noviembre-diciembre. año V. No. 28. 1998


GALERÍAPremio de la Comisión Católica

 

PREMIO DE

LA COMISIÓN CATÓLICA

PARA LA CULTURA

El hombre, que a veces parece hecho de hierro, a veces descubriéndose frágil como el cristal, guarda, sin embargo, una dimensión distinta de la terrenal -esa geografía de barro en la que sus huellas no encuentran sosiego-. Dimensión que se proyecta sobre el acto parturiento, creativo, del pintor, y que tiene en la luz de una vela, en la plegaria que se eleva, una escala donde el ser emerge de su dramática lucha con el tiempo. Allí -y en la obra que nos ocupa- aguarda la encarnación del símbolo: una cruz latina, soporte, esqueleto de nuestra cultura.

Siendo este XVI Salón Provincial de Artes Plásticas convocado bajo el título «La identidad: pretextos y razones», hemos premiado la instalación titulada «Levitación (Mandala No. 5)», de Juan Carlos Rodríguez Valdés, por la conjunción de técnicas y materiales empleados, y los planteamientos conceptuales, que más que un encuentro delatan una búsqueda de la identidad en el Ser.

(PALABRAS DE MONS. JOSÉ SIRO, OBISPO DE PINAR DEL RÍO, AL ENTREGAR EL PREMIO)

 


 

UN SALÓN DIFERENTE

por Amalina Bomnín

 

 

"Tenemos el arte para no morir de la verdad"

Friedrich Nietzsche

 

A fuerza de reiterarlo, el término identidad resulta, en nuestro contexto, cercano a circunstancias culturales y políticas que tienden a reducirlo en la conciencia epistemológica; sin embargo su campo se extiende realmente a todos los intersticios del devenir social. Es por ello que para este año la reciente edición del Salón Provincial de Artes Plásticas convocó a los artistas pinareños a concebir sus discursos a partir de este tema; teniendo en cuenta que el fin de siglo nos coloca ante la interrogante de quiénes somos después de haber reciclado ismos, quebrantar fronteras y degustar regímenes. Este tópico relativo a nuestra definición como personas dentro de un espectro que abarca lo cultural, lo ético, lo moral, lo religioso y lo político, se expresa a través de una serie de procesos y conflictos que se dan continuamente en la actualidad, como son: el racismo, las diferencias de clase, la globalización, el sexismo, las migraciones, en la medida que el hombre aspira a un sistema ideológico que le permita una comprensión más cabal del mundo.

La muestra que se exhibe en el Centro Provincial de Artes Visuales rechaza cualquier visión cliché de los presupuestos identatarios, sobre todo cuando éstos se asocian a determinados estereotipos exóticos de orden cultural. Asimismo, intenta señalar –como diría Mosquera- la capacidad antropofágica del arte cubano: que se alimenta de sus propios problemas en la elaboración de un discurso cuestionador, marcado además por un extraordinario carácter lúdrico. Característica que aún en las actuales coordenadas socio-económicas continúa siendo un foco de atención.

De manera general –sin detenerme en obras- una buena parte de estas propuestas se encauzan a través de tópicos de referencialidad local y cotidiana que hacen hincapié en cuestiones de orden ético-social. Quizás sea este aspecto el talón de Aquiles de los salones provinciales, en los cuales si bien se advierten piezas con un nivel de indagación conceptual a tono con las nuevas concepciones artísticas, también subsisten planteamientos identificables con una visión localista de la realidad.

Si se toma en consideración el crédito que ha ganado la producción plástica en la provincia, subrayando el interés por la pintura como manifestación privilegiada por los gustos del espectador medio, este espacio parecía desmedrado respecto a sus predecesores; pero estaríamos negando la capacidad de despliegue del arte fuera de los últimos bidimensionales en busca de reinventarse otros planos menos ordinarios que le permitan tanto al artista como al espectador sentirse más inmersos en la configuración de lo entendido como real. Esto se entiende mejor aún cuando la multiplicidad de la imagen postmoderna nos enfrenta a una realidad engañosa, después de la muerte del pensamiento lineal y la aparición del pensamiento estructural.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De un envío de 40 obras a este certamen resultaron seleccionadas 11, cantidad inferior a pasadas ediciones pero que incide en un nivel de coherencia visual y discursiva no advertida antes, además de permitir establecer el límite físico y perceptual necesario a cada pieza. Seis instalaciones y cinco óleos sobre lienzo conforman la exposición, y los premios correspondieron a Impureza en mi café de Iván Capote y Levitación (Mandala No. 5) de Juan Carlos Rodríguez. Ambas enfocan la identidad desde la cultura, aunque diferenciadamente. En el caso de Capote la reflexión se establece a partir de lo histórico-social; en Rodríguez Valdés sucede con interiorizaciones de tipo humano e intelectual. La primera, marcada por un tono irónico, juega con lo apócrifo de ciertos tópicos relacionados con supuestos de identidad de una manera sutil. Una instalación que combina la pintura y ciertos objetos cotidianos (colador de café, azucarera, cafetera) relacionados en el ambiente doméstico con la cultura de esta infusión, pulsa el cuestionamiento del receptor por medio del sentido de pertenencia. El uso de pigmentos disímiles, incluído el derivado de este grano, otorga a la pieza un singular carácter lúdrico.

