
"Creí
que mi último viaje tocaba a su fin, gastado todo mi poder; que mi sendero estaba
cerrado, que había ya consumido todas mis provisiones, que era el momento de guarecerme
en la silenciosa oscuridad.
Pero
he visto, que tu voluntad no se acaba nunca en mí. Y cuando las palabras viejas caen
secas de mi lengua, viejas melodías estallan en mi corazón, y donde las veredas antiguas
se borran, aparece otra tierra maravillosa."
Ofrenda
lírica. Rabindranath Tagore
Todos los pronósticos
demográficos realizados en la actualidad, incluyendo los expertos de las Naciones Unidas,
aseguran que el grupo de personas de 60 años o más es el sector de la población que
más rápidamente aumenta en el mundo. Precisamente este grupo, se estima se
quintuplicará en los próximos años en el planeta, mientras que en los países en
desarrollo se sextuplicará en ese período de tiempo. Lo anterior pone de manifiesto la
importancia de profundizar en el estudio de la vejez como fenómeno social
contemporáneo-.
Ahora bien, ¿cuál es el promedio de edad de nuestros antepasados?
Existe consenso entre los especialistas en considerar que la duración media del
hombre prehistórico era de 20 a 30 años. A estas conclusiones han podido arribar los
arqueólogos y antropólogos al estudiar los restos de los esqueletos humanos de estos
antiguos pobladores del planeta.
Aunque en la Biblia se plantea que Adán vivió 930 años, Noé (el constructor
del arca) 950 y Matusalén logró llegar a los 969 años, debemos tener en cuenta que en
las Sagradas Escrituras se usaba el año lunar de 28 días, lo que significa que
Matusalén realmente vivió 74 años.
Por supuesto, que en la medida que el hombre fue mejorando sus condiciones de
vida, conociendo mejor su cuerpo, y pudo combatir las enfermedades y epidemias que lo
atacaban, logró incrementar su promedio de vida.
No es hasta el siglo XX cuando se obtiene un aumento sin precedentes de la
duración de la vida del hombre. Nunca antes en la historia de la humanidad la duración
de la vida creció a ritmos tan rápidos como en este siglo. El mejoramiento de las
condiciones de vida y los éxitos de la medicina y la sanidad fueron determinantes para
este significativo aumento de la duración de la vida (reducción de enfermedades
infecciosas y parasitarias).
Según Raúl Hernández, la población cubana de 60 o más años en el curso del
53, representaba el 6,9% de la población, en el 70 asciende a 9,0%, mientras que en el
1981 llega a 10,9%. Dentro de las provincias, el más alto porcentaje corresponde a Ciudad
de la Habana con 13,6% en el curso del 81. Al parecer esto se debe al comportamiento de la
fecundidad y a los efectos de los procesos migratorios hacia la capital.
¿A qué edad comienza la vejez o tercera edad?
También esta clasificación ha sufrido modificaciones históricas. Por ejemplo
Pitágoras (Siglo VI ane), eminente filósofo y materialista griego, encontró una
analogía entre las edades de la vida y el cambio de las estaciones del año:
- Período de formación 0 20 años (primavera)
- Hombre joven 20 40 años (verano)
- Hombre en el florecimiento de sus fuerzas 40 60 años (otoño)
- Hombre viejo en decadencia 60 80 años (invierno)
Por otra parte Hipócrates (Siglo V ane) dividió la vida humana en diez
períodos de siete años cada uno.
En
el siglo XIX los fisiólogos franceses utilizaron la clasificación que divide la vida
humana en 4 períodos:
|
HOMBRE |
MUJER |
Niñez |
0-15 |
0-11 |
Juventud |
15-25 |
11-20 |
Edad Madura |
25-60 |
20-60 |
Vejez |
más de 60 |
más de 60 |
Por su parte uno de los fisiólogos franceses más destacados, Jean Pierre Marie
Flourence (1794 1867) empleó una clasificación muy diferente, pero dividió la
vejez en dos etapas: la primera de 70 85 y la segunda después de los 85.
Existen otras clasificaciones de otros especialistas que no enumeraremos (ver
"El Hombre y la edad" de Alexis Tolsty).
