a Iglesia Parroquial del
Sagrado Corazón de Jesús, se encuentra situada en la calle Salvador Cisnero Nº. 70, en
uno de los laterales de la plaza principal; y constituye conjuntamente con la antigua
Colonia Española, una de sus edificaciones emblemáticas.
Dentro de la estructura
arquitectónica que presenta Viñales, caracterizada por edificaciones de una sola planta;
con excepcionales ejemplos puntuales, la altura de la torre campanario del templo, deviene
en hito visible desde los miradores naturales del valle. Es una señal que anuncia la
presencia casi imperceptible del poblado inmerso en el inmenso marco natural conformado
por las caprichosas estructuras de los mogotes.
Tiene su antecedente en la
existencia en este sitio, conocido antiguamente como La Chorrera, de una primitiva ermita
de techo de guano, la cual fue destruida en 1845 por un ataque de piratas al lugar.
Como tenemos conocimiento,
la fundación del poblado de Viñales no se produce hasta el año 1875 en las tierras
donadas por Don Andrés Hernández Ramos para tales efectos, e inmediatamente se procede a
las mediciones de los terrenos asignados para la construcción de las principales
edificaciones del poblado entre las que se encontraba la iglesia.
No es hasta 1880 en que se
inician los trabajos para erigir la actual iglesia y cuyo proceso constructivo tuvo una
duración de casi ocho años, siendo concluida la obra en 1888.
El Obispo Don Ramón
Fernández de Pierola creó la iglesia de Viñales como parroquia auxiliar de la de San
Cayetano. Durante la Guerra de Independencia desaparece este poblado y su iglesia
también, pasando a Viñales el archivo parroquial de la desaparecida, que funcionaba en
ese lugar desde 1822.
Es un edificio de planta
uninave con torre campanario al centro de la composición de su fachada, una típica
solución de las construcciones religiosas con influencia neoclásica que se realizan en
las postrimerías del siglo XIX.
La nave de la iglesia se
encuentra cubierta por un techo inclinado a dos aguas de vigas de madera y tablazón y
cubierta exterior de tejas criollas de barro cocido.
La torre campanario, de
planta cuadrada con dos cuerpos, es rematada por una cúpula enchapada en cerámica azul,
la que se empasta con el color del cielo que le sirve de fondo. El primer cuerpo está
perforado en la cara que forma parte de la fachada principal y en la opuesta, por dos
óculos circulares cerrados por vitrales de vidrios de colores, en el segundo cuerpo alto
se hallan cuatro vanos con dinteles en forma de arco de medio punto, en los que aparecen
igual número de campanas pendientes de grandes maderos.
Un detalle constructivo
curioso son los remates triangulares en las esquinas del cuerpo donde se apoya la cúpula.
La fachada principal está
dividida en tres secciones enmarcadas por molduras verticales y horizontales, que forman
recuadros a ambos lados del cuerpo central, en el que se haya localizada la portada
principal de acceso al templo. El vano está enmarcado a su vez por una jamba y termina en
un dintel en forma de arco de mediopunto. Lo cierra un portón de dos hojas, con tableros
de cuarterones y postigos de acceso en cada una.
Elementos discordantes en la
fachada del edificio lo constituyen las farolas de aluminio de diseño anacrónico que se
le han adosado a ambos paños laterales de la misma.
La parte superior de la
fachada, a ambos lados de la torre campanario, se termina en aletones escalonados en forma
de cartelas triangulares, cuya solución nos recuerda algunos rasgos decorativos asumidos
posteriormente en este siglo por el movimiento art-decó.
Esta construcción religiosa
ha sufrido diferentes intervenciones después de su conclusión, y como referencia de las
mismas tenemos las realizadas en 1928, en 1959-1960 y la más reciente efectuada en 1981.
En alguna de estas acciones constructivas, posiblemente la de 1928, le fue eliminada una
balaustrada que rodeaba toda la cubierta a manera de petril, dejando expuesto libremente
todo el alero de tejas como actualmente puede verse en el edificio.
La nave posee también
puertas laterales de acceso a la sacristía.
En la actualidad este templo
continúa funcionando para las actividades del culto religioso católico.

ntre 1980 y 1982 como parte
de un programa para la revitalización del pueblo de Viñales, se acometieron un grupo de
acciones encaminadas a la preservación y jerarquización de los valores históricos
locales. En esta propuesta, el área central del poblado fue objeto de un plan general de
rehabilitación que incluyó la restauración del edificio de la antigua Colonia
Española, que se encontraba abandonado desde hacía mucho tiempo y al que se le designó
para albergar la función de la Casa de Cultura del municipio.
