![]() |
septiembre-octubre.año3.No.15.1996 |
![]() |
HECHOS Y OPINIONES |
PROVINCIANISMO Y CULTURA PROVINCIANA (Un acercamiento a las vanidades humanas) por Oscar Llanes Gómez. |
Los diferentes estadíos del desarrollo de la civilización han
traído a la sociedad moderna una increíble pero latente pasión por trascender en el
inmenso e involuntario libro de la historia humana. Esta pasión se arraiga con mucha
fuerza en la masa intelectual y tiene raíces profundas en los sectores creadores de esa
masa. Así, la trascendencia se convierte en carrera hacia lo universal o en caída a los
bajos instintos humanos.
En una ocasión cité el pasaje que motivó a Emerson a escribir su excelente ensayo CÍRCULOS y con él encabezaba un artículo sobre la lucha por la trascendencia en el Arte. Como siempre esgrimo este ejemplo para demostrar que de trascendencias está lleno el mundo, ahora quiero usarlo, otra vez más, para reflexionar sobre el provincianísmo en la cultura, o mejor, sobre la cultura provinciana, que no es igual. Aquel sujeto que retó a Emerson a escribir "un ensayo, por ejemplo, sobre un círculo" desconocía en primera instancia la magnitud del genio literario y la capacidad intelectual de la imaginaría vinculada al conocimiento. Escribir sobre círculos implicaba para Emerson, no sólo inspiración supuestamente ajena al mundo artístico; sino, y muy justamente, acercarse desde la literatura inmaterial a un mundo de ciencia y análisis abstracto. El ensayo supera tan agraciadamente los obstáculos, que no es él la obra maestra, sino el ángulo o la arista de que se valió el autor para vencer el reto de su amigo. Esta anécdota es a la vez una paradoja de la vida que explica, por una parte, la capacidad de los dotados por las musas y por otra, descubre al intrigante pueblerino, casi siempre instruido que no cultivado, que vive a la caza de una venganza intelectual y sopesando conocimientos. Los estados del alma en este tipo de ser no superan ni con mucho el ambiente de inspiración y, carentes de posibilidades o potencialidades creadoras, se encargan de entretejer subtramas en las vidas de los verdaderos creadores o por el contrario acechan un encuentro que los acerque tan solo un poco al ambiente artístico. La más lograda personalidad pseudocreadora se revela casi siempre en lugares aislados de los centros radiadores de cultura y por tanto fuera de las capitales principales. Así el arte Pseudocreador es una manifestación omnipresente en las provincias y regiones apartadas, que al mismo tiempo logren aunar personas con un nivel de instrucción medio o elevado. El Arte o Cultura Provinciana, nace justamente allí donde la educación ha iniciado su desarrollo medio, pero donde se carece de personalidad creadora real (que no quiere decir que no aparezcan genios verdaderos, sino que la inmensa mayoría imita, copia o tergiversa lejos de crear propiamente dicho). Siempre este arte está permeado de un afán incontrolable de parecerse al arte oficial o de moda y cuyos efluvios llegan desde capitales o ciudades cercanas con un desarrollo cultural más fuerte y sostenido. En tal sentido, cualquier elemento o información que caiga en las manos u oídos de estos culturosos, es manipulado rápidamente no con el deseo gentil de saber y disfrutar el Arte, sino como medio para prevalecer sobre otras personas que buscan también la instrucción y la verdad. El Pseudo-Artista centra todo su proceso intelectual (porque no es otra cosa), en acumular objetos, anécdotas, originales y cuanta cosa aparece de una verdadera figura. Esta lucha llega, incluso, a resultar un gran conflicto cuando otro Pseudo-Artista intenta ganar supremacía con algo más especial, como puede ser visitar todos los días la casa de una personalidad de la cultura o que este le dedique algunas de sus obras de arte. Esta agitación del provincianismo, tiene una base real en la complacencia y la ingenuidad del hombre. Por lo general, las grandes figuras del arte y la literatura desean verse rodeados de una pléyade de personas que lo atiendan siempre y a cada uno de sus discursos. En esta frivolidad se justifica desde tiempos inmemoriales los "clubes de fanáticos", los falsos mecenas, los salieris (no dotados), y toda la madeja de mediocres que siempre han querido ser parte y han vivido