mayo-junio. año VI. No. 31. 1999


BIOÉTICA

 

 

EL HOMBRE, LA DROGA Y

EL PROGRESO SOCIAL

Lázaro Gómez Piquero

                  

 

"El sufrimiento no puede ser transformado y

cambiado con una gracia exterior, sino interior".

Juan Pablo II

 

El hombre actual por lo general aprende a existir; pero no aprende a vivir. Cuando me refiero a existir es pasar la vida como los animales, solo satisfacer sus necesidades fisiológicas, el vestir y demás placeres de índole material. Saber vivir significa que el hombre logre conocerse a sí mismo y en relación con los demás, logre disfrutar la belleza de la naturaleza y crecer espiritualmente y en el sentido humano de encontrar los misterios internos del espíritu y de la mente humana, cuando el hombre sabe aceptar y vivir el sufrimiento en una plenitud de paz espiritual sin temor al futuro, porque vive el presente como si fuera el último día de su vida.

La humanidad está muy secularizada, el hombre no se conoce a sí mismo en profundidad, no conoce el caudal de capacidades que posee para emprender un proyecto, y como es poco su conocimiento del mundo espiritual, entonces utiliza muy poco sus facultades espirituales y el poder increíble de su mente. En estudios realizados en el Occidente se ha encontrado que los hombres durante su vida, solamente han utilizado un 0,3 % de las neuronas del hemisferio cerebral derecho, que es la parte del cerebro que regula la actividad espiritual del hombre. Estos hombres ante situaciones difíciles buscan vías de escape como la toxicomanía y la drogadicción. Otros analfabetos espirituales en grado extremo pueden llegar al suicidio como solución a sus problemas.

El hombre, a diferencia de los demás seres vivos, sufre de preocupaciones, ansiedad, tristeza, soledad, etc., porque esta dotado de algo superior a los demás organismos vivos, "la mente", que le permite muchas posibilidades de realizar actividades no posible para los demás, gracias a que posee conciencia de sí y de la realidad que lo rodea. Especialistas en la materia plantean que mediante la mente el hombre puede medir con precisión sus posibilidades y sus impotencias. Al respecto Erich From dice: "La mente humana es la bendición y la maldición del hombre". Uno de los desafíos más grandes para el hombre de hoy, es ser el timón de su mente para lograr una armonía espiritual, y poder contrarrestar la dinámica del progreso social.

Muchos intentan reducir el sufrimiento y olvidar las adversidades mediante escapismos como las píldoras tranquilizantes, bebidas alcohólicas y las drogas. Siempre debemos tener presente que toda vida por muy placentera que sea, lleva un sufrimiento inevitable, pero necesario para el crecimiento humano, porque no es una sustancia maravillosa externa la que logra vencer tal sufrimiento y sacarlo de nuestra existencia. La sustancia maravillosa está dentro del mismo hombre cuando él se acepta como es y acepta a los demás como son y siempre le encuentra algo positivo a todo suceso por trágico que sea. Cuando el hombre cree en algo supremo y superior que no lo abandona. Cuando el hombre cree en él y sus capacidades para triunfar ante cualquier dificultad en la vida.

"El éxito no es un destino, es un camino"

La drogadicción, la toxicomanía y otro cualquier escapismo, tienen un efecto transitorio bloqueador temporalmente de la causa, pero cuando el efecto cesa, se comprueba que la causa original continúa en el mismo lugar y con más agresividad que al principio, porque no se ha hecho un fortalecimiento de la mente y del espíritu. El hombre debe convencerse que en la vida hay que alternar los triunfos y las derrotas, las alegrías y las tristezas, que sólo vivimos momentos felices con intervalos de sufrimientos.

 

USO Y ORIGEN DE LAS DROGAS

Nuestras sensaciones llegan al cerebro siguiendo la cadena de las neuronas. Entre dos neuronas, hay un espacio: una sinapsis. Para que la información pase, sustancias químicas como las endorfinas atraviesan la sinapsis y se alojan en los receptores. Si los receptores están ocupados por la heroína, el cuerpo ya no fabrica endorfinas: ya no hay obstáculos para el dolor. Los toxicómanos experimentan entonces la necesidad de aumentar la dosis.

 

 

 

 

En la historia de la drogadicción y la toxicomanía, lo importante es saber que el uso de estos productos no es un fenómeno reciente como muchos piensan. El único elemento nuevo es el sentido cultural de hoy, como una vía de escape y solución a los problemas, y la adolescencia y la juventud lo usan como algo propio de sus vidas. Los toxicómanos de hoy son preferiblemente post-adolescentes. El promedio de edad se sitúa en torno a los 20 años y por lo general comienzan a los 18 años. Pero el abanico de edades, en estos últimos años, es más amplio: algunos comienzan a drogarse a los 13 o 14 años, y otros siguen enganchados después de los 30.

