septiembre-octubreo. año VI. No. 33. 1999


BIOÉTICA

 

 

POR UNA JUBILACIÓN

JUBILOSA

 

por Lourdes Valdés Héctor

 

 

«En la vejez seguirá dando fruto»

Sal 92(91), 15.

 

I. INTRODUCCIÓN

Quisiera comenzar esta reflexión sobre «la jubilación» recordando las palabras que Mons. Emilio Aranguren expresara en la «Primera Jornada Social Diocesana», celebrada el pasado año: «Hay quienes se sienten motivados para compartir experiencias, análisis y puntos de vista sobre las realidades sociales que nos circundan y de las que, como ciudadanos, formamos parte»(1). Porque ¿a quién de nosotros no le preocupa la difícil realidad por la que atraviesan los jubilados hoy? Para este análisis se necesita un Método y vuelvo a remitirme a las palabras de nuestro obispo: «Este `método´ tiene una doble cimentación: el Evangelio de Jesucristo como fundamento y la Doctrina Social de la Iglesia como iluminación orientativa y magisterial»(2).

A esto añadiría la cercana presencia del Sucesor de Pedro, el Papa Juan Pablo II que ha avivado en nosotros -no solamente a los católicos, sino también a los cubanos- este fundamento y esta luz. Él mismo, en su homilía de La Habana, lo manifestó cuando se refirió al «Evangelio Social». En esta homilía, el pastor universal de la Iglesia abordó ampliamente los temas sociales, como la justicia al interior de las naciones y en las relaciones internacionales. Analizó el desafío del neoliberalismo capitalista y afirmó que, «mientras en el mundo haya injusticia es necesario seguir hablando de los temas sociales»(3).

 

II. OBJETIVO

Buscar acciones concretas que preparen una jubilación jubilosa.

 

III. MÉTODO

Nos proponemos:

1. Por simple observación.

2. Por alguna información ofrecida en la prensa plana de Cienfuegos.

3. Por el programa de la Tercera Edad de Cáritas-Cienfuegos.

Partir del MARCO DE LA REALIDAD Y JUNTOS reflexionar sobre el HECHO DE LOS JUBILADOS EN LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS en que el dinero ha perdido su poder adquisitivo.

 

IV. DESARROLLO

Cuando decimos que vamos a presentar una ponencia en una Jornada Social, inmediatamente se evoca la investigación realizada; sin embargo, no podemos hablar en este caso de una investigación científica en el sentido exacto de la palabra porque carecemos de una cantidad suficiente de datos oficiales, al ser restringido el acceso a los mismos.

Como punto de partida se toma el artículo «La Ancianidad I y II» que aparece en el periódico «5 de Septiembre» de Cienfuegos de fecha 13 y 20 de junio de 1997 sus títulos: «NO ES SÓLO PONERSE VIEJO» y «CÓMO SOSTENER EL PESO DE MI VEJEZ». Los aspectos y cuestionamientos de dicho artículo, hoy son preocupación de la mayoría de los adultos en Cuba, por lo tanto desde esta INQUIETUD COMÚN intentamos buscar una respuesta en común que esté al servicio de la mujer y del hombre a quienes llega, por derecho, el merecido descanso y debe ser como Dios quiere que sea: un séptimo día en que se contemple todo lo que es bueno, derecho que demanda de los otros miembros de la sociedad en edad activa, una actitud responsable en la búsqueda del bien común.

Nos referimos a la Palabra de Dios como fuente iluminadora para VER lo que hay de luces y de sombras en este MARCO DE LA REALIDAD de los jubilados de hoy.

«La parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 29 ss), que nos presenta el Evangelio de la Solidaridad con el prójimo que sufre, se ha convertido en uno de los elementos esenciales de la cultura moral y de la civilización universalmente humana»(4)

¿Quién es ese jubilado que encontramos en nuestro camino, herido y necesitado de socorro? ¿Con qué medios concretos podemos promoverle?

Junto a estas preguntas podemos hacernos aquella otra que aparece en el periódico «5 de Septiembre» del 13 de junio de 1997:

«¿Cómo sostener social y económicamente a una población que pasa de la adultez y se va haciendo mayoritaria?»

Estas respuestas que buscamos se insertan en el «proyecto de humanidad solidaria que reconcilie a las personas entre sí en el seno de nuestro pueblo», y en medio de «una sociedad materialista que camina hacia el individualismo y que tiende a imponer los principios de la economía sobre la ética»(5). Como señala la autora del artículo «La ancianidad I y II», «Cienfuegos ha comenzado a envejecer». «De aquel primer Censo de Población y Vivienda en 1970 cuando todavía era región, los datos aportaron que la edad media de los habitantes era de 27,6 años, ahora, ya como provincia, pasa de los 33 abriles, y se supone que a fin de siglo estemos rondando los 35 años. Esto implica que los grupos de edades: mujeres mayores de 55 y hombres de 60 años -o sea, en edad de jubilación habrán crecido».

