ECONOMÍA | |
OTRA HISTORIA DE LA ECONOMÍA CUBANA |
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María de la C. Gálvez Chiú | |
La preocupación por el futuro de la economía cubana es algo bastante frecuente en los últimos tiempos entre los cubanos. La mayoría parece estar de acuerdo en que debe haber un cambio pero, ¿un cambio de qué? ¿un cambio hacia dónde? ¿un cambio cómo?, nos preguntamos... y nos asustamos. Nos asustamos porque no sabemos y no podemos (a pesar del afán del hombre desde el inicio de los tiempos) predecir un futuro que tenemos que labrar nosotros mismos con la gracia de Dios. Lo que sí podemos hacer es ir "moldeando" ese futuro que queremos mejor, de manera que se nos vaya presentando más claramente el camino a seguir para alcanzarlo. Pero al hablar de futuro, podemos caer en el error de no pensar en el pasado. Aunque sabemos que la historia nos ofrece lecciones, muchas veces rechazamos esa "mirada atrás" que nos hace aprovechar las experiencias que permiten el éxito y evitan el fracaso. En los medios oficiales se ha hecho suficiente alusión a penurias, crímenes, discriminaciones que caracterizaban a la Cuba de antes de 1959, a sus causas. En la historia de esa época descubrimos todo aquello por lo que no queremos volver a pasar. Pero de eso aprendimos y hemos de aprender. Ahora resulta que ya el pasado de Cuba no es sólo el anterior a 1959. Han pasado casi 40 años y ya es hora de pensar en un pasado después de 1959, en el que también hay cosas en las que no debemos volver a caer. De esto último me convencí leyendo un libro: Breve historia económica de la Cuba socialista, por Carmelo Mesa-Lago, economista cubano. Carmelo Mesa-Lago, de una manera increíblemente resumida y lo suficientemente detallada como para que el lector, no sólo comprenda sus tesis, sino se forme las suyas propias, describe el proceso seguido por la economía cubana durante los 34 años posteriores a 1959, (1959-1993). Sin fanatismos ni posiciones extremas, este libro es una valiosa contribución a una Cuba que se debate entre una queja masiva por la situación económica y el intento de propuestas cubanas concretas y viables para resolverla. Breve historia económica de Cuba socialista no se "regodea" en simples especulaciones del autor, sino que tiene una confortable base estadística. Mesa-Lago toma datos de fuentes oficiales cubanas ("Economía y Desarrollo", "Informe económico del BNC", "Granma", "Anuario estadístico de Cuba", "Revista Cuba Socialista") y los combina acertadamente con los que ofrecen otras fuentes externas y con sus propios cálculos, proporcionándonos respuestas para una serie de preguntas iniciales: ¿cuáles son los logros y fracasos económicos de la Revolución cubana?, ¿es factible su supervivencia después del colapso del socialismo real en Europa? ¿cuál es el papel del embargo impuesto por los Estados Unidos? ¿qué alternativas tiene Cuba? Y también la lectura de este libro nos provoca otras interrogantes: ¿Cuántas veces se ignoró la historia para decidir? ¿quiénes han sido los protagonistas de esta historia: los cubanos o solo algunos cubanos? Siguiendo un esquema que distingue políticas aplicadas y resultados obtenidos, Carmelo Mesa-Lago ha demarcado seis etapas en la economía de la Cuba socialista: Primera Etapa: Liquidación del capitalismo y erosión del mercado: 1959-1960.
Mesa-Lago caracteriza ésta como una etapa de políticas preferentemente "nacionalistas, estáticas, antimercado, antiburocráticas y distributivas". Destaca la destitución, como parte de estas políticas, de los escasos economistas que tuvieron cargos gubernamentales y la ocupación de los mismos por revolucionarios entusiastas pero inexpertos. "Burócratas y técnicos señala el autor- eran considerados como oportunistas que complicaban deliberadamente los asuntos económicos y administrativos con la esperanza de hacerse indispensables". La creciente colectivización de los medios de producción provocó la creación de varias agencias gubernamentales (INRA, JUCEPLAN) y el aumento, desde un 9% hasta un 50% aproximadamente, de la fuerza de trabajo empleada en el sector público. La primera estrategia de desarrollo fue la diversificación de la economía que hasta ese momento dependía de la producción de azúcar y del comercio con los Estados Unidos. Como resultados: "Se logró un crecimiento económico moderado aprovechando equipamientos infrautilizados, las existencias y las reservas, y con la ayuda de unas cosechas de azúcar bastante buenas y una activa política de gastos gubernamentales". Aunque "se logró poco en cuanto a reducir el monocultivo azucarero", también señala Mesa-Lago: "La dependencia económica de Estados Unidos descendió sustancialmente y comenzó el rápido giro del comercio y la ayuda hacia el campo socialista. La distribución de la renta se hizo considerablemente menos desigual y favoreció especialmente a las zonas rurales". Solo un "pero" encuentra Mesa Lago en los resultados de la aplicación de estas políticas: "...dicha política redujo la formación de capital". Segunda etapa: Modelo ortodoxo (estalinista) de planificación central: 1961-1963.
