![]() |
septiembre-octubreo. año VI. No. 33. 1999 |
![]() |
TEATRO |
PANETELA
por Ana María Blanca de Agüero Prieto
ALEIDA: (Animadita) ¿Qué haces? MARICUSA: (Con desgano). Nada, mirar el techo. ALEIDA: ¿Por qué no miras la televisión? MARICUSA: (Alteradita). Mamá por favor, ya te he dicho mil veces que está rota. ALEIDA: (Sorprendida). ¿Está rota? MARICUSA: Sí, hace un año. ALEIDA: (Más sorprendida). ¿Un año? MARICUSA: (Irónica). ¿No lo sabías? ALEIDA: (Perdida). ¿Qué cosa? MARICUSA: Nada, mamá, nada. ALEIDA: Hace unos meses era agradable comer dulce y mirar la TV. MARICUSA: Ya nada de eso existe. ALEIDA: ¿Qué es lo que no existe? MARICUSA: Ni la televisión, ni comer dulces. ALEIDA: Tú quieres que yo vaya a buscar una cajita... MARICUSA: (Irónica). ¿A dónde?, dime para ir yo... ALEIDA: A la dulcería. MARICUSA: ¿A cuál? ALEIDA: A dos cuadras de aquí. MARICUSA: Ya lo dijiste, hace unos meses. ALEIDA: ¿Y qué ha pasado? MARICUSA: Es verdad que tú ni sabes dónde tienes la cabeza. ALEIDA: (Se toca la cabeza). Aquí, ¿dónde la voy a tener? MARICUSA: (Irónica). Sí, ahí parece que la tenemos todos. ALEIDA: ¿Parece? MARICUSA: Si, parece que la tenemos sobre el tronco, pero la verdad es que siempre la tenemos volando. ALEIDA: Yo no, yo la mantengo en su lugar. MARICUSA: Más vale así. ALEIDA: ¿Y por qué no haces una panetela como antes? MARICUSA: Ahora es muy difícil. ALEIDA: ¿Por qué? Tu decías que era fácil hacerla. MARICUSA: Es fácil hacerla, yo no digo lo contrario. ALEIDA: ¿Y por qué no la haces? MARICUSA: Porque es difícil ahora, te repito ALEIDA: ¿No dices que es fácil? MARICUSA: De hacerla, ya te lo dije. ALEIDA: ¿Entonces?... por favor, hazla, me muero de las ganas de comer dulces. MARICUSA: Yo también. ALEIDA: (Ruega). Pues hazla. MARICUSA: Si uno pudiera hacer todo lo que uno quisiera... ALEIDA: ¿Que te lo impide? MARICUSA: Muchas razones. ALEIDA: ¿Cuáles? MARICUSA: Todas. ALEIDA: ¿Cuáles mi hija, cuáles? MARICUSA: No tenemos leche. ALEIDA: Coge mi litro. MARICUSA: ¿Cuál litro, mamá? ALEIDA: El mío. MARICUSA: Ya no tienes. ALEIDA: Ayer me trajiste uno. MARICUSA: Ayer te traje uno, es verdad. ALEIDA: ¿Hoy no hay? MARICUSA: Ni hoy ni mañana. ALEIDA: ¿Y cuándo tendré? MARICUSA: Tendrás dentro de unos meses. ALEIDA: ¿Por qué dentro de unos meses? ¿Y mi dieta? MARICUSA: Te la quitaron. ALEIDA: ¿Pero, por qué no me la dan como anciana? MARICUSA: Porque tenías una dieta. ALEIDA: ¿No dices que me la quitaron? MARICUSA: Sí, te la quitaron. ALEIDA: Pero yo tengo una hernia y me duele. MARICUSA: Tiene que sangrarte, como las úlceras. ALEIDA: Pero yo no tengo úlceras, sino hernia. MARICUSA: Por eso no te la dan. ALEIDA: ¿Y si tuviera úlceras? MARICUSA: Si te sangran sí. ALEIDA: ¿Y si no me sangran? MARICUSA: No te la darían. ALEIDA: Pero me duele la hernia. MARICUSA: A los que tienen úlceras a veces también les duelen. ALEIDA: ¿Y cómo ayer me trajiste un litro? MARICUSA: Porque te puse en una lista para coger un litro