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julio-agosto. año VI. No. 32. 1999 |
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EDUCACIÓN CÍVICA |
PENSAR DISTINTO ¿CONTRIBUCIÓN O PROBLEMA?
por Dagoberto Valdés |
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Muy frecuentemente pensar distinto del grupo en el que estamos o pertenecemos nos trae problemas. Recuerdo en una ocasión que en el aula donde estudiaba en la universidad uno de mis compañeros, en una asamblea de ejemplaridad, le "señaló" como deficiencia a otro del grupo que tenía "problemas" porque sus ideas no coincidían con lo que estaba establecido. Fue invitado a ponerse de pie y a comprometerse "delante de sus compañeros" sobre cómo iba a rectificar ese problema. Por lo pronto no podía alcanzar la máxima calificación en las asignaturas políticas por "presentar esas deficiencias". Todavía me parece mirar la cara de aquel muchacho que, tan avergonzado como si le hubieran dicho que era un ladrón, se levantó y comenzó a defenderse diciendo que "no era como se había dicho, que él pensaba como todo el mundo, que lo que pasaba era que a veces no sabía cómo expresarlo y le salía al revés». Era un momento lamentable... lo que constituye una de las mayores riquezas de la humanidad estaba siendo considerado como un grave problema: pensar distinto. Imagínese usted que a lo largo de la historia humana todos hubieran pensado igual. A nadie se le hubiera ocurrido cambiar de la caverna para la casa, cambiar de la hoguera para el fogón, cambiar del caballo al automóvil... a ningún ama de casa se le hubiera ocurrido hacer una nueva receta de cocina, todas serían iguales y estuviéramos comiendo jabalí crudo y salado... para poner ejemplos muy sencillos. El fuego, la caza, la pesca, la rueda, la ropa, el ferrocarril, el automóvil, la electricidad, el rayo láser, la computación, la internet... todos surgieron de la cabeza de alguien que presentó el "problema" de pensar distinto de los que vivían como estaba establecido y no querían que nada cambiara, porque siempre había sido así y porque eso era lo que hacía la mayoría. No ha ocurrido así sólo en los avances materiales de la civilización. Si algunos por cierto una minoría casi siempre no hubieran pensado distinto de los esclavistas todavía estaríamos con la cadena y el cepo. Si otra minoría no hubiera pensado distinto a los señores feudales y a los siervos que se adaptaron a la situación porque "no hay más ná´», entonces estaríamos todavía en la era de aquellas prebendas, privilegios y desigualdades. Si un grupo de personas no hubiera pensado distinto de la explotación del hombre por el hombre, y en la explotación del hombre por el Estado que es todavía peor, estaríamos comenzando el siglo que ahora termina. Sin pensar distinto, no habría la posibilidad de debatir las leyes libremente en los parlamentos, ni consultar médicos con diferente tratamiento y especialidad, no habría la posibilidad de que en un centro de trabajo se presenten investigaciones distintas de lo que ya había ni soluciones creativas distintas a las que no han dado resultado y está comprobado por la realidad que no sirven. Sin pensar distinto no habría escuelas de artesanos, ni estilos de pintores, ni identidad cultural, ni modelos de vestir, ni cultura culinaria, ni géneros musicales... el mundo sería el más insoportable aburrimiento. Nada cambiaría y eso conduce a la inercia y a la muerte. Pero, estaba claro que lo que le pasó a mi amigo en el aula no se refería a pensar diferente en cuanto a las recetas de cocina, ni a la forma de pintar... Se trataba de la forma de pensar sobre la vida, la economía, la política. Y discrepar se le consideraba como una enfermedad, un problema, una deficiencia. Mientras que los que mostraban un marcado déficit de nuevas ideas y eran papagayos repitiendo consignas y actitudes siempre iguales a las que estaban orientadas desde arriba... esos eran los normales, los destacados, los ejemplares para imitar. Ese mundo estaba al revés. En realidad el mundo es plural y diverso. Pensar en serie es más fácil, también lo es obedecer sin ejercer el criterio, pues a la menor dificultad decimos: eso fue lo que me orientaron yo no tengo ninguna responsabilidad... hablen con los que me mandaron. Pensar diferente es una riqueza potencial. Ha sido el motor de la historia. La causa del cambio. El origen de todo lo nuevo... para bien y para mal. Ese es otro tema que ya trataremos y que depende de la responsabilidad y los criterios morales con que se piense diferente. Pensar de manera creativa y renovada para salir de los parámetros obsoletos que ya no sirven para crecer en humanidad y progreso material es una virtud, no un problema. Nadie puede imponer sus ideas a nadie. Ni siquiera prohibir las ideas. Porque además de que no tiene derecho, es imposible y ridículo administrarlo todo, hasta las ideas, que son libres y que surgen independientemente de las leyes, las prohibiciones, los "trabajos ideológicos", las "medidas educativas", destinadas a manipular las conciencias ajenas. En este sentido no entiendo qué significa esa frase tan usada que es hoy como un remedio universal. Me refiero al llamado "trabajo" ideológico. ¿De qué se trata? ¿De educar para el diálogo libre y abierto o de "enseñar" qué es lo que se debe pensar y qué es lo que se debe decir, y qué es lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer, decir o pensar? ¿Qué