En esta etapa comenzó a aplicarse en Cuba, el modelo de planificación fuertemente centralizado introducido por Stalin en la URSS a fines de la década de 1920; continuó el proceso de colectivización, se mantuvo el intento de industrialización y se rompen las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, por lo que crecen los lazos con la URSS. En 1962 se introduce el racionamiento. Los planes elaborados (por un polaco, un francés, un ruso o con ayuda de asesores checos) resultaron inviables por estar divorciados de la realidad cubana, entre otras causas: la colectivización amplia y rápida provocó "...que millones de microrrelaciones económicas quedaran destruidas de golpe, eliminando los mecanismos automáticos del mercado cuando el Estado no estaba preparado para asumir estas funciones", (...) "las decisiones económicas eran tomadas por la dirección política sin consultar a la JUCEPLAN...", "... las decisiones inversas no estaban coordinadas...", etc. Los planes de industrialización fueron muy ambiciosos: "...para 1965 Cuba estaría a la cabeza de América Latina en producción per cápita de electricidad, acero, cemento, tractores y petróleo refinado". También se habló de "...producir camiones, motores de combustión interna e incluso automóviles". "La plena independencia económica de Estados Unidos se logró al precio de ampliar la dependencia de la URSS". En el resumen de esta etapa, Carmelo Mesa-Lago concluye: "...la Revolución se enfrentó al fracaso en dos frentes: en la estrategia de desarrollo basada en una industrialización rápida con diversificación agrícola, y en el modelo de planificación centralizada". Esta situación la define como la primera doble crisis. Tercera Etapa: Debate y ensayo de modelos socialistas alternativos: 1964-1966.
La crisis provocada por el modelo de planificación soviético dividió las ideas de los líderes cubanos y se produjo un debate entre dos modelos alternativos de organización económica: Prosoviético y Guevarista. Los que defendían la organización de la economía según el modelo soviético era un grupo "moderado y pragmático", prudente en cuanto a colectivización, apoyaba la utilización de instrumentos de mercado sosteniendo "...que un país socialista no puede ir más allá de lo que su estructura le permite..". Además aboga por la autofinanciación y la distribución de acuerdo con el trabajo. El otro grupo (Guevaristas) sostenía "que un logrado desarrollo de la conciencia previo al desarrollo de base material podía permitir al país saltarse la etapa socialista de transición del capitalismo al comunismo...". Abogaban por la plena colectivización, la planificación centralizada, financiación presupuestaria, reducción de los incentivos materiales. Necesitaban crear un "Hombre Nuevo", a través de la educación (entre otros medios) que "...no estuviera motivado por la codicia...". Como resultado de la aplicación de cada una de estas políticas se reanudó el crecimiento económico "...a expensas de sacrificar el programa de industrialización y volver al azúcar..." El déficit comercial se redujo. Al aumentar los precios del azúcar en el mercado mundial Cuba aumentó el comercio con las economías de mercado, disminuyendo el que mantenía con los países socialistas, lo que "...puso en cuestión la hipótesis (...) según la cual el comercio con los países socialistas era siempre más provechoso que con los países capitalistas". Mejoró la educación pero aumentó el deterioro de los indicadores sanitarios y disminuyó la construcción de viviendas, de una media de 17 000 a una de 5 000 unidades anuales en 1965. Cuarta Etapa: Adopción y radicalización del modelo guevarista: 1966-1970.
