julio-agosto. año V. No. 26. 1998


PATRIMONIO

DOS EXPONENTES DEL PATRIMONIO

ARQUITECTÓNICO VIÑALERO

por Nelson Melero Lazo

 

Es muy natural que alrededor de la plaza principal de un pueblo o una ciudad, se asienten las edificaciones simbólicas o representativas de las principales actividades ciudadanas: de gobierno, políticas, religiosas, económicas, militares, comerciales, culturales, etc.

Por lo tanto, no resulta extraño al llegar al Parque de Viñales, ubicado casi en la mitad de la extensión de su calle principal y en el centro geográfico de esta pequeña población, encontrar allí las dos construcciones más importantes de este emplazamiento urbano. Es precisamente a estos dos edificios viñaleros que pretendemos dedicar las cuartillas del presente artículo.

 

Iglesia Parroquial de Viñales

 

La Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús, se encuentra situada en la calle Salvador Cisnero Nº. 70, en uno de los laterales de la plaza principal; y constituye conjuntamente con la antigua Colonia Española, una de sus edificaciones emblemáticas.

Dentro de la estructura arquitectónica que presenta Viñales, caracterizada por edificaciones de una sola planta; con excepcionales ejemplos puntuales, la altura de la torre campanario del templo, deviene en hito visible desde los miradores naturales del valle. Es una señal que anuncia la presencia casi imperceptible del poblado inmerso en el inmenso marco natural conformado por las caprichosas estructuras de los mogotes.

Tiene su antecedente en la existencia en este sitio, conocido antiguamente como La Chorrera, de una primitiva ermita de techo de guano, la cual fue destruida en 1845 por un ataque de piratas al lugar.

Como tenemos conocimiento, la fundación del poblado de Viñales no se produce hasta el año 1875 en las tierras donadas por Don Andrés Hernández Ramos para tales efectos, e inmediatamente se procede a las mediciones de los terrenos asignados para la construcción de las principales edificaciones del poblado entre las que se encontraba la iglesia.

No es hasta 1880 en que se inician los trabajos para erigir la actual iglesia y cuyo proceso constructivo tuvo una duración de casi ocho años, siendo concluida la obra en 1888.

El Obispo Don Ramón Fernández de Pierola creó la iglesia de Viñales como parroquia auxiliar de la de San Cayetano. Durante la Guerra de Independencia desaparece este poblado y su iglesia también, pasando a Viñales el archivo parroquial de la desaparecida, que funcionaba en ese lugar desde 1822.

Es un edificio de planta uninave con torre campanario al centro de la composición de su fachada, una típica solución de las construcciones religiosas con influencia neoclásica que se realizan en las postrimerías del siglo XIX.

La nave de la iglesia se encuentra cubierta por un techo inclinado a dos aguas de vigas de madera y tablazón y cubierta exterior de tejas criollas de barro cocido.

La torre campanario, de planta cuadrada con dos cuerpos, es rematada por una cúpula enchapada en cerámica azul, la que se empasta con el color del cielo que le sirve de fondo. El primer cuerpo está perforado en la cara que forma parte de la fachada principal y en la opuesta, por dos óculos circulares cerrados por vitrales de vidrios de colores, en el segundo cuerpo alto se hallan cuatro vanos con dinteles en forma de arco de medio punto, en los que aparecen igual número de campanas pendientes de grandes maderos.

Un detalle constructivo curioso son los remates triangulares en las esquinas del cuerpo donde se apoya la cúpula.

La fachada principal está dividida en tres secciones enmarcadas por molduras verticales y horizontales, que forman recuadros a ambos lados del cuerpo central, en el que se haya localizada la portada principal de acceso al templo. El vano está enmarcado a su vez por una jamba y termina en un dintel en forma de arco de mediopunto. Lo cierra un portón de dos hojas, con tableros de cuarterones y postigos de acceso en cada una.

Elementos discordantes en la fachada del edificio lo constituyen las farolas de aluminio de diseño anacrónico que se le han adosado a ambos paños laterales de la misma.

La parte superior de la fachada, a ambos lados de la torre campanario, se termina en aletones escalonados en forma de cartelas triangulares, cuya solución nos recuerda algunos rasgos decorativos asumidos posteriormente en este siglo por el movimiento art-decó.

Esta construcción religiosa ha sufrido diferentes intervenciones después de su conclusión, y como referencia de las mismas tenemos las realizadas en 1928, en 1959-1960 y la más reciente efectuada en 1981. En alguna de estas acciones constructivas, posiblemente la de 1928, le fue eliminada una balaustrada que rodeaba toda la cubierta a manera de petril, dejando expuesto libremente todo el alero de tejas como actualmente puede verse en el edificio.

La nave posee también puertas laterales de acceso a la sacristía.

En la actualidad este templo continúa funcionando para las actividades del culto religioso católico.