que alguien no haya podido ir a buscar. ALEIDA: ¿Y cuándo me vuelve a tocar? MARICUSA: No lo entenderías. ALEIDA: ¿Tú crees que yo soy boba o loca? MARICUSA: Ninguna de las dos cosas. ALEIDA: (protesta). Tú sí lo entiendes, pero yo no. MARICUSA: Yo tampoco lo entiendo y no soy ni boba ni loca. ALEIDA: Entonces dime, ¿cómo es? MARICUSA: No vale la pena. ALEIDA: ¿Y la leche condensada? MARICUSA: Se acabó. ALEIDA: ¿Cuándo la cogiste? MARICUSA: No, no la cogí. ALEIDA: Como dices que se acabó. MARICUSA: Que ya no te la dan. ALEIDA: ¿Y por qué? MARICUSA: Porque no llega, la quitaron definitivamente. ALEIDA: ¿Y el día que de nuevo cojas el litro, no puedes hacer la panetela? MARICUSA: Si tengo huevos, azúcar y harina sí. ALEIDA: ¿Tú tienes azúcar, no? MARICUSA: Sí, yo tengo azúcar, pero no puedes seguir tomándote los vasos de agua con azúcar porque ahorita no tendré. ALEIDA: Y qué quieres que haga, es lo único que me quita el dolor de la hernia. MARICUSA: Ya lo sé, pero no podré hacer la panetela. ALEIDA: Tomaré menos... ¿entonces, harás la panetela? MARICUSA: Ahora no tengo harina. ALEIDA: ¿Necesitas mucha? MARICUSA: Un jarrito. ALEIDA: Pídesela a Migdalia. MARICUSA: Ella no tiene, ya me lo dijo. ALEIDA: La semana pasada aquí había, ¿no? MARICUSA: Pero entonces no pude coger los huevos para eso, porque no había otra cosa para comer. ALEIDA: Hubieras hecho frijoles. MARICUSA: No habían llegado, ¿no te acuerdas? Por eso cogí los huevos para los almuerzos. ALEIDA: No, no me acuerdo. MARICUSA: ¡Qué rico es vivir así! ALEIDA: ¿Cómo? MARICUSA: Olvidándolo todo. ALEIDA: A mí no se me olvida nada, tú estás equivocada. MARICUSA: Es verdad, yo estoy equivocada. ALEIDA: ¿Por qué te quedó tan chiquita la última panetela que hiciste? MARICUSA: Verdad que todo no se te olvida. ALEIDA: ¿Qué tú dices? MARICUSA: Que no te olvidaste, que quedó chiquita y que casi no alcanzó. ALEIDA: ¿Y por qué no alcanzó? MARICUSA: Porque quedó chiquita. ALEIDA: ¿Y por qué? MARICUSA: Porque no le eché Royal. ALEIDA: Le hubieras echado. MARICUSA: Se me acabó, por eso no le eché. ALEIDA: Dicen que el bicarbonato la hace crecer. MARICUSA: No hay. ALEIDA: Cómpralo. MARICUSA: ¿A dónde? ALEIDA: En la farmacia. MARICUSA: No hay. ALEIDA: Coño, pero no hay nada. MARICUSA: No, no hay nada. ALEIDA: Haz una natilla. MARICUSA: No hay maicena. ALEIDA: ¿Entonces no puedes hacer ni la natilla ni la panetela? MARICUSA: Si logramos todo lo que hace falta, sí la puedo hacer. ALEIDA: (Tratando de resolver). No la hagas, cómprala. MARICUSA: Mamá, por favor ¿de qué tú hablas? ALEIDA: De la panetela. MARICUSA: ¡Qué obsesión tú tienes con eso! ALEIDA: Me gustaría comerla viendo la TV. MARICUSA: (Recordando). Como antes. ALEIDA: Sí, como antes. MARICUSA: Ten calma. ALEIDA: ¿Calma? MARICUSA: Sí, todo llega. ALEIDA: Los días primero, ¿verdad? MARICUSA: (Enfática). Sí, los días primero. ALEIDA: ¿Llegará la harina? MARICUSA: Casi nunca llega. ALEIDA: ¿Entonces? MARICUSA: (Con