El planteamiento de Juan Carlos Rodríguez esgrime argumentos derivados de agudos filosóficos que colocan en una misma tesitura creación, existencia y espíritu. Dichas reflexiones son el resultado de una ardua labor investigativa acerca de temas religiosos, psicológicos y de corte metafísico que colocan al Ser como centro irradiador de energía y que a su vez elude todo lo aleatorio. La naturaleza constituye en sus elaboraciones el medio por excelencia para el desenvolvimiento del poder creativo. En esta ocasión su pieza señala la fuerza de la voluntad como aspecto esencial del arribo a la suprema definición del espíritu. El despliegue escenográfico permite un acercamiento más expedito a su mensaje, el cual hace galas de una excelente capacidad de síntesis conceptual.

Estas dos propuestas evidencian cómo resolver el asunto escogido rechazando interpretaciones coyunturales o aliteraciones. Ellas ostentan el sustrato investigativo y el nivel de discernimiento que hacen de una obra un texto cargado de experimentación y problematicidad.

La búsqueda de ciertos temas que propicien la intervención de las poéticas de artistas pinareños en este espacio, quizás contribuya en el futuro a dirigir sus discursos más atemporalmente, porque si bien los fenómenos sociales y culturales a nivel universal inciden inevitablemente en el individuo de fines de siglo que se desenvuelve en el entorno citadino, tal vez para una mirada desde un contexto llamado "periférico" como Pinar del Río, sean estas cuestiones reflejadas sin la suficiente interiorización, dadas nuestras singulares apropiaciones de lo reconocido como posindustrial.

Quede este primer criterio curatorial como una brecha que permita más adelante un esbozo de las identificaciones morfológicas y de repertorio del creador de provincia con los procesos culturales y manifestaciones del arte contemporáneo que implican un cambio en la asunción estética de sus contenidos. El mérito estará en la diversidad que se pueda mostrar por la intervención del público, el curador y el artista en un escenario que no es más que el indispensable desplazamiento para recuperarnos de lo vivido.

 


EXPOs

 

7 PINAREÑOS EN EL

II SALÓN DE ARTE CUBANO CONTEMPORÁNEO

 

 

Siete exponentes de nuestra plástica representaron a Pinar del Río en el II Salón de Arte Contemporáneo que abrió sus puertas el pasado mes de noviembre en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en la Habana Vieja.

Óleos, instalaciones, mixtura de técnicas como válido recurso expresivo, llevaron los creadores de la Hospitalaria de Cuba a este encuentro. La combinación de los más disímiles materiales dada en las obras de Juan Suárez Blanco y Joan Capote, o el efecto conseguido al llevar a la tridimensionalidad el grabado convencional, como se aprecia en Tiempo de inversión, de Abel Barroso, matizaron esta muestra, donde pudo apreciarse además el resultado del quehacer creador de Enrique Camejo, Miguel Ángel Couret, Yosvani Malagón y Juan Carlos Rodríguez.


 

LEER ES (foto del catálogo)UN PLACER

El artista plástico pinareño Arturo Montoro, residente en La Habana inauguró el pasado miércoles 9 de diciembre, la muestra personal «Leer es un placer», en la Galería Concha Ferrant, sita en Martí No. 8A, entre Pepe Antonio y División, Guanabacoa, Ciudad de la Habana.

Esta exposición estará abierta al público hasta los primeros días de enero de 1999.


 

HOMENAJE o la Magia de la RAZÓN

 

 

La artista plástica Margot Rodríguez Arencibia acaba de inaugurar su muestra personal «Homenaje o la Magia de la Razón» en la Galería Entresuelo Hostal Valencia, Habana Vieja, que estará abierta al público hasta el 17 de Enero del próximo año.

