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septiembre-octubre. año I. No. 3. 1994 |
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EDUCACIÓN CÍVICA |
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PROYECTO CÍVICO DE MARTÍ por Dagoberto Valdés Hernández |
Culminamos en este número la trilogía de los grandes fundadores y maestros de la conciencia cívica cubana. El Padre de las Casas, El Padre Varela y José Martí. Este último, sin dudas, no sólo fue maestro de todos los cubanos sino el único de estos tres pilares de nuestra historia que diseñó un proyecto cívico viable y lo puso en práctica a nivel de toda la sociedad. El verdadero ciudadano cuando su pueblo, como una caña loca, se plega a la tormenta, él resiste como un roble".(1) Esta es la primera actitud que nos enseña Martí: la firmeza basada en la virtud ciudadana frente a la fragilidad, que la tormenta de las circunstancias y las crisis, provocan en hombres cosificados como veletas y despersonalizados como marionetas. Hombres-cañas no pueden construir ningún proyecto, Cuba necesita hombres nobles, es decir, fuertes y nobles a la vez. Pero esto no basta, es necesario que antes de comprometerse en cualquier obra cívica-social, política o económica, los ciudadanos conozcan el proyecto en el que van a comprometer su vida. Y conocer el proyecto no es conocer y valorar a las personas que lo presentan sino cuales son sus objetivos y finalidades, cuales los medios para alcanzarlos y cuales los recursos y etapas que comprenden. Así lo preveía Martí antes de la obra del 95 cuyo centenario celebraremos el próximo año. "Un pueblo antes de ser llamado a la guerra, tiene que saber tras de qué va y a dónde va y qué le ha de venir después".(2) EL PROYECTO DE MARTÍ Hoy a casi 100 años de su muerte, Cuba necesita todavía estudiar quizás con más urgencia y profundidad que nunca, el proyecto de sociedad que quería diseñar Martí. Comencemos por algunos conceptos que él diferenció claramente: Patria, Nación y Gobierno: "PATRIA es algo más que opresión, algo más que pedazo de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posición a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores esperanzas".(3) "NACIÓN, no es el conjunto de hombres febriles e indiferentes en una tierra en que han nacido de ocasión, o viven de poco ha, sin mas intento que el acaparar prestos la mayor suma de fortuna, sino aquella apretadísima comunión de espíritus, por largas raíces, por el enlace de las gentes, por el óleo penetrante dar los dolores comunes, por el gustísimo vino de las glorias patrias, por aquella alma nacional que se cierne en el aire".(4) "GOBIERNO, "El gobierno de un pueblo es el arte de ir encaminando sus realidades, bien sean rebeldías o preocupaciones, por la vía más breve posible, a la condición única de paz, que es aquella en que no hay un solo derecho mermado".(5) Es muy saludable destacar esta distinción entre los conceptos de patria y nación, que es la comunión de espíritus, las raíces históricas comunes, las relaciones sociales que comparten dolores y glorias con una misma alma puesta en el progreso porvenir. Mientras el gobierno es "un arte" que debe conducir a la paz fundada en la justicia y el respeto a los derechos humanos por los "caminos" más breves. La actual confusión de muchos cubanos en cuanto a estas tres realidades hacen cotidianamente vigente la necesidad de una auténtica educación cívica. UNA REPÚBLICA CORDIAL... DE SINCERA DEMOCRACIA. No es nada nuevo en el tiempo lo que propone Martí como "puerta" para Cuba. Lo nuevo es el diseño que los cubanos le demos a esa puerta. Fijémonos en el proyecto martiano. "Fundar la patria, una, cordial y sagaz, disponiéndose para salvarse de los peligros internos y externos que la amenazan, y sustituir el desorden económico en que agoniza un sistema de Hacienda Pública que abra al País, inmediatamente a la actividad diversa de sus habitantes"(6).