El uso de las drogas y las toxicomanías tiene su origen en tiempos remotos. El opio, aunque no ha gozado de la misma difusión social que el alcohol, se viene utilizando hace muchos años. Los antiguos galenos conocían sus poderes terapéuticos como sedante. Galeno, uno de los padres de la medicina, en el siglo II después de Cristo elaboró una mezcla medicamentosa a base de opio: la teriaca, la cual se continuó usando hasta el principio del siglo XX.

El opio es el jugo procedente de la adormidera que se cultiva, entre otros países, principalmente en Tailandia, Laos y Birmania. Tiene propiedades psicotrópicas porque tiene sustancias que actúan sobre la psiquis. Estas sustancias son los alcaloides y entre ellos los más conocidos son la morfina y la cocaína.

El primer caso de utilización, que afectó a millones de personas, tuvo lugar en la China del siglo XIX, al final de las guerras del opio, desencadenadas por Inglaterra y sus aliados contra China para forzar a las autoridades chinas a aceptar la introducción del opio en su país. El mayor cultivo de opio se realizaba en Turquía y en Las Indias, por lo que constituía una considerable fuente de ingresos para las compañías inglesas. Fue a partir de 1840 cuando el consumo de opio adquirió cierta importancia, coincidiendo con la colonización de Indochina.

Los derivados del cánnabis se conocen desde épocas antiquísimas, y pueden hallarse indicios de ello varios siglos antes de nuestra era en China, India, Asiria, etc. Por sus efectos sobre la psiquis solía utilizarse en ocasiones de ceremonias religiosas colectivas, y su consumo llegó a adquirir dimensiones de auténticas epidemias, por ejemplo en Africa del Norte y Egipto, durante la época medieval.

Alucinógenos como la mezcalina o la psilocibina se utilizaron con frecuencia en la América meridional precolombina, aunque en estas regiones es la coca, la que ha gozado de una mayor difusión, gracias a su poder excitante y anoréxico, como es el caso del betel o el khat en Africa.

A partir del siglo XIX se descubre la toxicomanía en el Occidente, aunque ya hacía cien años que la toxicomanía se consideraba una plaga que afectaba a decenas de miles de personas. Su auge quedó marcado en su gran consumo en las grandes guerras y en los avances de la medicina. La primera gran toxicomanía, fue la morfinomanía a partir de 1875.

La morfina había sido descubierta y aislada a comienzos del siglo XIX. Pero los acontecimientos realmente decisivos en la historia de la morfinomanía fueron cuando la invención de la jeringuilla por Pravaz en 1850, que hizo posible el uso de la morfina mediante inyección, y la guerra de 1870, durante la cual la morfina resultó ser un medio inigualable para calmar los dolores de los heridos.

Mas tarde la morfina le dio paso a dos productos no menos peligrosos: la heroína y la cocaína. La heroína apareció a comienzos del siglo XX, es un derivado de la morfina que inicialmente se presentó como un producto más inocuo que ésta y que no engendraba toxicomanía; era pues el medicamento ideal para la morfinomanía. En principio parecía tratarse de un analgésico sumamente poderoso, y como tal se utilizó en las heroicas circunstancias de la guerra de 1914. Hoy sabemos que empleada en iguales cantidades que la morfina, es más activa que ésta, es igualmente toxicomanógena y produce más rápidamente dependencia física. La heroína ocasiona enseguida una intensa dependencia física y es causante de la mayoría de las sobredosis mortales, es mucho más peligrosa que los derivados del cánnabis (hachís, kif, mariguana), los cuales apenas ocasionan dependencia física y no conllevan el mismo riesgo de accidente mortal. Actualmente es la droga más utilizada por los grandes toxicómanos.

La cocaína también debió su difusión al interés médico que encerraba, porque de hecho se trata del primer anestésico local verdaderamente eficaz. El descubrimiento de Koller, por su efecto anestésico revolucionó la medicina. La difusión de este producto milagroso desembocó en Francia en 1914. Es una sustancia muy activa sobre la psiquis y por eso es muy buscada por los toxicómanos. Los indios de la América meridional tienen la costumbre, desde tiempos inmemoriales, de masticar la hoja de coca para adquirir energías o anestesiar el hambre.