En la actualidad, según un acuerdo internacional firmado en Viena en 1982, -Cuba
estuvo presente junto a otros 120 países- el inicio de la tercera edad ocurre a los
sesenta años. (Asamblea Mundial sobre el envejecimiento auspiciada por la ONU).
Una de las interrogantes que el hombre se ha planteado desde hace mucho tiempo ha
sido:
¿A qué se debe el envejecimiento humano?
Ante todo conviene precisar que se acostumbra a hablar de la edad cuando se mide
la cantidad de años que el hombre ha vivido desde su nacimiento, cuando en realidad esta
es la llamada edad cronológica: mientras que la edad biológica se valora por los cambios
evolutivos de la persona.
Entre ambos existen relaciones complejas y mediatizadas. A medida que la edad
cronológica aumenta, la edad biológica se retarda, es decir, son cantidades inversamente
proporcionales. Cuanto más viejo sea Ud. más lentamente envejece. Se ha podido
comprobar que físicamente uno no cambia tanto de los 30 a los 40 años como de los 25 a
los 30; ni tampoco de los 55 a los 65 como de los 40 a los 55.
Las diferentes partes del cuerpo humano no envejecen a un mismo tiempo. Se estima
que los ojos comienzan a envejecer a los 10 años; el oído alrededor de los 20, a los 30
la fuerza muscular y la rapidez de la revisión han llegado a su ápice y comienzan
a decaer. En cambio el cerebro está aún joven y en proceso de desarrollo a los 50 y no
llega al cenit sino hasta los 60, después de esa edad la eficiencia cerebral declina muy
lentamente hasta los 80. Sin embargo, todavía a los 80 puede Ud. ser mentalmente
productivo como lo fue a los 30, pero ahora con más sabiduría y experiencia. Tengamos en
cuenta que Sófocles escribió su gran Edipo y Goethe terminó su inmortal Fausto cuando
ambos tenían más de 80 años de edad.
Según el profesor Hang, jefe del departamento de anatomía del Colegio de
Medicina de Leibeck, la sección del cerebro que transforma las impresiones sensoriales en
conocimiento consciente casi no cambia con la edad. El encéfalo, donde la información
sensorial se transforma en pensamiento, se reduce con la edad, pero esta disminución
afecta solamente a la parte frontal y no a la parietal del cerebro.
Por otra parte el psicólogo norteamericano, George Lawton afirma que las
personas de edad avanzada suelen sufrir una cierta pérdida de la memoria, pero la
imaginación creativa no envejece. Con la edad aumenta la comprensión y se amplían
nuestras perspectivas interiores; el criterio se afina y la capacidad de razonar mejora.
En definitiva se adquiere sabiduría.
Antes de continuar conviene definir dos conceptos muy utilizados por los médicos
que estudian el envejecimiento humano: GERONTOLOGÍA y GERIATRÍA. El primero es la rama
de la medicina que se dedica a estudiar los fenómenos o causas que producen la vejez,
mientras que el segundo se dedica al estudio y tratamiento de las enfermedades de la
vejez.
Volviendo a nuestra última pregunta: De acuerdo a la autorizada opinión de la
gerontóloga y geriatra rumana Ana Aslan, el envejecimiento es un proceso evolutivo que
depende de factores: hereditarios, del medio ambiente y de la edad, pero aún no se han
descubierto las causas precisas que la determinan.
Según investigaciones médicas experimentales realizadas durante 25 años en el
Instituto Nacional de Gerontología y Geriatría de Bucarest que la Dra. Asla ha dirigido,
se ha demostrado que el proceso de envejecimiento puede ratardarse mediante la
utilización de ciertas sustancias químicas, en particular el hidrato de cloro
para-amino-benzoico dietilaminoetanol.
Existen otras hipótesis que plantean que la mayoría de las alteraciones
relacionadas con la edad surgen debido a la acumulación en el organismo de productos
tóxicos del metabolismo. Sobre todo son peligrosos los productos del intercambio de
oxígeno, como son los radicales libres. El radical libre es una partícula altamente
activa, que reúne de manera incontrolada a otras moléculas, lo que puede provocar el
deterioro de las moléculas de ADN y ARN y de las membranas celulares. Existen sustancias
que frenan los procesos de oxidación de los radicales libres y que disminuyen el nivel de
estos en el organismo. Estas sustancias recibieron el nombre de "antioxidantes".
