marzo-abril. año V. No. 24. 1998


POESÍA

Premio de poesía religiosa

"EXTRAÑOS PRIMORES"

 

El origen de la religio siempre ha estado más en la religo –ese acto de mansedumbre y rebeldía con que se ata o se desata, somete o libera el hombre mientras establece asiento de comunio con el Dios creador-. Así aparece también, como si tocase un espejo -no se sabe quién inicia el reconocimiento-, en ese detalle de la Creación del hombre, que junto a La Pietá corona, a mi juicio, el arte vaticano. Hay un gesto débil en la mano que se abandona, el éxtasis y la apacibilidad del que ha encontrado o ha sido tocado, sutilmente, por el misterio mayor. Nótese que el vínculo sigue siendo tantálico, apenas una insinuación. Como si el origen no residiese en el encuentro sino en la búsqueda primera.

Vitral ofrece en esta entrega los premios del pasado concurso PREMIO DE POESÍA RELIGIOSA "EXTRAÑOS PRIMORES"; una iniciativa de los Padres Carmelitas Descalzos para reconocer a aquellos escritores cubanos con obras de tema religioso. También se reproduce la conferencia del P. Fray Fidel de Jesús durante las celebraciones sanjuanísticas. La orden del carmelo es depositaria de esa espiritualidad mística que tuvo en San Juan y Santa Teresa sus pilares osamentarios; construida sobre esas pilastras fundacionales, que lo son a su vez de la literatura universal, la herencia teológica mística de los que hablaron con el creador de una forma especial preside también estas páginas donde se duda, se sufre y se goza mientras el humilde creador-creado espera la redención final./Joaquín Badajoz

 

 

fragmento de obra de Tomás Sánchez
primer premio: ARAMÍS QUINTERO SEGOVIA____________________________________
fragmento de obra de Tomás Sánchez Big Bang

La sensación más hermosa y

profunda del hombre es la de misterio

A. Einstein.

 

En un torrente nos lanzó la luz.

Todo alzó el vuelo:

el tiempo, y el espacio,

y el polvo ígneo que hizo

las piedras y el extraño

suceso de la carne...

Y acaso

el pájaro regresa largamente

-visto ya los océanos,

las cimas y los llanos-

al fuego original,

a fundirse

como un cristal purísimo,

cantando.

 

             Credo

  

Creo en la luz y en el misterio

que el hombre intuye y trata de expresar

con lenguaje hermoso, insuficiente.

Creo en el arte y en la poesía,

que revelan lo mejor del hombre.

Creo en la fuerza y la delicadeza

del espíritu humano,

que asoman por momentos

en la poesía, en el arte.

Creo en la palabra necesaria,

y sobre todo en el silencio.

Creo en la auténtica humildad,

sabiduría única ante el misterio.

Creo en el coraje suficiente

para ser fiel a la verdad.

creo en los humildes recursos

de que dispone el hombre

para acercarse un poco a la verdad, al amor.

 

fragmento de obra de Tomás Sánchez
 

 

                    Visión

 

Dejado en el alféizar de la ventana,

junto a una planta silenciosa, muñequito de tela,

parece que contemplas lo que hay delante de tus ojos.

Pero no. Estás absorto, pero no miras nada ante ti.

Tú no vez nada salvo tus propios pensamientos.

Pero de pronto ocurre algo.

Una nube se mueve, la luz cambia

y todo ante tus ojos se ilumina de un modo inesperado.

Alzas al instante los ojos, así como un ciervo orienta las orejas

si algo suena en el bosque.

Hay ante ti una enorme nube ígnea, espléndida, abierta.

Todo de pronto es esa nube, esa luz.

Todo de pronto es nuevo, pleno, magnífico.

Otro mundo, otra vida.

Todo de pronto es realmente el mundo, la vida.

Quien te viera ahora creería que estás absorto como nunca.

Pues sí y no. Porque ya no estás tú. No estás mirando nada.

No estás sintiendo nada. No estás en el alféizar de la ventana,

junto a la planta. No hay allí un pequeño corazón de tela.

Lo único que hay, en todas partes y en ninguna,

es una luz gloriosa, lago que no recuerda nada,

no se parece a nada, no significa nada.

Algo que lo ha llenado todo, que no lo ha absorbido todo.

Algo que es todo: la dicha. No hay nadie ahora que la nombre

No hay nadie allí dichoso. Pero es la dicha.

 

 

Un color, nada más, es suficiente

para encender los ojos, buscar unas palabras.

Un color tan profundo, tan intenso,

que aturdido y gozoso

se anhele unas palabras

sueltas, que nada digan.

Un color que se aclare descendiendo

tan despacio como el día o la noche.

Y que su masa altísima y profunda

llegue a ser un vellón flotante, una escarcha.

 

Transparente, lejano, purísimo, sin sombra

ni forma ni vestigio.

