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mayo-junio. año II. No. 7. 1995 |
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PATRIMONIO
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LA CATEDRAL DE SAN ROSENDO
MADRE Y CABEZ DE
LAS IGLESIAS PINAREÑAS
por Delfina Rodríguez y Troadio Hernández
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A la llegada de los españoles, lo que es hoy nuestra provincia era gobernada entonces por tres caciques indios cuyos territorios o cacicazgos se llamaban Marién al este, Guanacabibes al oeste y Guaniguanico al centro. Siguiendo el proceso de colonización iniciado por los españoles desde principios del siglo XVI en tierras orientales, en 1514 Velázquez envió a Narváez a someter el territorio Uhimá o Haniguanica, nombre que le daban los indios a esta zona occidental del país. Esta expedición de Narváez a nuestro territorio no tuvo los resultados esperados por lo que no fue hasta 1554 que comenzó a poblarse lentamente Guaniguanico por los españoles, apuntando que no fue formalmente, es decir, con la fundación de villas como se hizo en otras partes del país, sino mediante el otorgamiento de mercedes. El 19 de julio de 1641 se le concedió al Sr. Luis del Rizo el sitio llamado Pinar del Río, nombre que se le dio por los pinares que existían a orillas del río Guamá. Otros territorios que son posesión privada de diversas personalidades en la segunda mitad del siglo XVII eran los siguientes: la hacienda de San Mateo, Santa Rita del Cangre, Taironas, Sabanas de Río Feo y Cerro de Cabras.
En 1688 el obispo de Cuba, Don Diego Evelino de Compostela, crea la parroquia de San Rosendo de Pinar del Río, (parroquia es una designación jurisdiccional de lo eclesiástico) ya por esta fecha existían algunas casitas, desde el lugar que hoy ocupa la fábrica de refrescos hasta donde está actualmente la unidad de la P.N.R. A este caserío se le conoció con el nombre de Partido de San Rosendo. Desde el año 1699 este vecindario tenía los servicios de un sacerdote católico que prestaba las atenciones espirituales sin templo en el Partido de San Rosendo. Años después, en el 1710, se construyó el primer templo parroquia que fue una ermita. Esta ermita era un gran bohío de embarrado y con techo de guano levantado en el corral conocido con el nombre de Pinar del Río, bajo la advocación de San Rosendo. Ella estaba situada en la bifurcación del Camino Real de Vuelta Abajo, entre los caminos de "Abajo" y "del Sur") Veléz Caviedez y Recreo). Este lugar es donde hoy se encuentra la estatua de nuestro Apóstol José Martí, en el Parque ubicado al frente de la unidad de la P.N.R. Junto a esta ermita se construyó también como era costumbre, entonces, el primer cementerio. Esta construcción religiosa venía a ser el centro del caserío del Partido de San Rosendo, que con el decursar del tiempo se convertiría en la ciudad de Pinar del Río. Entre las actividades de mayor relevancia llevadas a cabo por las instancias eclesiásticas en sus primeros momentos están las siguientes: el primer bautizo que aparece en el libro número 1 de Barajas de este archivo parroquial fue llevado a cabo el 2 de agosto de 1699. Este día Simón de Torres, cura del Partido de San Rosendo, bautizó al niño José Thomás, hijo de Lázaro Río (moreno libre natural de Jamaica) y de Thomasa (india natural de ciudad de La Habana). Este mismo cura Simón de Torres con fecha 21 de marzo de 1705, llevó a cabo el primer matrimonio que aparece asentado en dicho libro, entre las personas de Joséph Dalanaza, natural de ciudad de La Habana y a María de la Candelaria, parda libre natural, también de ciudad de La Habana. También aparece