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septiembre-octubre. año VII. No. 39. 2000

ÍNDICE

POESÍA

  


ESTHER LÓPEZ

     

AQUÍ BAJO ESTAS AGUAS

 

De allá ité* trae mi sangre

recorrido interminable

Bella geografía sin dueño.

conquistador, colonización,

plano sobre plano superpuestos

perder la noción de Patria.

Ahora la inundación me deja sin signos,

señales, humo, fuego, sapos,

ni árboles.

El agua trae presagios

destierro, soledad,

me quedaré aquí tendido

En medio del Paraná.

Hay formas de morir en paz

ésta es la mía, chamigo.

Aquí bajo éstas aguas

duerme todita mi sangre,

mi tierra soñada.

La luz

¿será el secreto, la nada?

sueños, muertes

quedaron bajo estas aguas.

Me voy triste sin consuelo

a próxima morada.

El río es mi camposanto, Chamigo.

¿Columbrará mi canto

encarnaré en sapukay?

24-4-98

 

*ité: lejos

chamigo: amigo

sapukay:grito

Palabras de cultura guaraní

 

INFANCIA

 

¡Oh! Savia ancestral

que vuelves a mí

a enraizarme el alma.

Traes en tu cauce

Un sonoro canto

Con olor a peces

Brisas

A

Yerba buena,

Allá ite

en mi antiguo pueblo.

Viejos olores,

antiguos

nuevos miedos.

Raíz de mi raíces,

recíclame el aliento

necesito seguir...

Será arduo, río arriba

descender playas

elaborar despedidas.

 

¡OH! Savia de aquel árbol,

sombra de mis ancestros

deja tu esencia maestro,

que serene

esta noche mi alma.

30-7-93

 

 


 

LAURA LÓPEZ

 

Versos para el amor y la muerte...

 

Versos para el amor y la muerte

angustiosos y serviles

diplomáticos versos

coetáneos de la duda

en el balcón oscuro del ser

Versos mintiéndole al aire

Versos de agujero en agujero

deformados por el tiempo

Versos de negra estirpe

tejidos con las huellas de un dios invencible

que se hunde en el lenguaje

y fuera del mundo

Llevándose tanta vida y tanta muerte.

 

 

 

Cómo se va hacia dentro el tiempo...

 

Cómo se va hacia dentro el tiempo

Cómo vuelan los sueños

antaño cristalinos

Cómo nos mira el espejo

con la cruz de la moneda

Cómo hiere la lluvia

tiza encarnada y dominante

Cómo habla nuestro cuerpo

confiado

Cómo se acercan los bordes

hacia el hueco del ser y del mundo.

 

 

 

Ser el recóndito recorrido...

 

Ser el recóndito recorrido que acecha

reciclándose en el olvido

Ni la palabra ni el silencio

ni esa «música callada»

La palabra poética...

 

La palabra poética se crea con algo más que virtuosismo

se lleva dentro ese especial existir.

Ni por mucho escribir ni por mucho leer se hace uno poeta

este, es en mi opinión, un trabajo interno y de por vida.

 

Hay una chispa que recorre el cuerpo y lo encandila hacia

caligramas marinos

El mar está encendido y uno lleva la antorcha

con la que escribe su vida versada

el candor y el ciempiés

y la rueda sobre uno

lentamente tejiéndonos

oscuramente envolviéndonos

en un juego de combinaciones

de las que somos sólo

una cifra testigo.

 

Se es poeta a través de las edades

se es poeta a veces sin saber escribir

pero sabiéndose herido

por la flecha de algo más grande que uno

y que lo acompaña voluntariamente en un viaje de ida

hacia la incertidumbre final

por la cual soñamos

que existimos.

 

 

 

Un largo adiós...

 

Un largo adiós que no se acabe

Una mirada luminosa en el atril

Que no sea una pócima de olvido

ni un pararse del sol en su función.

 

Que no tenga el reloj

marcada la hora final

ni un todavía ni un nunca

en su mortal cebolla.

 

Una pupila campeando al amanecer

sin rencor y convencida

de volver y equivocarse.

 

Un columpiarse en las rémoras del tiempo

antes de que se inicie la tormenta.

 


 

ASLEY MÁRMOL

 

LA CALLE

 

La amplitud sinuosa del portento

que ha proscrito el milagro de la calma

al extirpar el barro de su alma

advirtió que cabría el hondo intento.

 

De socorrer la luz de la distancia

doblez y misterio de lo incierto.

Al paso se presiente el nuevo injerto

sierpe gris de líquida prestancia.

 

Cómo vienes al cabo de la muerte

miras en tu fuer lo divinal

acoges al viajante hipnotizado

 

que palpando su moderna suerte

prefiera ver en ti mayor fanal

a quedar detrás petrificado.

 

 

 

DOS PUPILAS AZULES

 

Ximenes de Sandoval, incrédulo, examina el cadáver (...) Tenía -escribió Sandoval- las pupilas azules.

Martí, el apóstol. Jorge Mañach.

 

Abiertas

Observáronse

caer

abriendo nuevo cauce.

Universo de ti

que abunda

enorme y libre.

Con los labios al cielo

has quedado

frágil Cristo de la Libertad.

LA LUZ Y LA MEMORIA

 

La luz y la memoria

acuden disipando

la precisa holgura de aquello

que me hace vislumbrar mis manos exactas.

 

Me conozco gracias a esta honda precisión;

distancia entre la luz y lo eterno

calma de la falaz esencia humana.

Como dudosa eternidad

se adscribe un silencio en mi costado

sonido quedo

cual la memoria de los muertos

hechos ya barro y luz inaprensible.

 

Retomo aquellas manos exactas

rescatadas del olvido.

Se consuelan al moldear

un breve huesecillo del viento,

una recia paz

divina en la penumbra.

Luego hablar de todo

del agua,

de la tierra y sus fermentos,

hablar, en fin,

hablar de Dios.

 

 


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