Un color sólo. Y que en un ángulo,

sobre la oscura tierra,

otro color responda

con su voz encendida y cálida.

 

Ese distante diálogo basta.

 

 

¡Ah, si permaneciera!

Si echara un ancla leve pero definitiva

ese inmenso fantasma,

esa borda radiante,

que se ha alzado un momento

llenándome los ojos,

ocultándome el mar.

 

No hay mar. Sólo esos mástiles aéreos,

esas escalerillas que se mueven

en la luz.

 

De pronto un breve soplo ha quitado

la bruma, y ahí estaba.

 

Y donde yo veía la noche,

donde yo oía el mar

y su rumor de abismo y silencio,

estaba, estuvo siempre esa inmensa

borda de luz y aire. Y en ella

la alegría de zarpar.

 

 

...Pero si regreso, ¿no seré ya lo que no he sido,

y que de tarde en tarde llama a las puertas del alma?

¿No lo conoceré? ¿O lo conozco y lo he olvidado?

¿Habré de recordarlo más tarde, cuando no tenga ya que regresar?

Entonces, ¿será mía la música, toda la música posible?

¿Sonará en mis oídos como si la estuviera haciendo?

¿Y mis ojos verán, como si fuera suya, la pintura del mundo?

¿Y sentirán mis manos como si modelaran las formas delicadas

o ásperas o majestuosas de este mundo?

¿Seré el artista, el sabio, y a la vez el humilde, absorto,

perplejo admirador, que en su rincón oscuro y luminoso

murmura la poesía del mundo, escrita al fin en una sola lengua?

¿Se abrirán los sentidos, el corazón, la mente, a un panorama inabarcable

del que tan sólo tengo un atisbo, y una punzante, magnífica nostalgia?

(El atisbo, la nostalgia quizás de la trémula hierba

o del escarabajo cuando, en un fulgor, nos imagina).

 

 

¿Quién es el que conmigo cruza y calla

su verdadero ser y pensamiento?

¿El que soy en verdad, y no el que creo?

¿Quién ese fantasma

sereno y ascendente, que conoce

mis nombres y mis rostros, y mi tiempo?

¿A quién presto mis manos? ¿A quién presto

mi escasa voz de pobre?

¿Habré de conocerlo y conocerme?

¿Habré de oír mi verdadera voz

hablándole a mi vestidura?

¿Hay que apurar hasta las heces

la fiesta de disfraces y el horror

de ir quedándose a oscuras?

 

 

Qué ansioso oído prestamos

a toda música áspera.

 

En tanto que el rebaño

de nuestros pensamientos se detiene

en una u otra hierba escasa,

el canto no lo oímos.

Y sólo vemos

el color de la ráfaga.

 

___________________________________segundo premio:  CARMEN HERNÁNDEZ PEÑA
 

                  A las puertas del Ángel

                                               "Mi ángel irá delante de ti..."

                                                Éxodo 23,23.

 

                     (el monje)

1

 

Ah Señor mira mis magras carnes

duélete de mis rodillas penitentes.

Cincuenta años de noches apacibles

no me hacen olvidar la dulce curva del cuello

de una mujer que he visto entre la sombra.

Mira Señor mis manos

desolladas por tirar del badajo.

Mis ojos enceguecieron en los claustros

descifrando escrituras

para saber cuán lejos o cuán cerca

está el Maligno.

Mi corazón aún es una llama.

 

Apiádate de mí Señor

de la soberbia

de dar fe de que vivo

porque sueño.

 

 

                   (el astronauta)

2

 

Señor permite que mis pies caminen por la Tierra

que sean limpias mis manos en un río

que cante una canción para mi hijo

que vea mi árbol cargado de ciruelas.

 

 

fragmento de obra de Tomás Sánchez (última carta de Vicent a Theo Van Gohg)

3

 

Hermano, el cielo no es el cielo.

Hoy te lo cuento porque estoy seguro.

El cielo no es el cielo, es tan sólo

una cúpula de plomo agujereada.

Una cúpula vieja que se cae poco a poco.

En el trigal cercano, el de los amarillos y los verdes,

el cielo me atacó.

Yo había visto esas palomas. Son falacia.

Son un rotundo engaño del maligno.

De qué valen palomas, hermano,

lo que importa es el ala. Tan sólo el ala,

el perfecto instrumento de volar, de remontarse.

Dónde está dios, entonces, si lo que hay allá arriba

es una bóveda de plomo con ángeles acéfalos.

Hermano, en mis estampas japonesas, Dios se mueve.

La joven ladeó la cabeza y me sonríe

Su abanico refresca mis almohadas.

Dios es una garza blanca, un girasol,

pero Dios no es un cuervo, hermano, ni una paloma.

 

Estoy pintando un cuadro,

pero no hallé los grises para el plomo.

Pinto de azul oscuro el cielo,

sobre el trigal donde vuelan las garzas.

Huyen los cuervos.

Quiero pintas a Dios, pero no puedo.

