noviembre-diciembre. año I. No. 4. 1994


POESÍA

 

Queridos lectores:
Estas páginas le ofrecen lo que tienen de sorpresa y de auténtica revelación, el nacimiento de un grupo de personas que no queriendo permanecer en el  silencio decidieron, a la sombra de un verso de Rimbaud y de la grata mano del director de la Galería de Arte de la ciudad, saborear en la mañana de los sábados la gloria humilde de la poesía.

“El barco Ebrio”es un proyecto de la A.H.S. que intenta acoger en su seno cuanto poeta se sienta solo, cuanto verso no sepa en qué lugar hacerse útil. Por eso he aquí una muestra de nuestros primeros intentos con la esperanza de demostrar nuestra seriedad y recibir de ustedes un abrazo o una muestra de inconformidad, en fin, algo que nos deje saber que existimos o mucho mejor, que ustedes existen.   

Juan Carlos Valls.

 

CONSTANCE A TRAVÉS DEL POLVO

                                                           Ernesto Ortiz Hernández.

Constante Cummings era una rubia coqueta y una actriz trigueña sonriendo a la timidez de harold Lloyd. ¿Eran sus piernas lo que veríamos el siglo siguiente paseando por la ciiudad?. ¿Con qué andar cruzaba la calle, con que pañuelo de seda al cue3llo fino, llevado contra el viento, con qué perfume dejando rastros, con que terrible inocencia en los ojos? ¿Cuál es la luz inatrapable, pero reconocible, que volvería en otro rostro, una y otra ve? ¿Cuál es el gesto, el signo femenino, la esencia ligera como párpado?
Constante es polvo sobre polvo, pero el olvido se cura al rozar ciertas manos. ¿Eras tú o era idéntico misterio? ¿Eras tú medio siglo antes, trastocada en rubia o trigueña, en igual incógnita palpable, etérea y deseada? ¿Soy harold llc..! ¿Es el cine?..Tengo ganas de volar.
Ayúdenme.

LA NOCHE DE LOS CENTAUROS

                                     Pedro José González Figueroa.

En la noche de los centauros
Tu luz viaja al Olimpo de mi nostalgia.

Siento las columnas de la soledad
que respiran al compás de mis lágrimas
escondiendo las fauces del amor
en el dulzor de tus vertientes.

¡Oh, ninfa que has torcido tu raíz
bajo mis piernas!
sin saber por qué llora el duende
quedando la tormenta
donde duele el cuchillo
en los amores del árbol
y resuelta la campanilla en el recuerdo.

¡Oh, viento fuerte y estampa!
Nadie detiene tu sonrisa
Porque viene de Dios
Y es AMOR.

Tu y Yo somos el viento.

 

MENOS QUE AGRADECER, NO PUEDO
                                                      -A  Mantua-

                                              Ibrahím Faustino la Rosa Baños.

Felizmente en mi pueblo
las luces nunca se rindieron
aunque a las sombras vistieran de faros
y los errantes ingenuos,
tendido el puente timador hacia el futuro,
vimos a salvo el camino,
las luces en mi pueblo nunca se extinguieron.

Aunque las sombras vistieron de promesas
y los errantes, ya histéricos y lerdos,
a cambio del alma sólo por la buena voluntad,
Subieron al carro de falsos asideros, en mi pueblo, las luces
nunca se rindieron.

Las luces en mi pueblo son hombres con nombres de abuelos,
nombres de hombres hijos del pueblo,
guías de hombres,
en el tiempo penumbroso que las sombras trajeron.

A mi pueblo esas luces lo definen,
su toque de gracia lo sustenta,
lo salva del naufragio en el mar de esta abulia,
le impiden rendirse al silencio y el olvido.

Por las luces de siempre
hay nuevas luces en el pueblo,
y ahora el pueblo ríe del imperio de sombras
que no puede jugar a dejarlo sin lumbre,
sin la paz que concede la visión del camino.

Por cada nueva luz
tendrá el pueblo una esperanza,
y gente como yo,
lujos del pueblo,
que le cante su homenaje
y asuma el canto de las luces
que en mi pueblo,
felizmente,
nunca se rindieron.

 

CUALQUIER MOMENTO ES BUENO
PARA ESPRIMIRSE LAS ENTRAÑAS

                                                                               Orlando  Valdés

Hay un agujero en el tiempo
por él escapan los fantasmas de mi infancia
la terquedad de los años atemperados de castigo
el abrazo de la muerte.

Oscuro, infinito
con escenas que solventan los espíritus
y hacen batallar a los demonios
que siempre están aunque seas fiel creyente
las fábulas, los encuentros
aquella precoz inclinación por los misterios
también la vara, fustigando en el vacío
sobre mi carne
en las fibras de mi adolescencia irrealizada.