El citado artículo continúa: «Ahora la demografía ha ampliado su diapasón y se tienen en cuenta muchas características que diferencian a los ancianos de 60 con los de 70, por lo que el tope es hoy a los 75, coincidiendo con la esperanza de vida».

«Volviendo a este pedazo de Patria (Cienfuegos) sólo hay que ver cómo en los últimos años la población en edad post laboral creció, entre los dos censos (1970-81) en un 5,16 por ciento, y continuó haciéndolo de forma sostenida en cada quinquenio».

«Si se suma que de las personas en edad laboral sólo trabajan o están ocupadas la mitad, y que de ésta únicamente son obreros (producen bienes de consumo) 53 mil 532, entonces sobre muy pocos brazos descansa el sostén de tantos comensales».

(Según los boletines divulgados para el turismo la población de la ciudad de Cienfuegos es de 131 230 habitantes y la provincia es de 382 384 habitantes).

 

«Es obvio el reto que entrañan estas variaciones internas de la sociedad, sobre todo en lo que a producción de alimentos toca para enfrentar tamañas coyunturas, pues no sólo se trata de lograr volúmenes productivos para subsistir, sino de crear un status de vida que permita a los de edades superiores vivir unos años más plenos y placenteros».

A título de muestra analizaremos los datos que aparecen en la publicación «El viejo» de septiembre de 1997 correspondiente al programa de la tercera edad Cáritas-Cienfuegos, y que refleja una aplicación concreta -a escala de semillita- del Evangelio de la Solidaridad:

Análisis del zonal Cienfuegos:

El Universo de ancianos es de: 13 616

Son atendidos el 10.95% del universo: 1 492

Por lo que tenemos un total de ancianos no atendidos: 12 184

Viven solos y sin pensión*: 35

Viven acompañados y sin pensión**: 388

Total de ancianos sin pensión: 423

Viven solos con pensión***: 101

Acompañados con pensión: 962

Total de ancianos con pensión: 1 069

Pensionados hasta $ 80.00 «A»: 403

De $ 81.00 a $100.00 «B» 148

Pensionados de $101.00 a $150.00: 136

De $151.00 a $200.00: 58

*Entre los necesitados, los más necesitados son los ancianos que viven solos y no tienen pensión: el 3.01%.

** Le siguen con el 25.80% los ancianos acompañados y sin pensión.

***También los ancianos que viven solos y con pensión, el 6.77%, que deben figurar en el tercer orden de prioridad.

«A» los que perciben $80.00 o menos requieren mayor atención, el 37.68%.

«B» por lo bajo de su pensión se incluyen los que perciben de $81.00 a $100.00, el 13,83%.

Es significativa la situación de los ancianos que perciben menos de $80.00 hasta $150.00, el 68.52%.

 

A este análisis añadimos lo que señala el artículo «La ancianidad I y II»: «Téngase en cuenta que si hoy hay personas en casa que por alguna razón no tuvieron vínculo y cuidan de los mayores, las nuevas generaciones tienen perspectivas de ser en su totalidad trabajadoras y dispondrán de menos tiempo para cuidar a los ancianos».

Para la provincia de Cienfuegos se cuenta con 5 hogares de ancianos (dato tomado del plegable para turismo).

 

V. RECOMENDACIONES

Luego de este análisis, en el intercambio por equipos sacaremos las recomendaciones:

1. ¿Qué acciones solidarias concretas podemos hacer para promover la dignidad y devolver la esperanza a las personas jubiladas?

2. ¿Qué medios concretos se requieren para poner en práctica estas acciones?

3. Según las acciones, define quiénes serán los responsables de realizarlas.

 

VI. CONCLUSIONES FINALES

1. Al referirse al Evangelio de la Solidaridad el Santo Padre nos dice: «Las instituciones son muy importantes e indispensables: sin embargo ninguna institución puede de suyo, sustituir al corazón humano, la iniciativa humana, cuando se trata de salir al encuentro del sufrimiento ajeno»(5). Por ello a partir de ahora ¿qué puedo hacer mejor con mi hermano jubilado?

