mayo-junio. año II. No. 7. 1995


EDITORIAL

 

EN VOZ ALTA

 

 

Hace un año, abrimos esta ventana. VITRAL es su nombre y su sonido. Para que "la libertad de la luz" tocara a la puerta de nuestras conciencias, penetrara el recinto de lo que somos, fecundara nuestras potencialidades y desatara la creatividad que, entre dormida y frustrada, esperaba el espacio. "Espacio para la transparencia y la luz multicolor de nuestra cultura y nuestra sociedad" –decíamos en nuestro primer editorial.

"Abierto y sereno como las marinas de Tiburcio, tan cubano como los medio punto de Amelia, tan participado como un danzón de Rubalcaba, tan audaz y sugerente como los balcones de Oliva, tan pinareño como el Valle".

"Y aspiramos tan alto, para que al abrir este VITRAL, no se nos quede disminuido el proyecto... mucho más modesta y limitada será la realidad de esta revista...".

Y así ha sido, luego de un año: pequeño espacio, para proyecto grande. Ventana incipiente para altos sueños. Intento limitado para expectativa mayor. Pero aquí está el espacio, la ventana y el intento, acompañando, desde su limitación, otros espacios, otras ventanas, otros intentos que son -lo decimos con alegría- los mejores frutos de la siembra de ilusión y el despertar de posibilidad de este primer año de VITRAL.

Algunos pensaron que no se podía ante las dificultades del momento y del lugar. Otros pensaron que VITRAL convocaba para engrosar su propio espacio. Hoy, la experiencia de VITRAL nos enseña que cuando se abre un espacio, por muy pequeño y limitado que sea, si es auténtico, abre nuevos ámbitos y libera el talento creador, que vence todas las dificultades.

Por eso creemos en la fuerza de lo pequeño y en la fecundidad de los espacios.

Por eso creemos en la libertad de la luz que todo hombre lleva dentro.

Podríamos hacer un recuento que mirara hacia nuestra propia revista. En ella encontraríamos los errores que demuestran la inexperiencia el neófito en el oficio de publicar, la urgencia que no permite la revisión serena y la enmienda reposada... y sobre todo demuestra que no hay luz sin manchas, ni VITRAL sin opacidades. Ni equilibrio total, ni intenciones puras, ni posiciones neutrales. Esas perfecciones sólo existen en lo muerto... y VITRAL, un año después, está viva e inacabada, gracias a Dios.

Le dieron vida y colores no sus promotores, sino los que oyeron la convocatoria y se asomaron a la ventana y descubrieron el espacio y gozaron del intento. Hicieron su propia mezcla de matices y crearon una obra nueva. Pedro Pablo Oliva, Tiburcio, Juan Suárez, Miló y Reina Ledón, junto con Toste, Couret, Fausto, Montesino y Couse, con pinceladas o trazos de Ángeles, Felicindo y Manuel González... decimos obra nueva porque no conozco todavía que se haya podido reunir tanta luz y tonalidades en un solo VITRAL.

Han gestado la palabra en el génesis anual de esta "poesía": Nelson Simón, Juan Carlos Valls, Alina Bengochea, Carlos M. De Céspedes, René Valdés, José Félix León, en el espacio fecundante del taller que comparten Ortiz, Ibrahím, Arroyo, Orlando, en la musicalidad cubanísima de las décimas de Peraza.

Entramos en conversación franca con el Obispo de Pinar del Río, Pedrito Ruiz, Aldo y Rina, Marín y Cala. Acudimos a la memoria cultural de nuestro pueblo de la mano de Adalberto Cabrera para llegar a Rubalcaba, Luis y la Estudiantina, para acercarnos a los Montoro y a las esencias de lo pinareño.

Y para no quedarnos en cerrados localismos, abrieron nuestro VITRAL Leví Marrero, el economista peruano Javier Iguiñiz, el español Mariano Ruiz, sacerdote; la religiosa colombiana Sor Ligia Palacio, y aquellos cubanos que viven más allá del mar compartiendo lo que somos: Manolo Fernández, Annie Plasencia y Ernesto Montoro. Así la Nación, que vive en todos, estuvo de algún modo presente en el VITRAL de aquí, que se abre sin empaño hacia todas partes.

Otros muchos hombres y mujeres de nuestro pueblo hicieron posible este Vitral sin distingo de opinión o ideología, sin reparos en títulos o niveles de instrucción. Sólo su generosidad y confianza en el proyecto, junto a la nobleza de sus altos ideales, fueron las llaves que abrieron la puerta de la continuidad enriquecida en esperanza.

¨Pero no se puede ser todo flor¨, como nos dice Dulce María Loynaz, que también ha ofrecido su luz inefable en este VITRAL ¨Y el que no ponga el alma de raíz, se seca¨ (Poemas sin nombre III).

Por eso ante todo, lo que queda por hacer, que es mucho y arduo, ante las suspicacias y desconfianzas, ante los prejuicios sobre las personas y la obstinación de los que separan y excluyen a personas y proyectos, debemos pasar en este primer aniversario de VITRAL de lo vivido, de lo sufrido, a la esperanza.

Un año es poco para la esperanza y muchos años sin horizonte también opacan la esperanza. En ambos casos, todo perece si no se pone el alma de raíz, eso también lo hemos experimentado. Si se cierran los proyectos se seca la esperanza. Esperanza es espacio y proyecto.

VITRAL pasa el umbral del primer año con una leve mirada al pasado y los ojos clavados en el futuro. ¡Que la incertidumbre no nos paralice! ¡Que lo inmenso del proyecto no aplaste los pequeños espacios! ¡Que lo imperfecto del intento no llene de mezquindades los ideales!

VITRAL desea a las instituciones, grupos que intentan sus proyectos y personas del mundo de la cultura en Pinar del Río y en toda la Nación, que tengamos la serenidad y la transparencia para mirar hacia adelante, elevar nuestra mirada por encima de rastreras intenciones y cultivemos la virtud que es la única fuerza que puede reconstruir la Patria.

El proyecto de VITRAL sigue siendo actual:

-Crear un espacio de expresión libre y pluralista.

-Promover a la persona humana como principio, sujeto y fin de toda obra e institución socio-cultural.

-Animar la reconstrucción de la sociedad civil autónoma y participativa, a partir de los valores de nuestra cultura y nacionalidad.

Es un camino abierto que convoca a todos sin distinción, que convoca no sólo a su ejecución, sino al diseño mismo del proyecto, a su continuo perfeccionamiento crítico.

Cultivar la virtud, reconstruir la Patria, reconciliar a la Nación más allá de ideologías, mares y fronteras, crecer en el amor que nos humaniza y nos invita a la alegría de la libertad. He aquí un gran proyecto para un pequeño país. He aquí un alto ideal para inspirar la apertura de pequeños espacios. He aquí una nueva utopía para que le encontremos un «lugar» entre nosotros...

Y que nunca nos conformemos con lo que hayamos hecho, para que tengamos fe en que la poquedad de hoy puede ser semilla de plenitud para el mañana y para que lo limitado de nuestros intentos no nos aten a la oscuridad del miedo..:

VITRAL desea para todos «la libertad de la luz».

 

Pinar del Río, 3 de junio de 1995.