¿Cuándo comienza el envejecimiento?
Realmente el momento preciso en que comienza el envejecimiento se desconoce,
aunque algunos plantean que se inicia desde el nacimiento, mientras que otros afirman que
este proceso empieza cuando se detiene el crecimiento.
En la medida que la estancia del hombre sobre la tierra sea más placentera, con
más confort y útil, éste deseará prolongar su vida. Cabe entonces preguntarse:
-¿Cuántos años puede vivir el hombre?
-¿Cuál es la duración que, como promedio, puede alcanzar la vida de un ser
humano?
La primera pregunta pudiera parecer sencilla, clara y fácil de responder. En
realidad este problema es mucho más complicado de lo que aparece a primera vista.
Si se tiene en cuenta la estadística de los records se pudiera afirmar que el
hombre pudiera vivir 120 años pero si se analiza científicamente la respuesta puede ser
inesperada.
Supongamos que el hombre puede vivir x años, esto significa que el hombre no
puede vivir ni un segundo más. Es decir, que la afirmación supone la existencia de una
edad límite que el hombre no puede superar.
Uno de los primeros en apreciar este fenómeno fue el famoso matemático W.
Feller en su libro "Introducción a la teoría de las probabilidades y sus
anexos". En este sentido la teoría de las probabilidades nos indica que con el
aumento del número de observaciones records crece el valor de la duración máxima de la
vida. Aunque parezca una paradoja, cuanto mayor sea la edad, tanto menor será la
probabilidad de alcanzarla. Es por ello que podemos concluir que resulta ilógico
establecer un límite para la vida humana.
Al tratar de darle respuesta a la segunda interrogante, conviene precisar que esa
edad promedio, algunos científicos la denominan "duración genérica de la
vida" o "duración potencial de la vida".
En el 1978 el demógrafo soviético B.Turlaniv opinó que la duración genérica
de la vida humana es de 86 años para los hombres y 88 para las mujeres de manera
aproximada. Por otra parte, otros especialistas soviéticos como L. A Gavrilov y D.F.
Chebotanov consideran que la duración potencial pudiera fluctuar entre 90 y 100 años.
Después de analizar la edad potencial genérica del ser humano sería
interesante conocer cómo llegar a alcanzarla, o sea, ¿qué factores contribuyen a la
longevidad?
Puntualizaremos que en gerontología se le denomina longevo a todos los seres
humanos que sobrepasan la edad de 90 años. En la demografía se calcula el índice de
longevidad de una zona o región por la cifra de personas mayores de 90 años que se
encuentran cada 1000 habitantes.
Al parecer, la mayor cantidad de longevos corresponde al Cáucaso, donde se han
registrado 5 000 personas de cien años de una población de 9,5 millones de habitantes.
De acuerdo a los resultados de un convenio de investigación, suscrito en el 1977
por la Academia de Ciencias de la URSS y el Consejo de Asociación de Investigación de
los E.U., para realizar de manera paralela el estudio de grupos étnicos con un elevado
número de longevos, se obtuvieron las siguientes conclusiones:
Los longevos contemporáneos son personas que en su mayoría:
1. Han nacido y vivido siempre en una misma región y han realizado toda su vida
un mismo trabajo.
2. Viven en un ambiente familiar favorable, gozando de prestigio y respeto.
3. Tienen una alimentación equilibrada, moderada y sobria.
¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?
Según las estadísticas demográficas de casi todos los países , las mujeres
alcanzan una edad más avanzada que los hombres, pero lo significativo es que la
mortalidad del hombre supera a la de la mujer en todas las edades. Hasta el momento no
está bien precisado por qué sucede esto; no obstante, la mayoría de los especialistas e
investigadores atribuyen este fenómeno a diferencias genéticas.
¿Se podrá heredar la longevidad?
Después de numerosos estudios al respecto se ha arribado al siguiente consenso:
Teniendo en cuenta que el parecido en la duración de la vida, que se observa en la
especie humana entre los padres y los hijos, en lo fundamental se debe, evidentemente, no
a los genes, sino a la educación, el modo de vida heredado y las costumbres, se deduce
que la longevidad no se herede.
