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septiembre-octubre. año VII. No. 39. 2000

 

NOTICIAS

  

 

"CON LOS JÓVENES DEL MUNDO"

 

Crónica del Jubileo de los jóvenes

en la JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Roma 2000

 
por Tania Gómez Rodríguez

     

 

Ya se ha hecho tradición entre los miembros jóvenes de nuestra Iglesia, la celebración, cada dos años, de la Jornada Mundial de la Juventud. El año 2000 sería escenario para la XV Jornada Mundial, en esta ocasión, con la connotación especial de celebrar también el Jubileo de los Jóvenes.

Dichas Jornadas han sido promovidas por el Santo Padre Juan Pablo II, como manifestación de su amor por la juventud, y tienen como finalidad principal el "colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven, para que sea el punto de referencia constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de toda tarea educativa de las nuevas generaciones" (Mensaje del Papa a los participantes en el Seminario de Estudio sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud)

Los jóvenes cubanos elegidos para participar en dicho evento, comenzamos a prepararnos desde el mes de mayo, con un retiro animado en Camagüey por el Hno. Miguel, religioso salesiano, y a escala personal, con la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Los días previos, tuvo lugar el VII Forum Internacional de los Jóvenes, con la participación de dos delegados por país participante en la Jornada. Como delegados cubanos estábamos Francisco González, Animador Diocesano de Camagüey, y yo; como invitada Liana Lorigado, Secretaria Nacional de la Comisión de Jóvenes, y en representación de la Comunidad de San Hegidio y de la Juventud Mariana Vicentina, dos muchachas de La Habana.

El día antes de comenzar el Forum, los delegados de Latinoamérica tuvimos una reunión con el P. Armerín, Secretario de la Sección Juventud del CELAM, donde luego de una mirada a la realidad social y eclesial de América Latina, debatimos lo que como continente podríamos aportar al Forum y a la Jornada, y lo que éstas nos aportarían.

El lema de este Forum fue: "¡VAYAMOS TRAS LAS HUELLAS DE CRISTO!", aunque cada día tenía una frase bíblica que motivaba el trabajo de esa jornada, participando en temas como: "Cristo, respuesta a la esperanza del hombre", "Los desafíos de la fe hoy", "La fe, don para compartir", etc.; recordándonos que "nuestra santidad está en el mundo" (Palabras de conclusión del Forum).

Durante el Forum, el día se dividía en 4 grandes momentos: en la mañana recibíamos las conferencias, en la tarde teníamos trabajo en equipo (según el idioma), y luego intervenciones libres, y ya en la noche eran actividades como acto mariano, celebración penitenciaria, etc.

Una vez terminado éste, el 15 de agosto, participamos como delegados del mismo, en la Jornada Mundial, que tuvo su apertura en la Basílica de San Juan de Letrán y en la Plaza San Pedro, ambas presididas por el Santo Padre, quien se veía muy feliz con lo que estábamos viviendo.

"Los distintos momentos de que consta una Jornada Mundial constituyen en su globalidad una forma de vasta catequesis, un anuncio del camino de conversión a Cristo, a partir de la experiencia y de los interrogantes profundos de la vida cotidiana de los destinatarios. La Palabra de Dios es el centro, la reflexión catequética el instrumento, la oración, el alimento, la comunicación y el diálogo, el estilo.

En una Jornada Mundial, el joven puede vivir una fuerte experiencia de fe y de comunión que le ayudará a afrontar las preguntas más profundas de la existencia y asumir responsablemente el propio lugar en la sociedad y en la comunidad eclesial"(Mensaje del Papa a los participantes del Seminario sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud)

En las palabras que el Card. Stafford, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, nos dirigía en la apertura del Forum, nos hablaba del significado de peregrinar a Roma, porque por "las piedras de sus calles han pasado los pies de los primeros cristianos, dejando sus huellas a través de los milenios. Muchos peregrinos que han ido a Roma, han muerto como mártires, porque han encontrado la llamada de Dios. Las piedras romanas son más que trabajos al sol. , Roma nos confronta con nuestra vocación en la vida" Estas palabras se hicieron realidad en cada uno de nosotros.

Uno de los momentos más impresionantes fue el atravesar la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, luego de hacer juntos como cubanos, profesión de fe, y minutos después poder rezar frente a los restos de la piedra sobre la que estamos fundados como Iglesia. La Basílica rebosaba de jóvenes que estaban allí movidos por una misma fe en el Dios Uno y Trino, con experiencias personales, pero todos orgullosos y felices de ser Iglesia Católica. Y eso no se reflejaba sólo por los adornos y la belleza del lugar, sino por lo que cada uno estaba sintiendo por dentro y que por mucho que nos esforcemos no encontramos cómo describirlo.

Otra experiencia maravillosa fue la amistad que nació con el resto de los jóvenes, lo cual nos llevó a comentar un día que si los gobiernos se llevaran como nosotros allí, no habría problemas en el mundo, pues el amor y la paz eran los valores que sobresalían durante esos días de convivencia, rompiendo las barreras que el idioma y la diversidad de culturas pudieran levantar.

Los encuentros con el Papa fueron también puros regalos de Dios; alegres los jóvenes junto al Papa, y alegre el Papa muy cerca de los jóvenes.

Los cubanos tuvimos la dicha de ser recibidos por él en Castel Gandolfo, y en su saludo a la delegación, nos expresaba cuán orgullosos se sentía de los jóvenes cubanos, a la vez que nos recordaba su mensaje en Camagüey, haciéndonos tomar conciencia de nuestro papel en Cuba, donde hemos sido sembrados por Dios para ser protagonistas en esta hora única.

Muchos fueron los esfuerzos de los jóvenes del mundo para participar en esta Jornada. Por ejemplo, los chilenos tuvieron que trabajar por dos años horas extras para financiar el viaje, los colombianos llevaban pullover para vender y recuperar el dinero; nosotros tenemos una gran deuda de gratitud con todos los que hicieron posible que pudiéramos asistir en número de 60 delegados.

Fuimos nosotros, pero Cuba entera estaba allí. No éramos Tania, Bárbara, Pacho; eran los jóvenes cubanos y a todos el Papa nos decía: "Amen a Cristo como Él nos ama. Amen a la Iglesia, como Cristo la ama" (Misa privada del Papa con los delegados del Forum) Esa es nuestra misión, asumámosla con responsabilidad, no decepcionemos al que tanto amor nos brinda.