 

LA CIENCIA Y LAS DROGAS

Es conveniente saber que la medicina, en la búsqueda de un producto milagroso que no tuviera los inconvenientes del anterior, ha contribuido a agravar la situación: Al opio vino a sustituirlo la morfina, que era un analgésico más eficaz, pero también más peligroso en el aspecto toxicómano; a la morfina la sustituyó la heroína, aunque más activa y peligrosa; y lo mismo fue sucediendo con otros opiáceos sintéticos fabricados en laboratorios farmacéuticos, que son más activos que la morfina, entre ellos la dextromoramida y la petidina. No por esto se debe rechazar el progreso de forma global en descarga de la ciencia, porque a partir de la cocaína se han descubierto anestésicos locales realmente eficaces y sin efectos secundarios, por lo que no son en absoluto toxicomanógenos.

Según investigaciones médicas, en el cerebro humano existen neuro-transmisores ( moléculas) que serían los responsables de los sentimientos de ansiedad o de depresión que se dan en ciertas enfermedades. Y que intervienen en las angustias y tristezas que todos experimentamos normalmente en relación a los diversos acontecimientos de la vida. De ahí parten las esperanzas de los investigadores de controlar químicamente los mecanismos cerebrales para suprimir o reducir todos los fenómenos desagradables como: la ansiedad, la depresión , la tristeza, la agresividad, etc. Descubrimientos médicos en organismos normales han encontrado unos mediadores cerebrales que se cree guardarían relación con las sensaciones de placer y que se denominan encefalinas y endorfinas, que son neuropéptidos (sustancias) que intervienen en la transmisión del dolor y son probablemente los reguladores, de la percepción del dolor y de ciertas emociones. Estos neuropéptidos (endorfinas o encefalinas) tienen cierta similitud con la morfina y los opiáceos sintéticos.

En un individuo A que no es dependiente crónico de los opiáceos, el mensaje o impulso nervioso al cerebro es dosificado y regulado de forma fisiológica por la presencia de las encefalinas y endorfinas, por su efecto de frenar la transmisión nerviosa.

En un individuo B que padece de dependencia crónica de los opiáceos, sus receptores se vuelven hipersensibles al cabo de un período de tiempo, porque los opiáceos son sustancias externas al organismo, que bloquean poderosamente la transmisión del impulso nervioso, y que hasta entonces era regulado por las encefalinas y las endorfinas.

Un individuo C cuando se le suprimen los opiáceos, los receptores hipersensibilizados necesitan varios días para volver al estado normal. Una vez desaparecidos los opiáceos y al no haber tenido tiempo las encefalinas y endorfinas para reaparecer, entonces el influjo nervioso (en especial el dolor) aumenta considerablemente, su transmisión al cerebro.

Estas hipótesis resultan todavía sencillas, pero iluminan y explican uno de los factores de por qué el hombre puede llegar a ser dependiente de los opiáceos sintéticos. Aparecen otras hipótesis que plantean la dependencia de individuos a los opiáceos porque padecían de una deficiencia congénita de endorfinas, pero en la actualidad se ha comprobado que la no presencia de endorfinas no influye en la toxicomanía.

 

EL HOMBRE AMENAZA A LA HUMANIDAD

La angustia y la depresión son una de las causas más comunes en los trastornos espirituales del hombre moderno, que lo lleva al consumo de drogas y opiáceos sintéticos. El escritor y sabio Ignacio Larrañaga, profundo y eminente conocedor del ser humano, en su obra maravillosa "Del sufrimiento a la paz" muestra una disertación total sobre la angustia. Es una sensación de opresión que repercute especialmente en la región epigástrica, con dificultad en la respiración, y todo envuelto en un halo de tristeza. Hay una reacción física que se exterioriza como una sensación de aprieto, de ahogo y encogimiento. Es una sensación profunda que afecta directamente la zona visceral, pero también se localiza en el plexo solar, en la zona precordial y en la garganta, y siempre con carácter de opresión y apretura.

Según Larrañaga existen varios tipo de angustias de acuerdo a su origen:

1-Angustia vital: No es provocada por causas externas al individuo. El individuo siempre esta angustiado sin motivo alguno.

2-Angustia reactiva: Es provocada por causas exteriores al individuo. Se debe a la interacción del individuo con su ambiente. Es la más abundante. Si el individuo no está preparado para enfrentar y neutralizar las agresiones y amenazas de su entorno biológico y social será víctima de una serie de reacciones psíquicas y alteraciones fisiológicas: se pondrá tenso, temeroso, presa de nerviosismo e intranquilidad ante la incertidumbre, aprensivo y preocupado, el corazón comienza a bombear aceleradamente con palpitaciones irregulares, la respiración se torna rápida y agitada, se dilatan las pupilas, hay gran descarga de adrenalina, la boca se reseca, se trastorna el proceso circulatorio y empalidece el rostro. Este estado es de larga duración, y en algunos casos, tiene carácter permanente.