¿Cuáles son las características psicológicas del
anciano?
Son de todos conocidas las comparaciones que históricamente se han realizado
entre la infancia y la vejez; aunque desde el punto de vista físico, las diferencias, son
sustanciales; sin embargo, fisiológicamente y psicológicamente tienen muchos aspectos
comunes: débil desarrollo de la actividad de los sentidos, la cólera, la tendencia al
llanto o a la vía fácil, la charlatanería, el equilibrio precario del cuerpo, el andar
inseguro, la falta de dientes, la necesidad de alimentos suaves y dulces, la ausencia de
impulsos sensuales, la enuresis, etc.
Una analogía significativa entre la infancia y la vejez, es que ambos toman
conciencia de su posición en la sociedad mediante su comparación con la persona madura.
En la actualidad, la descripción de la personalidad del anciano en su contenido
psicológico está en un proceso limitado de constante búsqueda y perfeccionamiento.
Según Fritz Grese se diferencian tres tipos de viejos:
1. El viejo negativista, que niega poseer cualquier rasgo
de vejez.
2. El viejo extravertido, que reconoce la llegada de la
ancianidad, pero lo hace por presión de influencias externas y por observación de la
realidad circundante, especialmente cuando se jubila.
3. El viejo introvertido, que vive la vejez en el plano
de ciertas vivencias intelectuales y emocionales (reconstrucción fiel del pasado,
reminiscencias, interés por cuestiones metafísicas, poca movilidad, debilitamiento de
las emociones y de las tendencias sexuales, aspiraciones a la tranquilidad.
Casi todas las personas se adaptan a la senectud, pero una combinación de
diversos factores como: disminución de las frecuencias cognoscitivas, aislamiento y
cambios drásticos en el sistema de vida, pueden originar diversos trastornos, en
especial, psíquicos, tales como: neurosis ansiosa, psicosis, esquizofrenia y melancolía
involitiva.
Es por ello, que conviene darle participación en la toma de decisiones en el
hogar, la realización de ciertos trabajos acorde a sus posibilidades, no emitir criterios
negativos sobre la ancianidad, no interferir en sus actividades y preferencias, evitar
medicamentación sin indicación médica, así como lograr una alimentación balanceada.
"En los ancianos está la ciencia y en la larga edad
la inteligencia" (Job. 12-12)
¿Cómo los ancianos pueden contribuir a la educación y a su vez
la educación contribuir al bienestar de ellos?
El gerontólogo soviético Ippolit Davidovski, autor de una de las
investigaciones contemporáneas más interesantes sobre la vejez, escribió:
"La experiencia y la sabiduría siempre fueron función del tiempo; hoy
siguen constituyendo el privilegio de las personas maduras y de edad avanzada. Para la
gerontología como ciencia, no es tan importante agregar años a la vida, es más
importante "agregar vida a los años". Esta opinión coincide con la idea
de Leonardo da Vinci que expresó: el trabajo genera experiencia, y la experiencia
sabiduría. Ningún manual o libro puede sustituir la experiencia individual de los viejos
trabajadores que no han perdido su capacidad laboral.
La importancia de la sabiduría como especial reafirmación psicológica de la
vejez es invalorable.
La sabiduría da una única posición del anciano en el mundo contemporáneo por
su significación social e histórica, humana por su destino y orientación.
Por lo anteriormente planteado, sería conveniente que la comunidad pudiera
beneficiarse al máximo de los conocimientos, la experiencia y la autoridad moral de los
ancianos. Ello pudiera materializarse mediante:
- la grabación y difusión de sus mensajes a través de los medios masivos de
comunicación
- el asesoramiento, entrenamiento y control del trabajo que realizan los más
jóvenes en distintas esferas laborales.
- La planificación y ejecución de charlas, conversatorios, encuestas con
colegas jóvenes y ancianos para intercambiar experiencias y efectuar actividades
recreativas, culturales, deportivas, etc.
