado por el P. Miguel Ángel Sánchez, basado en la Constitución Apostólica Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, sobre el deber de la Iglesia de estar presente y activa, en el mundo donde vive y la mística que debe animar a cuantos trabajan en la pastoral social de la Iglesia y en especial, de los que se entregan en la misión de las comisiones Justicia y Paz. Momento de intensa reflexión y oración, que junto con las tres homilías de las misas de cada día y la plegaria a los pies de la Reina y Patrona de Cuba, dieron hilo conductor, alma y columna vertebral a este Primer Taller de Justicia y Paz en Cuba que concluyó con la Eucaristía en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, presidida por el Secretario de la Nunciatura Apostólica en Cuba, en representación del Santo Padre, Mons. Pedro Meurice y los sacerdotes presentes. El padre Aldama tuvo una serena y enjundiosa homilía en la que exhortaba a la construcción del Reino de justicia y de paz que vino a fundar Jesucristo desde la perspectiva de la reconciliación y el Amor. El Secretario de la Nunciatura, Don Angelo Gagliardi tuvo una intervención especial antes de la Bendición final que Vitral se complace en publicar a continuación.
LA SEDE APOSTÓLICA ESTÁ MUY ATENTA A ESTOS PASOS QUE PUEDEN SER SIGNOS DE UNA NUEVA SITUACIÓN PASTORAL Y SOCIAL EN CUBA D. ANGELO GAGLIARDI, SECRETARIO DE LA NUNCIATURA APOSTÓLICA
Sr. Arzobispo Queridos Padres Queridos Hermanos y Hermanas
Ha sido para mí un motivo de gran alegría poder compartir este primer Seminario para los animadores de Justicia y paz en las Diócesis de Cuba. Lo digo como cristiano y también y sobre todo, como representante de la Santa Sede en Cuba que mira con mucho interés a todas las iniciativas que configuran y fortalecen la vida de las Iglesias locales y que estimulan el progreso de los pueblos. La Sede Apostólica está muy atenta a estos pasos que pueden ser signos de una nueva situación pastoral y social en Cuba. Desearía agradecerles, en nombre del Santo Padre, su valioso testimonio cristiano. Ese testimonio que, como he sabido ya, vienen dando desde hace tantos años en condiciones no siempre fáciles. El testimonio, que en griego se dice martirya, y que ha sido siempre semillero de cristianos, conlleva el desafío de vivir la cruz por el anuncio del Reino de Dios y su justicia. El Papa en su homilía de la Misa en la Plaza José Martí expresó claramente el contenido de esta misión evangelizadora: "La Iglesia, al llevar a cabo su misión, propone al mundo una justicia nueva, la justicia del Reino de Dios... Es preciso continuar hablando de ello mientras en el mundo haya una injusticia, por pequeña que sea, pues de lo contrario la Iglesia no sería fiel a la misión confiada por pequeña que sea pues de lo contrario la Iglesia no sería fiel a la misión confiada por Jesucristo. Está en juego el hombre. La persona concreta...siempre hay quienes necesitan de la voz de la Iglesia para que sean reconocidas sus angustias, sus dolores y sus miserias. Los que se encuentren en estas circunstancias, pueden estar seguros de que no quedarán defraudados, pues la Iglesia está con ellos, y el Papa abraza con el corazón y con su palabra de aliento a todo aquel que sufre la injusticia". (no.5) Esta es la vocación a la que ustedes han sido llamados y el camino que el Señor les presenta por delante. Sin son fieles, encontrarán incomprensiones y sacrificios impredecibles, pero con Su Gracia, podrán ir abriendo las puertas de Cuba, de sus familias, de sus grupos sociales, de sus estructuras, a Cristo. El Papa les ha dicho, en aquella inolvidable visita a esta nación cubana: No tengan miedo, Ustedes son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y social. Con su Bendición paternal, les animó a seguir adelante, sabiendo que todo camino pascual está sellado por la cruz y la resurrección. Además de animarlos a perseverar con entusiasmo, seriedad y confianza en este camino, agradezco, en nombre de la Iglesia su generosidad y no pocos anhelos. La Iglesia los mira con admiración y cariño. Ella debe caminar con ustedes dejándoles en la libertad de los hijos de Dios pero sosteniéndoles en la comunión fraterna. Esta es mi primera peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad que el Papa ha coronado como Reina de Cuba. Lo que más me ha impactado al visitar este Santuario es que en él se puede percibir la síntesis de la fe y de lo mejor de la nación cubana. Esta fe, que está presente y activa desde las raíces de la cultura en que este noble pueblo mantiene erguida su dignidad. Estas expresiones de la más genuina religión, animan mi esperanza de que el pueblo cubano cuenta con la reserva espiritual que le permitirá alcanzar sus más caras esperanzas. La Virgen, Madre de todos los cubanos, a cuyos pies hemos venido desde todas las diócesis de Cuba, acoja bajo su maternal protección los proyectos, propósitos personales y empeños eclesiales de la Comisión Justicia y Paz de cada uno de ustedes, para que Cuba pueda construir una civilización de la verdad, de la libertad, de la justicia y de la paz. Que así sea.
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