del arte genuino y creador. No es un fatalismo geográfico, ni una teoría geoartística ubicar a la Cultura Provinciana y al Provincianismo en lugares apartados de los centros de cultura y de las ciudades capitales. El problema no es geográfico, sino del aborto cultural de estos lugares en materia de desarrollo. No hay dudas que una ciudad sin una editora de libros, un buen teatro, buenos cines y buenas programaciones logre educar a un público en materia de cine, teatro, música, publicaciones. Cada manifestación necesita un impulso material y uno espiritual que fundamenten el sentir de la vida en cada lugar. Allí donde no se lee, no se escribe, y si no se ve teatro, no se hace. Quién amanece con una estación de radio comercial encendida y se acuesta oyéndola, medianamente alcanzará a saber quién fue Mozart, a menos que esté escuchando un programa especializado en música culta. La obligada imbricación de lo culto y lo popular es una utopía de políticas culturales y no la realidad. La rumba engendrará la rumba y la buena literatura despertará a las musas dormidas. La Cultura en sus más mínimas reminiscencias se gesta en el individuo, con esto negamos que sea un proceso de masas. El consumo de la cultura puede ser y no ser un consumo masivo, pero su creación nunca lo será, porque son categorías antagónicas. De este modo no pueden existir artistas como existen obreros o campesinos. Y por la misma razón, no todo el que escribe, pinta o canta es un creador. Este Pseudocreador busca el reconocimiento social pese a todo y en su desmedido afán por conquistar un lugar público, no solo se dedica a "crear" sus obras, también se acerca y en ocasiones logra entrar en ese mundillo de dotados que pueden existir en cualquier lugar. La Cultura Provinciana abarcaría entonces esos acápites de la vida diaria donde los pseudoartistas superan en número a las personas con cierto nivel y rigen o intentan regir la vida cultural de una región o ciudad. Dentro de su objeto de estudio, esta ciencia podría avalar, ante la sociedad, curriculum para miembros de clubes y asociaciones de artistas, estudiar textos y contextos que rodean al pseudoartista y enmascarar plagios, copias, imitaciones, falsas cartas y relaciones con verdaderas figuras del arte, libros nunca publicados e historias increíbles. El Provincianismo sería entonces la ideología imperante en una institución cultural donde gobiernen personas afiliadas a la Cultura Provinciana. La misión de ella sería dar crédito y autoridad a los pseudocreadores y sus falacias y crear mecanismos, instituciones y reglas que tiendan a reafirmar su condición de Artista y que ayuden a mantener complacidos a los espectadores de su espectáculo. No hay dudas de que los pseudocreadores se verán siempre entre genuinos artistas y que estos, enmascarados en su vanidad, complacerán a sus aduladores con cuanta cosa esté a su alcance, excepto si nace una falta o pelea entre ellos que los convierte en enemigos acérrimos sin descartar ningún lugar u ocasión para atacarse los unos a los otros. Este coqueteo entre la Cultura Provinciana y la otra Cultura justifica la existencia de la primera y da riendas sueltas a la segunda en cuanto a promoción se refiere, porque si algo bueno aporta el Provincianismo a la Cultura es la cantidad de información y halagos que prepara para cortejar aquella y hacerse pasar por conocedores cuando ciertamente no hacen más que repetir lo leído a los críticos o inventar juegos de palabras y cosas sin importancia para la obra en sí misma. Pero el concepto nunca encerrará todo el universo del Provincianismo (como ideología) y de la Cultura Provinciana (como contracultura, que es falsa cultura en este caso). Al mismo tiempo que se empeñan sus seguidores en coleccionar, aparecer junto a los creadores, visitarlos e inventar conferencias y curriculum; la Cultura Real, la otra Cultura (no la ministerial, que muchas veces es tan provinciana o la supera), la que nace del proceso cotidiano, de la mente y las manos de personas que están dotadas y necesitadas para expresar en lenguajes vetados para la inmensa mayoría; se encarga por sí sola de desplazarla, de desenmascararla. Equivocó los términos porque se auxilia de la Historia, esa gigante mesurada y paciente, que en la vida se va quedando