mayo-junio. año II. No. 7. 1995


EDUCACIÓN

CÍVICA

 

EL EJERCICIO DEL CRITERIO

 

por Dagoberto Valdés Hernández

 

He escuchado muchas veces a mi alrededor a personas que comienzan algunas intervenciones en plenarias, encuentros y reuniones o en simples coloquios personales diciendo: "Soy del criterio..." y comienzan a repetir exactamente lo que se espera que digan del asunto en cuestión.

Recuerde las reiteradas entrevistas en la televisión y la radio, que muy a menudo preguntan la opinión a personas que solo eslabonan varias frases ajenas y manidas para decir nada o muy poco de lo que es su parecer y complacer al micrófono con la respuesta esperada y muchas veces prefabricada.

Otras veces he oído comenzar una apreciación sobre algo diciendo: "Me perdonan, no es que yo vaya a hacer una crítica a esta situación, pero...". Y me pregunto entonces, ¿Por qué se tiene que pedir perdón para hacer una crítica o emitir una opinión sobre un asunto? ¿Por qué no se ejerce esta facultad del ser humano como posibilidad de ayuda y contribución al mejoramiento de las situaciones y de las mismas personas?.

Aprender el ejercicio del criterio, es parte de la educación cívica de las personas.

 

CRITICAR ES NO ATACAR

Ejercer la crítica no debe ser considerado como un ataque a las personas criticadas o responsables de las situaciones que se critican. Ni el que emite su opinión debe hacerlo como quien destruye, ni el que recibe la crítica debe considerar que ella es siempre un ataque demoledor sobre su integridad personal.

Puede existir una crítica mal hecha, ofensiva, prejuiciada, violenta. Pero toda crítica no debe ser considerada por ello como una estocada. Más bien, si el parecer se expresa respetuosamente, la crítica debe ser valorada como un signo de consideración y atento deseo de mejorar lo criticado. Ejercer la crítica respetuosa es un regalo que debemos agradecer a quien utiliza su tiempo, comparte su opinión y se compromete con la situación al emitir juiciosamente su opinión.

En la mayoría de las veces no es el juicio que se emite, sino la forma en que lo presentamos. La forma es la carta de presentación del ejercicio del criterio. Y si la presentación es deficiente no será bien recibida la crítica por mucha razón que lleve. Se necesita a veces sabiduría para encontrar la forma de criticar que hacemos los juicios que queramos comunicar. Es un problema de entrenamiento y paciencia. Es también un problema de método.

 

¿TIENE USTED CRITERIO PROPIO?

Pero no todo es cuestión de forma y ejercitación. Primero hay que reconocer en nosotros si tenemos criterio, es decir, si ante una situación nos formamos una opinión de la misma, según nuestras normas éticas personales.

Demasiadas veces hemos escuchado aquel refrán popular que dice: "donde va Vicente, va la gente" Y aquél otro que dice: ése "actúa como una veleta" según "la dirección que tengan los vientos predominantes"

El criterio propio, como otras características personales, puede deteriorarse de tal manera que se mutile de tal manera la subjetividad del ser humano, que sea incapaz de generar valoraciones autónomas, libres, independientes de la opinión masiva, que se reitera de consigna en consigna, en contagioso, y superficial parecer.

Si deseamos saber si tenemos criterio propio, fijémonos si cuando llega el momento de opinar, esperamos a que otros hablen y repetimos. Estemos atentos a si, en la mayoría de las veces, expresamos las coincidencias y ocultamos los juicios divergentes. Seamos honestos. ¿Cuántas veces en nuestro trabajo, en nuestro grupo de amigos, en la misma familia y sobre todo en la calle nos suceden alguna de estas dos tristes situaciones?.

I- Nos quedamos sin opinión porque no sabemos cómo valorar la situación, nos sorprenden desprevenidos, no nos 'hemos puesto a pensar". El silencio, entonces, viene del vacío interior. Nadie puede ejercer el criterio si antes no lo ha formado dentro de sí mismo.

2- Tenemos elementos para formarnos el criterio, pero no ejercemos el derecho de expresarlo. El silencio entonces es exterior, acallarnos sórdidamente la crítica. Por miedo, por complejos, por indiferencia.

Para la segunda situación debemos aprender a vencer el miedo a fuerza de transparencia y generosidad. Usted siempre sentirá miedo al ejercer el criterio si se encuentra en un medio hostil. Quedan dos caminos, por lo menos; arriesgarse y sentir la satisfacción de haber expresado lo que se siente, o por otro lado, hacer lo posible porque el medio no sea hostil a la critica respetuosa y bien argumentada.