Larrañaga nos muestra lo agresivo que es el entorno social que rodea al hombre actual, las agresiones o desafíos sociales suceden unos tras otros, como flechas que hacen blanco en el sistema nervioso del individuo, convirtiéndolo en una presa fácil de la angustia, porque de antemano está ahogado socialmente y busca incansablemente una vía de escape a sus problemas, aunque sea temporal. Esta asfixia social lleva al hombre en muchas ocasiones al consumo de drogas y bebidas alcohólicas, las cuales sólo resultan el deterioro paulatino de su sistema nervioso central. Otras personas acuden al uso de sedantes o tranquilizantes, que aportan un alivio temporal en situaciones de emergencias; pero el uso prolongado e indiscriminado produce dependencia en el organismo, por lo que se hace necesario el uso de dosis mayores al punto de crear una dependencia total del medicamento.

 

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DEL CONSUMO DE DROGAS

El tratamiento médico al drogadicto, con productos farmacéuticos es efectivo, pero si no es acompañado con una terapia espiritual, el adicto puede volver a caer en crisis. Una terapia espiritual encaminada al crecimiento humano y a la conversión del mundo interior del hombre, logra resultados maravillosos; porque el hombre vive el sufrimiento, le encuentra sentido a la vida y aumenta sus esperanzas, porque sus pensamientos dejan de ser negativos para convertirse en pensamientos positivos, que le abren las puertas a la verdad y a la felicidad, y al gozo espiritual del ser.

 

CÓMO ACTÚAN

Las drogas actúan al nivel de las células nerviosas del cuerpo, sobre la trayectoria del dolor.

Nuestro cuerpo fabrica continuamente sustancias químicas, las endorfinas, que actúan sobre las células nerviosas y cuyo objeto es el de frenar el dolor. Sin endorfinas, el menor contacto sería un sufrimiento.

La heroína produce el mismo efecto que las endorfinas, pero de tal manera más fuerte, que con la heroína ya no se tiene ninguna sensación de dolor. Es tanto más fuerte, que el cuerpo ya no sigue fabricando endorfinas, que resultan inútiles, su ausencia hace que se sientan dolores terribles, durante cinco o seis días, hasta que el cuerpo vuelva a fabricar endorfinas.

 

 

La siguiente lista enumera aquellas drogas más frecuentemente utilizadas:

Café

Tabaco

Medicamentos contra la angustia

Alcohol, cerveza...

Cánnabis (marihuana, hachís)

Éxtasis

LSD

Solventes

Heroína

Cocaína

Crack...

 

"Negar lo espiritual, es como negar que el sol da luz"

José Martí

 

El sabio Larrañaga recomienda algunas reglas de oro ante la angustia y prevención de la drogadicción: detenerse y pensar que estamos sobredimensionando el volumen exacto de los hechos, por tanto debemos volver a colocar los hechos en una perspectiva más real y objetiva. Debemos contar la situación angustiosa a una persona amiga y equilibrada espiritualmente. La angustia es una tensión del sistema nervioso, cuando hay relajación del mismo, no hay angustia.

Para eliminar la drogadicción y la toxicomanía en el mundo no basta con encarcelar a los que la producen, los vendedores y los consumidores del producto diabólico. No podemos decir que con suprimir la droga realizamos prevención en la humanidad. Un elemento importante de la prevención de la droga, es la represión del tráfico, pero la realidad demuestra que cuanto más escasea la droga, más aumenta el precio y por tanto atrae más individuos capaces de hacer cualquier cosa para obtener altos beneficios monetarios.

El Dr. Giorgio Giacomelli, director ejecutivo del programa internacional de control de la droga de las Naciones Unidas en Viena ha explicado en un promemoria enviado al Papa, que la policía y el sistema jurídico internacional no están capacitados por sí solos para hacer desaparecer un fenómeno así de vasto y difuso, pidiendo por tal motivo ayuda a la Iglesia, sobre todo en el campo de la prevención, para que la difusión de valores fuertes aleje a las nuevas generaciones del consumo de la droga. Considera que uno de los problemas más graves a resolver el fin del milenio, es el tráfico y el consumo de la droga, una amenaza que puede poner en peligro el futuro de poblaciones enteras.