Me correspondió la tarea de
acometer ese proyecto, que incluía además la recuperación de las áreas exteriores del
edificio que debía vincular entre sí un nuevo proyecto de cafetería a construir y al
inmueble que funcionó como la antigua farmacia de la Colonia Española que pasaría a
convertirse en la galería de Arte, actividad que en la actualidad sigue conservando.
El plan general contemplaba
además la restauración del parque, que ocupa el espacio de la plaza, interviniéndose en
el mobiliario urbano, las áreas verdes, la iluminación, etc.
La inauguración de estas
obras se produjo el día 2 de agosto de 1982.
Al igual que comentamos
sobre la Iglesia, este inmueble de dos plantas señalizado con el Nº.76 de la calle
Salvador Cisneros, es uno de los edificios más destacados del poblado de Viñales y se
encuentra emplazado igualmente en uno de los laterales de la antigua plaza fundacional del
pueblo.
Comenzó su construcción
con el fin del siglo, en 1899 y se terminó en 1903, para asociación recreativa exclusiva
de la comunidad española del poblado, propietarios en su gran mayoría de los
establecimientos comerciales, de las tierras y de las actividades agrícolas fundamentales
de la zona: tabaco, frutos menores y madera.
Este inmueble sigue los
esquemas tradicionales de las plantas de las edificaciones del lugar, desarrollándose en
forma de C alrededor de un patio. Un acentuado predominio de la horizontalidad puede
percibirse en la solución de su fachada en la que podemos observar también un sencillo
tratamiento decorativo de influencia neoclásica.
El portal de planta baja
ocupa todo el frente del edificio y se extiende además por la fachada lateral oeste.
Está estructurado sobre arcos de medio punto que conforman la amplia galería, y que se
apoyan sobre pilastras cuadradas de ladrillos.
En planta alta la
construcción es de muros de ladrillos en cuyos paños se insertan grandes vanos
verticales que cubren casi toda la altura de este nivel, cerrados con una carpintería de
doble puerta de tablero y cristal.
Los techos son inclinados,
de viguetería y entablado, y cubierta de tejas criollas de barro.
Originalmente todos los
locales interiores del edificio estaban cubiertos por falsos techos de láminas metálicas
con diseños y motivos troquelados, los que por su mal estado y alto grado de deterioro
fueron sustituidos en la intervención por elementos similares pero de yeso, así como sus
molduras, florones y otros elementos decorativos.
Entre los elementos
arquitectónicos complementarios destacados que posee el edificio se encuentran: la
escalera de madera que comunica con la planta alta, con barandas de balaustres torneados y
pilarotes rematados por copas; la carpintería de cuarterones tallados; las barandas de
hierro forjado de los balcones de planta alta y los entrepisos de madera que aún conserva
toda la edificación.
Un detalle curioso es el
tratamiento del cierre de las galerías al patio interior de planta alta, con ventanas de
vidrio y madera de guillotina, solución poco frecuente en nuestra arquitectura
tradicional, de influencia norteamericana y muy relacionadas con estructuras vinculadas al
transporte ferroviario.
La galería del patio en
planta baja es totalmente abierta y se apoya en pilares de ladrillos, lo que crea una
relación de continuidad entre espacio abierto y techado. El patio tuvo que ser liberado
mediante la demolición de construcciones añadidas que lo invadieron en momentos en que
este edificio fue utilizado como viviendas.
La ejecución de esta obra
constituyó un gran reto, asumido totalmente en cuanto a aspectos constructivos y de
recursos con las posibilidades que la propia provincia disponía, llevando a cabo un
trabajo de extrema complejidad, por obreros que no poseían la especialización en este
tipo de acción de restauración. El resultado final del trabajo podemos considerarlo de
muy meritorio.
La incorporación de las
nuevas áreas exteriores con un tratamiento de vegetación, pavimentos, bancos, elementos
decorativos, iluminación, etc., dotaron al inmueble de un importante complemento
funcional y estético.
La obra pictórica,
consistente en dos grandes murales incorporados en planta alta por el destacado maestro
pinareño Tiburcio Lorenzo, quien tanto amó y pintó estos parajes de Viñales, añadió
nuevos valores culturales a los ya presentes en este inmueble.
Han transcurrido más de
quince años de la restauración y puesta en uso de este edificio. En la actualidad se
encuentra urgido de trabajos que resuelvan problemas latentes de deterioro y conservación
que han vuelto a aflorar en el mismo, ya que no ha recibido ninguna otra acción de
mantenimiento durante el lapso de tiempo transcurrido.
Nos unimos al reclamo de que
sean atendidas estas dificultades para evitar a tiempo, que la antigua Colonia Española
de Viñales, hoy Casa de Cultura Adela Azcuy, notable exponente arquitectónico pinareño,
vuelva a caer en una situación crítica.