en el libro número 1 de Barajas de este archivo parroquial el primer enterramiento efectuado en la iglesia de San Rosendo de Pinar del Río, con fecha 9 de noviembre de 1715, cuando el cura Simón de Torres, del Partido de San Rosendo dio sepultura a Domingo Hernández, natural de La Palma. Durante la existencia de esta primera ermita, es decir, hasta el año 1764 en que se construye una nueva parroquia se suceden 12 sacerdotes en la dirección de las actividades religiosas en nuestro territorio, siendo el primero de ellos el ya mencionado Simón de Torres quien ofició desde 1699 hasta 1718. Es de señalar que el último de estos 12 sacerdotes, el presbítero Don Thomás de la Luz que ofició en una tercera etapa desde 1763 a 1768, construyó a su costa el segundo templo parroquial de San Rosendo de Pinar del Río. Esta parroquia estaba situada en la intersección de lo que es hoy la calle Maceo y Martí (en el parque de La Independencia). Esta construcción era de teja y mampostería, con 30 varas de largo, añadida la sacristía, coro alto y balconcillo boleado, tres puertas principales (las dos de la sacristía y otra en el baptisterio, dos barandas en el presbiterio). Sobre dicho baptisterio comenzada a construir "la torre". Altar dorado y pintado con las imágenes de Nuestra Señora de la Concepción; San Rosendo, titular de esta comunidad y San Francisco Javier. Ya para esta fecha, el pueblecito que surgió a orillas del río Guamá había ido creciendo lentamente y ahora se extendía entre el río Guamá y el arroyo Galiano. En el orden civil es interesante señalar que el gobernador general de la Isla, a partir de 1771, Don Felipe de Fondesvielá (Marqués de la Torre) influenciado por la calidad del tabaco producido en nuestras vegas, dictó el Decreto del 23 de julio de 1774, creando la nueva jurisdicción de Filipinas, por lo que ordenó levantar a orillas del río Cuyaguateje la población que sería cabecera de la comarca (Guane). Esta comarca que abarcaba desde el río Los Palacios hasta el Cabo de San Antonio, tenía en ese momento 2 617 habitantes. Esta jurisdicción tuvo entonces la categoría de Tenencia de Gobierno, y su cabecera fue trasladada 13 años más tarde al lugar que ocupa hoy. También como datos de interés se puede señalar que por esa fecha (1787) nuestra población contaba apenas con 20 casas además de la parroquia y que para el año 1827 ya contaba con 45 casas, tenía dos calles y 260 habitantes. Las dos primeras escuelas de nuestra localidad fueron creadas en 1835, dedicándose una a cada sexo. Debido a los avances significativos de nuestra localidad, fundamentalmente después de la tercera década del siglo XIX, pues a partir de este momento se edifica la cárcel, edificio de correos, el Instituto de Segunda Enseñanza, el primer teatro, la primera imprenta, "El Veguero" primer periódico pinareño, el primer hospital, etc; por decreto firmado por su majestad católica la Reina Doña Isabel II, con fecha 10 de septiembre de 1867, se le otorga a la villa de Pinar del Río el honroso título de Ciudad. También en junio de 1878 quedó erigida la provincia de Pinar del Río, con su capital en este pueblo, abarcando dicho territorio desde Guanajay hasta el cabo San Antonio. En esta segunda parroquia de Pinar del Río que existió durante 119 años ejercieron 33 sacerdotes, y el primero de ellos fue Don Thomás de la Luz (1763-1768) que ya había ejercido en dos períodos anteriores. Patrocinado por las autoridades eclesiásticas y por razones de salud pública en el año 1839 se elimina el enterramiento en los templos y se construye el cementerio promovido por el presbítero Antonio Llopis.
Preludio para un sueño de hormigón y ladrillo.