Esta «mujer de pincel y color» ha participado como curadora en varias expocisiones. Obras suyas se encuentran en colecciones privadas y galerias en varios países como: Estados Unidos, México, Costa Rica, Hungría y en instituciones cubanas.

En su trayectoria artística ha participado en proyectos de ambientación, es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas y también se ha dedicado a ilustrar libros de poesía y teatro en la Editorial «Hermanos Loynaz», así como otras publicaciones. Organiza e imparte cursos y talleres de muñequería (textil y en fibra vegetal), papier maché, céramica, Estructura de las artes Plásticas y Arte Cubano.

Graduada en la Escuela Provincial de Artes Plásticas de Pinar del Río en 1972 y Licenciada en la misma especialidad en el 1992, Margot trabajó en el Centro Provincial de Cultura Comunitaria durante muchos años, promoviendo la labor de los Instructores de Arte en las comunidades, este trabajo le ocupó mucho tiempo pero no abandonó la creación.

La obra de Margot -al decir de Bernal Castellanos en las palabras al catálogo- nos acerca a una paleta cálida desplegada en los cuadros y vinculada más con un abstraccionismo expresionista de raíz europea y concepción americana que con la más frecuente postura diseñista del auge de esta corriente a mediados de siglo cuando Paul Klee, «Las formas aparenciales nada tienen que ver con el proceso creador de la pintura moderna», abrumó la plástica de entonces y llevó la creación a los predios del kitsch y el mero decorativismo...

La muestra recoge 10 obras trabajadas fundamentalmente en acrílico y técnicas mixtas sobre cartulina.

Esta es la segunda exposición personal de Margot Rodríguez. /Tomado del catálogo de la Exposición.


 

CONTINO

ESA FUERZA QUE HAY EN MÍ

"Esa fuerza que hay en mí", Contino

Con la actuación del grupo danzario «AYELÉ», la presencia de artístas plásticos de reconocida trayectoria en la provincia Miguel Barnet, Abel Prieto, Ministro de Cultura, y otras personalidades, quedó inaugurada el 27de noviembre la exposición personal de Luis Contino Roque, en el Centro Provincial de las Artes Visuales de Pinar del Río.

Alrededor de 30 obras, realizadas fundamentalmente en acrílico sobre lienzo, cubren las paredes de esta institución mostrando el arduo quehacer artístico de Contino, quién trabaja con la misma inquietud, perseverancia y fineza de las hormigas.

En la muestra se reafirma el decir de Contino: «mi trabajo está dirigido esencialmente, a destacar la continuidad del pasado en el presente; es un intento de comunicación entre el mundo material y espiritual del hombre de hoy y sus ancestro. Las obras que aquí expongo son testimonio de mi propia experiencia.»

Con múltiples premios y un curiculum amplio, desde que se graduara en la Escuela Nacional de Arte en el 1984, este hombre de mirada segura «va caminando con fe» hacia un puesto que sin dudas se ha ganado en la plástica cubana contemporánea.

 

PALABRAS AL CATÁLOGO

por Miguel Barnet

 

Contino, así simplemente, heredero de una rica tradición plástica que tiene su origen en las casas templos, en los munanso bela, en los ibbodú de la santería cubana.

Con gran sensibilidad y ojo profundo el pintor pinareño ha sabido entrar al monte finda, con los atributos magníficos del artista genuino que es.

El mundo espiritual que emana de la materia dura y litúrgica, tiene en él un vehículo perfecto para la transmutación del caos y la parafernalia en un orden estético que fija los valores y los ennoblece. Metáfora del contexto imantado, post-modernidad y arte de intención naive, consuman un resultado de quilates artísticos únicos. Instalaciones de palo y de ocha llevadas a la expresión plástica, decantadas y pasadas por el filtro personal del artista.

Símbolos nacionales recreados; bandera cubana casi siempre presente como huella de la Patria, campana de Oggún, Iruke de Oyá; toda una sinfonía increscendo hacia la imagen más pura y cromática de la identidad.

Súmese a esto la cruz cristiana, el círculo primitivo, ancestral, la luna fantasmagórica, el sol ardiente de la fertilidad y la energía, Olorun es el centro del Universo, Elegguá desbrozando el camino con su palo de garabato, el rojo de la sangre mambisa: corolario de una creación que aunque muy suya ya pasa a ser parte de nuestra tradición.

Luis Contino, pinareño, bajo la advocación mágica de un pasado -presente- consumador, deja de ser una promesa para convertirse en un resultado, en una alegría de nuestra tradición plástica.

¡Moforibale!