septiembre-octubre.año3.No.15.1996


ECONOMÍA

 

TRABAJO POR CUENTA PROPIA: TRAMPAS Y APORTES.

por María Caridad Galves Chiú.

Puede que, para algunos, el Evangelio no tenga nada que ver con el mundo del trabajo por cuenta propia. Entonces, a lo mejor, lo primero que habría que decir es que la vida de Jesús ilumina cada momento y cada situación que se presente en nuestras vidas.

En un pasaje muy conocido del Evangelio, a Jesús se le presenta una situación comprometedora. Algunas personas quieren que les diga si está permitido (para seguir el camino de Dios) pagar el impuesto al emperador romano, al César, o si hacerlo es renegar de Dios.

Como los que preguntaban eran de los grupos políticos enemigos entre sí (los fariseos y los partidarios de Herodes), lo que pedían a Jesús era que tomara partido, es decir, que se pronunciase con el César o contra el César.

¿Cuál es la actitud de Jesús?

Evidentemente, no arremete contra el César: «Lo que es del César, devuélvanselo al César», dice Jesús.

Pero Jesús tampoco justifica la dominación romana.

Realmente el César no era Dios, aunque pretendía serio. Había logrado imponer su autoridad y su moneda, pero no podía exigir obediencia de conciencia, que se debe solamente a Dios.

No confundamos la actitud de Jesús con la del indiferente o la del que no quiere comprometerse. Su vida, su entrega, su sacrificio por nosotros, son muestras de su actitud comprometida en todo momento.

Es que Jesús se da cuenta de la trampa en que quieren hacerle caer. Comprende que no progresará nada tomando una posición de estas. Comprende que no estaba la cuestión en pronunciarse con el César o contra el César.

Jesús pasa por encima de todo eso para indicar el verdadero camino de Dios.

No se reduce la cuestión a tomar una de estas posiciones políticas.

Se trata de identificar bien qué es lo que es del César y qué es lo que es de Dios.

El querer seguir el camino de Dios nos lleva a tratar de no caer en las trampas que vayan apareciendo a nuestro paso.

Esta lectura nos va a iluminar la reflexión que pretendemos hacer. Con ella trataremos de ir descubriendo los aportes que hace el Evangelio a los trabajadores por cuenta propia.

Hace algún tiempo, se legalizó otra vez en Cuba el trabajo por cuenta propia. Cuba es un país con una fuerte tradición en este tipo de trabajo. Fijémonos en que este siempre se mantuvo, aunque desde hacía años estaba fuera de la ley. Por eso no hizo falta mucho tiempo para que los cubanos empezaran a inventar y aparecieran los timbiriches, las paladares, las poncheras y otras formas de trabajo por cuenta propia.

A partir de ese momento comenzó un proceso de organización de este mecanismo, que ha mantenido en la incertidumbre a los que trabajan, a los que inspeccionan y hasta a los que organizan. El entusiasmo del principio se vio frenado por una lista que enumeraba las actividades que se podían realizar por cuenta propia.

Otros decretos, otras resoluciones, otras acciones y hoy es muy común que cualquier cubano se pregunte:

¿Se quiere o no se quiere realmente promover el trabajo por cuenta propia?

Unos, al tropezar con los obstáculos que se les presentan para trabajar por su cuenta afirman que NO.

Otros creen que «el Estado (dicen muy convencidos) tiene que dejar que sigan los trabajadores por cuenta propia porque él no puede asumirlo todo en estos momentos».

Por fuentes oficiales he oído cosas como estas:

«La Revolución ha debido aceptar el trabajo masivo por cuenta propia, teniendo presente que el Estado no está en condiciones de garantizar empleo a todos, además (señala esta fuente), los cuentapropistas hacen un doble aporte, por los ingresos progresivos que deben pagar al fisco y al suplir determinados servicios que las empresas estatales no están en posibilidades de atender».

Todo esto es verdad. Los trabajadores por cuenta propia son insustituibles y muy beneficiosos para una economía sostenible a escala humana. Es muy importante y muy bueno que tanto el Estado como los propios trabajadores reconozcan el papel que juega en la economía el trabajo por cuenta propia.

Pero es de lamentar que se crea que, solo por esto, es importante el trabajo por cuenta propia. Es verlo solo desde el punto de vista utilitario.

El profeta lsaías, en la primera lectura de hoy, denuncia como leyes injustas aquellas que (dice el profeta) «despojan de sus derechos a los pobres de mi país». Entonces la justicia de una ley se reconoce principalmente por el grado en que respete un derecho del hombre.

Una de las características que debe tener un ser humano para ser plenamente una persona es la creatividad. Por tanto, todo ser humano tiene derecho a tener el espacio suficiente para manifestar su creatividad sin afectar a los demás ni al bien común.