Según avanzaba el siglo XIX nuestro poblado progresaba y en la segunda mitad de este siglo el templo existente, además de encontrarse en estado ruinoso se hacía reducido para la población existente; razón por la cual el obispo Flew y Solans en su segunda visita al territorio (1864) encargó al cura párroco activar la construcción de la nueva parroquia que estaba en proyecto. Para el año 1880, después de 116 años de servicio es clausurado el templo parroquial de San Rosendo, por las razones ya expuestas, pero además por discrepancias con las Fuerzas Armadas españolas, debido a que el templo se encontraba en las cercanías de la Plaza de Armas y las campanadas molestaban a los militares. A partir de este momento y durante tres años (1880-1883) los servicios religiosos tuvieron lugar en una casa particular perteneciente a la familia Delgado, la cual fue alquilada al clero y estaba situada en la esquina de la Calle Real y la de Marañones o de San Mateo (Vélez Caviedes). La Iglesia Catedral que existe actualmente se inauguró el 23 de marzo de 1883, aún sin terminar, pues faltaban las torres y el atrio, que no se construyeron hasta años después. Este templo fue consagrado como catedral por monseñor Manuel Ruiz, el 11 de diciembre de 1914, pasando de templo parroquial a Iglesia Catedral, madre y cabeza de las iglesias pinareñas. Desde su fundación han oficiado en ella 27 sacerdotes, siendo el primero de ellos el Padre Manuel Rodríguez.
Análisis de su arquitectura.
La Catedral de San Rosendo, a pesar de su lamentable descuido y "reformaciones" que lejos de mejorarla, alejaron cada vez más su auténtica e inicial concepción arquitectónica, es una de las construcciones religiosas más significativas de nuestra provincia. El análisis arquitectónico que exponemos se dirige a valorar su aspecto constructivo más reciente, no muy feliz, pero que aún conserva valiosos elementos de nuestra arquitectura colonial cubana del siglo XIX. Activada la orden de construcción en 1864 e inaugurada aunque no terminada en 1883, se encuentra emplazada en Vélez Caviedes (antiguamente San Mateo) entre Virtudes y Maceo. La antecede un pequeño anfiteatro semicircular que recuerda al Coliseo romano destinado en sus orígenes a representaciones populares, que desde el portal del edificio se desarrollaban. Estamos en presencia de un templo ecléctico de tres naves, una central más amplia y dos laterales. Su planta rectangular, su sentido espacial de latitud más que de altitud (a pesar de su relativa esbeltez) la sitúan más próxima al neoclásico aunque con algunas evocaciones al estilo barroco. La fachada es neoclásica, tanto por las proporciones como por sus elementos funcionales y compositivos. Anunciando la nave central avanza sobre la fachada un amplio portal donde se levantan cuatro esbeltas columnas de sección circular y proporciones dóricas, pero su fuste liso evoca al orden Toscano.
Enlazadas por una arquitrabada, con el friso poco decorado y la cornisa típicos del neoclásico. Esta estructura es coronada por un amplio y sobrio frontón sin decoración alguna. Es decir, este pórtico columnar afrontado propio para expresar la majestad de la catedral es lo que nos llega del neoclásico europeo. El templo posee tres portadas: dos laterales y la principal, sencilla y discreta de tipo Tablero, decorada muy sobriamente a partir de las portezuelas interiores y sin decoración alguna en el dintel. Las dos portadas laterales dan acceso a un patio lateral y la otra al jardín que circunda la edificación. Volvemos a la fachada. Sobre el dintel de la puerta principal se observa una bella moldura que sostiene una pieza triangular sobre la cual descansa un óculo. A ambos lados de la puerta se abren dos nichos que portan las esculturas exentas de San Pedro y San Pablo, de proporciones humanas tamaño natural. A ambos lados del hastial se levantan dos torres formadas por tres cuerpos; el primero cúbico, integrado al muro de la fachada advierte el ancho de las naves laterales y constituye el basamento de la torre. Estos cuerpos están perforados cada uno por tres pequeñas y estrechas ventanas terminadas en arco de medio punto y ligeramente abocinadas, dispuestas a cada lado visible del cuerpo. El segundo cuerpo, más pequeño, de forma octagonal, posee tres óculos dispuesto en relación con las ventanillas del primero. El tercer cuerpo también octogonal, más alto y ornamentado por las cuatro ventanas amplias y terminadas en arcos con corrizamientos correspondientes a la campanada, así como por los cuatro pares de pilastras que se alternan con los vanos, estructuran las ocho facetas del cuerpo superior, constituyendo la parte más trabajada de la torre. Cada cuerpo está separado por impostas. Ambas torres están coronadas por una pequeña cúpula y linterna que adquieren la forma octogonal del cuerpo que la sustenta. Su altura de 26 metros aproximadamente le da un discreto aire de majestad y monumentalidad.