atrás, pasando a cada uno por sus finos filtros y cuajando lo mejor de la humanidad para el futuro. Ante ese jurado todo este embrollo simple y absurdo se desteje con enorme facilidad. El motivo de análisis no sería en este caso qué pasaría con el trabajo de la Historia, sino qué pasa con los que ven, consultan y tienen en sus manos a estos falsos mecenas, que por decenas los hay, y en el momento y lugar oportuno no los desenmascaran. Sin necesidad de insultar u ofender estas personas podrían poner en su lugar a cada uno, pero no lo hacen y permiten que se publiquen falsos libros, pertenezcan a clubes de artistas aunque no tengan una obra seria y relevante e incluso los venden como imágenes y figuras (figurines las más de las veces) del mundo de la cultura en la ciudad, digo provincia, digo pueblo, aldea, batey urbano. Existe sin embargo, la posibilidad de que aparezca en instantes la mano salvadora, el filtro humano (que no el histórico con su demora) en concursos, conferencias, debates que dejan fuera de lugar a sus libros, discursos e intervenciones por lo general fantasiosas, repetitivas y ya dichas en algún lugar de La Mancha o de otra parte del planeta. El Pseudocreador, es el producto del mal camino escogido por la persona en su vida profesional, multiplicado por mil y dividido entre los muchos desvaríos de la personalidad que poseen casi todos. Los rasgos esenciales varían entre la autosuficiencia insuficiente y la más fría calculadora mental operando a cada instante y por allí pasan esquizofrenias, paranoias, complejos de Edipo (no en su componente sexual, sino en la dependencia a esa vida ocasionada por una infancia sobre protegida y poco práctica) y una lista sumarísima de etc. Si el Provincianismo llega a generalizarse en una población medianamente pequeña, con un nivel de escolaridad medio y muchas personas analfabetas funcionales, como lo es Pinar del Río por ejemplo, entonces esta ideología hace un quiste a su alrededor y toma con tanta fuerza el poder cultural que no alcanzan las revoluciones para sacarlos de allí. Cargados de conflictos personales y mundanales (que es un conflicto personal tratado a la antigua, es decir a mazazos), el Provincianismo frena a toda persona que no compartiendo esa ideología intente arribar a la cúpula o al menos trabajar bien o para bien a su sombra. El miedo a la pérdida del poder es todavía menor al miedo que siente los Pseudocreadores cuando un genio verdadero comienza a espigarse a sus pies. Es tanto que su pseudoactuar al ver que tantos criterios favorecen al artista adolescente, comienza a encumbrarlo, pero rodeándole del mismo hilo con que luego lo atarán para extraer su jugo, juego de ser quienes primero lo ayudaron. La ingenuidad nunca triunfa y por ende el artista adulto defenderá a capa y espada a su mentor-impulsor, catapulta la más de las veces que utiliza su fuerza para destruir los muros hasta ese momento infranqueables. Hay manifestaciones que son menos propensas al Provincianismo y en su hacer impiden que las raíces mortíferas del mal no agarren su suelo. La música, que puede ser mediocre, inculta, pero se aferra a un estudio constante y a la práctica más exigente para al menos ganar un público menor alguna que otra noche. Las Artes Plásticas un poco más débiles ante el Provincianismo, también suelen autodefenderse. El teatro y la literatura no pueden evitarlo, la savia, salvia amarga, de la Cultura Provinciana los gana, los seca y los despoja muchas veces de todos los reales y genuinos creadores. Las artes tecnológicas o industriales como el cine, el video, la televisión y la radio no suelen ser tan pobladas por el provincianismo, aunque la radio y la televisión, por su carácter comunitario y su audiencia masiva, son en sí mismas un elemento productor y promotor del provincianismo y por tanto del analfabetismo cultural. Estos apuntes pueden resultar hirientes, mordientes, perrunos, pero en el fondo del asunto las vivencias dentro de una institución provinciana y el interactuar con dicha cultura puede, las menos de las veces, involucrar de tal forma al estudioso que no dudamos que en algún momento nos penetre también, nos corrompa y atrape en esa telaraña maliciosa del quehacer que no es hacer realmente una obra merecedora de algún crédito.
ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO: UN ESFUERZO PARA COMPRENDER EL NIVEL DE DESARROLLO. por José Ramón Blanco Arias.
El establecimiento del grado de desarrollo de un país es una tarea compleja, que depende de una serie de factores y no puede determinarse por un simple esquema o patrón. Los índices más significativos utilizados para medir el grado de desarrollo económico y social han sido, entre otros: el ingreso o renta nacional percápita, el consumo de energía mecánica por habitante, el porcentaje de población activa total o la cuantía de las poblaciones rurales y urbanas. Otros criterios analizados fueron, además, el consumo percápita de acero industrial y de cemento, así como las disponibilidades alimenticias, el grado de instrucción o el estado sanitario de países y sociedades. Como es lógico, los especialistas tratan de que no sea un sólo índice el fundamental en la determinación del nivel de desarrollo social alcanzado por un país, pues su aplicación, entonces, podría llevarnos a aceptar conclusiones falsas. Tal es el caso del Producto Interno Bruto por Habitante, pues no existe un vínculo directo entre crecimiento económico y desarrollo. Así mismo, como se obtiene al dividir el Producto Nacional Bruto -a precios de mercado en US$- entre la población del país a mediado del año correspondiente (según la metodología aplicada por el Banco Mundial, que toma en cuenta otros factores como los tipos de cambio y deflectores del PNB), no puede establecerse con exactitud la diferencia socioeconómica entre un millonario y un mendigo. Es conveniente explicar que en la distribución del PIB el sector agrícola comprende la agricultura, bosques, caza y pesca, mientras que el industrial abarca minería, manufactura, construcción, electricidad, agua y gas; todas las demás ramas económicas se catalogan como servicios. Teniendo en cuenta lo anterior, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el objetivo de medir el grado de desarrollo económico y social de los países, formuló en mayo de 1990 el índice de Desarrollo Humano (l. D. H.). ¿En qué consiste esto? En la práctica, al calcular el I.D.H., se analizan simultáneamente cuatro índices básicos, cuya puntuación máxima conjunta es 1, valor que desde su aplicación ningún país ha alcanzado. Los índices son los siguientes: esperanza de vida al nacer, tasa de analfabetismo en adultos, promedio de escolarización media y el ingreso percápita (en miles de dólares). Algunos críticos argumentan que el I.D.H. tampoco puede medir con exactitud el grado de desarrollo o subdesarrollo de un país determinado o grupo de países; pero, indudablemente, resulta más integral viéndose en él crecimiento económico y desarrollo humano. Esto no invalida, independientemente de que al analizar el PIB/hab, se puede conocer en cierta forma su revertimiento en la sociedad. Debe señalarse que el PNUD no sólo examina el I.D.H., sino también toma en consideración y analiza otros indicadores no menos importantes, entre los que se hallan: población con acceso a servicios de salud y de agua potable, habitantes por médico, mortalidad infantil, oferta de calorías percápita diaria, TV por cien habitantes, desempleo, graduados de Enseñanza Superior, ahorro interno bruto y consumo de energía. Para corroborar lo antes expuesto, veamos los siguientes ejemplos: De 173 países estudiados en 1994, Arabia Saudita con un ingreso percápita de 10 800 US$ no aparece entre los países de alto I.D.H., sino en el lugar 67, pues cuando se valoran los tres restantes indicadores sólo tiene un 64,1% de adultos alfabetizados, 3,9 años de escolaridad promedio y 68,7 años de esperanza de vida al nacer. Lo mismo le ocurre a los habitantes de los Emiratos Árabes Unidos, que con un PIB/hab. de 17 000 US$ figura en el lugar 62 de la tabla del l. D. H. Los tres países que figuran con un mayor PIB/ Hab. del planeta: Suiza (36 000 US$), Luxemburgo (35 160 US$) y Liechtenstein (32 790 US$), no ocupan los tres primeros lugares del l. D. H. Estados Unidos de América, con un PIB/Hab. de 23 760 US$, ocupa el octavo lugar; Suiza, Japón y Alemania se ubican en los lugares 2, 3 y 11 respectivamente. Canadá es el ocupante del primer lugar desde que se oficializó este sistema; cuenta con una esperanza de vida al nacer de 77,2 años, una tasa de alfabetismo adulto del 99%, un promedio de escolaridad de 12,2 grados y un PIB/Hab. de 1 9 320 US$ para obtener así un índice de 0,950. El último lugar en la tabla del I.D.H. le corresponde a Guinea, con índices de 43,9 años de esperanza de vida al nacer, un 73,1 % de alfabetismo adulto, 0,9 grados promedio de escolaridad y un PBI/Hab. de sólo 500 US$. Los países que conforman el Mapa Político Mundial, según el lugar que les corresponde en la tabla mundial del I.D.H., han sido divididos en dos categorías principales, como puede apreciarse a continuación:
-Nivel de vida esperanzador (Segundo Mundo). -Nivel de vida estancado (Tercer Mundo). -Nivel de vida bajo (Cuarto Mundo). La ubicación geográfica por continentes de estos países es como sigue:
Belarús, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Bulgaría, Croacia, Dinamarca, Esiovaquia, Eslovenia, Estonia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Malta, Moidova, Mónaco, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumania, Rusia, San Marino, Suecia, Suiza, Ucrania, Santa Sede (Vaticano) y Yugoslavia. Asia:Armenia Azerbaiyán, Corea del Sur, Tailandia, Malasia, Japón, Hong Kong, Macao, Uzbekistán, Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán, Georgia y Singapur. Australia y Nueva Zelandia.
PAÍSES EN DESARROLLO a)- Nivel de vida esperanzador (Segundo Mundo). América del Norte: México. América Central-. Belice, Costa Rica y Panamá. América del Sur: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Uruguay y Venezuela. Antillas Menores: Islas Vírgenes (América y Británica), Antigua Guadalupe, Dominicana, Santa Lucía, San Vicente, Barbados, Granada, Trinidad Tobago, Antillas Holandesas, San Cristóbal y Nevis. b)- Nivel de vida estancado (Tercer Mundo). América Central: Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. América del Sur: Guyana, Surinam, Guayana Francesa, Perú, Bolivia y Paraguay. Antillas Mayores: Cuba, República Dominicana, Jamaica y Puerto Rico. Asia:Mongolia, R.P.D. de Corea, R.P. China, Viet Nam, Taiwan, Filipinas, Brunei, lndonesia, Papua-Nueva Guinea, Sri Lanka, Irán, Emiratos Arabes Unidos, Omán, Arabia Saudita, Kuwait, Jordania, Iraq, Siria y Qatar. c)-Nivel de vida bajo (Cuarto Mundo). Antillas Mayores: Haití, África, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Guinea, Sierra Leona, Costa de Marfil, Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria, Chad, Camerún, Gabón, Sudan, R. Centroafricana, Etiopía, Uganda, Kenia, Zaire, Tanzania, Somalia, Ruanda, Burundi, Angola, Zambia, Malawi, Mozambique, Swazilandia, Lesotho, Madagascar, Eritrea, Benin, Cabo Verde, Comores, Congo, Ghana, Mauricio, Mauritania, Santo Tomé y Príncipe, Seychelles, Togo y Djibuti. Asia: Afganistán, Bangladesh, Laos, Cambodia, Myanmar, India, Bhután, Nepal, Pakistán y Yemen. A continuación, y como muestra de algunos datos que le permitirán sacar conclusiones, reproducimos algunas estadísticas sobre los países del Primer Mundo y en Vías desarrollo, tomados del documento que sobre el índice de Desarrollo Humano emitieron las Naciones Unidas el pasado año. En los países industrializados la esperanza de vida al nacer es de 74,4 años y en los que están en vía de desarrollo es de 63,2 años. Japón ocupa el primer lugar mundial, con una media de 79,5 años; la más baja del planeta se reduce a 39 años y la tiene Sierra Leona. El 70% de las mujeres del Primer Mundo utilizan modernos anticonceptivos; en los países en desarrollo el 55%. En África Subsahariana no llegan al 15%. España y Hong Kong tienen la fecundidad mas baja