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marzo-abril.año2.No.12.1996 |
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HECHOS Y OPINIONES |
¿POR QUÉ SOY INTOLERANTE? por Juan C. Rodríguez |
Hay algunas visiones de la Cuba de hoy, sus dificultades y soluciones con las que no puedo evitarlo- soy intolerante. Me justifico a mí mismo con aquello de que la tolerancia sólo tiene un límite: la intolerancia. ¿Cómo ser tolerante ante la intolerancia de aquellos, de "allá" o de "acá", para los que la solución está condicionada al apoyo a un único proyecto? ¿Cómo mostrar tolerancia ante otros que, amparados en su propia interpretación del cristianismo, consideran que la solución a los problema del mundo actual, los de Cuba incluidos, escapa a las posibilidades del hombre y se aíslan de las "cosas mundanas" en espera de la segunda venida de Cristo como única solución? Discrepo con los que viven en una sociedad desarrollada, en los años 90, y mantienen con respecto a su patria, las ideas de los 60-70, así como los que, viviendo en la Cuba de los 90, abordan la actual coyuntura con la perspectiva de los 60-70. No puedo comulgar con quienes "desde las barreras", consideran que hay que borrar estas más de tres décadas de nuestra historia, ni con los que "desde el ruedo" pretenden, en esencia, mantener las cosas como están. Me niego a aceptar que este pueblo solo tenga ante sí, para lo inmediato o lo mediato, la posibilidad de escoger entre los que, a ultranza, mantienen el mismo discurso con que se inauguró, hace más de tres décadas, este proyecto cubano que ahora cambia, "para insertarse en el mundo unipolar de hoy", solo en lo económico y los que, también a ultranza, quieren llevarnos a la acera opuesta en un giro histórico-político-social de 180 grados. La manipulación; la histeria ante cualquier intento conciliador, abarcador y no excluyente; la violencia y la intolerancia extremas son términos semejantes en ambos miembros de esta ecuación -que vivo con esa esperanza- ojalá puedan ser reducidos como en las Matemáticas y conduzcan a una ecuación que siempre será compleja pero que tendrá solución. La "mística" de aquellos hombres del siglo pasado que fueron, lentamente pero con pasos seguros, despojándose de lo español para, en sublime y constante renovación, generación tras generación, parir el alma cubana, debe ser un ingrediente de este heterogéneo mejunje que hoy se cuece. Como también lo deben ser las acciones de los que en 1901, ante la triste disyuntiva de intervención indefinida o república con enmienda, votaron con valentía, pero sobre todo con inteligencia política, por la República que vio la luz en 1902, cuya efímera vida de cincuenta y seis años, siete meses y once días deben, también, condimentar la mezcla. ¿Y las casi cuatro últimas décadas? ¿Las utilizamos? Sí, pues excluirlas no sería inteligente, sería absurdo e intolerable. Los que tienen en sus manos la responsabilidad histórica de propiciar que el cocido sea una realidad y no una quimera, como el monstruo fabuloso de la mitología, no pueden soslayar el hecho de que en este mundo finisecular, partes aparentemente irreconciliables han encontrado en el diálogo tolerante; en la disposición a las mutuas concesiones; en la renuncia a posiciones dogmáticas justificadas por principios que no siempre lo son; en el abandono de la paranoia que excluye y rechaza; en el deseo de asumirlo todo, lo pasado y lo presente, lo "mío" y lo de "los otros" y en la voluntad, en fin, de reconocer que nadie es dueño de la panacea para todos los males; la vía adecuada para, de la conciliación del mayor número posible de proyectos, lograr la solución. ¿Habrá mejor ejemplo que el camino hacia la paz que ha tomado el conflicto entre Israel y Palestina? Arafat y Rabín, intolerantes, tozudos, dogmáticos hasta ayer; dieron prueba de que todo es posible, en este mundo nuestro, si los hombres se lo proponen. Muchos obstáculos ha habido y habrá en ese camino (el asesinato de Rabín es uno de ellos). Sin embargo, el proceso avanza y se consolida. Pensar en eso hace unos pocos años era una utopía de locos que yo, traspolándola a mi contexto, estoy dispuesto a compartir. A los que viven aislados del "mundanal ruido", que mencioné al principio, creyentes de buena fe entregados a Dios con las mejores intenciones, no los comprendo. ¿Se aisló Jesús de los problemas que lo rodeaban o, todo lo contrario, los vivió en carne propia y los combatió con la verdad, el ejemplo y el amor como principales armas? Su nacimiento, vida y muerte ¿qué son sino un canto a la pobreza del cuerpo y a la riqueza del espíritu? ¿Se encerró Cristo a adorar a su padre, alejado de la situación económica, social y política de su entorno o