Una primera puerta que debe ser abierta. Un bloqueo que debe cesar. Aquel que impide a los mismos habitantes de un país activar sus potencialidades, organizar sus fuerzas y desplegar su creatividad e iniciativa por su propia cuenta, pero al servicio del bien común. Esto es en el plano económico, pero no es suficiente, al mismo tiempo deben abrirse otras puertas en lo social y en lo político:
"Fundar en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud"(7).
No se trata sólo de un cambio político o económico, es sobre todo cambio en la estructura social.
Dice Martí: "No es tanto el mero cambio político como la buena, sana, justa y equitativa constitución social, sin lisonjas de demagogos ni soberanía de potentados".(8)
Está claro para Martí, un pueblo renovado y de auténtica democracia sólo puede fundarse sobre la base del ejercicio ciudadano franco y cordial. Sólo el orden del trabajo real y el equilibrio de fuerzas sociales pueden vencer el peligro de una sociedad formada en el miedo a la libertad.
Y el otro miedo es el de la anexión o la hegemonía de otras naciones sobre la neustra angustiada y empobrecida, es alertado por Martí y lo deseamos destacar también en este artículo:
"Cuando un pueblo cercano a otro puede verse en ocasión por el extremo de su angustia política o por la fatalidad económica, de desear unir su suerte a la nación vecina, debe saber lo que la nación vecina piensa de él" (9).
CUBA: UNA CASA CON AIRE Y LUZ.
Ese es, en fin, el proyecto cívico de Martí:
"Ayudar a hacer casas de aire y luz a los que al cabo de vivir a las sombras llegan a sentirla en el alma, y hacerla sentir... sino hacer barrios sanos, alegres, rientes. Elegantes y luminosos para los pobres... pues sin ver hermosura, ¿quién sintió bondad?..."(10)
"Ser cubano ahora no es gualtrapear y ventanear, ni encintarse el pie...ha de preparar lo venidero con todo el bien y el mal de lo presente, ha de evitar la recaída en los errores que lo privaron de la libertad, ha de poner la naturaleza sobre el libro...De todas las sangres estamos hechos, y hay que buscar al compuesto modos propios..."(11) El desafío presente para el hombre cívico no es la queja inútil, ni el lamento estéril: sobre lo bueno y lo malo del presente hay que preparar lo venidero sin recaer en los errores que nos han hecho menos libres. Y esto sin violencias ni sinrazones. Los caminos pacíficos y dialogantes son los únicos que desplegarán la victoria duradera no de unos sobre otros sino del bien de Cuba sobre el mal de los cubanos, vengan de donde vengan: "El hombre que halaga pasiones populares es un vil. El pueblo que abdica del uso de la razón, y que deja que se explote su país es un pueblo vil. Yo no necesito ganar una batalla para hoy sino conque, al ganarla, desplegar por el aire el estandarte de la victoria del mañana"(12). Esto es todavía un ansia de buena parte de los cubanos. Esto vive en nuestro corazón y constituye nuestra más fundada esperanza. Y si esto vive, en el corazón y en la mente de los cubanos, es necesario expresarlo y no ponerle contenes al corazón y a la razón, porque tarde o temprano saldrá: "Todo lo que vive, se expresa. Lo que se contiene se desborda"(13). Conciencia cívica es expresar lo que se vive y evitar que se desborden las fuerzas y proyectos reprimidos. Hagámoslo. CITAS (1) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 7 pag. 171 (2) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 1 pag. 232 (3) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 1 pag. 106 (4) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 30 pag. 175 (5) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 7 pag. 171 (6) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 2 pag. 120 (7) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 2 pag. 120 (8) Martí, José. Editorial Lex. Tomo 1 pag. 210 (9) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 2 pag. 55 (10) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 29 pag. 91 (11) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 12 pag. 196 (12) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 23 pag. 93 (13) Martí, José. Editorial Trópico. Tomo 15 pag. 152 |
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