del mundo con 1,2 hijos por pareja. No existe mucha diferencia en lo que se refiere a la representación femenina en los parlamentos de los países desarrollados (12%) y en los países en desarrollo (10%). En la Unión Europea alcanzan el 15% y en Bangladesh, país con fuerte tradición musulmana, reservan un 10% de los puestos administrativos para las mujeres, con el objetivo de potenciar su integración. Las trabajadoras italianas laboran 128 horas -por cada 100 los hombres; en las zonas rurales de Kenia las féminas lo hacen 135 horas. En los países del Primer Mundo una de cada 6 mujeres ha sufrido una violación en su vida y una de cada tres confiesa haber vivido abusos sexuales en la niñez o la adolescencia; por ejemplo, cuatro millones de alemanas han sufrido episodios de violencia doméstica. Cien millones de mujeres del Tercer Mundo han sufrido mutilaciones genitales, y en Asia Meridional más de 60 millones se dan por desaparecidas. Anualmente, en Asia un millón de niños, preferiblemente niñas, han de asumir la prostitución. En Canadá y otros 25 países del Primer Mundo se encuentran alfabetizados prácticamente el 100% de los adultos. En los países en desarrollo, la media de los adultos que saben leer y escribir es de 68 de cada 100, y en Níger esta proporción es de 12,4. El gasto público invertido en la educación en los países industrializados es el de 4,9% del Producto Interno Bruto. En África se localizan los países que dedican un mayor y una menor proporción de su presupuesto a la educación: Zimbabwe con el 10,6% y Zaire el 0,9%. Sólo 7 de cada 100 niños asisten a la escuela en Somalia, siendo la tasa más baja del mundo. Existe un médico por cada 390 habitantes en los países del Primer Mundo; en España la proporción es de uno por cada 262. En las naciones al Sur del desierto del Sahara registran un médico por cada 18 000; en Níger y Malawi sólo se contabiliza un galeno por cada 50 000 personas. Irlanda presenta la tasa mas baja de muertes por maternidad en el planeta: 2 de cada 100 000 nacimientos; por el contrario, en los países del África subsahariana esta tasa es 60 veces superior a la registrada en los países industrializados. La media de las 15 naciones que forman la Unión Europea es de 7 fallecimientos, y la de Malí es de 2 mil mujeres por cada 1 00 000 nacimientos. En el Primer Mundo existen más de 5 libros en bibliotecas por persona, un aparato de radio por cada uno, y un televisor por cada dos; una de cada tres lee al menos un diario. En Hong Kong circulan 82 diarios por cada 1 00 habitantes. Más de un tercio de los matrimonios en los países desarrollados terminan en divorcio y un 7% de los hogares tiene por cabeza de familia una mujer soltera. Los habitantes de los países industrializados consumen casi nueve veces mas energía percápita que los de otras partes del globo. En los Estados Unidos existen 82 televisores por cada 100 habitantes y el 76% de la población vive en ciudades. En Singapur y Hong Kong el 100% de la población es urbana. Se calcula que existen unos 800 millones de personas en la Tierra que no disponen de alimentos suficientes, y casi 500 millones padecen desnutrición crónica. De cada 100 habitantes de los países industrializados hay 8 sin trabajo. Como puede apreciarse, el desbalance entre unos y otros es evidente, y no puede ser contabilizado en simples gráficas e indicadores globales. No obstante, el hombre en su afán de superación y desarrollo, dedica parte de sus capacidades a una contabilidad bastante trágica, pues comprende -sin actitudes apocalípticas- que el mejor remedio para no ser arrastrado hacia ese torbellino es buscar por alguna vía un equilibrio, que permita a los más necesitados acceder a conquistas que otros disfrutan. Para ello, más que deslindar ideas, es necesario unir aspiraciones. Convencer, no vencer.
Fuentes. Informe de la Naciones UNIDAS SOBRE EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO 1994-1995.
|