2. Las respuestas aportadas por los participantes en esta II Jornada Social, ¿pueden responder de alguna manera a la pregunta aparecida en la prensa: «Cómo sostener social y económicamente a una población que pasa de la adultez y se va haciendo mayoritaria?» Esperamos que sí, porque la búsqueda de soluciones tiene un destino convergente en el mismo hombre cubano «despersonalizado y empobrecido por los fallos de un modelo antropológicamente reductivo»(7), y que obviamente no tiene respuesta dentro de un sistema neoliberal.

3. Estamos de acuerdo en que vivimos una compleja realidad social, pero no caigamos en el error de pensar que nuestra situación es la peor y que el resto del mundo es un paraíso. En 1992, la IV Conferencia general del Episcopado Latinoamericano declaró: «En lo que se refiere al mundo de los trabajadores, se advierte un deterioro en sus condiciones de vida y en el respeto a sus derechos; un escaso o nulo cumplimiento de normas establecidas para los sectores más débiles»(8). (Y entre estos sectores menciona expresamente a los jubilados).

4. Actitudes extremas ante la jubilación:

1ra: El que dice: «Qué va, yo no me jubilo».

Reacción comprensible hoy cuando la pensión no alcanza, lo cual puede llevar a la persona a convertirse en una esclava.

Reacción cuestionable cuando la persona, pudiéndose jubilar, no lo hace por apego al puesto de trabajo y no deja espacio para la promoción de las nuevas generaciones.

Las personas jubiladas que reciben ofertas de nuevos contratos de trabajo y generalmente tienen buenos retiros, cuestión ésta que no sucede con los jubilados que no reciben una baja pensión.

Las personas que desarrollan una neurosis y no resisten tener un tiempo libre para gozar del merecido descanso que proporciona la justa jubilación.

2da: El que dice: «¡Qué ganas tengo de que llegue la edad para jubilarme!»

¿Por qué esta reacción en personas aún jóvenes, llenas de experiencias y por tanto con una gran capacidad para trabajar?

Para responder a esta pregunta podemos referirnos a los especialistas José Ignacio y María López Vigil(9) en su «Análisis de la coyuntura psicológica de América Latina» y hagamos una aplicación a esta reacción de cansancio que demanda una anticipada jubilación:

Según este análisis, esta actitud puede responder a una reacción depresiva, la cual se explica porque la persona recibe una serie de estímulos negativos, durante un tiempo excesivamente prolongado que supera su nivel de tolerancia, entonces la persona «escarmienta y aprende» que: «esto no tiene solución», «para qué coger lucha», «vamos tirando», etc. Se trata de una «indefensión aprendida» que termina en la evasión no sólo de palabras sino de hechos como son: el juego, la «bolita», el alcohol, el «bombo», etc.

Este aprendizaje no es a nivel de cabeza sino a nivel vital: son las fuerzas de todo el organismo que se rebelan y se niegan a actuar, todo ello se produce progresivamente a nivel de inconsciente. Los síntomas que acompañan a esta actitud son: cara de tristeza, estrechamiento del campo de conciencia, dificultad de concentración, pérdida de la memoria, mutismo, insomnio, etc.

Pero ¡OJO!: «No se trata de una decisión voluntaria», es nuestro cuerpo quien toma la decisión por su cuenta en un: «ya no puedo más», «se acabó», «punto final», «hasta aquí llego yo», etc.

Ante esta situación, ¿será posible recuperar el tono vital?

En la homilía pronunciada por Juan Pablo II en la Plaza de la Revolución podremos encontrar una respuesta:

«En la búsqueda de la justicia del Reino no podemos detenernos ante dificultades e incomprensiones. Si la invitación del Maestro a la justicia, al servicio, y al amor es acogida como Buena Nueva, entonces el corazón se ensancha, se transforman los criterios y nace la cultura del amor y de la vida»(10).

3ro: ¿A nivel de la sociedad cubana pudiera hablarse de un deseo de jubilación colectiva?

Los especialistas José Ignacio y María Vigil, refieren en su análisis que, a nivel de los pueblos pueden darse estas mismas reacciones. Y bien sabemos que nuestro pueblo está cansado y podemos identificar los mismos síntomas: apatía, decepción, pérdida de la autoestima, silencio, inmovilismo, evasión, etc.

Pero ¡OJO!, «No se trata de una decisión voluntaria», es más bien una depresión reactiva colectiva. Reactiva, sí, porque la constitución natural del cubano no es así, sino más bien: entusiasta, emprendedor, solidario, comunicativo, cargado de buen humor, etc.

Ante esta situación, ¿será posible recuperar el tono vital a nivel colectivo?