El trabajo por cuenta propia permite materializar la iniciativa creadora de la persona, le permite manifestarla. Por tanto, el hecho de que en Cuba se haya legalizado el trabajo por cuenta propia, no es un favor que se ha concedido, es sólo el reconocimiento de un derecho del hombre.

Esta puede ser una trampa (como la que se le presentó a Jesús) para los trabajos por cuenta propia, en Cuba, hoy:

¿Se trata realmente de tomar partido con los que piensan que se quiere promover el trabajo por cuenta propia por lo que aporta, o con los que piensan que no? O se trata de pasar por encima de eso y pensar que el trabajo por cuenta propia promueve a la persona, es su derecho y, como tal se tiene aunque alguien no lo reconozca.

Ahora bien: reconocer un derecho no significa sólo declarar públicamente que se reconoce. Es necesario que exista la oportunidad real para ejercerlo, que las condiciones necesarias estén creadas, que el ambiente favorezca el ejercicio del derecho.

Un trabajador por cuenta propia que no sea el verdadero dueño de los medios que utiliza o que no pueda adquirir las materias primas que necesita por ningún medio lícito, no tiene oportunidad real de trabajar por cuenta propia.

Cuando un Estado, una organización económica o política o un polo particular monopoliza la propiedad sobre los medios o el acceso a los recursos, está haciendo de los «que despojan de sus derechos a los pobres de mi país».

Un trabajador por cuenta propia al que le cueste mucho trabajo legalizar su actividad, no tiene oportunidad legal para trabajar por cuenta propia. Tampoco la tiene si los impuestos que paga no tienen nada que ver con las condiciones socioeconómicas que se viven en su país, en su época, o no están estrechamente vinculadas con los ingresos que obtiene.

Aquí puede haber otra trampa:

¿Se trata de que los encargados de velar por la legalidad de las actividades de los trabajadores por cuenta propia decidan entre cumplir o no cumplir las orientaciones que recibieron, aún cuestionándose que sean justas, o de evaluar a los inspectores por lo que decidan? 0 se trata de pasar por encima de eso y analizar si, con tales orientaciones, se da a Dios lo que es de Dios.

El primer aporte del Evangelio al mundo de los trabajadores por cuenta propia es reconocer que el trabajo por cuenta propia es un derecho del hombre, que le permite manifestar su creatividad y que nadie puede darlo o quitarlo.

Otro asunto que podemos considerar en esta reflexión es el hecho de que, ahora, gracias a Dios, la gastronomía y los servicios se han propuesto mejorar su trabajo y han surgido los rápidos, los carritos en la calle. Esto, por supuesto, le hace competencia a los que trabajan por cuenta propia que ya se habían arreglado entre sí. La competencia en las relaciones mercantiles es un mecanismo económico que estimula la producción. Pero, la competencia sólo es éticamente lícita cuando se produce en igualdad de condiciones y de oportunidades, de modo que la gane aquel que realice mayor esfuerzo o tenga más habilidades.

Luego, ¿se trata de tomar partido entre los trabajadores de la gastronomía y el comercio estatales y los trabajadores por cuenta propia, o de solamente denunciar que la competencia no es legal porque hay desigualdad de oportunidades?

Más bien se trata de que, por encima de esa competencia, ambos grupos de trabajadores hagan prevalecer el respeto al otro, la solidaridad, las relaciones de colaboración que permitan a unos y otros dar su aporte y ejercer su derecho.

La importancia de la solidaridad y las relaciones de colaboración es otro de los aportes del evangelio al mundo de los trabajadores por cuenta propia. Pero estas relaciones solidarias y de colaboración no deben quedarse en el plano de lo mercantil. Las relaciones de los trabajadores por cuenta propia deben estar caracterizadas por el diálogo y la tolerancia. Las inquietudes, las ideas, las opiniones de los trabajadores por cuenta propia, deben encontrar un espacio en el que puedan ser expresadas libremente y respetadas. Como grupo distinto al resto de la sociedad, a los trabajadores por cuenta propia debe reconocérseles el derecho de asociación; sin embargo, no le corresponde al Estado, ni a la Iglesia, ni a ninguna otra Institución, organizarle sus asociaciones. Le corresponde hacerlo a los propios trabajadores.

Para dar a Dios lo que es de Dios, que significa dar al hombre lo que es del hombre, los trabajadores por cuenta propia deben defender su derecho a crecer como personas a través del trabajo por cuenta propia.

