marzo-abril. año VI. No. 36. 2000


CORREO 

 

             

Diciembre 16, 1999.

Estimado Mons. José Siro:

A través del Internet vi la revista "Vitral" de la cual ya había oído hablar. Me ha gustado muchísimo en todos sentidos, religión, literatura, arte y quisiera obtener los números 30, 31, 32, 33 si es posible y dependiendo del costo. También quisiera saber sobre suscripción y si es posible recibir la revista aquí. Yo soy cubano de nacimiento, monje de Mt. Saviour cuyas direcciones y teléfonos aparecen arriba.

Traté de comunicarme con Uds. por correo electrónico pero la computadora no me lo aceptó. Espero el FAX funcione. De lo contrario, les escribo por correo aéreo.

Reciba mis oraciones por la labor tan buena que están realizando y que continúe el éxito de la revista.

De Uds. en Cristo

br. Stephen Juan Galbán Díaz.

 

P.D. Tengo 72 años, 38 en el monasterio.


 

Prisión Provincial, 5 ½ Carretera a Luis Lazo,

29 de febrero 2000

Sr. Dagoberto Valdés

Director de la Revista "Vitral"

 

Estimado amigo:

Cuando llegué a esta difícil ambiente, me llamó la atención el que un elevado número de internos guardan con inestimable aprecio diversos ejemplares de la revista que Ud. dirige.

En momentos en que la diversidad de formas de interpretaciones va en aumento y eso nos satisface, la policromía de Vitral resulta tan vital como la resultante descomposición del haz de luz.

He comentado aquí los recientes galardones y críticas recibidos por Vitral, el tema es candente, pero lo esencial es que se debate.

Algo te puedo asegurar, y es que la obra por ustedes emprendida no sólo es recibida con agrado, sino necesaria en este ambiente donde hace falta mucha más Luz.

Te pido transmitas a tus colaboradores mis saludos y reconocimiento, en especial al Señor Obispo y al incansable asesor de la revista.

Te aprecia, tu hermano en la fe,

Victor Rolando Arroyo Carmona.


 

Miércoles, febrero 9, 2000.

Amigo Dagoberto:

Desde República Dominicana te envío un abrazo y te ruego lo extiendas a todos los amigos comunes por allá.

Te agradezco inmensamente el envío de VITRAL, es un mensaje de felicidad cada vez que me llega por muchas razones, como bien entenderás, desde racionales hasta sentimentales.

Aquí he tenido amplia incursión en la prensa nacional y eso me ha dado oportunidades para citar a veces, otras mencionar y en alguna ocasión publicar textos de ustedes. Si tengo la oportunidad te lo haré llegar de algún modo.

Recuerdo que te hice una carta que publicaste cuando salió VITRAL, estaba yo entonces en La Habana. Ahora, desde más lejos, te ofrezco mi cooperación y colaboración. Sigue siendo VITRAL un fenómeno atípico, una ventana colorida a la realidad nuestra, llena de matices y colores constantes, sigue siendo fiel a su propósito de filtrar dejando pasar plena, la luz.

La he circulado mucho en esta isla tan parecida a la nuestra y en la que vivimos miles de compatriotas deseosos de tener de vez en vez, entre las manos, una publicación así.

Por VITRAL me enteré del fallecimiento de Arturo Regueiro, me honro con saberme uno de sus buenos amigos, de los que fuimos polémicos y coincidentes tantas madrugadas en las que hablábamos en un banco del "parque Francés", desde los viejos tiempos en que comíamos, al inicio de la madrugada, frituras de bacalao y vasos de vino tinto en la barra ya inexistente del antiguo Hotel Comercio. Aquí sentí su muerte inmensamente. Tengo conmigo cuadros suyos y fotos y unos manuscritos arrugados del poeta Baragaño que él me confió una vez.

Aprovecho y te rectifico mi dirección, porque tus sobres me siguen llegando a mi apartamento anterior.

Siento por VITRAL tres vanidades limpias: lo que dice, cómo lo dice, y desde dónde lo dice. Pinar sigue siendo Cenicienta, si no en la humildad, al menos en la inocencia de mis recuerdos. El patio de la Catedral, la reja circundante, la imagen esencial del Padre Cayetano, son tesoros de un paisaje íntimo, de un tiempo que ahora mismo va alejándose hacia atrás. Un amigo mío solía decir: "nadie sabe el pasado que le espera".

Te saludo y abrazo. No pierdas la buena costumbre de sorprenderme con VITRAL.

Estoy a tu disposición, siempre,

Luis González Ruisánchez.