Si lográramos unir ambas soluciones, toda la potencialidad del criterio propio mejoraría las obras criticadas y el ambiente receptivo de la crítica aunque sea dura, pero respetuosa, permitiría el mejoramiento de las relaciones humanas.

Tengo el criterio y no "soy del criterio", como erróneamente se dice, de que unas relaciones humanas establecidas sobre la doblez y la falta de criterio propio y de silenciar las críticas, son relaciones normales y "tranquilas" por fuera, pero falsas y podridas por dentro. No durarán más que la capacidad de aguante que tengan las personas para ocultar su verdadera opinión y emitir su crítica. Como no se construyó la relación sobre estos presupuestos, todo vendrá abajo y se considerará un ataque desleal.

Sin embargo, hay relaciones humanas, de trabajo, de amistad, que son criticadas, dinámicas y a veces tensas, porque cada cual dice lo que piensa y expresa su parecer abiertamente, pero por debajo de este mar, a veces tormentoso, se va sedimentando en lo profundo de las personas las seguridad y la confianza de que los demás expresarán su criterio sea cual fuere, de la mejor manera posible, pero siempre podrá contar con la sinceridad que pone cimientos de roca en la base de toda relación social. Nos duele la crítica, pero sabemos como piensa el otro.

Nos hiere la opinión contraria, pero más nos dolería la hipocresía y la falsedad del simulador. Por eso confío en que tras la tormenta de una crítica o proyecto que disiente... siempre habrá personas de buena voluntad que sepan madurar el juicio y sopesar la honestidad y aportes de los que critican o disienten.

Ésa es la esperanza de la vida plural y participativa de un grupo o de una nación.

Si nos quedamos en la primera situación porque en la mayoría de las situaciones no tenemos criterio formado, es que nuestra formación cívica es deficiente y debemos ejercitar el sentido común según hemos escuchado "es el menos común de los sentidos", precisamente por esa característica que perfila la personalidad de los cubanos, que desde Varela hasta Fernando Ortiz nos hemos encontrado nosotros mismos como personas irreflexivas y un tanto superficiales.

Escuchemos este criterio de dos insignes cubanos y no lo tomemos como ataques, sino como estímulos para mejorar, para reflexionar:

 

"Quién podrá ver sin lágrimas el carácter frívolo e irreflexivo, superficial, pueril y ridículo que adquiere un pueblo... entonces los pueblos, lo mismo que los hombres, exasperados, se entregan a la indolencia cuando llegan a figurarse que es inútil la actividad, apelan al gracejo para encubrir su ignorancia". (P. Félix Varela).

Y el Dr. Fernando Ortiz nos dedica uno de sus más vigentes libros: "Entre Cubanos Psicología Tropical" que, de paso, recomiendo a los lectores:

 

"A ti que duermes al borde del camino de la vida... a ti, dormido, sueñas y soñando desprecias a los que trabajando vencen, a ti que sólo piensas en el modo de no pensar nunca y que sólo quieres no querer nada, a ti dedico esta colección de articulejos... Descubrirás en ellos caricias y latigazos, besos y mordiscos... sensaciones de un cubano que quisiera ver cómo en la fragua del trabajo se ablanda al rojo blanco la férrea inconsciencia de su pueblo" (Fernando Ortiz, Entre Cubanos...pág. l).Emitir su criterio propio con la libertad y sinceridad.

 

DE LA FRIVOLIDAD A LA CONCIENCIA CRÍTlCA

Despertar a la lucidez de una conciencia crítica, fuente y fundamento del ejercicio sano del criterio es en mi opinión- el primer paso para el trabajo cívico. Para pasar de la superficialidad y el gracejo a la sensatez de la cordura ciudadana y de la estimativa moral que permita dejar la triste somnolencia de quienes no quieren pensar y decir, necesitamos ejercitar nuestro espíritu crítico, hagamos el camino:

 

-Poner atención.

Es decir, detenernos sobre el problema y dedicarle un tiempo de reflexión. Sin "ver" claro el asunto, sin prestarle la debida atención no puede haber ejercicio del criterio.

-Analizar sus diversos aspectos.

Que significa no simplificar el asunto a una faceta porque nos quedamos. Cada situación requiere análisis, que "significa" las partes que lo componen para estudiar cada una de ellas sin confundirlas. Sería bueno enumerar las causas y distinguirlas de las consecuencias, pero sin escoger o eliminar ninguna de ellas. Pensemos en un abanico de ángulos desde donde se puede valorar la situación, sean o no nuestros preferidos.