Dios es un japonés, una oreja,

una mujer desnuda.

 

Quiero morir hermano, bajo un árbol,

mirando el trigal, mis japonesas.

No te aflijas. A donde van los muertos,

hay óleos y pinceles y una estufa gigante.

Dios será un ala blanca entre los muertos.

Si algo queda de mí, siémbralo, hermano.

 

 

                          (lamentación a las puertas del Ángel)

4

 

Si ángel mujer o pez

resguardarán mi casa

yo no pondría flores en el centro

no hablaría del país

su desbarranco

las aguas turbias que circundan.

Los muertos sus anudados cuellos

la hosca permanencia de la sombra.

He aquí Señor la palma

tan noble en su designio

farero de un faro oscuro –no diría.

Yo soy Señor tan sólo

una pieza cobrada

crisol donde han macerado los pétalos más finos.

Venga el viento del sur y clame

el viento del sur

macerado también en sus esencias.

Quién levantó el muérdago a las puertas del Ángel

rama aúrea trepadora en sí misma

y también macerada.

 

 

Sólo un Golem

pidiendo la Estrella sobre el pecho

que aligere la peña que soy

el hombre de los astros

el monje que adivina en los espejos

el loco y sus trigales

los girasoles Dios

huérfanos de la Tierra y de sus aguas

"La estrella ha de poner alas"

al peso secular sobre mis hombros.

Yo también soy el pez

en su nadar profundo

y el resplandor del Padre es la penumbra.

 

 

 

tercer premio:  DAGOBERTO AMAYA SIMÓN_____________________________________
fragmento de obra de Tomás Sánchez  

Memento

 

Todos mis moldes

llenos estuvieron de ti

pero tú, ahora, no tienes molde

estás sin molde

eres la gracia que no admite sostén

que no admite corona

que corona y sostiene siendo ingrave.

                                                        Juan Ramón Jiménez

 

ESTACIONES

 I

Mis manos son fechas quemadas por muchos tiempos

huellas eternas de la distancia

en las que escalo días semejantes a mi figura

en las que escalo horas semejantes a mi silencio

Oh huellas que escribo sin creer en la muerte

soy el espejo híbrido de amanecer y tierra fresca

soy el hombre apareado con las horas

que no sabe hablar cuando es de día

soy el intervalo de los incendios

prevenido de llama y de minuto

soy el reflejo de Tu Tiempo, más ancho que mi tiempo

de Tu Todo, más integrado que mi todo

He crecido y me continúo en Tu transcurso

Hacia esta distancia

mañana y hoy se enlazan en mis venas

y son treinta sitios distintos de mí

pero con el Transcurso-simiente

mi tiempo late en simetría inmensa

bajo la transparencia de las mitades

lo infinito se ensancha sobre nosotros

y se transforma en la unidad temporal

del hombre asumiendo al Hombre

en las caídas

en el encontrarse

de su voluntad y de sus tiempos

en el definirse sobre lo duradero y lo incognoscible

el Transcurso

aún sobre estos desiertos erguidos

me manifiestas en mi potencia de sobrevivir a la muerte

de continuarme sin fin en la mitad que ocupo

en nombre de mi especie y de su fuerza

sobre las otras fuerzas universales

y sobre el arco eterno de la vida

que no es más que mi estancia en otro tiempo

que mi permanencia en Dios que me transforma.  

 

II

En Ti abrazo a todos en mi sangre

me salvo un poco en cada crepúsculo

y no juzgo porque comprendo que el dolor es más hombre

en Ti me aprendo de nuevo los labios

tal como debo y quiero hacerlo

aunque no me salven la sonrisa esos que esperan

en Ti me pido perdón

y perdone a los otros

los regresos desde adentro

perdóname si no sé regresar

perdónalos si no desean regresar

porque no podrán negarnos

qué país diferente es tu ternura

con ciudadanos de hoy y de mañana

no podrán rebatirnos

que la esperanza es siempre la estación en que te hallamos

la estación en que halla realidad el amor

No sabrán impedir que cortemos las cuerdas del insomnio

que besemos al mundo de repente

y convivamos en las ciudadelas de la memoria

las paredes de nuestras casas son velas

que zarpan al futuro

velas que desconocerán el color de las murallas

y el eco de los naufragios

en los puertos internos que habitamos

devélanos el cansancio y los mitos

las dudas y los espejos

el silencio tiene muchos contornos

fértiles para la emigración de nuestros temores

enséñanos a imantar el lenguaje

a darle pequeñas hojas de espera

y no utópicas revelaciones

deja que nos movamos como ríos

el cauce de la sonrisa

la desembocadura en la libertad

en Ti cambio

soy lo otro de mí mismo

y lo mismo de mi otro

soy el espacio aceptado de los demás

enséñanos a conquistar las frondas de Todavía

enséñanos a reunir como siempre

como Tú.

fragmento de obra de Tomás Sánchez