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julio-agosto.año IV.1997 |
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ENCUENTRO CON...
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P. MANUEL H. DE CÉSPEDES por Sergio L. Cabarrouy |
Padre Manolo, usted ha participado en las tres últimas ediciones de Semanas Sociales Católicas: la Jornada Social de noviembre de 1991 en La Habana; la II Semana Social, también en La Habana; y en la que recientemente concluyó en El Cobre. Podría usted, hacer una valoración general comparativa de los tres eventos. «Soy cura de una Parroquia en la que algunos jóvenes están empeñados en dar pasos en un proyecto que ellos califican de audacia apostólica. Pues bien, me parece que estas tres Semanas Sociales son signo de la audacia apostólica de un buen número de laicos. Fíjate, desde 1951 no se celebraba en Cuba ninguna Semana Social. La del 51 tuvo como tema «La solución cristiana a los problemas agrarios de Cuba». Cuarenta años después, a iniciativa de un grupo de laicos pinareños de la diocesana Comisión Católica para la Cultura, se realizó en Peñalver (Guanabacoa), la Jornada Social Católica, en noviembre de 1991. Esta fue un servicio a todas las Diócesis de Cuba con el visto bueno de la Conferencia Episcopal. Aquí tengo las memorias de las dos primeras Semanas Sociales sobre las que me preguntas y los papeles que nos dieron a los que participamos en la tercera (ojalá que la memoria de ésta no demore mucho en publicarse). En la Jornada del 91 participaron 88 delegados de todas las diócesis: 63 laicos (de ellos 2 seminaristas), 11 presbíteros (entre los cuales estaba el Secretario de la Nunciatura Apostólica) y 14 religiosos. El Sr. Arzobispo de La Habana presidió la Misa de clausura y pronunció la homilía. La apertura de la Jornada la había hecho el Sr. Arzobispo de Santiago de Cuba. Los temas tratados fueron: - Proyecto de humanismo renovado para Cuba. - Pluralismo y participación política. - Diálogo como actitud y método. - Economía y propiedad. - Estado y cultura. Cada uno de estos temas respondía a características de la situación del país en 1991: fracaso antropológico del socialismo llamado «real», necesidad de democracia en el sistema político, necesidad de diálogo y no de confrontación para resolver los problemas del país, necesidad de otros modelos ante el sistema económico estatal ineficiente, necesidad de surgimiento de alternativas a la creatividad cultural ante la hegemonía del Estado sobre la cultura. Los delegados a esta Jornada, que tuvo como uno de sus objetivos celebrar el centenario de la Rerum Novarum, propusieron 18 líneas de acción. Una de estas fue la creación de la Comisión «Justicia y Paz» con los auspicios de la Comisión Pontificia del mismo nombre. Hay que decir que las autoridades del país no acogieron con agrado, sino con disgusto, la celebración de esta Jornada. Pero las condiciones fueron cambiando, y en 1994 se realizó la Segunda Semana Social Católica en la que los temas tratados hicieron hincapié en los proyectos futuros para otro tipo de sociedad. Esta Semana Social se realizó en la casa Sacerdotal P. Félix Varela de La Habana. También fue organizada por la pinareña Comisión Católica para la Cultura. En ella participaron 88 laicos (de los cuales 7 eran seminaristas), 16 presbíteros y 9 religiosos para un total de 113 delegados de todas las diócesis. El Sr. Obispo de Pinar del Río (que no estuvo presente en la del 91 por razones de enfermedad), participó en esta e hizo la apertura. Para responder a la despersonalización del hombre se trató el tema «Promoción humana: realidad cubana y perspectivas»; para responder al deterioro de la subjetividad de la sociedad y a la imposibilidad de asociarse en organizaciones intermedias y diferentes del poder político se trató el tema «Reconstruir la sociedad civil: un proyecto para Cuba»; para responder a la problemática de la familia como consecuencia del modelo socio-político, se trató el tema «Problemática de la familia cubana hoy»; y