intención). Llegan otras cosas. ALEIDA: ¿Dulces? MARICUSA: Sí, dulces, cosas dulces. ALEIDA: (Alegre). ¿Harás la panetela? MARICUSA: Haré la panetela. ALEIDA: Y veremos la TV. MARICUSA: Cuando cambien el tubo de pantalla. ALEIDA: ¿Cuándo será? MARICUSA: Cuando puedan ir a buscarlo. ALEIDA: ¿A dónde? MARICUSA: A la carretera de El Caney. ALEIDA: No es tan lejos, ¿por qué no van? MARICUSA: Porque no hay gasolina para el transporte. ALEIDA: (Triste). ¿Entonces? MARICUSA: Tenemos que esperar con calma, mucha calma. ALEIDA: ¿Y cuando le pongas el tubo de pantalla ya la veremos? MARICUSA: Bueno, si no tiene otra cosa. ALEIDA: Será si no falta otra cosa. MARICUSA: Eso es. ALEIDA: ¿Y si le falta otra cosa? MARICUSA: Nos jodemos. ALEIDA: ¿Por qué...? MARICUSA: Porque no hay piezas. ALEIDA: ¡¿Qué no hay piezas!? MARICUSA: Si le falta el bolígrafo. ALEIDA: ¡¿Qué!? MARICUSA: Digo, el lapicero. ALEIDA: ¿Qué es eso? MARICUSA: No sé, una pieza que se llama así. ALEIDA: ¡Oye eso! Lapicero y bolígrafo es con lo que tú escribes, ¿no? MARICUSA: Sí, pero no escribo, escribía porque tampoco aparecen. ALEIDA: ¿Tampoco?..., Bueno, si a la TV le falta el bolígrafo ese, entonces... MARICUSA: Si le falta... ALEIDA: Sí, ya lo dijiste, nos jodemos y ni vemos la TV, ni comeremos panetela. MARICUSA: Haré otro dulce. ALEIDA: ¿Cuál? MARICUSA: Mermelada de cáscara de mango. ALEIDA: (Con repugnancia). ¿De cáscaras? MARICUSA: Dicen que se hace dulce con la cáscara de plátano. ¿por qué no con la de mango? ALEIDA: El otro día María me dio dulce de hollejos de naranja. MARICUSA: Me han dicho que es rico. ALEIDA: Riquísimo. MARICUSA: Por aquí no han vuelto a dar naranjas, si no lo haría. ALEIDA: Hazlo de mangos como dijiste, a lo mejor es bueno. MARICUSA: ¿Con cinco manguitos que nos dan? No, no vale la pena, hay que esperar a ver cómo nos empatamos con más. ALEIDA: ¡¿Cinco?! MARICUSA: Si los pusieran por la libre. ALEIDA: A lo mejor los ponen. MARICUSA: (Desanimada). No los lograría porque el mercadito sería un Oeste. ALEIDA: ¿Por qué? MARICUSA: Por eso, porque serían por la libre. ALEIDA: ¿Entonces? MARICUSA: (Triste) ¿Desde cuándo no comemos dulces? ALEIDA: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste la panetela? MARICUSA: Hará seis meses. ALEIDA: ¿Daban más huevos? MARICUSA: No hija, pero el carnicero hijo de puta ese, me vendía los huevos partidos y medio podridos al mismo precio que los enteros. ALEIDA: No se los hubieras comprado. MARICUSA: (Dura). No hubieras comido panetela. ALEIDA: Yo por ver uno tuerto... MARICUSA: No te hubieras sacado los dos ojos sino que me hubieras acabado con el azúcar. ALEIDA: (Ofendida). Jamás pensé que me negaras el azúcar. MARICUSA: No te la niego, pero es que no piensas en los demás. ALEIDA: Se me olvida. MARICUSA: ¿No dices que no se te olvida nada? ALEIDA: ¿Qué tú quieres que yo haga?... Ya soy una vieja. MARICUSA: Por eso te lo tengo que recordar. ALEIDA: (Triste). Hasta el pan me niegas. MARICUSA: