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septiembre-octubre. año VII. No. 39. 2000 |
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MEMORIA CULTURAL |
LA CANCIÓN VEINTE AÑOS por Jesús Marcos García Vázquez |
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Dentro de la gran variedad de canciones antológicas cubanas, que le han dado fama y gloria a este país y han sido cantadas por los principales exponentes de la cancionística de habla hispana, se encuentra la canción «Veinte Años». Esta bella canción se conoció por primera vez en 1934 y a través de la voz inconfundible de la guanajerense María Teresa Vera, conocida como La Dama de la Trova Cubana. En Guanajay residía Don Joaquín Nicolás de Aramburu y su familia. Era periodista y se destacó en este campo de las letras por poseer una brillante imaginación, que en su época lo llevó a convertirse en un comunicador social. Disfrutó de grandes influencias políticas y sociales que le abrieron las puertas al mundo financiero. Fue autor de una gran gama de folletos, crónicas y artículos de profundos contenidos sociales y morales, que nos obligan a meditar sobre nuestras vidas y encauzarlas por caminos más correctos dentro de la convivencia doméstica social. En el pensamiento de Aramburu estaba la familia como la base fundamental de la sociedad y en el seno de la misma han de convenir los amores más puros, el sacrificio tesonero para el bienestar de esta pequeña célula, una conducta irreprochable y nunca faltar al ejemplo dignificador. En su Guanajay vivía rodeado de una aureola prestigiosa que sus conciudadanos habían levantado alrededor de él, por su excelente conducta y honrado proceder. Dentro de su familia se destacaba, por su belleza e inteligencia, su hija Guillermina. La hermosa y culta Guillermina de Aramburu era una apasionada del mundo de la música, sobresaliendo en sus estudios de solfeo y piano. Obteniendo sobre el teclado del piano un excelente dominio interpretativo. Compartió sus inquietudes musicales con su amiga y coterránea María Teresa Vera. A finales de la primera década del presente siglo residía en la zona de Santa Mónica, municipio de Los Palacios, Pinar del Río, un joven llamado Armandito Valdés. Este joven poseía un porte atractivo y elegante, de carácter alegre y simpático. En las mujeres y el juego se centraba su mayor atención, convirtiéndose en un empedernido mujeriego y jugador. En un juego de naipes en la Playa Dayaniguas, perdió hasta la mula con su silla de montar, teniendo que emprender el camino de regreso a su hogar a pie. Su familia se irritó grandemente y le censuró sus faltas. Armandito, herido en su amor propio, abandonó Santa Mónica jurando no regresar a este terruño hasta no haberse enmendado y triunfar en la vida. Su peregrinar lo llevó hasta el pueblo de Guanajay y allí realizó distintas faenas laborales. En su nueva estancia conoció a Guillermina de Aramburu y entre ellos nació un ardiente idilio amoroso. Don Aramburu, lejos de rechazarle por su condición humilde, lo acogió en su hogar y le prestó todo tipo de apoyo. Ambos jóvenes se casaron y procrearon cuatro hijos, tres varones y una hembra. Armando Valdés obtuvo éxitos en los distintos negocios que emprendió. Con la construcción de la Carretera Central se convirtió en contratista de tramos de esta vía terrestre y aumentó su caudal. Sus hijos estudiaron en los Estados Unidos y con el decursar de los años crearon una compañía importadora de maquinarias, que se denominó «Armando J. Valdés y cia, Ingenieros Importadores». Después de veinte años de unión matrimonial, al Sr. Armando Valdés se le conoció una amante. «De casta le viene al galgo ser rabilargo». Guillermina, estremecida en lo más íntimo de sus fueros de mujer, soportó en silencio estoico la humillación. En la letra de una canción reflejó su dolor. «Fui la ilusión de tu vida un día lejano ya /Hoy represento el pasado, no me puedo conformar /Si las cosas que uno quiere se pudieran alcanzar /Tú me quisieras lo mismo que veinte años atrás /Con que tristeza miramos un amor que se nos va /Es un pedazo del alma que se arranca sin piedad. Nacía la canción «Veinte años». Esta canción se la entregó a María Teresa Vera y que nunca dijera que ella era su autora, hasta el día de su muerte. Siempre que le preguntaban a la «Dama de la Trova Cubana» sobre el origen de la canción, contestaba: «No es mía, es de una dama de la alta sociedad», «linda canción y triste su nacimiento».
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