En una misma estructura se define paralelamente el atrio, la nave central, el ábside y la sacristía. A la izquierda del atrio el baptisterio y a la derecha el acceso al campanario, sobre el atrio en el piso correspondiente al cuerpo de las torres está ubicado el coro con un balcón semicircular y sobriamente ornamentado. Allí se emplaza un bello órgano traído desde Europa. Las tres naves están separadas por arquerías sobre pilares lisos. La nave central está orgánicamente estructurada a partir del engarce de los arcos totales de la bóveda de cañón algo aplanada con las arcadas de medio punto que descansan sobre los seis pares de pilares mencionados, rematados con una sobria y sencilla cornisa que hace la función de capitel. El amplio espacio de 8,60 metros, de la nave central evoca las iglesias renacentistas donde la estructura espacial armónica y sencilla, trasmite serenidad, donde el hombre domina intelectualmente el espacio, lo cual es todo lo contrario del gótico. Este espíritu es heredado de las primeras basílicas cristianas donde los espacios de sus naves eran peotados por columnas y arcadas y la disposición de su planta era longitudinal. Los techos de las naves laterales de puntal más bajo, son planos y con discretos decorados a partir del ritmo que imponen las secciones definidas por vigas transversales. Éstas se entroncan a la arquería sobre columnas que flanquean la nave central recibiendo el golpe de fuerza de los arcos totales de la bóveda, es todo un sistema muy bien estructurado. La bóveda sobriamente decorada con motivos florales en tonos sepias, es actualmente de madera aunque en sus inicios fue de mampostería con concepción de cañón románico. La cubierta exterior de carpintería a dos aguas mantiene la esencia neoclásica . Los pisos son de mosaico y en el ábside de mármol y granito. Los muros poseen a todo su alrededor un fino zócalo de granito. Tanto los dos ambones como la gran mesa del altar de mármol verde, rosado y blanco armonizan perfectamente con el conjunto. El ábside de forma rectangular corresponde al ancho de la nave central. No hay crucero ya que los techos, tanto el abovedado como los planos llegan sin obstáculos al muro posterior. A ambos lados del retablo se abren dos puertas que dan acceso a la sacristía . Sus sólidos muros de un espesor que oscila entre 70 cm y 80 cm; son de ladrillos y advierten una concepción maciza heredada del estilo románico.
Los vanos.
Aparecen cuatro vitrales de impecable factura ubicados al inicio y final de los muros. Rítmicamente se disponen entre ellos ocho medios puntos criollos en vidrios de colores. Los vitrales rectangulares esbeltos y terminados en arcos romanos y se adecuan más al espíritu renacentista. Sus imágenes de tema bíblico versan sobre: la Asunción de la Virgen, la Caridad del Cobre, la Aparición de Cristo y el Inmaculado Corazón de María. En su realización se combinan sabiamente maderas, herrería, bandas de plomo y vidrios de colores. Los trabajos de herrería que se observan expresan el espíritu ornamental floreado de la herrería cubana del siglo XIX. Se destacan la Cruz de Hierro que se eleva sobre el frontón, las barandas y las verjas que protegen los vitrales por el exterior.
Imaginería y escultura.