Hay un agujero en el horizonte
que muestra las rosas, los pájaros mudos
las bestias silenciosas
y yo con las medallas en el pecho
detenido en el pórtico del infierno
me niego a cruzar la frontera.

No hay horizontes
No hay fantasías
Un sueño donde esconder el hombre y los fracasos
No hay manzanas, sino discordias
No importa de que lado está la sombra
Hacia dónde va el río
Si el Edén espera este cuerpo
o el Séol es mi condena
solo quiero abrazar a mis padres
reír con mis hermanos
leer a Chandler o Gabriel
olvidar el horror de los espejos
las consignas amarillas en los muros
sólo quiero hacer la obra de la vida
y esperar valiente el lugar para mis huesos.

 

LUNA ROTA

                  Felipe Arroyo González.

Contemplaba ensimismado
la luna
sobre 3el cristal del río
y sin pensarlo lo deshice en mil pedazos
permanecía allí tan inocente
                                 tan brillante
y mi piedra rompió el cristal y la luna se fragmentó
y cada pedacito se perdió en los círculos concéntricos
que crecen
                 y crecen
                       y crecen
ahora todos buscan con angustia
sus menguantes
                      sus vestidos de oro antiguo
ella que hasta hace poco navegaba sobre el espejo del río
subyugante
                    rielando
                          rielando
su luz como un fantasma sobre las aguas
no saben que he sido yo
su guardián
                    su relator
                           su defensor incólume
que le arrojé mi corazón en un arranque de despecho
y todos se inquietan
                            indagan
                                      se alarman
qué sucederá con los equinoccios
qué pasará con los que se asoman a los balcones
y en los parques y en los campos
reclaman su rostro sereno y fulgurante
alcancía de penas y de dichas
no está
              se acabó su historia
su sacerdocio de amor sobre la tierra
mírenlos como corren de un lado para otro
no saben que yo rompí su plata
que se disuelven en los círculos que formó mi corazón
sobre el espejo ua quebrado del río
que despertó de su paz romántica
que desató toda su fuerza
y es una pujante corriente que lo arrastra todo
círculos
           pedazo de luna
                              mi corazón
                                         estas palabras
hacia el fondo de la noche.

 

 

MANO DE LA INSOLENCIA
                                              - A Juan Carlos Valls-..
                                         José Félix León.

Soy la marioneta pegada en el cristal
apenas feroz ante los golpes de la puerta
me envuelve este mutismo la lucidez que impera
soy por la espalda de quien hilvana el tiempo
nadie indica un destino en el andén
y el guardavías es sólo la evidencia de un viaje
                                                          irrealizable
yo sé hasta dónde llega el olor a podredumbre
tiemblo un poco y vuelvo a nacer
llueve sobre mi vida con la intermitencia fatal
                                                       de la estación
siempre vendrán leñadores a cortar este árbol
a invadir este sitio
ya enviarán la señal de colocar la red
aún cuando el pez sea demasiado escurridizo

ahora que los días afilan sus cuchillos en mis manos
busco el escalón
el próximo peldaño que se me ha negado

vuelvo al mecanismo raído de mi cuerpo
y desgarro mi vientre con la falsa ligereza de
                                       una equivocación
yo siempre estuve aquí cuando vinieron a buscarme
vi crecer el hielo en la ventana
la espina que en el ojo abrió la sajadura
la mordida del perro
el ronquido de Dios sobre mi alma silente
yo siempre abrí la mano para mostrar los pedazos
                                               del último alimento
y la paz estuvo conmigo
y me fue negado el dolor
y me fue difícil no hacer trampa
nada puedo hacer contra el áspid contraído en mis venas
mis venas se abrirán cuando se abra la tierra
y el áspid reinará tantos años como anillos tenga
                                                          su cuerpo
hijo de la demencia limpio el sendero
borró las nubes que un día me vieron partir de la
                                                  casa de los padres
todo ha sido buscar un hueco entre los hombres
la espada sin filo que corta mi garganta
la espada con filo que se hunde en mi corazón
cuando los hombres se vuelven a mirar
y escupen

supe un día la infinitud del agua
como el ave que gira t planea sobre el bosque
tuve una casa y traje el fuego
tuve una isla fina como la hoja de mi daga
que era la salvación y el terror
y mi más íntima costumbre
tuve un cuerpo que lancé a la bestia
cuando supe que la bestia existía
ahora que la oscuridad ganó mi corazón
dónde están los lugares exactos que aprendí desde
                                                                        niño
la humedad de la res
la mansedumbre

se infectan las mordidas y mi carne hiede
no conozco el dolor
ya no podré buscarme en las piedras de mi tiempo
quién vela mis ventanas
quién oculta su rostro
quién impone la palabra del silencio

sí Dios no está
es porque todos quisimos una vez
                                   una cruz en la espalda