PARA QUE LA CASA DE LOS CUBANOS SEA UN HOGAR DE HERMANOS

Palabras para develar la Tarja conmemorativa de la visita del Papa a Cuba, en la Nunciatura Apostólica.

La Habana, martes 30 de junio de 1998

 

 

Emmo. Señor Cardenal.

Exmo. Señor Nuncio Apostólico de S.S.

Autoridades de la Nación.

Señores Obispos.

Señores Embajadores y demás miembros del Cuerpo Diplomático.

Distinguidos invitados.

Señoras y señores.

 

 

La visita de Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, a Cuba ha sido para todo el mundo una efusión de esperanza.

Ha sido como una puerta que se abre, como una mano que se tiende, como un camino que se emprende. El mundo entero ha estado prendido, en vilo, de aquella visita que es símbolo y paradigma de la actitud y el papel que debe desempeñar la Iglesia en el concierto de las naciones.

Esta es la Casa del Papa en Cuba. Desde aquí emprendió cada andadura de verdad y de esperanza, aquí regresó para descansar y orar como en una nueva Betania. Esta Casa ha sido artífice de encuentros, creadora de puentes, recinto de paz.

Para que la puerta que abrió el Santo Padre permanezca abierta, para que el camino emprendido se haga peregrinación de paz y progreso, para que la casa de los cubanos sea un hogar de hermanos, para que Cuba se abra el mundo y el mundo se siga abriendo a Cuba, para que todos los cubanos sean protagonistas de su propia historia y para que el Espíritu, que sopla donde quiere, siga soplando en Cuba en este nuevo Adviento de su historia, TENGO EL INMENSO HONOR DE DEVELAR ESTA TARJA conmemorativa de esa Visita Pontificia de Verdad y Esperanza.

¡Que lo que se hace memoria en la piedra se forje con perseverancia en la convivencia fraterna de esta Iglesia y de la querida Nación cubana!

Muchas gracias.