El sumo pontífice Juan Pablo II dice que entre las amenazas extendidas hoy contra la juventud y la sociedad entera, la droga se coloca en los primeros puestos como peligro tanto más insidioso cuanto más invisible, y todavía no evaluado adecuadamente según la amplitud de su gravedad…, se extiende como mancha de aceite, alargando progresivamente sus propios tentáculos de las metrópolis a los centros menores, de las naciones más ricas e industrializadas, hasta el tercer mundo… Son ríos de tráfico clandestino, que se entrelazan y recorren pistas internacionales para llegar a través de mil canales a los laboratorios de refinación y a la distribución capilar. "Estamos ya frente a un fenómeno de vastedad y proporciones terribles, no sólo por el altísimo número de vidas destroncadas, sino también por el preocupante extenderse del contagio moral, que desde hace tiempo está llegando a los más jóvenes como el caso, no raro por desgracia, de los niños constreñidos a ser distribuidores y a llegar a ser, como sus coetáneos, ellos mismos también consumidores. El fenómeno de la droga es un mal de particular gravedad. Numerosos jóvenes y adultos han muerto o van a morir, en tanto que otros se encuentran disminuidos en su ser íntimo y en sus capacidades".

Los psicólogos y sociólogos plantean que la primera causa que impulsa a los jóvenes y adultos a la deletérea experiencia de la droga es la falta de claras y convincentes motivaciones en la vida, y el sentido de soledad y de incomunicabilidad, que por desgracia pesa sobre la sociedad moderna, rumorosa y enajenada, y también en la misma familia. El Papa afirma que en efecto, la falta de puntos de referencia, el vacío de valores, la convicción de que nada tiene sentido y que, por lo tanto, no valga la pena vivir, el sentimiento trágico y desolado de ser caminantes ignotos en un universo absurdo, puede incitar a algunos a buscar fugas exasperadas y desesperadas.

"La droga es, al mismo tiempo, fruto y causa de una gran degeneración ética y de una creciente disgregación social que corroen todo el tejido de la moralidad, de las relaciones interpersonales y de la conciencia civil".

Mons. Javier Lozano Barragán

 

"En la raíz del abuso de la droga existe usualmente un vacío existencial debido a la ausencia de valores y a una falta de confianza en sí mismos, en los demás y en la vida en general"

Juan Pablo II

 

El Pontificio Consejo para la familia comenta: Un motivo constante y fundamental del uso de la droga es la ausencia de valores morales y una falta de armonía interior de la persona. Se origina en una falta de educación, donde la sociedad y la familia no consiguen transmitir los valores. Sin valores, el drogadicto es un "enfermo de amor". Lo que importa no es la droga sino los interrogantes humanos, psíquicos y existenciales implicados en la conducta del drogadicto. La raíz de la drogadicción no está tanto en el producto, sino en la persona que lo consume. Recurrir a la droga es un síntoma de malestar profundo. El individuo que recurre a la droga hace una solicitud de ayuda; no sólo siente un deseo de reconocimiento y valoración, sino también de "amor".

Afirma el Papa que el problema de la droga no se combate… ni se puede conducir una acción eficaz para su curación y la recuperación de quien es víctima, sino se recuperan preventivamente los valores humanos del amor y de la vida, los únicos que son capaces, sobre todo si son iluminados por la fe religiosa, de dar pleno significado a nuestra existencia. "La droga no se combate sólo con providencias de orden sanitario y judiciario, sino también y sobre todo, instaurando nuevas relaciones humanas, ricas en valores espirituales y afectivos".

Con seguridad podemos afirmar que cuando reine el imperio del amor en la humanidad, la drogadicción y la toxicomanía desaparecerán de la faz de la tierra, porque la gran crisis social que nos afecta hoy, desaparecerá, y con ella la crisis de las familias, el odio entre los hombres, la despersonalización, el miedo a la vida y al futuro. Los hombres tendrán responsabilidad por el bien de la sociedad y lucharán por una existencia justa y bella, vivirán con dignidad y reconocerán el valor de la vida. Esta dominación amorosa en los hombres se logra con una educación y reeducación verdadera, humana y cívica de la sociedad con el objetivo de formar hombres fundidos en el amor a Dios y al prójimo, donde es necesario el compromiso de toda la sociedad en general. Educación que enseñe al hombre a pensar por sí mismo, y que lo motive a la realización de un proyecto de vida por el bien de sí mismo y de la sociedad.

 

BIBLIOGRAFÍA

1-Dr. Marc Valleur, Dr.Alain Debourg, Dr.Jean-Claude Matysiak: "La droga sin tapujos". Editorial Sal Terrae Santander. Impreso en España 1988.

2- L‘ OSSERVATORE ROMANO : "Posición ética y moral de la Santa Sede con relación a la droga". Pág 20-22. N. 7 - 13 de febrero de 1998