la vivió como uno más de los mortales, convirtiendo las casas, las calles, las aldeas y su pueblo en un gigantesco templo donde el ser humano, con sus virtudes y defectos, con sus carencias y vicios, plural e íntegro, es situado en el primer lugar de su misión redentora? Es cierto que hay hambre, guerras, epidemias, droga, violencia, males éstos generados por el hombre, pero también combatidos por el hombre, en este mundo puesto en nuestras manos por Dios para que vivamos en él creadoramente. Veamos que nos dice Su Santidad Juan Pablo II en este sentido: "La creación ha sido dada y confiada como tarea al hombre con el fin de que constituya para él no una fuente de sacrificios, sino para que sea el fundamento de una existencia creativa en el mundo. Un hombre que cree en la bondad esencial de las criaturas está en condiciones de descubrir todos los secretos de la creación, de perfeccionar continuamente la obra que Dios le ha asignado. Para quien acoge la Revelación, y en particular el Evangelio, tiene que resultar obvio que es mejor existir que no existir; y por eso en el horizonte del Evangelio no hay sitio para ningún nirvana, para ninguna apatía o resignación. Hay, en cambio, un gran reto para perfeccionar todo lo que ha sido creado, tanto a uno mismo como al mundo." ¿Por qué no trabajar, entonces, por el bien de este mundo, adecuando estas ideas universales a nuestro contexto - entiéndase nación, barrio, centro de trabajo o estudio, familia-? ¿Por qué resignarnos y no confiar en el hombre y sus posibilidades de mejoramiento humano? ¿Por qué parapetarse detrás de posiciones que a la larga ayudan a los que, contra toda lógica, son enemigos del cambio? ¿Por qué ver a Cuba como una posesión personal, como un órgano que solo permite extirpación y trasplante o como un apocalíptico mal fuera de alcance de los cubanos que la vivimos o la añoramos? Creo que después de estas reflexiones, parece justificada y clara mi actitud ante estos modos de pensar y actuar; sin embargo, mi intolerancia ante la intolerancia es, a pesar de todo, tolerante; tanto como para estar dispuesto - lo estoy- al diálogo con todos, incluso... con tirios y troyanos.
CITA: - Juan Pablo II. Cruzando el umbral de la esperanza. Página 42. Plaza & James Editores. S.A. España 1994.
TOLERANCIA: CAMINO HACIA LA VERDAD
por Jorge Luis García Hidalgo Se nos ha ido 1995, a muchos sin darnos tiempo a reflexionar lo importante que ha sido para nuestras vidas el último año del penúltimo quinquenio de este siglo, que por disposición de la ONU fue designado como "Año Internacional de la Tolerancia". ¿Tolerancia? ¿Sabemos algo los jóvenes acerca de la tolerancia? Si sometiéramos esta interrogante a una encuesta, de seguro el resultado que arrojaría es que indudablemente algunos sí, otros siquiera podrán referirse a ella vagamente, mientras que a los últimos (la mayoría diría yo), les es algo casi desconocido. Para esto es que intento escribir algo que les sea de provecho y que los estimule en la sed de intelecto que debe caracterizar a los hombres, y más específicamente a la juventud. ¿Como continuar entonces hablando sobre algo que aún no sabemos lo que es? Partiendo de esta premisa debemos conocer que la tolerancia es el respeto y la consideración a las opiniones y criterios de los demás, aunque repugne a los nuestros. No se asombre usted si al analizar lo que hasta ahora nos era desconocido le surge la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que en una sociedad como la nuestra, que a nivel mundial presume de su "libertad", un gran número de jóvenes y también de adultos ignoren lo que es la tolerancia, cuando esta es la senda que conduce a la verdadera libertad? Luego de habernos interrogado interiormente, y sobre todo si somos capaces de darnos una respuesta, cabría entonces cuestionar de quién es la responsabilidad de que desconozcamos algo tan elemental para la educación de los pueblos. Yo personalmente, al discernir profundamente sobre el tema, llegué a la conclusión de que hay varios factores que conspiran contra el conocimiento de esta temática, entre ellos la falta de tratamiento por los medios de difusión, la poca instrucción que al respecto recibimos en los centros educacionales o ya sea que nuestros padres la abolen de la educación que nos brindan, pero el factor más preocupante a mi entender es la falta de interés de nosotros los jóvenes por una formación humanamente integral que nos haga dignos de ser la obra de nuestro Creador. Este es mi punto de vista, como persona tolerante que soy, le dejo a usted al libre albedrío para que saque sus propios razonamientos. La tolerancia entre los jóvenes se manifiesta al criticar los gustos de nuestros amigos, ya sea al vestir, al