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marzo-abril. año VI. No. 36. 2000 |
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MEMORIA CULTURAL |
EL TEATRO BUFO Y SUS CULTORES
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Oscar Roble Batista nació para amar el teatro bufo. Todos tenemos nuestras preferencias, gustos, aficiones. En Oscar, desde muy joven, prendió el amor por esas cosas que son parte de la vida misma. Eran entonces cosas muy naturales, de mucha cubanía, lo vernáculo, el negrito, el gallego, la mulata y decenas de costumbrismos, genéricas, de pura rutina, que se llevaban a escena para después deleitarnos con la creatividad, tan apegados a lo nuestro, que era el mismo vivir llevado al teatro. Así comenzó con Rafael de Arango, Castany, Arredondo, Piñero, Garrido, Cheo Llorens, hasta llegar a los nuestros, Sarfatí, Ronquillo, Carlos López Callejas, Germán Escobar, Raúl Eguren, Perucho Callejas, Rolando Chico (Cantinflitas), Antonio Arroyo, Eunicia García, Angelina Bravo, Caridad Robaina, Estrella Valdés, Pablito Quintero, Tony López, Arquímides Rivero, Julito Capote, Nilda Álvarez, Gladys Cantón, Osvaldo Hernández, Mario del Mar, George Sotolongo, Pedrito Ruiz, Miguel Ángel Menéndez (El Diablo), y muchos más que contribuyeron con su granito de arena, con su entusiasmo, a que aquello que parecía un juego, un entretenimiento, y que en verdad lo era, fuera a su vez la pequeña planta cuyas raíces más tarde escribieran para el recuerdo páginas inolvidables de un quehacer que llega a nuestros días, casi olvidado, aficiones de juventud, y memorias que se mantienen a través de los años, y que conforman bellas páginas del Pinar del Río de ayer. Víctor Sarfatí, Pedrito Gómez, Oscar Robles, Marisola Becerra, Cariño Álvarez, Cary Becerra, Máximo Manso, José M. Bravo (Cheo Ronquillo), hacían de todo, escenografías, luces, atrezzo, maquillajes, en fin, todo cuanto lleva y conforma un espectáculo, y esto después de librar duras jornadas de trabajo, y no se sentía cansancio entonces, porque ello era producto del amor, del gusto, de lo que se llevaba muy adentro, y cuando es así, no hay cansancio que valga. Recuerdo aquellos viajes a lugares cercanos, La Coloma, San Luis, San Juan, Ovas, Consolación, en que como saldo quedaba lo comido por lo servido y sin embargo, finalizada una de estas etapas, ya se proyectaba otra. Todos hacían de todo, Oscar pintaba las decoraciones, Pedrito Ruiz hacía los arreglos y partituras, los libretos eran obra de todos, un poquito de cada uno, al igual que el grupo que dirigía Carlos López Callejas, que además de administrar el Correo le quedaba tiempo para, en unión de sus hijos y otros amigos, dedicarse al montaje de obras y deleitar a su público que no era poco. Presentación tras otra con apenas ensayos, todo era obra del gusto y buena voluntad. "Cultura es la huella que deja el hombre a su paso por la tierra" reza el aforismo. Ellos lo llevaron a la práctica y lo hicieron realidad con su quehacer constante, tenacidad y dedicación, unión, similares gustos, y hacer realidad el aquello de... siempre se puede más. Con Oscar Robles Batista, nacido en 1936, surgió el diseñador, coreógrafo, decorador, poeta, productor de espectáculos, muralista, vallista, publicitario, autor. Desde el año 1973 expone en carrozas en las que ha obtenido trece premios, cuatro segundos, tres premios de la popularidad y un Gran Premio. De él y los que le animan y secundan se ha dicho mucho, pero queda aún mucho más por decir y por contar. Porfirio Laborí otro popular creador ha significado que "Oscar Robles ha andado por los caminos complejos del arte y ha sabido andar". Aunque me dice: ¡Maestro a usted le agradezco!... yo, acerca de él digo: Es un gran artista cargado de modestia. Edita su primer libro en el año 1953 y publica su poesía. Ha estrenado distintas obras de teatro y las últimas se titulan: Anuncios Falsificados y Me voy Pa´Morón. Están por estrenar: "Los muertos no salen" y "Mi tío de la Yuma". Oscar refiere: después de los Callejas, en 1945, fundamos una compañía con Víctor Sarfatí, Cheo Ronquillo y otros, que llegó al 50, donde se unieron a nuestros esfuerzos muy valiosos colegas que procedían de la familia Becerra, como María Antonia, Cary, Eva, y un hermano, allá por los años 53, 54, 55 y otros, con libretos y parodias. Orlando García era el gallego, ganó premios a nivel nacional y actuó en actividades donde demostró sus facultades para el personaje que no era nada fácil. A partir de entonces, estos viejos bufos agradecen a amigos y la Dirección de Cultura Municipal y a la Dirección de Artes Escénicas, la apertura para futuros estrenos en nuestros teatros en el que tratamos de sumar a quienes con gustos afines se incorporen al esfuerzo y tenacidad de los que con experiencias monten obras y libretos de acuerdo al presente. Deseamos ir al rescate de lo nuestro, en especial de ese género tan popular que es lo bufo, y que se adicionen otros personajes de acuerdo a la época y con las características con que han surgido y han sido aceptados por el público y han mantenido su vigencia. Ahora esperan en el local del Fruti-Cuba, junto a Coppelia, presentar distintas obras que de seguro contarán con el respaldo de los que mantienen gustos y preferencias por esta forma de hacer teatro costumbrista o bufo, con personajes muy comunes a nuestro vivir. El tiempo dirá si tienen o no razón, ellos creen que los gustos por lo nuestro se mantienen, el público dirá pues... la última palabra. |
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