Durante los últimos años se ha desarrollado entre los ancianos la tendencia a
dedicarse a los estudios. En la actualidad disponen para ello, no solamente de grupos de
estudio locales sino además de cursos universitarios. Es internacionalmente célebre la
Universidad de la tercera edad, creada en el seno de una de las universidades más
antiguas del mundo, la de Toulouse (Francia). La Sorbona de París ha vuelto a poner en
práctica tras una interrupción de más de 90 años, las llamadas conferencias
"interedades". Las universidades públicas norteamericanas y las de otros
países brindan condiciones especiales a las personas que han sobrepasado la edad de la
jubilación".
Los estudios realizados por la UNESCO sobre la educación y la tercera edad han
puesto de manifiesto la existencia de lagunas particularmente penosas en lo que concierne
a la investigación, las innovaciones y los intercambios de experiencias en la materia.
Entre los posibles temas de investigación a nivel mundial parece conveniente
señalar especialmente:
a) La alfabetización de los ancianos.
b) Las ofertas del acceso a la educación y la cultura.
c) Sobre la utilización del tiempo libre en forma creadora.
d) Sobre la adaptación de los individuos a la situación de jubilados.
e) El reciclaje profesional y técnico en esta etapa de la vida.
"No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se
acabare, no me desampares". (Salmos 71-9)
"Delante de las canas te levantarás y honrarás el rostro
del anciano". (Lev. 19-32)
"Tu señor ha dispuesto: No adorareis a nadie fuera de Él;
tratareis a vuestros padres con generosidad; si uno de ellos o los dos llegan a la vejez a
tu lado, no les digas ¡Uf! ni les recrimines. Háblales con palabras generosas".
(Corán XVII-24)
¿Cuáles son las causas históricas que hayan provocado que la veneración hacia
los adultos haya disminuido?
Debemos partir del suficiente presupuesto teórico: "La moral no cambia
arbitrariamente , porque alguien lo desee, sino que depende del modo de vida de los
hombres en su contexto social".
Se puede afirmar que la vejez fue el primer privilegio conocido en la sociedad
humana, incluso durante mucho tiempo, en la sociedad primitiva, era el principal y el
único. En ninguna época posterior, los ancianos han disfrutado de tanta atención,
respeto y veneración. ¿A qué se debe esta actitud? Sencillamente al importante papel
que desempeñaban en su vida social.
En este tipo de sociedad los ancianos eran los jefes de la gens y de la tribu;
eran los guardianes de las tradiciones y costumbres seculares de la época; eran los
portadores de los hábitos de trabajo; personificaban la sabiduría de su tiempo; ocupaban
un lugar clave en la vida económica y social . Es por ello que el respeto y la
veneración extraordinaria que se les ofrecía a los ancianos en la sociedad primitiva
debe interpretarse como un reconocimiento y resultado de sus méritos reales ante la
sociedad. Es decir, que este prestigio moral hacia los ancianos, no está relacionado con
su edad, sino con el papel, lugar y funciones en el sistema de las relaciones sociales de
aquella época.
Esta actitud respetuosa hacia la vejez fue heredada por el Medioevo. En aquella
época, la base de toda la vida patriarcal la constituía la veneración a la vejez. La
bendición de los padres se necesitaba en todos los momentos decisivos de la vida del
hombre, mientras que su maldición representaba el castigo más terrible.
Ahora bien, con la entrada de la sociedad en un nuevo estadío de desarrollo, el
capitalismo, cambió sustancialmente el poder y supremacía de los viejos.
El impetuoso progreso de la ciencia y la técnica, con la Revolución Científico
Técnica, el crecimiento de toda la vida social a ritmos insospechados, provocó la
admiración por cualidades humanas tales como: energía, potencia creadora, resistencia
física, etc., lo cual es propio de la juventud, perdiendo de esa manera la vejez, la
prioridad de épocas anteriores. A partir de entonces cambió hasta la propia noción del
tiempo: el presente se concibe como el comienzo del futuro y no como la culminación del
pasado. De esta manera la vejez perdía el velo de santidad conservado hasta entonces.
Podemos decir que este es el precio que tenemos que pagar por el progreso moral
en esta esfera. Al adquirir algo, perdemos casi siempre algo. La moral se enriquece, tanto
de la acumulación paulatina de valores positivos, como de la superación de los
negativos. Sin embargo, lo más importante es la reorganización cualitativa de las
estructuras de la moral, los saltos en su desarrollo. Cada nivel cualitativo de la moral
tiene sus lados buenos y sus aspectos malos.
