mayo-junio. año VI. No. 31. 1999


POESÍA

 

JOSÉ H.

GARRIDO PÉREZ

EN LA MEMORIA

                  

 

 

POEMA PARA EL PRESENTE

 

Quién soy yo sin mi sombra y sin mi yo,

sin mi sombra infatigable que nunca dice no,

sin mi yo que va conmigo protegido

—y me precede—;

quién soy yo sin mi tiempo, sin el tiempo,

sin un muerto en el recuerdo,

sin un niño por nacer;

quién soy yo sin otro,

sin un tú para mi yo,

sin tu yo para mi tiempo,

sin mi historia,

sin la historia, quién soy yo.

 

[14-4-75]

 

 

LES DEVUELVO MIS COSAS, LAS PALABRAS...

 

 

Como un recuerdo del sitio de la infancia

será el día en que vuelva a la tierra, absorto, nuevamente.

¿Qué obstinado esplendor podrá bastarme?

¿El musgo,

el helecho al borde del cantero,

los libros que marqué, con rojo, enfurecido,

lo que dije, lo que no,

lo que me inventen si quisieran aumentar un tanto el dato,

podrán bastarle al aprecio que aquí pongo?

 

Ahora que me fui —perdón, sin despedida—

permítanse olvidar cierto brillo aparente

que viene del más allá sobre las fotos en que logré

el estar callado, quedo eternamente,

lo que más bien pude ahorrarles, junto al rato.

 

Me voy, hermanos, amigos que me padecieron

la costumbre de no cerrar los ojos siquiera el día final

en que me muero. ¡Qué no me cierren los ojos!

Les miraré encima

lamentar que dejo sólo una llovizna de palabras dichas

cuando estaba en vida. En fin, aquí tienen todo:

zunzunes y flores, mínimos poemas que grandes no pude,

y un tenaz desaire para quien escuche ecos en la cima.

 

Como si asomara a una casa en la memoria

a la tierra palabra y aire le devuelvo,

nunca fueron mías a mas que prudente le oculté la puerta.

 

Así que desnudo de tiempo y palabra

tengo al cabo el premio de no tener nada

más que lo que he dado.

Vengo a ustedes, vuelvo:

veo raicillas rompiendo el terrón húmedo,

raicillas hundiéndose en mis ojos que no podrán, no,

ver esa mañana en que ya no andaré yo sobre la vida.

 

[3-1-79]

 

 

 

 

HIPÓTESIS PARA LA INTERPRETACIÓN DE LOS TIEMPOS DE HOY

(Gn. 1,1-2,4a. A préstamo)

 

                                                                                                              Para Ernesto Cardenal

 

 

Al principio creó adán sus cielos y su tierra.

Todo era en orden

y las edades se extendían sobre la faz de la tierra.

Y dijo adán:

—Hágase el caos.

Y se separaron los elementos de entre el abismo,

y hubo caos,

y creyó adán que era bueno y a la luz la llamó: pobre,

y a las tinieblas: señor.

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día primero.

 

Dijo luego adán:

—Levántense barreras en medio de los hombres

que separen las vidas de las vidas.

E hizo adán las riquezas que separaran las vidas

(de las vidas,

los que estaban debajo de la mesa

de los que estaban sentados a la mesa,

y creyó adán que era bueno y llamó a las fronteras:

nosotros y ellos,

¿qué tú tienes?

¿de qué familia es Ud.?

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día segundo.

 

Dijo luego adán:

—Júntense en un sitio todos los intereses y envidias

y aparezca

(la coerción.

Y así se hizo,

y aparecieron las crónicas y las fiestas privadas,

y los buenos y los malos,

y los portones de las casas

(se engrosaron

 

y hubo castillos,

residencias,

chozas,

cielo abierto.

Y llamó adán a los poseedores: dueño,

inquilino,

y empeñado;

y a los otros: oye tú,

vete de aquí,

por amor de Dios una limosna,

muere,

sufre,

mata,

roba,

¡qué más dá!

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día tercero.

 

Dijo luego adán:

—Haya entre las gentes medios que sirvan para oprimir

unos hombres por los otros.