-Discernir.

Que es escoger, es decir, optar por algunos de los elementos que nos parecen más esenciales o que hemos decidido criticar, pero siempre aclarando que hay otras facetas desde donde podamos abordar el problema.

-Emitir el juicio valorativo.

Es el elemento más personal. Se trata de expresar tu apreciación, tu preferencia, tu gusto, tu escala de valores, desde la cual colocas el hecho o la realidad global en que se encuentra, en categorías que tú consideras más justas. Así podemos ejercitar el criterio según el gusto y según el valor. Una cosa es en sí mismo lo que critico, pero a mi personalmente no me gusta. Otra que me guste, aunque reconozco que no tiene mucho valor. En cuanto al gusto es algo individual y debemos respetarlo. El juicio de valor o valoración ética también merece respeto pero debe tenerse presente el contexto sociocultural y sus principios morales que iluminan el criterio.

-Sugerir para mejorar.

Que significa no quedarnos en la crítica, en el juicio, en la opinión, sin aporte constructivo. La crítica bien fundamentada siempre supone conocer cómo lo haría yo en su lugar, o cómo me gustaría verlo, o sencillamente qué le sugeriría a la persona criticada o a los responsables de la situación enjuiciada. Si no sabes sugerir para mejorar o continuar lo bueno, tu crítica es estéril. Está mutilada y duele más. Siempre que critiques sugiere soluciones, salidas, proyectos, nuevos caminos. Es la mejor prueba de tu buena voluntad y de tu intención constructiva. Más aún, muchas veces la sugerencia para mejorar es ya en sí misma una crítica al estado actual de las cosas. Este paso es siempre un regalo personal que debemos agradecer a quien nos critica. Está dando algo de sí mismo que pudiera retener y no lo hace. Agradezcámoslo. Es de personas civilizadas agradecer las críticas de verdad.

-Ser amigos por encima de la diversidad de criterios.

En efecto, por no sé cual deficiencia de nuestra educación, comenzamos por desconfiar de quienes nos critican y terminamos por enemistarnos con quienes expresan criterios divergentes a los nuestros.

Considero que uno de los males mayores de nuestra sociedad es considerar enemigo a quien piensa distinto, o simplemente al que ejerce el derecho de emitir su criterio propio con libertad y sinceridad.

Al contrario, deberíamos considerar más amigos a quienes nos ofrecen su criterio diverso con franqueza y transparencia. Debemos considerar con respeto y admiración a quien defiende sus criterios aún en ambientes donde la mayoría piensa distinto. Habla muy bien de la integridad de las personas el que emitan con valentía sus juicios sobre lo que lo rodea y lo haga con espíritu constructivo.

No nos asombremos, ni consideremos hipocresía la amistad entre las personas que tienen diferentes opiniones políticas, que expresan diversos, patrones estéticos, que profesan distintas denominaciones religiosas. Esto es una señal de madurez personal y cordura cívica.

Ver en cada crítica a un enemigo en potencia es una actividad enfermiza. La neurosis en pensar que nos acosa quien opina diferente y nos critica es un mal presente en nuestra sociedad que se divide y fragmenta en el síndrome de la diferencia valorada como enemistad. Ser diversos no es ser enemigos, criticar no es atacar, es comprometerse con el criticado y prestarle atención.

El futuro de nuestra sociedad necesita mucha reconciliación con la crítica sana, mucha reconciliación con la pluralidad como don y valor en sí. Pero sobre todo necesita sanarse de esa enfermedad que deteriora la amistad y las relaciones humanas. Esa enfermedad que es el miedo a la crítica, que es acallar el criterio propio, que es el derecho a opinar libremente siempre que lo hagamos con el respeto debido.

Al terminar este artículo me interrumpe un amigo que viene a señalar varias faltas de VITRAL, también ha venido a decirme que nos traerá un trabajo para su posible publicación en una de las secciones que más flojas le parecen... Su conversación valorando un debate sobre postmodernidad y la primera presentación conjunta de Collage y Siluetas sus "pro" y sus "contras" en relación con la cultura pinareña me dan una gran alegría... Este muchacho joven e inteligente ha aprendido a ejercer su criterio.

Es más, por ejercer, tan francamente y respetuosamente su opinión crítica ha puesto los cimientos de una buena amistad.

Pero seamos sinceros... ¿ocurre así en otras ocasiones?