septiembre-octubre.año3.No.15.1996


PATRIMONIO

VIÑALES UN SITIO EXCEPCIONAL.

por Nelson Melero Lazo.

Viñales, situado en la más occidental de las provincias cubanas, Pinar del Río, forma parte de la Cordillera de los órganos, una de las cinco regiones naturales en que se divide el país. En su área interior se alzan elevaciones cársicas poco frecuentes con forma de cúpula que le han hecho famoso: los mogotes, los cuales, bien sean aislados o agrupados, forman un conjunto de pequeños valles, de los cuales el más conocidos es el de Viñales, y que constituyen sin lugar a dudas una paisajística de gran singularidad.

La zona presenta geológicamente superficies diversas: calizas, pizarras, areniscas, en las que además aparecen con frecuencia enormes cavernas que sirven de cauce a ríos subterráneos navegables en muchos tramos.

Los suelos agrícolas de origen arcillosos se ubican en el interior de los valles donde tradicionalmente se han cultivado el tabaco y los frutos menores.

En la mayor parte de las alturas del área aparecen dos especies de coníferas: el Pinus caribaea y el Pinus tropicalis conocidos como pino macho y pino hembra, y en cuya frecuencia original se encuentra el origen del nombre de la provincia. Abunda también la encina (Quercus Virgineana), y aparece aún un verdadero fósil viviente, la palma corcho (Mycrocicas Calocoma), que ha logrado sobrevivir a los procesos geológicos de la isla a lo largo de millones de años.

El corral de Viñales fue mercedado el 12 de Octubre de 1607 por Real Orden del Ayuntamiento de La Habana, pero no es hasta 1875 que se funda el poblado.

La inmensa mayoría de las construcciones de Viñales son ejemplo de una arquitectura popular caracterizada entre otros aspectos por columnas redondas terminadas en sencillos capiteles dóricos, en muchos casos carentes de basamento, típico elemento de la edilicia pinareña, la presencia de portales corridos y el uso de la cubierta inclinada de tejas criollas; elementos estos asumidos de un tardío neoclasicismo, el cual, con el desenfado de lo espontáneo, fue incorporándose a las formas tradicionales de la arquitectura regional.

El crecimiento de la fuerte arborización presente en los patios y las vías, unido a la poca altura de las edificaciones, ha provocado que el poblado quede oculto bajo el espeso follaje. Una vista desde las alturas que sirven de mirador al valle sólo permite apreciar parcialmente las construcciones principales alrededor del parque, entre las que se destaca la pequeña cúpula de azul intenso de la torre de la iglesia.

Como reconocimiento a sus valores excepcionales, el 27 de marzo de 1979, la Comisión Nacional de Monumentos, mediante su Resolución No. 4, le otorgó, tanto al valle como al poblado de Viñales, la condición de Monumento Nacional.

A partir de 1 980 comenzaron a estudiarse soluciones que sin frenar el desarrollo perspectiva del poblado garantizaran, sobre todo desde los puntos altos del valle, el mantenimiento de la imagen urbana del conjunto, sin afectar el marco geográfico. Fue iniciado un plan de revitalización del pueblo, encaminado, en primer lugar, a preservar y jerarquizar los valores históricos locales.

El valor estético del pueblo de Viñales esta dado por su homogeneidad y por la presencia de una arquitectura de carácter popular concentrada dentro del área original de la población. Se destaca, por lo tanto, por su carácter de conjunto más que por la relevancia de alguna construcción en particular y, desde el punto de vista turístico, como un elemento de gran atractivo dentro del valle, razones por las cuales debe ser preservado. Pero al mismo tiempo es indispensable llegar a su rehabilitación socio-económica con el fin de incorporarlo plena y eficientemente a la sociedad contemporánea.

El potencial natural y cultural que posee la región de Viñales es enorme. Su desarrollo turístico futuro no es un hecho aislado sino que se encuentra insertado dentro del programa de planificación trazado para el territorio.

La vocación indudablemente turística del valle ha generado la ampliación de las instalaciones hoteleras y recreacionales existentes en el sitio, teniéndose especial cuidado en su estudio y localización de modo que no altere los valores esenciales del paisaje.

La implementación del equipamiento para la actividad turística en un entorno natural de tan altos valores, debe estar insertada dentro de un programa general de desarrollo, compatibilizado con los intereses de las instituciones encargadas de velar por la protección del patrimonio natural y paisajístico, de modo que garantice su localización adecuada y la preservación de los elementos de la naturaleza que se encuentran dentro del valle.

Las vías de acceso a la zona, tanto la carretera que une a Viñales con la vecina capital de la provincia, distante 25 km. a través de suaves montañas colmadas de pinares, como la ruta que lo vincula con la Ciudad de La Habana, bordeando toda la costa norte, constituyen de por sí destacados recorridos de interés paisajísticos, a lo largo de los cuales puede apreciarse un contrastaste y movido panorama, inesperado y espectacular.

Otros elementos de interés en estos recorridos pueden ser los planes agrícolas y de repoblación forestal, las nuevas comunidades rurales, y algunos sitios de interés histórico que añaden valores a la región. Un gran número de cavernas que perforan los mogotes y los suelos de la zona antiguos cauces producidos por el escurrimiento de las aguas superficiales- constituyen destacados atractivos. Estas cuevas, muchas de las cuales hoy conservan ríos y lagos subterráneos parcialmente navegables, no sólo llaman la atención por sus valores naturales sino también por la presencia en algunas de ellas de pinturas rupestres, petroglifos y otros restos materiales de nuestra cultura aborigen. El estudio del paisaje constituye una de las premisas básicas para el desarrollo de Viñales, debiendo ejecutarse un programa para cada tipología, lo que conlleva la conservación estricta del monte natural y la fauna silvestre en los macizos cársicos y los mogotes, así como en las alturas sobre calizas y areniscas. La combinación de actividades ganaderas, agrícolas y forestales en las llanuras y alturas de pizarra. La explotación agrícola en los valles y depresiones cársicas, así como la prohibición de vertimientos de desperdicios que contaminen los embalses y la protección de las márgenes de los ríos en las llanuras fluviales.

Este complejo natural, formado por un extenso grupo de valles y elevaciones, constituye un conjunto paisajístico cuyas excepcionales características le hacen trascender al plano internacional.

La vieja tradición agrícola debe ser mantenida y desarrollada, como raíz económica del lugar, asegurándose la permanencia y el incremento de la zona forestal y delimitándose los puntos de desarrollo hotelero. El poblado de Viñales, único centro urbano dentro del valle, conserva su arquitectura espontánea y sus tradiciones. Su desarrollo debe concebirse bajo lineamientos que garanticen que los valores esenciales de su patrimonio arquitectónico y de su paisaje natural no sean alterados.