 

 

 

La Antigua Colonia Española de Viñales

 

Entre 1980 y 1982 como parte de un programa para la revitalización del pueblo de Viñales, se acometieron un grupo de acciones encaminadas a la preservación y jerarquización de los valores históricos locales. En esta propuesta, el área central del poblado fue objeto de un plan general de rehabilitación que incluyó la restauración del edificio de la antigua Colonia Española, que se encontraba abandonado desde hacía mucho tiempo y al que se le designó para albergar la función de la Casa de Cultura del municipio.

Me correspondió la tarea de acometer ese proyecto, que incluía además la recuperación de las áreas exteriores del edificio que debía vincular entre sí un nuevo proyecto de cafetería a construir y al inmueble que funcionó como la antigua farmacia de la Colonia Española que pasaría a convertirse en la galería de Arte, actividad que en la actualidad sigue conservando.

El plan general contemplaba además la restauración del parque, que ocupa el espacio de la plaza, interviniéndose en el mobiliario urbano, las áreas verdes, la iluminación, etc.

La inauguración de estas obras se produjo el día 2 de agosto de 1982.

Al igual que comentamos sobre la Iglesia, este inmueble de dos plantas señalizado con el Nº.76 de la calle Salvador Cisneros, es uno de los edificios más destacados del poblado de Viñales y se encuentra emplazado igualmente en uno de los laterales de la antigua plaza fundacional del pueblo.

Comenzó su construcción con el fin del siglo, en 1899 y se terminó en 1903, para asociación recreativa exclusiva de la comunidad española del poblado, propietarios en su gran mayoría de los establecimientos comerciales, de las tierras y de las actividades agrícolas fundamentales de la zona: tabaco, frutos menores y madera.

Este inmueble sigue los esquemas tradicionales de las plantas de las edificaciones del lugar, desarrollándose en forma de C alrededor de un patio. Un acentuado predominio de la horizontalidad puede percibirse en la solución de su fachada en la que podemos observar también un sencillo tratamiento decorativo de influencia neoclásica.

El portal de planta baja ocupa todo el frente del edificio y se extiende además por la fachada lateral oeste. Está estructurado sobre arcos de medio punto que conforman la amplia galería, y que se apoyan sobre pilastras cuadradas de ladrillos.

En planta alta la construcción es de muros de ladrillos en cuyos paños se insertan grandes vanos verticales que cubren casi toda la altura de este nivel, cerrados con una carpintería de doble puerta de tablero y cristal.

Los techos son inclinados, de viguetería y entablado, y cubierta de tejas criollas de barro.

Originalmente todos los locales interiores del edificio estaban cubiertos por falsos techos de láminas metálicas con diseños y motivos troquelados, los que por su mal estado y alto grado de deterioro fueron sustituidos en la intervención por elementos similares pero de yeso, así como sus molduras, florones y otros elementos decorativos.

Entre los elementos arquitectónicos complementarios destacados que posee el edificio se encuentran: la escalera de madera que comunica con la planta alta, con barandas de balaustres torneados y pilarotes rematados por copas; la carpintería de cuarterones tallados; las barandas de hierro forjado de los balcones de planta alta y los entrepisos de madera que aún conserva toda la edificación.

Un detalle curioso es el tratamiento del cierre de las galerías al patio interior de planta alta, con ventanas de vidrio y madera de guillotina, solución poco frecuente en nuestra arquitectura tradicional, de influencia norteamericana y muy relacionadas con estructuras vinculadas al transporte ferroviario.

La galería del patio en planta baja es totalmente abierta y se apoya en pilares de ladrillos, lo que crea una relación de continuidad entre espacio abierto y techado. El patio tuvo que ser liberado mediante la demolición de construcciones añadidas que lo invadieron en momentos en que este edificio fue utilizado como viviendas.

La ejecución de esta obra constituyó un gran reto, asumido totalmente en cuanto a aspectos constructivos y de recursos con las posibilidades que la propia provincia disponía, llevando a cabo un trabajo de extrema complejidad, por obreros que no poseían la especialización en este tipo de acción de restauración. El resultado final del trabajo podemos considerarlo de muy meritorio.

La incorporación de las nuevas áreas exteriores con un tratamiento de vegetación, pavimentos, bancos, elementos decorativos, iluminación, etc., dotaron al inmueble de un importante complemento funcional y estético.

La obra pictórica, consistente en dos grandes murales incorporados en planta alta por el destacado maestro pinareño Tiburcio Lorenzo, quien tanto amó y pintó estos parajes de Viñales, añadió nuevos valores culturales a los ya presentes en este inmueble.

Han transcurrido más de quince años de la restauración y puesta en uso de este edificio. En la actualidad se encuentra urgido de trabajos que resuelvan problemas latentes de deterioro y conservación que han vuelto a aflorar en el mismo, ya que no ha recibido ninguna otra acción de mantenimiento durante el lapso de tiempo transcurrido.

Nos unimos al reclamo de que sean atendidas estas dificultades para evitar a tiempo, que la antigua Colonia Española de Viñales, hoy Casa de Cultura Adela Azcuy, notable exponente arquitectónico pinareño, vuelva a caer en una situación crítica.