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julio-agosto.año IV.1997 |
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HECHOS Y OPINIONES |
INDEPENDENCIA VS. ANEXIONISMO por Eurípides Valdés Lobán |
Con el proyecto de Ley Helms-Burton se pone en el candelero y cobra
vigencia inusitada la tesis que ha signado nuestra historia Patria durante al menos los
últimos 200 años, que es la Independencia vs. Anexionismo. Se revive y toma más fuerza
que nunca la disyuntiva entre la opción de vivir independientes o subsistir bajo una
«libertad tutelada».
Sustento igualmente que este instrumento ilegítimo e inmoral que es el proyecto legislativo en cuestión también reactualiza el tema de la identidad nacional, no como patrón folklórico, lingüístico o cultural solamente, sino y de forma esencial, entrelazando identidad, ideal cultural y lucha político-social. Afirmo todo esto porque ante el proyecto de Ley Helms-Burton se puede tomar sólo una posición de entre dos opciones: a favor de él, o en contra; aquí sí creo que no es factible hablar de una tercera posición, sea esta de neutralidad o de indiferencia. Digo esto porque la definición de cada ciudadano ante el Proyecto de Ley en análisis será el deslinde entre el campo de los que aman a su Patria, la independencia y el decoro, y de los que consciente o inconscientemente buscan para la Patria su sumisión ante el amo imperial del norte. En la actitud ante el Proyecto de Ley cada cubano deberá definir su posición ante la opción de independencia nacional o anexión al imperio. Con la posición de cada ciudadano cubano ante la Ley Helms-Burton, cada uno se comprometerá con el Proyecto de identidad nacional, ideal cultural y lucha político-social a favor de la nación cubana, o se alineará por la opción de una cultura de la dependencia, «plattista» y mediatizada, por la hegemonía de la cultura del impero, que a más largo o corto plazo destruirá los pilares de la identidad nacional cubana. En fin, que los cubanos al tomar posición ante el proyecto de Ley Helms-Burton, debemos estar conscientes que votamos o por salvar el proyecto de independencia, nación, cultura e identidad que nuestros padres fundadores se lanzaron a conquistar a la manigua el 10 de octubre de 1868 y que aunque aún no acabado hoy peligra; o lo hacemos a favor de «la Doctrina Monroe», del «Destino Manifiesto», de la «Fruta Madura» y del «Buen Vecino», como opción de claudicación, entrega y sumisión al imperio que nos odia y nos desprecia. Así de simple y compleja a la vez es la disyuntiva a la que se nos llama hoy cuando se nos pide que nos pronunciemos como cubanos ante el Proyecto de Ley Helms-Burton. Yo como jurista y profesor podría argumentar con lujo de detalles los principios, leyes y doctrinas de Derecho Internacional y derecho interno norteamericano y cubano que este proyecto legislativo viola, quebranta y fuerza, pero prefiero no hacer pronunciamientos técnicos que siempre son extensos, engorrosos y complejos. Ante la disyuntiva a que se nos convoca, sin más derecho que el de ser cubano y sin más argumento que ser patriota, voto contra el Proyecto de Ley Helms-Burton; voto en contra de la política del garrote y la zanahoria; voto en contra del anexionismo como solución para Cuba y los cubanos; voto en contra de la cultura «plattista» de la dependencia; voto en contra de la pérdida de la identidad nacional cubana; voto en contra de un proyecto político-social ajeno a los valores éticos del proyecto social revolucionario cubano; voto entonces a favor de la Patria, la nación cubana, su proyecto revolucionario de «con todos y para el bien de todos», la independencia, la soberanía nacional, la identidad cubana, la cultura cubana y el pueblo cubano. |