septiembre-octubre. año V. No. 27. 1998


ECONOMÍA

 

HACIA UNA SOCIEDAD SOSTENIBLE

por María Caridad Gálvez Chiú

 

 

Para casi todos parece ser un requisito indispensable de cualquier sistema económico en la actualidad, la sostenibilidad. El desarrollo sostenible se ha convertido, gracias a Dios, en un tema obligado en todo el mundo cuando de discutir alternativas se trata, y en una imperiosa necesidad. Por eso nos parece importante que cada vez más personas puedan opinar, criticar y proponer en relación con el tema.

Sostenibilidad significa permanecer en el tiempo, adelantando. Una sociedad sostenible es aquella que puede persistir a través de generaciones, que es capaz de mirar hacia el futuro con la suficiente flexibilidad y sabiduría como para no minar su sistema físico o social de apoyo.

La sostenibilidad no puede limitarse al aspecto físico sino que debe contemplar el aspecto social.

Para que una sociedad sea socialmente sostenible la combinación de población, capital y tecnología debe ser configurada de forma tal que cada persona pueda crear sus propios medios para lograr alcanzar el nivel material de vida adecuado y seguro para cada uno, ocupándose la sociedad de atender a aquellas personas que están imposibilitadas de resolverse sus problemas.

Para que una sociedad sea físicamente sostenible, los insumos globales materiales y energéticos deben cumplir tres condiciones:

. Que sus tasas de utilización de recursos no excedan sus tasas de regeneración.

. Que sus tasas de utilización de recursos no renovables no excedan la tasa a la cual los sustitutos renovables se desarrollan.

. Que sus tasas de emisión de agentes contaminantes no excedan la capacidad de asimilación del medio ambiente.

 

 

Una sociedad sostenible no es una sociedad sin crecimiento: es una sociedad que crece para desarrollarse

 

No tiene sentido hablar de una sociedad sin necesidad de verdadero crecimiento económico. Aunque algunos consideren que la sostenibilidad frena el crecimiento, lo cierto es que una sociedad sostenible considera el crecimiento como un medio y no como un fin en sí mismo. Para un desarrollo sostenible es necesario preguntarse, no sólo cómo crecer, sino a quién beneficia ese crecimiento, cuánto cuesta, a quién le cuesta, a quién afecta, en qué medida puede ser encajado por las fuentes y sumideros del planeta. No contribuimos a la sostenibilidad de ninguna economía si consideramos que lo principal es crecer, pero tampoco lo hacemos considerando que no es importante crecer. En una sociedad sostenible el desarrollo se produce a un ritmo que permite que las personas se reajusten y encuentren su sitio en la nueva sociedad, por lo que no se trata de frenar el crecimiento provocando desaliento sino de encauzarlo y controlar su ritmo.

 

 

Una sociedad sostenible no tiene que sostener la pobreza

 

La sociedad debe crear los mecanismos que permitan que a todos llegue una parte de la riqueza creada, eliminando la desigualdad en la distribución. Esto no debe confundirse con el paternalismo ni con el igualitarismo, porque es indispensable estimular la iniciativa personal y respetar la diversidad de las personas, si queremos lograr un desarrollo humano integral.

Aunque algunos piensan que el no tener el crecimiento como meta afectaría el desarrollo de las personas, (que entonces no tendrían aspiraciones, ni retos que los impulsen a utilizar su imaginación), si logramos cambiar la meta del crecimiento por la meta del desarrollo y se garantiza el espacio para ello, la sociedad no dejará de tener aspiraciones, solo que serán distintas y más humanas.

Verdaderamente, para no sostener la pobreza, no basta con las buenas intenciones: hacen falta acciones. Y en una sociedad que pretenda un desarrollo sostenible, la caridad no puede ser el único ni el principal medio de lograr la justicia en la distribución. El sistema económico debe implantar un tejido de relaciones y estructuras que ofrezca igualdad de oportunidades a todos para desarrollarse y estimular aquellas iniciativas que contribuyan a que los pobres no se queden fuera de la economía.

 

 

Una sociedad sostenible no debe hipotecar el presente por el futuro

 

Claro que para sostenerse hay que pensar en el futuro, pero no se trata, como piensan algunos, de sacrificar el presente para garantizar el futuro ni de pensar primero en el futuro. Se trata de preocuparse también por el futuro, de manera que atendiendo las necesidades del presente no se impida que las generaciones futuras también puedan atender sus necesidades. La Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo concretó la definición de sostenibilidad con estas palabras:

«Una sociedad sostenible es aquella que atiende las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para hacerse cargo de sus propias necesidades»

 

 

Una sociedad sostenible tiene que ser sustentable

 

 A pesar de que muchos consideran que estos dos conceptos deben usarse indistintamente, sin discrepar esencialmente, prefiero usar el término sustentabilidad como condición indispensable para la sostenibilidad. Sustentabilidad significa tener condiciones para desarrollarse con los propios recursos, con la energía que genera el propio proyecto, a fin de no depender de fuentes externas. Por supuesto, no depender de fuentes externas no significa no utilizarlas. La sustentabilidad no significa aislamiento, por el contrario, implica una mayor libertad para establecer relaciones que la hacen crecer. Cualquier país debe establecer relaciones de cooperación con el exterior, pero debe cuidarse la naturaleza de estas relaciones. Para que no entorpezcan su desarrollo autónomo las relaciones deben ser de interdependencia, que beneficien a todos los que intervengan en ellas.

 

¿Cómo contribuir a la sostenibilidad del mundo?

Como quiera que la sostenibilidad es una idea nueva para mucha gente, resulta provechoso reflexionar sobre ella. No sólo para informar, sino sobre todo para que cada persona vea cómo puede implantar elementos que ayuden a la sostenibilidad de su propia vida, de su familia, de la cultura, de un sistema económico o político.

Para lograr tender hacia la sostenibiblidad de una sociedad se necesitan muchos mecanismos que funcionen de una manera eficiente, pero creo que podemos hablar de tres pilares fundamentales:

- La eficiencia en la gestión económica.

- Una educación para la flexibilidad y la creatividad.

- Un sistema de leyes que lejos de frenar, garantice el ejercicio de las libertades.

 

Cada uno de nosotros puede contribuir a la sostenibilidad de nuestras propias vidas o de los ambientes en que nos desarrollamos, si estamos conscientes de su posibilidad e importancia.

De hecho hay mucha gente que se ha entregado al ejercicio de imaginar un mundo sostenible, que aunque no fuera muy diferente del mundo en que vivimos, podría ser mejor.

 

«...cómo materializar un mundo sostenible que no sea solo funcional sino deseable, es una cuestión de liderazgo y ética, así como de visión y de coraje. Esas son propiedades no de tecnologías, mercados, gobiernos, corporaciones o modelos de ordenadores, sino del corazón y el alma humanos.»

 

 

Bibliografía:

Donella H. Meadows, Dennis L Meadows, Jorgen Randers, «Más allá de los límites del crecimiento». 

 
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