Mesa-Lago considera que los resultados de esta etapa pueden resumirse como la segunda doble crisis: fracasos de la economía moral y del Plan Azucarero". Continuó el proceso colectivizador, pero el macroplan central prácticamente desapareció y las decisiones eran tomadas por la dirección política. Se estancó el crecimiento económico, la inversión y la eficiencia del capital. Los ambiciosos planes para el sector azucarero de 1966-1970 (10 millones de toneladas de azúcar) no se cumplieron en un 25%, a pesar de que la dependencia del azúcar se intensificó y se destinaron muchos recursos a esas zafras. "En contra de las expectativas, el viejo hombre económico no fue transformado y se desató el caos económico". Esto provocó un cambio en la estrategia de desarrollo y en el modelo económico. También el autor destaca que "(...) La distribución de la renta y los servicios sociales se hizo más igualitaria, se ofrecieron mayor cantidad de servicios públicos gratuitos (...)", "...la seguridad social llegó a ser casi universal..." y descendió la tasa de analfabetismo, "...pero se redujeron los incentivos materiales y el esfuerzo laboral", "...se elevó la mortalidad infantil..." de 37,8 a 46,7 por cada mil nacidos vivos en 1969, y se construyó el mínimo de viviendas. A partir de 1971 comenzó otra etapa en la economía cubana. Quinta Etapa: Introducción del modelo moderado soviético (pre-Gorbachov) de reforma económica: 1971-1985.
En esta etapa se produjo una "reforma tímida del mercado": se promovió la formación de cooperativas agrícolas, se reinstauraron las parcelas familiares dentro de fincas del estado, se introdujeron los mercados libres campesinos en 1980, se legalizó y fomentó el empleo autónomo en servicios, se relajaron las anteriores restricciones sobre la construcción de viviendas privadas. Volvió a instaurarse la planificación central y se encarnó el nuevo modelo económico en el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE) en 1976. Carmelo Mesa-Lago hace un resumen de los fallos que revelaron las evaluaciones que anualmente se realizaron de este sistema; estos fallos evidencian "...que el fracaso del SDPE era una buena medida atribuible a su propia complejidad e ineficiencia". Aunque el azúcar continuó siendo la base de la estrategia económica, en este momento, se decidió que esa industria no restara recursos a otros sectores económicos. También se hicieron planes ambiciosos en estos años. Aumentó el grado de integración y dependencia de la URSS por la necesidad de ayuda del país. La URSS hizo concesiones y creó condiciones comerciales favorables para Cuba. Resultados: una vigorosa recuperación económica, y unas impresionantes realizaciones sociales. Con un precio: mayor desempleo, ampliación de las desigualdades en rentas y deterioro de los desequilibrios exteriores. Sexta Etapa: El proceso de rectificación antimercado, la caída del bloque soviético y la reforma económica: 1986-1993.
En este capítulo del libro se analizan dos políticas: 1. El Proceso de Rectificación antimercado, en 1986. 2. La introducción de reformas moderadas orientadas hacia el mercado, apertura al exterior (1991) y reformas internas (1993). Estas políticas desembocaron en la tercera doble crisis de la economía cubana. Al decir del autor, en esta etapa se ha producido la peor crisis económica bajo la revolución. Mesa-Lago resume las características y políticas económicas de esta etapa: 1. "...continuación de la colectivización y virtual eliminación de las actividades del sector privado (salvo en los enclaves extranjeros o las compañías mixtas), debiendo llenarse el vacío resultante con mayor producción pública y servicios de comercialización (pero estas políticas cambiaron drásticamente en 1993, con la expansión del sector privado en los servicios y de las cooperativas en la agricultura estatal)" 2. "...recentralización de la toma de decisiones y énfasis en la asignación física, pero práctica desaparición del macroplan, que en los años 90 fue sustituido por medidas de emergencia..." 3. "...un sistema impreciso de financiación empresarial..." 4. "...aumento del déficit presupuestario y de la distorsión de los precios..." 5. "...intentos de diversificar los socios comerciales y atraer inversiones capitalistas extranjeras..." 6. "...fomento de exportaciones no tradicionales (...) unido, en el interior, a un programa alimentario para conseguir autosuficiencia (este programa fracasó en 1992 y le sucedieron las reformas internas)..." 7. "control más estrecho del mercado laboral" 8. mayor igualitarismo, pero giro a la desigualdad desde 1993.