significa que se puede y se debe "trabajar" en la conciencia de la gente para "bajarle" una "orientación ideológica única"? ¿Qué significa que ahora la batalla principal no es con las armas sino con la "lucha ideológica"? ¿Significa acaso que lo que cambia es el "lugar" de la batalla pero que son iguales de autoritarios y verticales los métodos con los que se debe ganar la batalla? ¿Qué lenguaje es ese de "lucha", "batalla", "trincheras" cuando criticamos justamente las guerras militares y económicas que atrincheran y bloquean personas, etnias, países y conciencias? ¿Es que vamos a entrar al nuevo milenio con la "mentalidad atrincherada" del siglo que termina con el 2000? Pensar libremente y sin complejos de que se está cometiendo un delito o que se sufre una deficiencia ideológica es el primer derecho de toda persona para vivir en paz con su conciencia y para poder desarrollarse como un ciudadano y no como un siervo de la gleba medieval que, por otro lado, fuera de las murallas del castillo disentía realmente de la forma de pensar del señor feudal. Nadie puede detener el pensamiento. Ni siquiera lo logra el mismo que se sorprende pensando sin censura. Lo que provoca la lucha ideológica cuando tiene en sus manos todos los mecanismos estatales de control y de propaganda es crear el falso complejo de que quien piensa distinto tiene "problemas" y no está en la legalidad. Se dice que es conflictivo, o disidente, o reaccionario... todos términos despectivos que sitúan al ciudadano fuera de "lo que se considera normal". De ahí vienen las advertencias más increíbles: no andes con mengano porque tiene problemas ideológicos... o cuidado con zutano porque te puede perjudicar en tu trabajo si te ven mucho con él pues está "en candela" por las ideas que tiene. Claro, no es sólo por las ideas que tiene, sino porque las expresa. En Cuba se suele decir que todo el mundo puede pensar como quiera... pero con tal de que no exprese públicamente esas ideas si son diferentes a las que se pueden expresar. Yo personalmente no conozco a nadie que haya logrado "tener ideas" sin expresarlas de algún modo: ya sea diciéndolas o actuando según ellas. Por tanto, ¿cómo es posible prohibir la expresión pública de lo que pensamos si eso disiente de lo establecido? ¿Qué es lo que se pide del ciudadano, que esconda lo que piensa y actúe distinto de cómo piensa o que haga negación de lo que piensa para que se parezca más a lo que vive? Entonces no se puede pensar libremente si no se puede expresar y vivir en consecuencia con esa forma de pensar pues lo que estaríamos promoviendo es la esquizofrenia más brutal por estar legalizada e institucionalizada. En una palabra: a la libertad de pensar como se quiera, le corresponde la libertad de expresar libremente, en público y en privado, ese pensamiento. Y a este derecho corresponde el vivir y actuar en coherencia con la forma de pensar y de hablar. Lo otro es doble moral... o las "máscaras políticas" de las que ya hablaba el Padre Varela en el siglo pasado. Desde entonces, y desde siempre, han existidos estos problemas de doble cara, pero los de hoy ya podemos saber de dónde salen: de la doblez de decir que se puede pensar como se quiera pero que no se puede decir donde se quiera, y menos actuar en coherencia con esos pensamientos, si son buenos, aunque por caminos diferentes a los establecidos. He tratado de conversar con mis hijos de que no se acomplejen por pensar distinto a la mayoría. Que eso no es un problema siempre que respeten las ideas de los demás. Pero me he encontrado con una respuesta que todavía me presenta una situación peor: "Pero papá, si no se trata de que pensemos diferente. La gran mayoría piensa como nosotros... lo que pasa es que tienen miedo a decir lo que piensan y a actuar en consecuencia porque eso los puede perjudicar en su carrera." Luego, en mi opinión, el problema principal en Cuba no es "coger carrera" sino que el costo de ingresar en la Universidad, o seguir en ella..., sea "coger el carro cambiao" de tener que hablar y actuar como se exige en la escuela y no como se piensa con cabeza propia. Ahora entiendo bien la raíz de la doble moral y de la pérdida de valores. Ahora entiendo mejor la pérdida de responsabilidad personal y social y la dejación del ejercicio de la propia libertad. Alcanzo a comprender mejor aquella frase del Papa Juan Pablo II en su encuentro con el mundo de la cultura en el Aula Magna de la Universidad de La Habana cuando dijo sobre el Padre Félix Varela: "Maestro de generaciones de cubanos, enseñó que para asumir responsablemente la existencia, lo primero que se debe aprender es el difícil arte de pensar correctamente y con cabeza propia." Y que "las relaciones humanas, así como el estilo de convivencia social, favorezcan los debidos espacios donde cada persona pueda, con el necesario respeto y solidaridad, desempeñar el papel histórico que le corresponde para dinamizar el Estado de Derecho, garantía esencial de toda convivencia humana que quiera considerarse democrática." Aquí tenemos los maestros cubanos un programa de educación cívica para que "pensar con cabeza propia" no sea nunca más en Cuba un "problema" sino una riqueza y la garantía esencial para convivir en esa dimensión de la libertad que conduce hacia la responsabilidad y el mejoramiento humano sin tener que hipotecar la ineludible diversidad. |
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