No obstante, hay valores que siempre perdurarán, ya que las personas mayores
representan la base de la cultura material y espiritual existente, y sin herencia
cultural, sin experiencias acumuladasy utilizadas sabiamente, no existirá una sociedad
civilizada.
Por tanto, las relaciones de respeto entre los menores y los mayores se
conservarán siempre, lo que ha ido cambiando es el contenido de las mismas, la calidad
social concreta y su sentido valorativo.
Es cierto que los vínculos espirituales que unen a los jóvenes con los ancianos
se han hecho más fríos y racionales, pero también más vitales y humanos, en definitiva
más conscientes.
Nadie debe interpretar los anteriores plantemientos como una justificación a las
actitudes incorrectas, irrespetuosas e inaceptables que algunos jóvenes reflejan en sus
relaciones con las personas mayores en la actualidad. Este nocivo fenómeno merece un
estudio aparte que se sale de los propósitos del presente trabajo. Baste decir, que
resulta imprescindible fortalecer el trabajo educativo, tanto en el hogar como en la
escuela, para modificar estas conductas incivilizadas.
Cabe añadirse que existen otros factores de carácter social que también han
contribuído a disminuir la estima y consideración por los ancianos:
. Existe una tendencia a sobrevalorar lo joven como lo nuevo, lo útil, ejemplo
de belleza y perfección, etc.
. En algunos idiomas se utiliza la palabra viejo tanto para las personas como
para las cosas; sin embargo, vale recordar que un abrigo puede estar fuera de moda pero
puede proteger mejor del frío que uno nuevo.
. En la dinámica actual de las familias, raramente coinciden en un mismo hogar
dos generaciones distintas. Si esto ocurriere, como sucedía en épocas anteriores,
entonces pudiera existir una mayor compenetración entre los jóvenes y los adultos.
. Aún prevalecen criterios económicos que sostienen que el hombre después de
los cincuenta años comienza a tornarse minusválido y menos productivo.
Finalmente, veamos cuales son las perspectivas de prolongar la vida humana. Para
lograr lo anterior es preciso realizar dos importantes tareas:
. Una táctica, que supone la movilización de los medios que permitirían
el aumento de la duración de la vida, ya existente, combatiendo los diversos factores de
la mortalidad humana.
. Una estrategia, que consiste en profundizar en el estudio de la causa
principal del aumento de la mortalidad con la edad, o sea, buscar fórmulas científicas
para retardar el envejecimiento del organismo.
Resulta obvio que el estudio científico de la prolongación de la vida exige no
pocos gastos, pero: ¿Acaso nuestra vida no lo merece?. Esto requiere el esfuerzo
mancomunado de todas las naciones, que pudiera llevarse a cabo si las múltiples
inversiones que se realizan para el exterminio del hombre se dedicaran a prolongar su
vida. Este es un interés colectivo de todos los habitantes del planeta: anhelos de una
vida larga, útil , plena y feliz, que nos permita repetir lo expresado por el poeta
norteamericano Walt Whitman, cuando escribió:
"Oh, vejez mía, la más pura de mis alegrías
mis
hijos y mis nietos, mis blancos cabellos
y
mi barba blanca.
Mi
generosidad, calma, majestuosidad,
luego
del largo camino de mi vida."
BIBLIOGRAFÍA
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Gravrilov, L. "¿Podrá prolongarse la vida del hombre?, Editorial MIR, Moscú, 1990.
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Guseinov, A: "La regla de oro de la moral", Editorial Progreso, Moscú. 1990.
.
La Biblia: "Dios habla hoy", Sociedades Bíblicas Unidas, México, 1993.
.
Revista Correo de la UNESCO, octubre de 1982.
.
Tagore, R: "Ofrenda Lírica", Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1976.
.
Tolstij, A: "El hombre y la edad", Editorial Progreso, Moscú, 1989.
NOTA:
Deseo hacer público mi agradecimiento al Dr Miguel Valdés Mier, Jefe del Grupo Nacional
de Geriatría de Cuba, por la amable revisión de los manuscritos originales de este
artículo, lo que permitió perfeccionar el mismo, al tener en cuenta sus autorizados
criterios y sugerencias. |