oír música, al admirar una obra de arte o al conversar sobre cuestiones en que nuestras opiniones divergen. En estos casos debemos respetar los criterios de los demás, aún cuando sean opuestos a los nuestros, no atacar a los que no piensan igual que nosotros creyendo que somos, los que tenemos la verdad en los labios. Logremos pues, autonomía en nuestra personalidad, claro está, sin caer en problemas éticos. Al referirse a esto, el ilustre pedagogo Enrique José Varona, expresó: "Acepto tu libertad sin renunciar a la mía, te reconozco un derecho del que me siento poseedor: he aquí lo que es la tolerancia". ¿Y qué decir de lo intolerante que es la sociedad cubana con las personas que profesan una religión? Nuestras ideas son atacadas fanáticamente por el mero hecho de que proviene de la Iglesia, sin entrar a analizar el contenido moral o humano que puedan tener. En muchas ocasiones somos hostilizados por el sencillo motivo de mirar a la vida desde una óptica diferente. Estoy convencido que si nuestro pueblo estuviese más arraigado y educado en los principios de la tolerancia, la Iglesia y su papel serían mucho más aceptados y su verdadero mensaje hubiese llegado más allá de donde ahora se encuentra. Al respecto, el presbítero Félix Varela dijo: "La intolerancia política y religiosa es el azote de los pueblos, porque lo mismo es obligar a creer que castigar al que no cree". Me sentiría satisfecho si lograse el objetivo que me propuse al comenzar este pequeño trabajo, que no es otro que hacer un llamado al conocimiento y la práctica de la tolerancia, no solo como la simple actuación de aceptar a los demás como son, sino presentémosla como el vehículo de superación espiritual y personal que debe ser para cada cual. En la medida que más seamos tolerantes, seremos más capaces de realizarnos y más propensos a encontrar a nuestro propio yo, o sea, encontrarnos a nosotros mismos como punto de partida indispensable para encontrar a Dios, que debe ser la meta de cada uno de nosotros. Debemos vivir y aceptar la tolerancia como el ave que lleva en sus alas el polen que fecunda la flor de la libertad. Viviéndola y aceptándola de esta manera, formará parte del hermoso camino que seguimos con la mirada puesta en la luz de un VITRAL.
CÁRITAS Preocupaciones de la Iglesia por la ancianidad. Estructuración y Formación de equipos de Cáritas parroquiales y su funciones. En los días comprendidos del 18 al 20 de diciembre de 1995 se realizó el Primer Taller Cáritas P. A. S. de Formación para la atención a ancianos en la comunidad , participaron seis laicos por diócesis, tres por P. A. S., tres por Cáritas, esta reunión se efectuó en la casa de las Hermanas Salecianas en Peñalver; provincia Habana. Dentro de las temáticas abordadas se tocaron las siguientes: aspectos biológicos de envejecimiento y problemas de salud más frecuentes, la valoración psico-social del anciano y su relación en la familia. Fundamento de la Pastoral de la Salud, la espiritualidad en el anciano e intercambio de experiencias. Otro tema muy importante fue la estructuración y formación de los equipos de Cáritas parroquiales . Los cristianos no podemos quedar impasivos ante la situación de pobreza en que viven tantos hermanos nuestros, en nuestra propia parroquia. Tenemos que cumplir el llamado de Jesús que nos impulsa a amar de muy diversas, pero concretas formas, a aquellos que sufren. Solos no podernos hacer mucho, pero juntos sí. Así Cáritas estará integrada por aquellas personas que tengan un espíritu de servicio a los más pobres y tengan sensibilidad frente a los problemas de nuestra sociedad, es por ello que se invita a cada parroquia y a ti personalmente, a promover, orientar y coordinar la acción caritativa y social para solucionar o buscar soluciones a los problemas que nuestros hermanos sufren, utilizando bien nuestros pensamientos; sentimientos que nos lleven a acciones de cambio y ¿Cómo trabajamos? Esta es la propuesta de las Cáritas Parroquiales, debemos evangelizar desde los pobres y con los pobres además de solucionar el hambre, de capacitar, debemos buscar el cambio de las estructuras injustas. La lucha contra la pobreza, si quiere ser completa debe ser desde tres aspectos: - La asistencia: que solucione los efectos urgentes . - La promoción: que ataca las causas de la pobreza y proporciona los mecanismos de superación. - El cambio social que se preocupa de transformar las causas de la pobreza en la sociedad. Entonces nuestro actuar será de: a- Acogida, que significa asistencia. b- Acompañamiento: que significa promoción. c- Cambio de estructuras injustas: que significa compromiso. En próximas ediciones se ampliará esta temática.
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