Te doy el tuyo. ALEIDA: Yo no me como el de nadie. MARICUSA: Se te olvida y te comes el de los demás. ALEIDA: Tengo hambre y me duele el estómago. MARICUSA: (Irónica). La hernia mamá, la hernia. ALEIDA: ¿Dices que me van a dar mi dieta de nuevo? MARICUSA: Después del chequeo. ALEIDA: Las placas hablan. MARICUSA: Y el tubo que tienes que tragar también hablará. ALEIDA: No me lo voy a tragar. MARICUSA: No habrá litro de leche. ALEIDA: ¡Que barbaridad! MARICUSA: ¡Qué barbaridad! ALEIDA: Yo soy una anciana. MARICUSA: Sí, lo sé. ALEIDA: Que me la den como lo que soy. MARICUSA: No las están dando por ser ancianos, y hay enfermos que no la tienen. ALEIDA: A mí me duele. MARICUSA: Lo sé, ya veremos qué pasa. ALEIDA: Lo que va a pasar es que me voy a morir. MARICUSA: Sigue tomando tu agua de azúcar, al menos te gusta, claro, acordándote de los otros. ALEIDA: Preferiría la panetela. MARICUSA: Yo también. ALEIDA: ¿Por qué no la haces? MARICUSA: (Impaciente). Porque no tengo leche. ALEIDA: Coge mi litro. MARICUSA: No tengo harina. ALEIDA: Pero tienes huevos. MARICUSA: Si llegan los frijoles. ALEIDA: Comeríamos potaje. MARICUSA: (Aclara). Sin huevos, para guardarlos para la panetela. ALEIDA:¿Y la harina? MARICUSA: Si la vecina tuviera... ALEIDA: ¿Te la vende o te la regala? MARICUSA: Da lo mismo. ALEIDA: ¿Muy cara? MARICUSA: No sé, depende. ALEIDA: ¿De qué? MARICUSA: De mi necesidad. ALEIDA: La harina es barata. MARICUSA: Ningún artículo tiene precio. ALEIDA: ¡¿No?! MARICUSA: No. ALEIDA:¿Y por qué? MARICUSA: Ya te lo dije, eso depende. ALEIDA: ¿De qué? MARICUSA: Ya te lo dije. ALEIDA: ¡Ah!, de la necesidad, ¿no es así? MARICUSA: Más que de eso, de la ansiedad. ALEIDA: ¿Ansiedad? MARICUSA: Sí, la que tengamos. ALEIDA: Yo no tengo ninguna ansiedad. MARICUSA: Lo dice tu boca. ALEIDA: Lo digo y lo mantengo. MARICUSA: ¿Y tus ojos? ALEIDA: ¿Qué tienen? MARICUSA: El brillo del recuerdo. ALEIDA: ¿Qué recuerdo? MARICUSA: El de la panetela. ALEIDA: La verdad, tengo unas ganas de comer un pedazo grande, grande, ¡enorme! MARICUSA: ¿Cómo el de antes? ALEIDA: Sí. MARICUSA: Pronto chica, pronto será. ALEIDA: ¿Cuándo? MARICUSA: Cuando logremos combinarlo todo. ALEIDA: La leche, la harina... MARICUSA: Los huevos, el azúcar... ALEIDA: La maicena, la canela... MARICUSA: El Royal, para que quede grande, y la televisión. ALEIDA: Con el deseo que... MARICUSA: ¿Cuándo será? ALEIDA: ¿No dices que pronto? MARICUSA: Quizás mamá, quizás sea pronto. ALEIDA: ¿Tú crees? MARICUSA: Tenerlo todo y ponernos a batir y batir. ALEIDA: Yo puedo ayudarte. MARICUSA: ¿A qué? ALEIDA: A batir. MARICUSA: Todavía puedo hacerlo sola. ALEIDA: Yo también. MARICUSA: Lo sé, tú también. ALEIDA: ¿Por qué te quedas callada? MARICUSA: Pienso. ALEIDA: ¿Te gusta pensar? MARICUSA: Sí, me gusta... más bien me encanta pensar. ALEIDA: ¿Por qué? MARICUSA: Me traslado. ALEIDA: ¿A dónde? MARICUSA: Al pasado. ALEIDA: Mejor al futuro. MARICUSA: Sí, tienes razón. ALEIDA: ¿Qué