«Si la invitación del Maestro a la justicia, al servicio y al amor es acogida como Buena Nueva, entonces el corazón se ensancha, se transforman los criterios y nace la cultura del amor y de la vida. Este es el gran cambio que la sociedad necesita y espera, y sólo podrá alcanzarse si primero se produce la conversión del corazón de cada uno, como condición de los necesarios cambios en las estructuras de la sociedad»(11)

Esto nos lleva a considerar nuevamente el «método» con su doble cimentación: el Evangelio de Jesucristo como fundamento y la Doctrina Social de la Iglesia como iluminación orientativa y magisterial» (Mons. Emilio Aranguren). Esto ha de estar bien claro en las motivaciones para nuestras acciones porque «los sistemas ideológicos y económicos que se han ido sucediendo en los últimos siglos, con frecuencia han potenciado el enfrentamiento como método, ya que contenían en sus programas los gérmenes de la oposición y de la desunión. Esto condicionó profundamente su concepción del hombre y sus relaciones con los demás. Algunos de estos sistemas han pretendido también reducir la religión a la esfera meramente individual, desalojándola de todo influjo o relevancia social»(12). Y justamente es la fe asumida y vivida personalmente que cambia nuestro corazón y se vuelve conciencia crítica para cambiar las estructuras de la sociedad al superar la presencia sostenida de estímulos negativos.

Finalmente esta etapa de nuestra historia es también HISTORIA DE SALVACION y bien asimilada la pedagogía de Dios, pudiera convertirse en la posibilidad de encontrar hoy más profundamente nuestra identidad nacional.

¿Qué puede durar esta situación? -Sólo Dios lo sabe... pero ¿quién puede negar hoy que esta misma historia se acelera por ser una época de máxima comunicación e intercambio? ¿Qué puede permanecer rígido en este cambio de época de fines del siglo XX? Y tenemos la convicción de que las enseñanzas de Jesús conservan íntegro su vigor a las puertas del tercer Milenio.

Para todos los cubanos en este día, pero especialmente para aquellos que ya gozan limitadamente de su jubilación, es bueno recordar las palabras del Santo Padre, Juan Pablo II:

«Está en juego el hombre, la persona concreta. Aunque los tiempos y las circunstancias cambien, siempre hay quienes necesitan de la voz de la Iglesia para que sean reconocidas sus angustias, sus dolores y sus miserias. Los que se encuentran en estas circunstancias, pueden estar seguros de que no quedarán defraudados, pues la Iglesia está con ellos»(13).

Y esto se concreta llevando a la práctica las acciones propuestas con los medios adecuados sugeridos. «Nadie debe eludir el reto de la época que le ha tocado vivir»(14).

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Pasos, Cienfuegos, 1997, I, No. 1, p.9.

2. Ibid.

3. Abran sus corazones a Cristo. Mensaje de los Obispos Católicos de Cuba después de la visita del Papa Juan Pablo II. Pto. 13.

4. Juan Pablo II. El valor Divino del Dolor. Homilía pronunciada en el santuario de San Lázaro-Rincón de La Habana. 24 ener. 1998, pto.4.

5. II ENEC, 25 feb. 1996, p. 30.

6. Juan Pablo II. El Valor Divino del Dolor. Homilía pronunciada en el Santuario de San Lázaro-Rincón de La Habana. 24 ene. 1998, pto. 4.

7. II ENEC, 25 feb. 1996, p. 30.

8. IV Conferencia general del Episcopado Latinoamericano. Santo Domingo. Nueva Evangelización. Promoción Humana. Cultura Cristiana. Pto. 183.

9. José María Vigil. Análisis de Coyuntura de la Hora Psicológica Latinoamericana. En Latinoamericana´97: Una Patria de Patrias hermanas, p, 30.

10. Juan Pablo II. El Evangelio de Cristo es un Camino de Paz, Justicia y Libertad. Homilía pronunciada en la Plaza «José Martí» de La Habana. 25 ene. 1998. Pto. 5.

11. Ibid.

12. Ibid. Pto. 4.

13. Ibid. Pto.5.

14. Juan Pablo II. El Compromiso es la Respuesta Valiente de Quienes Desean ser Protagonistas. Texto escrito que entregó Su Santidad en Camagüey a los jóvenes cubanos. 23 ene. 1998. Pto. 4.

 

BIBLIOGRAFÍA

-Chaveco, Onelia. Ancianidad I-II. Cienfuegos, «5 de septiembre», 13 y 20 de junio de 1997.

-«El Viejo», Programa de la Tercera Edad Cáritas-Ccienfuegos. Septiembre 1997.