para responder al impacto de las reformas económica en la forma de vivir del pueblo se trató el tema «Economía cubana y su impacto en la cultura». Durante esta Semana Social la Conferencia Episcopal anunció la creación de la Comisión Justicia y Paz. Esto lo hizo en presencia del Cardenal Roger Etchegaray, presidente de la Comisión Pontificia del mismo nombre, quien en esa ocasión pronunció la conferencia «La misión reconciliadora de la Iglesia y su servicio a la justicia y a la paz en Cuba». Los responsables de la oficina del Partido Comunista de Cuba que se ocupa de los asuntos religiosos estuvieron presentes en la sesión abierta de esta Semana en la que tuvo su intervención el cardenal Etchegaray. Y me parece que la acogida que las autoridades del país dieron a esta semana, no fue tan adversa como ocurrió con la del 91. Los delegados a esta Semana propusieron 23 líneas de acción. Siguiendo el estilo de tratar temas que planteen futuros proyectos para otro tipo de sociedad, la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal organizó la Tercera Semana Social Católica en El Cobre en mayo de este año. En ella participaron 53 laicos (lamentablemente ninguno de ellos seminarista), 5 religiosos, 2 diáconos y 13 presbíteros para un total de 73 delegados de todas las diócesis. Participaron también los obispos que presiden la Comisión Justicia y Paz y el Obispo de Pinar del Río. En la sesión inaugural (en la que estuvieron presentes autoridades civiles de la provincia de Santiago de Cuba), Mons. Diarmuid Martín, de la Pontificia Comisión Justicia y Paz, pronunció la conferencia «La libertad religiosa como fundamento de los derechos de la persona humana». Él y el P. Leopoldo González, también de dicha Comisión, participaron en todas las actividades de la Semana. El Sr. Nuncio Apostólico presidió la Misa de Clausura y pronunció la homilía. Los temas tratados fueron: - Derechos Humanos y promoción del hombre. - Reconciliación y paz. - Libertad y responsabilidad en Cuba. - Ética social y economía. Como ves, estos cuatro temas tienen que ver concretamente con la elaboración de un proyecto de otro tipo de sociedad en la que la promoción del hombre esté muy asociada al respeto al ejercicio de todos sus derechos, en la que la dinámica social sea la reconciliación y no la confrontación, en la que el ejercicio de la libertad se realice con responsabilidad y en la que la economía no esté disociada de la ética. Esta Semana tuvo un acto «extra muros»: la visita a la tumba del apóstol José Martí en el Cementerio de Santa Ifigenia, donde se colocó una ofrenda floral, hubo unas palabras alusivas y se oró. En esta Semana participó (y tuvo una ponencia titulada «La ideología de la unidad martiana, una propuesta de reconciliación y paz») un Profesor de la Universidad de Oriente que es militante del Partido Comunista de Cuba. Participaron también dos cubanos que viven en el extranjero (uno en Santo Domingo y otro en Madrid). Uno de ellos tuvo una conferencia. Asimismo participó el dirigente de un movimiento de los calificados como disidentes. Esto me pareció muy positivo pues da lugar a mayor diferencia de puntos de vista, lo cual enriquece el diálogo. Sé que hubo más invitados. Los residentes en Cuba no sé por qué no participaron. Los invitados residentes en otros países no obtuvieron el visado solicitado. Ojalá que para próximas Semanas Sociales esta participación sea mayor. Los delegados a esta Semana propusieron 4 líneas de acción. Observa cómo ha disminuido el número de líneas de acción (18, 23 y 4). Pienso que ha sido un esfuerzo de concretización. Como ves, las Semanas Sociales son un espacio de reflexión dentro de la experiencia pastoral de la Iglesia. Espacio de reflexión que se dedica organizadamente a la consideración de problemas importantes del país, reflexión que se hace a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Este espacio de reflexión debe avivar el compromiso apostólico socio-político del laicado católico. Me parece que después de esta, quizás