julio-agosto. año VI. No. 32. 1999


PEDAGOGÍA

 

 

EDUCACIÓN CATÓLICA

EN   C U B A

 

por Mons. Eduardo Boza Masvidal

                  

 

Recientemente la Sra. Teresa Fernández Soneira ha publicado una Historia en dos tomos de la educación católica en Cuba de 1582 a 1961. Es un libro valiosísimo que ha significado varios años de trabajo, de investigación, de búsqueda de datos, y en el cual resalta la extraordinaria labor de las Congregaciones religiosas masculinas y femeninas en favor de la educación y la cultura en Cuba a través de toda nuestra historia.

Siempre la Iglesia, desde su fundación, se ha preocupado de realizar una labor cultural y civilizadora. Junto a los monasterios y a las parroquias, surgieron las primeras escuelas abiertas aun a los más pobres, y ha habido grandes santos que por vocación dedicaron su vida a enseñar y educar a los niños y jóvenes más pobres y abandonados. Sería larga la lista de ellos. Al calor de la iglesia han surgido también las universidades y centros de Cultura Superior.

En este sentido, Cuba no fue una excepción. El primer maestro en Cuba fue un humilde sacerdote santiaguero, el Padre Miguel Velázquez, y después, además del trabajo de las congregaciones religiosas de las que se habla en este libro, ha habido muchos colegios de laicos católicos que han realizado una gran labor educativa. Baste mencionar por citar sólo un ejemplo, el famoso colegio El Salvador del insigne educador don José de la Luz y Caballero, y en época más reciente, Baldor, El Ángel de la Guarda de Ma. Teresa "con ellas", numerosas Escuelas parroquiales, etc. Y en la cultura superior¨, la contribución de la Iglesia fue también inmensa; la Universidad de La Habana, el Seminario de San Carlos con la figura insigne del Padre Varela, las Universidades privadas de Villanueva y La Salle, la Electromecánica de Belén. En este libro se hace un estudio detallado de las congregaciones religiosas y de los colegios que cada una tuvo desde el siglo XVI hasta 1961, añadiendo testimonios muy hermosos de antiguos alumnos de esos colegios.

Cuando el 1ro de mayo de 1961 se eliminó la educación privada, se hizo un daño enorme a la educación en Cuba. Esto nos lleva a hacer una reflexión sobre el papel del Estado en materia educativa. El Estado tiene el deber y la obligación de promover y favorecer la educación, pero no puede monopolizarla, ni privar a los padres del derecho a elegir la educación que quieren para sus hijos. Por eso el Papa en su visita a Cuba, en la misa celebrada en Santa Clara, le dijo a los padres de familia que el Estado no puede sustituirlos en su misión educativa y que asuman ellos su propio derecho. Por otra parte, la educación privada supone una gran ayuda y un gran ahorro económico para el Estado.

La acusación que se suele hacer a la educación privada de que es para los ricos es falsa e injusta. Naturalmente, los colegios tienen que cobrar una pensión para costear todos los gastos que implica un colegio y pagar debidamente a los profesores laicos, porque los religiosos no reciben nada individualmente, pero todos los colegios católicos tenían becas, para alumnos de menos recursos o alumnos de pensión reducida. Además, muchos tenían magníficas escuelas gratuitas o semigratuitas. Cuando existe un régimen de verdadera libertad de educación, como existe en algunos países de Europa, los padres escogen la escuela que quieren para sus hijos y el Estado paga la educación en el colegio que ellos han escogido, entonces todas las escuelas pueden ser gratuitas, al menos en la primaria. Cuando eso no existe, los padres que quieren tener a sus hijos en colegios católicos pagan dos veces la educación de sus hijos: una, pagando los impuestos que les dan derecho a la educación, y otra, pagando la pensión del colegio.

Al reflexionar sobre este tema de la educación, hemos de recordar que en la Cuba anterior a la revolución, si bien había libertad para la enseñanza privada, el laicismo en la escuela pública fue exagerado. En otros países, como por ejemplo en Venezuela, la ley autoriza dos horas semanales de educación religiosa en las escuelas públicas respetando la religión de cada alumno, y se realizan en las escuelas diversas actividades religiosas.

Al final del libro de la Sra. Fernández Soneira aparecen una serie de interesantísimos artículos sobre este tema de la educación religiosa. Entre ellos hay un valiente artículo de Mons. Enrique Pérez Serantes, Arzobispo de santiago de Cuba, de fecha 13 de febrero de 1959, a poco más de un mes del triunfo de la revolución, en el que toca este tema y dice que cuando la Iglesia reclama este derecho no está mendigando favores ni privilegios, está pidiendo lo que le corresponde en justicia. Ya en ese momento se empezaba a atacar la educación privada y se veía lo que iba a venir. También hay un artículo de Mons. Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana aparecido en el Boletín de la arquidiócesis en 1990, en el que protesta de la orientación antireligiosa en las escuelas.

Este libro que comentamos, debe ser conocido y estar en toda las bibliotecas, y es un justo reconocimiento a la ingente y fructuosa labor de la Iglesia en el campo de la educación y la cultura de nuestro pueblo en todos sus niveles.

El Papa Juan Pablo II tiene un gran interés en que la Iglesia y las Congregaciones Religiosas puedan continuar su labor educativa en Cuba, como lo demuestra el hecho de que poco después de su visita envió al Cardenal Pío Laghi, Prefecto de la Congregación para la educación en la Santa Sede, para que se entrevistara con el Gobierno Cubano, aunque según parece, salió con las manos vacías, es decir, sin ningún resultado positivo. Esperemos que en un futuro próximo esa labor pueda continuar, para beneficio de nuestra Patria y de nuestra juventud.