Y construyó adán una balanza y una espada,

con herrumbre y oro las hizo,

y llamó a la balanza: ley

y a la espada: justicia;

y dio a los ricos la balanza, la espada y el oro,

y a los pobres les impuso la balanza

y les achacó la herrumbre y los gritos.

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día cuarto.

 

Dijo luego adán:

—Hierva de luchas toda la tierra bajo el firmamento.

Y creó las grandes guerras,

justas e injustas las hizo según sus especies.

Y creyó adán que eran buenas y las bendijo diciendo:

—Creced y multiplicaos, henchid las desgracias de

(los pobres,

y las envidias de

(los poderosos.

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día quinto.

 

Cuando esto sucedió aún adán no conocía a dios,

y vivía como solo por sobre todos los hombres.

Y dijo adán:

—Broten de la tierra dioses animados según sus

(especies.

Y así fue,

e hizo adán los dioses: dios instrumento,

dios castiga a éste,

dios terror,

dios por qué me haces esto,

dios gula-sexo-dinero,

dios plusvalía;

así los creó según sus especies,

e hizo entonces adán al mayor de los dioses,

a imagen y semejanza suya lo formó: rico y poderoso

para corromper todas las leyes y convertir lo falso

(en justo,

y dominar por sobre todas las clases y desclasados

—que unos viven y otros mueren— sobre la faz

(de la tierra,

y le llamó adán: dios-padre mío-Adán,

y le sometió todas las cosas y la vida de todas las cosas.

Y creyó adán ser muy bueno cuanto había hecho.

Pasó la tarde,

pasó la mañana,

día sexto.

 

Así fue rematada la creación toda,

y terminada su obra, al sexto día, no pudo adán

(descansar,

y se oyó una voz,

voz como de dolor y de gloria,

voz de hombre que renace,

y hubo luz cegante de bendición.

 

Pasó la tarde,

y es aún la mañana:

día séptimo infinito de alumbramiento y amor.

 

 

 

 

 

MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA...

 

 

Verás, amigo mío

que me preguntas con asombro:

a qué velocidad perforará la tierra en su caída

(un dirigible pinchado,

o qué bala sería aquella, que se llegó de un solo tiro

(hasta la Luna

y se volvió atrás loca de contento;

 

verás, amigo mío,

cómo los niños saben mucho de estas cosas,

mucho más que nosotros

con tantos líos rellenos de metáforas:

 

saben jugar a las guerras en la paz,

y hacer la paz —sin repartirse nada— al cabo

(de la guerra,

saben sacar de un papalote, avión de pelea erizado

(de cuchillas,

saben ser Napoleón, o Tom Sawyer, o el Príncipe

(Valiente,

( o qué se yo,

y saben morirse y nacerse sin que nadie se preocupe;

 

van yendo por la vida a ver quién corre más

—y la peste al último—

hasta el día un poco triste,

en que no se puede jugar más en el patio de la escuela.

 

[24 (25)-6-75]

SI DIGO: CAMBIAR LA VIDA: ¿DIGO ADIÓS? ¿DIGO JARDÍN?

 

                            "Hay golpes en la vida, tan fuertes...

                              Yo no sé."

                                                Vallejo

 

Y si este mundo acabara

cómo decir: ¡se acabó!

 

Por eso el hombre subió,

subió mucho,

subió alto.

Y se fueron olvidando de él los pájaros canores,

las lagunas y los montes,

y quizás hasta las flores.

El hombre vino a la loma

y se sentó acá a llorar,

por no ya desesperar ante los ojos de todos:

quien lo quiso,

quien lo mata,

quien le fue fiel,

o quien franco.

Pero luego fue bajando despacito,

poco a poco,

como el que recuerda un tanto,

tanto tanto,

mucho tanto.

Le llamaban dando saltos, voces, gritos, retumbando,

y la caía una lluvia, no de arriba,

sí de abajo,

del mundo nuevo, su mundo,

del que lloraba acabado.

Y estaba vivo su mundo, y bello, y hasta sembraban

los buganviles que faltan para dar color al día,

sol,

molote,

algarabía.

 

Y bajó el hombre contento

a buscar esa sonrisa que dejó un tiempo escondida.

 

 

[4-12-77]