Para dar a Dios lo que es de Dios, los encargados de regular y controlar el trabajo por cuenta propia deben descubrir dónde está la verdadera justicia y actuar en correspondencia con ella. Deben preguntarse cuál es su lugar y hasta dónde puede llegar una regulación necesaria para no convertirse en una restricción exagerada. La solidaridad debe encontrar su equilibrio en la subsidiaridad, que consiste en que el Estado asuma todo aquello que los trabajadores por cuenta propia no puedan hacer, pero debe abstenerse de hacer lo que puede quedar en manos de estos trabajadores, de manera que el peso de la economía recaiga sobre ellos.

La subsidiaridad es otro aporte del Evangelio al mundo de los trabajos por cuenta propia. Es importante que tengamos muy en cuenta que hay otras trampas en las que caemos, que no nos las pone nadie, surgen de adentro de uno mismo. Los trabajadores por cuenta propia deben cuidarse de este tipo de trampas. Yo diría que, sobre todo, de este tipo de trampas. El afán de ganar más dinero puede conducir en dirección completamente opuesta al camino de Dios. La tentación de obtener más ingresos disminuyendo la calidad de los productos o servicios para que los gastos sean menos, o de subir los precios ilimitadamente, aparece a cada instante en el camino.

Para dar a Dios lo que es de Dios, aun dándole al César lo que es del César, los trabajadores por cuenta propia están obligados a brindar productos o servicios que tengan la calidad que requieren las personas a las que están destinadas.

Para dar a Dios lo que es de Dios, los trabajadores por cuenta propia deben cuidar que el precio de los productos que ofrecen o de los servicios que prestan, no se conviertan en un instrumento de explotación.

Para dar a Dios lo que es de Dios, los trabajadores por cuenta propia deben reconocer en los demás a las personas que son, y no a simples objetos que les permiten ganar dinero y de quien pueden aprovecharse.

Otro aporte del Evangelio es la defensa de los consumidores como personas que no pueden someterse a la explotación de los precios o a la ofensa de la mala calidad.

Para dar a Dios lo que es de Dios, el trabajador por cuenta propia debe ver en su trabajo no sólo la vía para obtener dinero sino, sobre todo, la fuente de su realización personal, el proyecto para su vida. Solamente así, ninguna lista podrá frenar su entusiasmo. Solamente así se podrán mantener en medio de una tormenta de adversidad, de arbitrariedad, de incertidumbre, sin desanimarse.

La motivación profunda, el ánimo, la esperanza, son el aporte más valioso del Evangelio al mundo de los trabajos por cuenta propia.

En resumen: hemos descubierto que el Evangelio aporta al mundo de los trabajos por cuenta propia:

1ro.- El reconocimiento del trabajo por cuenta propia como un derecho de la persona, que nadie puede dar ni quitar, y cuyo ejercicio debe garantizarse.

2do.- La solidaridad que debe caracterizar las relaciones que se establezcan, aun las de competencia.

3ro.- El derecho a tener asociaciones organizadas por los propios trabajadores, e independientes de toda institución.

4to.- El cumplimiento del principio de subsidiaridad, que haga recaer en el trabajo por cuenta propia y en la pequeña empresa el peso de la economía.

5to.- El reconocimiento de los consumidores como personas a las que no puede explotarse ni ofenderse. Y:

6to.- La esperanza que puede representar el trabajo por cuenta propia si se convierte en un proyecto de vida.

Recordemos con el salmista- «Si el Señor no construye el edificio, en vano se fatigan los obreros». Sigamos el camino de Dios que nos muestra Jesús. Pasemos, como él, por encima de las simples alternativas que se nos presentan. Cuidémonos de las trampas y, como Jesús, hagamos que los que las ponen queden sorprendidos con nuestras respuestas.

Pensemos, en medio de esta celebración, en nuestra Madre la Virgen María que nos enseñó: «hagan lo que él les diga». La misma mujer que tomó la iniciativa y que fue a ponerse al servicio de su prima Isabel, sin mirar mucho su propio estado de gestación, subió a la montaña a trabajar para ayudar a su prima. Ella dijo en aquel momento que Dios derribará a los poderosos de sus tronos y ensalzará a los humildes. Pidámosle hoy que ella promueva a los humildes de nuestro pueblo que intentan levantar cabeza con su trabajo por cuenta propia, y que derribe todas las limitaciones y barreras que intentan poner los que ostentan el poder, ya sea político o económico, para que no progrese el trabajo por cuenta propia y la pequeña empresa.

Pidámosle a ella que interceda por nosotros, que interceda por los trabajadores cubanos por cuenta propia para que sepan poner en su lugar al César y en el lugar que le corresponde a Dios.

Que así sea.

(texto de una reflexión en la Misa Dedicada a los trabajadores por cuenta propia, en la Novena de la Virgen de la Caridad del Cobre, el 1ero de septiembre, en la Parroquia de N. S. de La Caridad, en Pinar del Río).