En la imaginería de la catedral se observan figuras religiosas, trabajadas con diferentes sentidos. El drama teológico, determina la religiosidad exaltada de estas imágenes. Entre las imágenes más significativas podemos citar: el Cristo de Pinar del Río, la imagen de San Rosendo, considerado el patrono de nuestra provincia. Esta obra traída de España, esculpida en madera, se vistió con ropa enyesada y es la única imagen de este santo de pie, pues en el resto de las mismas se encuentra sentado. Este santo fue representado con varios atributos episcopales: báculo, mitra, tocado sobre la cabeza, cruz pectoral (de madera sobre el pecho), anillo episcopal. A la derecha del altar mayor se encuentra la imagen de San José, traída directamente de España. Altar (mesa sobre la cual se realiza el sacrificio), retablo (donde se coloca la imagen). A la izquierda de este mismo altar, colocada en hornacina, se encuentra la Virgen de la Caridad, realizada en madera y del mismo tamaño original, que la encontrada en El Cobre. En el pedestal, donde descansa la imagen, está grabado el Escudo Nacional. En la habitación derecha de la sacristía está colocado un óleo sobre San Rosendo (primera imagen de San Rosendo), de autor desconocido. De gran importancia es el Cristo pequeño, colocado en la cátedra del obispo (silla del altar mayor). Es un crucifijo cuya cruz está elaborada en plata. Este Cristo fue la única imagen que presidió las actividades religiosas durante los años que no se contaba con una parroquia. El mismo se encontraba en una casa particular, lugar donde se realizaban estas actividades durante ese tiempo. Otra imagen relevante por su expresión dramática, es la Virgen Dolorosa, considerada de las más antiguas, la cual tiene detallada la cara y las manos, el resto del cuerpo no es más que una armazón de madera cubierto con saco y enyesado. Posee una aureola y la espada atravesando el pecho. Posee además el valor de ser una de las imágenes más populares, se utilizaba en la procesión conjuntamente con el Cristo. Ambos se encontraban en una esquina de la ciudad, (la Virgen y el Cristo muerto) escena que conmovía a todos los creyentes. En la fachada de la catedral traídas, en barco desde España, hechas en piedras y colocadas en hornacinas para tapar una lápida, con inscripciones en latín, se encontraban las imágenes de San Pedro y San Pablo. San Pedro, con las llaves y un libro. Fue apóstol y el primer Papa. Las llaves símbolo de la confianza depositada en él por Jesucristo cuando le dice: yo te entrego las llaves del reino de los cielos. San Pablo con una espada, símbolo de la decapitación. La última imagen colocada fue el Sagrado Corazón de Jesús, que se encuentra en el jardín de la entrada de la iglesia.
Con este trabajo hemos querido hacer reflexionar sobre la historia de las instituciones religiosas en Pinar del Río, especificamente la catedral de San Rosendo, pues sabemos a ciencia cierta, y está demostrado a través de la historia del arte, que dentro de los templos, monasterios, etc, se alberga un mundo artístico maravilloso. En nuestra catedral pinareña, entre los muchos valores plásticos que descubrimos se destaca un sobrio sistema de estructuración arquitectónica, ajustado a los requerimientos propios de nuestro clima e idiosincrasia criolla. Se destaca, por otra parte, la discreción y cierta libertad con que se emplearon las formas clásicas, asi como la sencillez o casi ausencia de detalles decorativos lo que evidencia una preocupación mayor por el aspecto funcional, ello la emparenta a las construcciones religiosas cubanas del siglo XIX. Posterior al estudio y análisis del templo, y teniendo en cuenta los valores arquitectónicos, que a pesar de sus modificaciones, aún persisten, pudiéndose convertir luego de una minuciosa reparación, atendiendo a los planos iniciales, en Monumento Nacional, exhortamos a las instituciones religiosas, al Estado y a todos los que sientan el deseo de salvar nuestra cultura a asumir la hermosa empresa de restaurar nuestra catedral, que aunque costosa, no será objeto de arrepentimiento, por todo lo valioso que en ella encontrarnos.
BIBLIOGRAFÍA -Valdés Hernández, Dagoberto . Manual sobre la Histaria de la Evangelización en Pinar del Río. -Dr. Pérez Rivero, Manuel F. Historia Social de Pinar del Río. -Weiss, Joaquín. Arquitectura Colonial Cubana. |