demasiado larga respuesta a tu pregunta, te das cuenta de por qué te dije al comienzo que estas Semanas Sociales son signo de audacia apostólica laical». ¿Qué puede decirnos de la dinámica del encuentro en la última Semana Social, de la participación de los delegados, y de la calidad de los temas tratados? «En esta Semana Social hubo ponencias y conferencias. Las ponencias fueron, después de pronunciadas, consideradas en los equipos de trabajo. Para estos había preguntas que no apuntaban a la comprensión de la ponencia sino a su aplicación en la práctica. Por ejemplo, una pregunta que el equipo trató en relación con la ponencia «Reconcialiación y paz», fue: La justicia es una exigencia de la paz social y de la paz entre los pueblos: ¿En qué áreas deberíamos restablecer la justicia para que sea viable la reconciliación, y el «bien común» sea una prioridad permanente y real en nuestra sociedad cubana? Después, en el plenario, cada relator de equipo presentaba lo expresado en el mismo y había oportunidad para participación de los participantes en el plenario. Todos los delegados participaron activamente y con interés en los trabajos de la Semana. Todo el que quiso expresó clara, libre y respetuosamente sus puntos de vista. Los temas tratados fueron muy oportunos en relación con la situación actual del país y su futuro. Presente y futuro al que la Iglesia quiere servir con la luz del Evangelio, que es fuente de la Doctrina Social de la Iglesia». ¿Cuál es para Ud. el principal aporte de la Semana Social recién concluida, para la Iglesia y la sociedad cubanas? «Me es difícil decir cuál es el principal aporte de esta Semana Social. Hubo varios importantes. Por ejemplo, las mismas ponencias y conferencias. Pero si me precisas te diré que el principal aporte fue el ejercicio del diálogo. Este es un aporte tanto a la sociedad como a la Iglesia. Y te señalo otro aporte de esta Semana Social específicamente a la Iglesia, se trata de algo a lo que me referí al responder a tu primera pregunta, me refiero a que esta Semana Social ha estimulado el compromiso apostólico socio-político del laicado católico». Como resultado de la reflexión, los participantes propusieron varias líneas de acción. ¿Le parece en sintonía con los signos de los tiempos? ¿Hay alguna que le parezca de particular importancia? ¿Cree que la Iglesia, y en especial el laicado, están preparados para realizarlas? «Efectivamente, las líneas de acción propuestas están en sintonía con los signos de los tiempos. La que me parece de particular importancia es esta: «apoyar y promover espacios abiertos al diálogo fraterno y solidario -en todos los ambientes y a todos los niveles- necesario para una verdadera convivencia social, como camino para la reconciliación y la paz» Pienso que la Iglesia está en proceso de ir asimilando la necesidad de asumir el compromiso de llevar a cabo esta línea de acción de acuerdo a la misión y al modo que le es propia dentro de la sociedad». Esta Semana ha sido el «debut» de la Comisión Episcopal Justicia y Paz ¿Cuáles podrían ser, a su juicio, los próximos pasos que esta Comisión puede dar en el cumplimiento de su misión? «Ciertamente que ha sido su debut y un debut muy bueno. Es un atrevimiento mío señalar a esta Comisión lo que debe hacer. Espero que si sus miembros leen esta entrevista comprendan que lo hago precisamente por la pregunta tuya. Aclarado esto, pienso que los otros pasos que esta Comisión puede dar deben estar encaminados a tratar de que comience a funcionar la Comisión Justicia y Paz en cada diócesis. ¿Qué sugerencias haría para la celebración de la próxima Semana Social? «En cuanto a los temas no sugiero nada pues, si las Semanas Sociales se siguen celebrando cada tres años, la próxima será en el año 2000 y aún no sé qué será lo más adecuado tratar en esa fecha. Ahora bien, en cuanto a la dinámica sí sugiero que sea más un taller de trabajo, para lo cual haría falta que cada participante vaya más preparado con relación a los temas a tratarse en la misma. |