___________________________________________________________________ Hasta el año 1993 llega el análisis histórico, por etapas, de la economía cubana, hecho por este economista cubano. Hemos presentado aquí una visión general de las ideas expuestas hasta este capítulo de "Breve historia económica de la Cuba socialista"; pero esta visión general, a lo mejor no permite que nos percatemos de las "lecciones de la historia". Está claro que, para ello, se necesita una lectura paciente y dedicada. Por ejemplo:
1. ¿Por qué incurrir en los mismos errores? Si de 1963-1976 la reducción de las tierras privadas de tabaco en un 15% redujo la producción en el mismo porciento, y al descender la propiedad privada en la producción de café en un 43% el descenso de la producción fue precipitado, y si al nacionalizar las plantas productoras de níquel bajó considerablemente la producción de este material, ¿por qué continuar y ampliar el proceso de colectivización? Si las microbrigadas de construcción fueron eliminadas bajo el SDPE debido a su ineficiencia, ¿por qué fueron establecidas en 1987, para tener que reconocer nuevamente su ineficiencia en 1989? Si en 1970, en un documento de la CTC, se criticaba la presión ejercida sobre los trabajadores para incrementar la producción sobre la base del trabajo voluntario y éste fue drásticamente recortado por ser contrario a la eficiencia empresarial (la productividad bajó un 2,1% en 1966), ¿por qué acudir a este recurso, en 1992, cuando la dirección política del país exigió que se trabajara incluso el Día del Trabajo? La productividad laboral descendió a un 2,5% anual siendo el incremento previsto de 3,5%. Lección: cada vez que se repite una política fracasada (sin haber analizado detenida y profundamente las causas que llevaron al fracaso y la posibilidad de eliminarlas), también se repite el fracaso.
2. ¿Por qué "medidas duras"? En 1968 se introdujeron diversas medidas de control laboral para reducir el ausentismo y fortalecer la disciplina que no lograron impedir que se aprovechara solo entre una cuarta parte y la mitad de la jornada laboral y el ausentismo alcanzara el 20% de la población activa. ¿Por qué entonces aplicar medidas más estrictas?. En 1971 entró en vigor una ley contra la vagancia. La productividad se deterioró más en este período. Aún después de esto, dentro de las medidas específicas del Período de Rectificación estaba "endurecer las normas de producción" y aplicar medidas más severas. La productividad del trabajo descendió a una tasa media anual de 2,5% de 1986 a 1989. Lección: El "endurecer" las medidas de control, no resuelve la situación: la agudiza.
3. ¿Por qué hacer planes tan ambiciosos sin tener en cuenta las condiciones objetivas para cumplirlos? En 1965 se pronosticó que Cuba estaría a la cabeza de América Latina en producción per cápita de electricidad, acero, cemento, tractores y petróleo refinado. Todo esto contando con equipos obsoletos, pocos técnicos, necesidad de importar materias primas y con ríos que no tienen la fuerza requerida para generar suficiente energía hidroeléctrica. Falló el pronóstico. El plan ganadero se fijó el objetivo de lograr 8 millones de cabezas para 1970, basado en el desarrollo de una raza más resistente y más productiva (F-1), como resultado del cruce de la raza autóctona cubana con toros importados (Holstein y Suiza parda), a pesar de que, en 1969, un equipo de asesores británicos presentó un informe demostrando que la producción lechera de la F-1 era sólo el 16% de la Holstein. No se cumplió el plan. En 1990 el Programa Alimentario fue un importante proyecto de la economía cubana. Pero entre los requisitos para su consecución estaba la ampliación del riego a un millón de hectáreas de tierra cultivada en 5 años (1991-1995) cuando se tardó 31 años (59-89) en desarrollar un área irrigada de aproximadamente 900 000 ha. Lección: Las decisiones económicas deben estar basadas en cuestiones objetivas.
Por supuesto que no son estas las únicas lecciones que se derivan de la historia "contada" por Carmelo Mesa-Lago y protagonizada por los cubanos. Tampoco es historia todo lo que recoge este libro. El último capítulo lo dedica Mesa-Lago a dar una mirada al pasado y al futuro. Para no limitar su obra, creo, a hacer historia, sino a dar una muestra de cómo puede servir de base la historia para analizar diferentes posibilidades para el futuro, se hace una comparación entre las condiciones que existían en la Europa oriental en el momento de la caída del socialismo real y las condiciones existentes en la Cuba de hoy y explora los posibles escenarios político-económicos de Cuba. Me atrevo a asegurar que este libro resulta un poderoso instrumento en manos de aquellos cubanos que confiamos en las fuerzas que Dios nos da y nos decidimos a intentar que el futuro de Cuba sea promisorio. |
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