miras? MARICUSA: El techo. ALEIDA: ¿Por qué no miras la TV? MARICUSA: ¿Ya la trajeron? ALEIDA: Sí, hace un rato. MARICUSA: ¿Qué tenía? ALEIDA: (Enfática). Dijeron que tenía todas las piezas malas. MARICUSA: Le habían cambiado el tubo de pantalla. ALEIDA: A los tres días no servía, ¿te acuerdas? MARICUSA: ¿Y qué hicimos? ALEIDA: Apuntarnos en el escalafón. MARICUSA: ¿De nuevo? ALEIDA: Eso dijeron. MARICUSA: ¡Ah sí!, me acuerdo. ALEIDA: También le cambiaron el lapicero, ¿lapicero o bolígrafo? MARICUSA: Da lo mismo, ¿y habla? ALEIDA: Sí. MARICUSA: ¿Entonces podemos verla? ALEIDA: Me encantaría. MARICUSA: ¿Quieres panetela? ALEIDA: ¿Hay? MARICUSA: La hice ayer y está fría. ALEIDA: ¿Arreglaron el refrigerador? MARICUSA: No, pero la tengo guardada ahí al frente. ALEIDA: ¿Y cuando lo arreglarán? MARICUSA: Mandé a buscar uno nuevo. ALEIDA: ¿Nuevo? MARICUSA: Sí, nuevo. ALEIDA: Pongo la TV. MARICUSA. Ponla. ALEIDA: ¿No vas a verla? MARICUSA: No, prefiero mirar el techo. ALEIDA: Y la panetela. MARICUSA: Cómela tú cuando la traigan. ALEIDA: ¿No vas a comerla? MARICUSA: No, ya no me gusta. ALEIDA: ¿Y que comerás? MARICUSA: Dulce de cáscara de plátanos, me encanta comerlo mirando el techo. ALEIDA: ¿De veras es agradable? MARICUSA: Sí, a ti te gusta, ¿no lo recuerdas? ALEIDA: Sí, sí, lo recuerdo y creo que tienes razón, comeré como tú el dulce de cáscaras de plátano. MARICUSA: ¿Y qué mirarás? ALEIDA: La verdad ya no me gusta la TV. He aprendido mucho mirando como tú el techo. MARICUSA: Contaré como todos los días, así que cuando diga tres, ya tú sabes, cabeza arriba y ojos fijos al huequito del techo, ¿entendido? ALEIDA: Entendido. MARICUSA: Allá voy. ALEIDA: Dale. MARICUSA: (Dando palmadas para contar). Uno... dos... tres. ALEIDA: (Grita). Cabeza arriba. MARICUSA: ¿Lo ves? ALEIDA: Lo veo. MARICUSA: ¡A pensar! ALEIDA: ¿En qué? MARICUSA: En lo que te dé la gana. ALEIDA: En los dulces. MARICUSA: De cáscaras. ALEIDA: (Grita satisfecha). El de naranja. MARICUSA: (Grita). El de mangos. ALEIDA: (Alegre como anunciadores comerciales). En el favorito. MARICUSA: El más delicioso. ALEIDA: El más alimenticio. MARICUSA: Repleto de hierro. ALEIDA: Que nos mantiene en pie. MARICUSA: Y con las cabezas arriba. ALEIDA: Mirando el techo. MARICUSA: Pensando claro. ALEIDA: Y recordando siempre... MARICUSA: Su exquisitez. ALEIDA: Que es lo mejor. MARICUSA: Anunciado en la televisión y aceptado por abogados y pueblo en general. ALEIDA: Producto Nacional. MARICUSA: El más autóctono. ALEIDA: Delicioso. MARICUSA: Fabuloso. ALEIDA: Dulce, sustituto de los mejores dulces. MARICUSA: Sustituto de nuestra querida panetela. ALEIDA: Dulce. MARICUSA: De cáscara de plátano. ALEIDA: ¡Cómo me gusta! MARICUSA: ¡Cómo lo deseo! ALEIDA: Mirando el techo. MARICUSA: Sin pensar en nada. ALEIDA: Solamente en eso. MARICUSA: Dulce de cáscaras. ALEIDA: De plátano. LAS DOS: ¡Qué rico, coño! ¡Riquísimo!
Ambos personajes mirarán fijo al techo y reirán sin cesar. |
![]() |